"LA VOCACION"

 

tomado del libro: formación de Catequista, curso de iniciación 2.

Autor: Salvador Bucio.

Ediciones San Jose.

 

1. - DEFINICION DESCRIPTIVA:

 

1)   La Vocación es un llamado.

2)   Lo que manifiestan las llamadas de Dios.

3)    Toda vocación tiene por objeto una MISION.

 

II.- LA VOCACION IMPLICA UNA RESPUESTA Y LA OBEDIENCIA:

 

1)    Dios aguarda la respuesta.

2)   La alianza constituye la respuesta.

3)    Jesucristo es la plenitud de la Vocación.

4)   La vida cristiana es la derivación de la vocación.

 

III.- PROMOCION VOCACIONAL DE APOSTOLES:

 

1)    Promoción de Dios.

2)    Promoción de Jesucristo.

3)    Promoción de la Iglesia.

 

VI.- LA ELECCION TIENE UN FIN:

 

1)   El amor.

2)   La filiación.

3)   El pueblo de Dios.

4)   La Buena Nueva.

5)   La Liberación.

 

V. - LO QUE DIOS LE HA ENCOMENDADO AL HOMBRE.

 

1)   La creación.

2)   La bendición.

3)   La responsabilidad.

 

VI. - LA VOCACION DEL CATEQUISTA:

 

1)   El llamado de Dios.

2)   El llamado de la Iglesia.

3)   El llamado de la "comunidad social".

 

VII.- DIAKONIA - FERMENTO.

 

1)    Cristo el gran Servidor.

2)   La exigencia de la fe.

3)   La esencia de la DIAKONIA.

 

CONCLUSION.

 

Objetivo:

 

Dinámica:

"¿Para qué fue creado el hombre?"

 

+   Exposición del Tema, siguiendo el mejor orden ilustrado posible...

+   Estudio en grupos para profundizar y valorar la vocación: ¿Por qué te parece impotante la vocación del Catequista en la vida de la Iglesia? ¿Qué importancia tiene la continua promoción y fonación de Apóstoles y por qué? ¿Qué significa vocación?.

+   Plenario e implementación...

+   Trabajo posterior de reflexión personal: para precisar la propia vocación y ubicarse en ella...

 

 

1.            DEFINICION DESCRIPTIVA.

*            VOCACION: Llamado, inspiración, con la cual Dios predestina a alguien para una acción determinada... Es inclinación a la vida religiosa, a una profesión, a un estado de vida, a un oficio... (Ejemplo: vocación artística).

* Toda vocación implica aptitudes y habilidades que se manifiestan en actitudes. Las aptitudes son las cualidades: originan "derechos y responsabilidades".

* La vocación es como una "consagración" desde la creación para realizarse en la vida real histórica...

 

1º)La Vocación es un llamado de Dios;

 

Implica una "elección" y una "misión":

* La elección es "escoger, seleccionar, determinar".

* La misión es "un encargo, un trabajo, una encomienda".

 

Así, pues, VOCACION es el llamado que Dios hace al hombre a la SALVACION y al APOSTOLADO... Es decir, Dios elige y llama con el fin de encomendar una misión.

 

Todos los llamados que Dios hace a los hombres se fundamentan en su Creación: Gén. 1, 26-31; Ef. 1, 3-14):

 

+ Dios hace al hombre semejante a él.

+ Lo hace capaz de "ser señor".

+ Dios llama al hombre para que sea su administrador vivo, responsable y creativo.

 

La vida y la fe son dinamismo -progresan- (1 Cor. 3, 5-11).

2º) Las llamadas ("escenas de ponen de manifiesto, por una parte:

* su presencia,

*  su majestad,

*  su misterio,

*su generosidad,

*su AMOR,

* su poder,

                                                                        * su verdad.

 

Por otra parte:

- el miedo del hombre,

- las limitaciones humanas, la impotencia,

-    la posibilidad de respuesta, la gracia.

-     

3º) Todas las vocaciones tienen por objeto MISIONES.

 

Si Dios llama, es para enviar: Dios llama a los escogidos para destinarlos a una obra particular en su designio de salvación y en el destino de su pueblo (Cfr. Gén. 12, 1; Ex. 3, 10, 16; Am. 7, 15; Is. 6, 9; Jer. 1, 7; Ez. 3, 1, 4).

 

A todos les repite la misma orden: ¡Ve!

 

CONCLUSION:

 

Por lo tanto, en el origen de la vocación hay una elección divina; en su termino, una "voluntad divina" que realizar.

 

Sin embargo, la vocación añade algo a la elección y a la misión: un llamamiento personal dirigido a la conciencia más profunda del individuo que modifica radicalmente su existencia interior y, por lo tanto, exterior.

 

De esta manera, el hombre se hace nuevo, cuando responde al llamamiento (Cfr. Gén. 15, 1;  22, 1; Ex. 3, 4; Jer. 1, 11; Am. 7, 8; 8, 2; Gén. 17, 1; 32, 29; Is. 62, 2).

 

II. -      LA VOCACION IMPLICA UNA RESPUESTA Y LA OBEDIENCIA.

 

1º) Dios aguarda una respuesta a su llamamiento, una adhesión consciente, de fe y de obediencia.

 

A veces, esta adhesión es instantánea (Gén. 12, 4; Is. 6, 8); pero con frecuencia el hombre es invadido por el miedo y trata de evadirse (Cfr. Ex. 4, 10ss; Jer. 1, 6; 20, 7).

 

Dios l]ama también a través de personas (sus instrumentos) y a través de acontecimientos...

 

2º) La ALIANZA es un llamamiento de Dios; es una palabra dirigida al corazón del hombre, para su salvación.

La ley y los profetas están llenos de este llamamiento: "¡Escucha Israel!" (Cfr. Deut. 4, 1; 5, 1; 6, 4; 9, 1; Sal. 50, 7; Is. 1, 10; 7, 13; Jer. 2, 4; Os. 2, 16; 4, 1).

 

La ALIANZA constituye la respuesta al llamamiento de Dios y el compromiso de la "conversión" del corazón en toda la vida (Cfr. Ex. 19, 8; Jos. 24, 24).

3º) Todos los rasgos de la vocación - como elección, consagración, misión, respuesta y obediencia -se hayan con plenitud en la persona de JESUCRISTO, el perfecto "siervo de Dios", el que siempre "'escucha la voz del Padre y le obedece"'.

 

La vocación supone la capacidad para un cambio de existencia y exige la "creatura nueva

 

Jesús multiplicaba los llamamientos a seguirle; toda su predicación comporta una vocación: un llamamiento a seguirle en una vida nueva cuyo secreto él posee: "Si alguien quiere venir en pos de mí..." (Mt. 16, 24; Jn. 7, 17).

 

Y si hay "muchos llamados, pero pocos elegidos' se debe a que la invitación al Reino es un llama--miento personal al que muchos permanecen sordos Mt. 22, 1-4).

 

La Iglesia naciente percibió inmediatamente la condición cristiana como una vocación (Cfr. Hech. 2, 40; Rom. 1, 1, 7; 1 Cor. 1, lss; 1, 26; 7, 24).

 

4º)             La. vida cristiana es una vocación porque es una vida en el Espíritu, porque el Espíritu es un nuevo universo, porque "se une a nuestro espíritu" (Rom. 8, 16) para hacernos oir la Palabra de Dios nuestro Padre y para despertar en nosotros la respuesta filial.

 

Dado que la vida cristiana es una vocación y ha nacido del Espíritu y dado que el Espíritu es uno solo, que anima a todo el Cuerpo de Cristo, hay en medio de esta vocación "diversidad de dones... de ministerios... de operaciones...", pero en esta variedad de carismas no hay en definitiva más que un solo cuerpo y un solo espíritu (1 Cor. 12, 4-13).

Y dado que la Iglesia misma, la Comunidad de los llamados, es la Eklesía, "la llamada", como también es la Eklekté, "la elegida" (2 Jn. 1), todos los que en ella oyen el llamamiento de Dios responden, cada uno en su puesto, a la única vocación de la Iglesia que oye la voz del esposo y le responde: "Ven, Señor Jesús!" (Cfr. Ap. 22, 20; LG 2, 3, 9, 23, 19, 39; GS 24; PO 12; AA 2, 3, 4, S, 23).

 

III. - PROMOCION VOCACIONAL DE APOSTOLES.

 

1º) Los Apóstoles - Evangelizadores - Catequistas- no caen del cielo como lluvia... Son promovidos... Nacen... Se hacen... Se forman....

 

En el Cap. 12 del Génesis encontramos la promoción del padre de los creyentes: Abraham:

 

+   Es llamado, creé, acepta y obedece...

+         Recibe la fe para hacerla crecer y comunicarla...

+   Es el destinatario y Agente de la fe al mismo tiempo... Es receptor y transmisor...

 

En el Exodo encontramos la promoción de Moisés para la liberación de un pueblo... Dios promueve a este "Libertador" por medio de "acontecimientos y palabras

·   Su nacimiento y el cuidado que Dios tiene de él...

·   Su salvación de las aguas y la crianza en el palacio...

·   La convivencia de Moisés cori sus hermanos...

·   El llamado de Dios para encomendarle una "mision concreta": "Liberar a su pueblo de la esclavitud" (Ex. 2, 1-14; 3, 1-15).

 

Dios hace de Moisés su instrumento de liberación, su mediador, su heraldo, su ministro de salvación...

2º) Todos los profetas también fueron promovidos:

 

* Fueron llamados, formados, inspirados;

*   Para hablar en nombre de Dios,

*   Para anunciar y comunicar su mensaje de liberación,

*   y para marcar caminos de vida.

 

3º) Los Apóstoles del N. Testamento fueron promovidos y formados por Jesucristo para una "misión: "Continuar el Plan de Dios, siempre nuevo, a través del nuevo pueblo de Dios (la Iglesia) con nuevas perspectivas" (Jn. 11, 52; Heb. 1, 2; Hech. 2, 42; Jn. 18, 36; Sal. 2, 8; Is. 60, 3-7; Ap. 21, 24; 1 Ped. 3, 15).

 

4º) Nosotros también fuimos promovidos para continuar la liberación... La salvación...

 

La promoción implica:

* La elección,

* el llamado,

* la formación,

* la misión,

* y la respuesta.

 

No habrá, pues, Apóstoles sin promoción y formación... No podemos contar con ellos por generación espontánea...

 

IV.-      DIOS NOS HA ELEGIDO:

 

1o)       Para andar en el amor:

* donación..

* servicio..

 

2o)       Para ser sus hijos en Cristo:

* filiación divina...

* piedad, responsabilidad...

 

3º) Para ser su pueblo:

* imagen de Iglesia.

* conciencia de Comunidad...

 

4º) Para "recibir, vivir y proclamar" la Buena Nueva:

* Fvangelizar...

* Catequizar...

 

5º) Para actuar la liberación del hombre oprimido, explotado, esclavo:

* del pecado (raíz...)

* de sus consecuencias...

 

V.-       DIOS HA ENCOMENDADO AL HOMBRE:

 

1º) La Creación, es decir:

* se la entrega como suya... (1 Cor. 3, 18-23);

* lo pone al cuidado del mundo-universo;

 

lo hace responsable de él;

* le da el dón de la creatividad para

que progrese...

 

2o)       La bendición que les da, es decir:

* decir-bien siempre; no mal-decir;

* comunicar bondad (lo recibido de Dios);

* hacer progresar la bondad del mundo:

 

("Y vió Dios que era bueno").

3º) La responsabilidad de toda la vida, es decir:

* el desarrollo de toda vida...,

* su crecimiento y maduración...,

* el hombre es el "intérprete11 de vida y es su "Director".

 

VI. - LA VOCACION DEL CATEOUISTA.

 

La vocación del Catequista es "una elección muy especial del amor de Dios", a la que hay que responder con generosidad, con fe y con amor.

El catequista recibe la vocación por medio de un triple llamado:

 

a)  El llamado de Dios:

 

Como Cristo eligió y llamó a los Apóstoles, ala Iglesia sigue llamando a los Catequistas en su nombre.

 

Por el Bautismo, que nos injerta en Cristo y en su Cuerpo Místico, y por la Confirmación, que nos robustece en la fortaleza del Espíritu Santo, somos llamados y destinados al apostolado.

 

Los Sacramentos comunican y alimentan en los fieles la caridad, que es el alma de todo apostolado (AA 3).

 

b)    El llamado de la Iglesia:

 

Los Pastores de la Iglesia católica llaman a los "LAICOS CRISTIANOS" para que cooperen "con su responsabilidad y experiencia" en los distintos campos del apostolado profético.

 

El cristiano es miembro de una Comunidad: La Iglesia.

 

Esta Comunidad tiene el derecho de recibir de sus miembros la atención necesaria para su desarrollo, conforme a los designios que Dios tiene sobre ella.

 

c)    El llamado de la "comunidad social":

 

Las necesidades actuales del pueblo y de la Iglesia son repetidas llamadas al apostolado o '1misión de la Iglesia encomendada por Cristo".

 

El Catequista es "aquel que oye" el triple llamado y siente la necesidad de trabajar en la educación cristiana de los hijos de Dios; es aquel que se prepara en su misión y se pone al servicio de la Comunidad, a través de sus Pastores, para el cultivo de la fe en todos los bautizados

 

CONCLUSION:

 

* Descubrir mi vocación  

* Buscar su cultivo  

* Planear (programar) su realización...

 

VII. - DIAKONIA-FERMETO.

 

La Iglesia, pueblo de Dios, Comunidad de hijos de Dios, tiene varios núcleos fundamentales de vida de fe:

 

+   la familia,

+       grupos humanos,

+   la escuela,

+ sectores sociales,

+   la Parroquia,

+   la Diócesis,

+ Regiones zonales,

+   y Naciones.

 

En estos núcleos de la Iglesia no se podrá realizar la vivencia de la fe si no hay "anuncio de salvación, servicio, amor y cultivo de la fe".

 

"Dios es amor" (1 Jn. 4, 8). El amor es servicio y el servicio es amor.

 

1o)       CRISTO el gran Servidor (Mt. 20, 28):

 

Cristo debe estar presente en las Comunidades a través de todos los cristianos, de los discípulos y de los Apóstoles; su presencia, mediante la vida de fe, debe ser "sincera, clara, transparente".

Toda Comunidad - en la perspectiva de salvación - exige apóstoles de base, a partir de un diálogo de una de una fraternidad (amor).

 

Estos "Apóstoles de base" surgirán de "abajo hacia arriba". Serán los- "fermentos en la Comunidad". De lo contrario, no se podrá experimentar la fe sin el anuncio de alguien... No se podrá realizar la "comunión, la salvación, la liberación" sin el servicio, sin el amor.

El dinamismo de la vida y de la fe exige su propia expansión y su cultivo en toda comunidad nuclear... Pero esta expansión, este cultivo, esta nucleación-comunión, no se dará sin la "fermentación" del cristiano comprometido, del discípulo asiduo, del apóstol elegido, de la pequeña comunidad (fermento)

 

2o)       Toda vivencia de fe en comunidad supone y exige dos dimensiones psicológicas:

* el conocimiento personal, contacto fraterno y experiencias comunes entre las personas;

* la corriente de influencia y las relaciones entre los miembros de la comunidad y sus dirigentes.

 

30)              11a esencia de la Diakonía = Servicio:

 

En Cristo se nos revela con deslumbrante evidencia el servicio en el amor salvador que tiene Dios por los hombres; y cuando se busca la última fibra del ser y del actuar de Jesús, se descubre su intimidad con el Padre en una comunión indescriptible de amor y de confianza (Jn. 15, 9-10; 17, 10; Mt. 11, 27).

Así en Cristo se nos revela como suprema realidad, una "comunión interpersonal" (Koinonía), que constituye "e1 misterio mismo del ser divino": Dios se nos revela en Cristo, como una comunión de personas, que es lo que expresamos en el dogma de la Trinidad.

El "servicio" mismo (Diakonía) de Cristo aparece ordenado a introducir a los hombres en esa misma comunión en que El vive con su Padre (Mt. 11, 27; Jn. 17, 2).

 

Y a esa comunión con Dios y su Hijo sólo pueden llegar los hombres realizando entre sí una comunión semejante a la que existe entre el Padre y el Hijo.

 

 

Así los Apóstoles enseñan:

 

"Lo que hemos visto y oído se lo damos a conocer, para que estén en comunión con nosotros, con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (1 Jn. 1, 3).

 

Dios es una Comunión Eterna (Koinonia) y el Reino de Dios al que los hombres están llamados a entrar, consiste en que se integren en esa Comunión y en que la expresen o reflejen en su propia comunidad como Comunión de personas mediante la Diakonía o Servicio.

A esta luz, se hace absolutamente evidente que la Iglesia será siempre "Sacramento" en la medida en que se realice en ella una verdadera Comunión Fraternal.

 

La vocación más entrañable y esencial de la Iglesia es "ser una comunión", y cumpliéndola, ella revela y hace realidad presente, lo más profundo y permanente del Reino de Dios. Porque todo lo demás acabará por pasar (liturgia, jerarquía, carismas, incluso el servicio -diakonía-), pero la Caridad-Comunión permanece para siempre (1 Cor. 13, 8).

 

De aquí nace la realización plenamente comunitaria de la Iglesia primitiva, tal como la describen los Hechos de los Apóstoles y las Cartas de San Pablo (Flp. 2, 1-5; Ef. 4, 2-6).

 

CONCLUSION:

 

La continuación y prolongación de esta Iglesia-Comunión es de nuestra responsabilidad... Es responsabilidad de todos, pero especialmente:

 

+   del Obispo, y de los Obispos, "colegialmente";

+   del Presbítero, y del Presbiterio "unido";

+   del Religioso, y de las Comunidades Religiosas "en corresponsabilidad"

+   de todo cristiano, y sobre todo, de los cristianos "más conscientes, capaces y comprometidos" (a 63-71).

 

 

Vocación: Sueño de Dios.

 

Hay una pregunta que le quema el alma a todo aquel que cree en Dios: si todo depende de Dios ¿qué importa lo que yo pueda hacer? El es el todopoderoso, el que ya tiene todo previsto de antemano en su proyecto eterno. ¿En qué puede interferir mi actuar tan pasajero y pequeño?

Sobre todo, nosotros no sabemos si realmente lo que hacemos colabora con el proyecto de Dios. Y a veces estamos tentados a creer que muchas cosas buenas dependen verdaderamente de nuestras decisiones. La experiencia cotidiana nos confirma en esto. Y así caminamos. Siempre tironeados entre lo que la claridad de la fe nos propone, y lo que engendra dudas en el caminar de cada día.“Un hombre se adentró en el desierto para luchar consigo mismo y de esta manera, poder encontrarse con Dios. La lucha fue larga. Atravesó momentos de miedo al futuro y de nostalgia por el pasado. Días enteros se debatió contra las dudas. ¿Valía realmente la pena todo aquel esfuerzo? ¿No estaría autoengañándose a sí mismo, peleando contra sus propias ilusiones, buscando metas que no existían?

Pero Dios lo acompañaba en su lucha, y siempre encontraba motivos para amanecer. Finalmente, luego de muchos años, y cuando Dios quiso, llegó la paz. Paz para él mismo y para los que venían a consultarlo. Le traían sus angustias y sus esperanzas, sus proyectos y sus miedos, y se llevaban una visión de verdad sobre sí mismos. Lograban intuir cuál era su papel en el sueño que Tata Dios tenía para ellos.

Pero no todos quedaban tan convencidos. Y hubo uno que quiso ponerlo a prueba. Este personaje atrapó viva a una golondrina. Y con ella en la mano se dirigió a la morada del ermitaño. Al llegar allí escondió la mano en la que tenía atrapada al ave. Se la colocó debajo del poncho y oculta detrás de su espalda. Pensaba preguntarle al anciano si aquella golondrina estaba destinada a la vida o a la muerte. En el caso que éste respondiera que el ave viviría, él le aplastaría la cabeza y tirándola a sus pies le mostraría que estaba ya muerta. Y si por si acaso respondiera que el ave moriría, entonces él la soltaría para que reemprendiera vuelo en libertad, demostrando que se había equivocado.

Y así lo hizo. Dirigiéndose al anciano le preguntó:

·         Maestro, esta golondrina que tengo en mi mano, aquí detrás de mi espalda, ¿está destinada a morir o a seguir viviendo?

El anciano lo miró y, sonriendo benévolamente, le respondió:

·         Mirá hijo: que la golondrina esté viva es un milagro de Dios. Que esté muerta, eso  depende de vos.

Mamerto Menapace

“Peregrinos del Espíritu”