Discurso del Papa a la Comisión
para el diálogo teológico con las Iglesias Ortodoxas Orientales
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 1 febrero 2007 (ZENIT.org).-
Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI este jueves a los miembros de
la Comisión conjunta internacional para el diálogo teológico con las Iglesias
ortodoxas orientales.
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Queridos hermanos en Cristo:
Con gran alegría os doy la bienvenida, miembros de la Comisión conjunta
internacional para el diálogo teológico con las Iglesias ortodoxas orientales,
con motivo de vuestra cuarta asamblea plenaria. A través vuestro, envío mi
saludo fraterno a mis hermanos venerables, los pastores de las Iglesias
ortodoxas orientales: Su Santidad el Papa Shenouda III, Su Santidad el Patriarca
Zakka I Iwas, Su Santidad el Catolicós Karekin II, Su Santidad el Catolicós Aram
I, Su Santidad el Patriarca Paulus, Su Santidad el Patriarca Antonios I Su
Santidad Baselios Marthoma Dídimo I.
Vuestra reunión sobre la constitución y la misión de la Iglesia es de gran
importancia para nuestro camino común hacia la restauración de la comunión
plena. La Iglesia católica y las Iglesias orientales ortodoxas comparten un
patrimonio que procede de los tiempos apostólicos y de los primeros siglos del
cristianismo. Este «patrimonio de experiencia» debería modelar nuestro futuro
«guiando nuestro camino común hacia el restablecimiento de la comunión plena»
(Cf. «Ut Unum Sint», 56).
El Señor Jesús nos ha confiado el mandato: «Id por todo el mundo y proclamad la
Buena Nueva a toda la creación» (Marcos 16,15). Muchas personas siguen esperando
que se les anuncie el Evangelio para poder conocerlo. Que su sed por la Buena
Nueva fortalezca nuestra determinación por trabajar y rezar con diligencia por
esa unidad, requerida por la Iglesia para ejercer su misión en el mundo, según
la oración de Jesús: «para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú
me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí» (Juan 17,
23).
Muchos de los vosotros venís de países de Oriente Medio. La difícil situación
que los individuos y las comunidades cristianas afrontan en el área es motivo de
profunda preocupación para todos nosotros. De hecho, a las minorías cristianas
les resulta difícil sobrevivir en medio de este panorama geopolítico inestable,
y a menudo se sienten tentadas a emigrar. En esas circunstancias, los cristianos
de todas las tradiciones y comunidades de Oriente Medio están llamados a ser
valientes y decididos con el poder del Espíritu Santo (Cf. Mensaje del Papa con
motivo de la Navidad a los católicos que viven en Oriente Medio, 21 de diciembre
de 2006). ¡Que la intercesión y el ejemplo de los muchos mártires y santos, que
dieron un valiente testimonio de Cristo en esas tierras, sostenga y fortalezca a
las comunidades cristianas en su fe!
Gracias por vuestra presencia y por vuestro continuo compromiso en el camino del
diálogo y de la unidad. Que el Espíritu Santo os acompañe en vuestras
deliberaciones. Os imparto a todos vosotros mi bendición apostólica.
[Traducción del original inglés realizada por Zenit
© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]