www.forumlibertas.com/Cultura 04/05/2007
Actor mexicano que triunfa en Hollywood se convierte y denuncia el “holocausto” del aborto Eduardo Verástegui asegura que “el aborto es un crimen” y crea una organización en California para combatir su reciente despenalización en México
“Que se legalice el aborto en México no
es ni mucho menos digno del espíritu del pueblo mexicano [...] es un
holocausto terrible en el que están muriendo ‘legalmente’ millones de
inocentes”. Las airadas protestas contra la despenalización del aborto en México DF han tenido también un impactante eco desde el mismo corazón de Hollywood. El actor Eduardo Verástegui, actualmente uno de los mexicanos con mayor éxito en la meca del cine, se ha convertido en una de las voces más fuertes contra la decisión anti vida tomada en su país de origen. Verástegui confiesa haberse reencontrado con la fe de sus padres en el lugar menos pensado del planeta, y no teme el rechazo del público al denunciar las consecuencias del aborto sin tapujos. Considerado como uno de los actores más atractivos de Hollywood, ha revelado sus convicciones pro vida a varios medios mexicanos y ha creado una organización de ayuda en California para asistir a personas necesitadas, entre ellas a mujeres que buscan abortar. En una entrevista concedida a la revista HOLA, confesó sentirse “muy frustrado por lo que está pasando en México hoy en día. Creo que hay una manipulación tremenda en la información que se le está dando al pueblo mexicano. Las leyes no pueden basarse en una mentira, porque el aborto es un crimen. Es un hecho, es algo científicamente demostrado". “Holocausto terrible” Para el actor y productor, el aborto “es un holocausto terrible en el que están muriendo ‘legalmente’ millones de inocentes... Algo tan grave, tan profundo, que va incluso más allá de cualquier filosofía o religión”. Verástegui sostiene que no hay justificación alguna para el aborto. “Las mujeres que hagan lo que quieran con su cuerpo... pero ¿y el bebé?, ¿qué pasa con el cuerpo del bebé, que no tiene voz y no puede defenderse? Hace cien años podía haber dudas, solo la fe podía alcanzar a pensar que había vida desde el momento de la concepción. Pero hoy en día es algo científicamente demostrado, no hay duda”. Desde su propia experiencia, considera que “la mayoría de las mujeres que llegan hasta ahí no quieren hacerlo, Es algo totalmente antinatural. He visitado algunas clínicas y cuando platico con las muchachas, la mayoría llega aconsejada por hombres, casi ninguna quiere hacerlo, pero tienen miedo, están asustadas, se sienten solas y sin recursos. Hay que pensar en ayudarlas nada más. Hay que ayudarlas a ver otras opciones”. El actor deplora justificar el aborto en casos de malformaciones congénitas: “Si empezamos a pensar así, en un momento volvemos al régimen de Hitler. Te mato porque no estás lo suficientemente sano. ¿Qué es eso? El valor del ser humano, de la vida, no está en que seas guapo o listo, o retrasado y cojo. No hablamos de una raza sana, hablamos de la dignidad del ser humano, de la vida. Esa es la verdadera cuestión. Es una manipulación para discutir lo que por principio es indiscutible”. Arreglar un error con otro Tampoco cree que el aborto resuelva el drama de una mujer violada. “Hubo un error muy grave por parte de alguien. Pero para arreglar un error no se comete otro error para taparlo. No puedes hacer o sufrir algo malo y pagarlo con algo peor. Si a algo malo le sumas otra cosa mala, el resultado no va a ser nunca paz y alegría, va a ser algo peor aún”, asegura. El actor no tiene reparos para llamar “carnicero” al médico que practica abortos. “Porque él sí estudió, fue a la escuela, sabe lo que hace, hizo un juramento de defender la vida y ahí hay vida y él la está terminando, él mete las tijeras y corta cabezas”, explica. A aquella mujer que considera el aborto le pide “que no lo haga, que dentro de su vientre hay un bebé que se muere de ganas de tocar sus mejillas, reírse, decirle mamá y quererla con toda el alma. Que ya existe una vida que está creada para una misión. Que no es de ella, aunque venga a través de ella. Que no es justo bloquearle la visión y el camino. Que recuerden las sabias palabras de la madre Teresa de Calcuta. Que en el aborto hay dos crímenes, el del hijo y el de la conciencia de la madre, y yo digo como ella, que los bebés que no quieran, te lo juro, que me los den a mí”. Del “vacío” a la conversión Verástegui, de 33 años de edad, disfrutó de la fama a temprana edad y, en los últimos, años logró abrirse un hueco en Hollywood. Su más reciente película, Bella, está cosechando críticas muy favorables. El actor confiesa que por mucho tiempo buscó la felicidad en la fama y el éxito pero al cabo de varios años de perseguir este sueño se dio cuenta que estaba “vacío”. “En mi búsqueda por saber qué había más allá de todo este vacío, empecé a cuestionarme las grandes preguntas que todo el mundo se hace alguna vez en la vida: ¿Qué hago en este universo?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿qué sentido tiene todo esto?... y en esta búsqueda empecé a frecuentar otro tipo de gente, otro tipo de ambiente”. “Me di cuenta que había sido un egoísta. Que las cosas que me habían hecho avanzar como un ciego eran la vanidad y la soberbia. Vivía en una contradicción constante: quería hacer cosas buenas y no las estaba haciendo”, sostiene. Verástegui asegura ahora que se ha hecho algunas promesas: “No volvería a hacer nada que contradijese mis principios morales y nada que malrepresentara a mi gente, a los latinos, ni en el cine ni en la televisión ni en ningún medio”. Ahora dice que está dispuesto a “vender tacos” en Tamaulipas, su pueblo natal, con tal de ser fiel a sus principios. “Si el día de mañana voy a casarme y tener hijos, que mis hijos estén orgullosos de su padre. Si voy a llevar una vida íntegra, voy a ser radical. No me gustan las medias tintas. Sea quien sea quien esté detrás del mejor proyecto, no voy a hacer nada que vaya contra mis principios porque si acepto, es venderme y volveré a acabar viviendo una mentira”, asegura. Cuando le preguntan qué es lo que más ha aprendido de sus padres, no duda en responder: “Mi fe. Es un regalo que Dios me dio a través de ellos”, concluye. |
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