Definición y significado de La Torah.

Por: Shimón Salah

 

La palabra Torah tiene una historia interesante. La raíz de la palabra es 'yarah', que significa "disparar" al blanco. Cuando alguien le dispara al blanco, trata de dirigir la flecha, y así el significado de la raíz de la palabra Torah es "la correcta dirección" y por eso la palabra significa "enseñanza", "doctrina" o "ley." Por eso los griegos la traducen como "nomos," ley. Un dato interesante es que la raíz Hebrea para "pecado" es "errar" al blanco. La actitud del Judío en la vida, metafóricamente hablando, es "disparar" al blanco, algunas veces “acierta” y algunas veces "yerra."

La Torah, físicamente hablando, es un rollo hecho de piel de animal kashér (aprobado), donde un "sofér" escribe unas 792,077 letras. Todas las copias de la Torah en todas las sinagogas del mundo tienen exactamente el mismo texto, en donde ni una sola letra es diferente entre ellas.

El término Torah también se utiliza para referirse a toda la Ley o Instrucciones del Eterno, para que nos vaya bien. En su más limitado sentido Torah se refiere a los cinco libros de Moshé Rabénu, que en Hebreo y Español son: Bereshít-Génesis, Shemót-Éxodo, Vayikrá-Levítico, Bamidbár-Números y Devarím-Deuteronomio.

También se puede utilizar la palabra para referirse a la Biblia entera (los cinco libros, los profetas y los hagiógrafos, también conocidos como "Tanák", más la Brit Jadashá “Pacto Renovado," mayormente conocido como "Nuevo Testamento”). Y en un sentido más amplio, puede aludir al cuerpo total de las enseñanzas y leyes judías.

En su acepción más profunda, Torah es la raíz y núcleo espiritual y, el mundo, su expresión física. Es el anteproyecto, el material genético del mundo. La causa de la realidad...

La Torah es el refugio espiritual de Israel, como pueblo escogido por el Eterno. De acuerdo a las leyes de la Torah, cuando un israelita mataba sin querer a su prójimo, debía buscar asilo en una de las "ciudades de refugio." Allí podía vivir sin temer al ataque del vengador. Allí permanecería hasta la muerte del Sumo Sacerdote, y tan sólo después podía andar libremente por cualquier parte de la tierra sin temer al ataque del vengador. Incluso para el homicida premeditado, sobre cuya cabeza pesaba la sentencia de muerte, podía vivir en la ciudad de refugio hasta que su juicio terminara, sin temer a la revancha del vengador.

 

La Torah ordena destinar seis ciudades con fines de refugio; tres de ellas en la margen oriental del Jordán, (Deut. 4:41 y ss.): "Separó entonces Moshé tres ciudades en la margen oriental del Jordán, para que escape allí todo homicida que asesinara a su semejante sin intención... a (las ciudades de) Betser... Ramot... y Golán en el Bashán, en territorio de la Tribu de Menashé (Manasés)". Los caminos que conducían a las ciudades refugio eran lisos y amplios, para facilitar una veloz huida y arribo a la misma. Además, la Torah ordena que en todas las intersecciones se ubiquen grandes carteles, donde, con claridad esté escrito: "Refugio, Refugio."

 

Como dijimos antes, tal como existe un refugio en nuestro mundo físico para proteger al que mató sin querer, también existe un refugio en el sentido espiritual, similar en sus detalles.

 

Así como es posible que una persona mate a otro, también existe la posibilidad de que alguien despoje a otro de su alma. Puede suceder que la persona se despoje de su propio alma. Su conducta incorrecta y sus costumbres indeseables lo llevan a una muerte espiritual. Se reseca y marchita al tiempo que se distancia de la vida del espíritu y se entrega a una vida materialista, desenfrenada y estéril.

 

Para ese "asesino", que se quita la vida espiritual, la Torah, Árbol de Vida, constituye un refugio espiritual, seguro y protegido. Aún en el estado más grave, el israelita debe recordar que el camino hacia el refugio está abierto. Es un camino amplio y agradable. En cada bifurcación del mismo se yergue un enorme cartel que ilumina los ojos y sobre el que está escrito: REFUGIO, REFUGIO. La Torah dice (Deut. 30:15): "Observa que Yo puse ante ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal, y elegirás la vida". El final del versículo resulta extraño: ¿qué necesidad tiene la Torah de indicar: "y elegirás la vida"? En toda bifurcación de caminos, en toda situación en la que el libre albedrío del israelita le da la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, la Torah le indica: "y elegirás la vida". ¡Entra en la ciudad refugio, elige por la vida eterna, y estarás salvado!

Yhwh, que ordena y aconseja al Israelita "y elegirás la vida", le brinda también la capacidad de poder sobreponerse a las tentaciones y ascender por el camino correcto. Esta asistencia Divina no niega el principio del libre albedrío. Cada persona puede comportarse como lo desee y es artífice de las consecuencias. Tan sólo mostrando la intención de acercarse a la dirección correcta, cuando da un paso hacia la "ciudad refugio", Yhwh lo ayuda a elegir el buen camino.


Debemos recordar que Yhwh se maneja con el hombre "medida por medida," de acuerdo a sus actos. Un hombre que espera la ayuda y la dirección de Yhwh, está obligado a comportarse de la misma manera. No puede bastarle con que su situación personal sea correcta y decir: ¡Yo estoy salvado! Recae sobre él la responsabilidad de ayudar a su semejante, conocer su estado espiritual y estimularlo según sea necesario. Así como todos comprendemos que debemos ayudar al prójimo cuando tiene un problema económico o social, también debemos recordar que su problema espiritual no es menos importante. Aún cuando su semejante no sea consciente de su estado real, hay que llamar su atención con cariño y suavidad para poner a su alcance la posibilidad de transitar por el camino que lo conducirá a la "Ciudad refugio".