IV EN CRISTO

NOTA PRELIMINAR

En esta parte describiremos el estado de aquél que participa de la unión salvífica de Cristo: por consiguiente, el objeto de esta parte es, utilizando una expresión paulina, el hombre «en Cristo Jesús». Así pues, al estudiar al hombre bajo el signo de Cristo, consideraremos ante todo la plena realización terrena de la nueva criatura. De esta manera podremos comprender mejor, bien sea la naturaleza ,y el valor de aquel camino, por el que Cristo conduce al hombre a esta perfección (cf. parte V), bien sea el dinamismo interno de esta perfección hacia su cumplimiento escatológico (cf. parte VI).

Todavía en la alta edad media, los grandes maestros eran conscientes de que el aspecto primordial y más acentuado por la revelación del hombre en Cristo, eran sus nuevas relaciones con Dios, al venir a su alma las personas de la Trinidad para habitar en ella 1. Sín embargo, en los últimos cuatro siglos, la teología católica tuvo que insistir más en otro aspecto de la novedad cristiana, esto es, en la nueva perfección ontológica del hombre en Cristo. Esta orientación de la teolcgía en los siglos xvl y xvii correspondía a. la necesidad de demostrar, contra el protestantismo, que el don de Cristo no puede describirse de manera exhaustiva dentro de la categoría ad aliquid 2, por no ser solamente una relación. En los siglos XVIII y XIX, como reacción contra la teología demasiado moralizante del ilum' sismo que descuidaba el misterio de lo sobrenatural, se sintió la necesidad de subrayar con energía «las maravillas de la gracia», por la que el alma adquiere una nueva manera de ser. En los últimos decenios, bien sea por un retorno a las fuentes, especialmente a los Padres griegos, bien por el influjo de la filosofía contemporánea personalista y quizás también por un mayor contacto con la experiencia cristiana, la teología católica prefiere nuevamente considerar el don de Cristo, no ya principalmente como una perfección ontológica o como un estado psicológico, sino en la categoría de un «encuentro», determinada por nuevas relaciones entre Dios y el hombre 3.

523 También en nuestro tratado, antes de analizar la novedad ontológica del hombre en Cristo, expondremos las nuevas relaciones que tiene este hombre con Dios. Por eso trataremos en el capítulo 14 de las relaciones del hombre en Cristo con la santísima Trinidad; luego expondremos en el capítulo 15 el fundamento de estas relaciones, es decir, la renovación ontológica que tiene lugar en el hombre cuando se inserta en Cristo.
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1 Cf. SAN BUENAVENTURA, 2 Sent., d. 26, a. 1, q. 2.

2 Cf. LUTERO, Comment. in Miserere: Opera ed. Weimar 40/2, 325-354.

3. J. Alfaro, Persona y gracia: Greg 41 (1960) 5-29