Autor: José Mª Martí Sánchez
Fuente: Arbil.org
Sobre los fundamentos de la Paz
La paz se concibe hoy como un gran bien, pero qué es y cómo alcanzarla. El pacifismo, vinculado a la ideología, más que su defensa propugna su utilización. Hoy muchos autores y los poderes públicos hacen una interpretación simplista de la paz. Se olvidan
La paz se concibe hoy como un gran bien, pero qué es y
cómo alcanzarla. El pacifismo, vinculado a la ideología, más que su defensa
propugna su utilización. Hoy muchos autores y los poderes públicos hacen una
interpretación simplista de la paz. Se olvidan de sus fundamentos que parten
del corazón humano. Según sea éste y su educación, serán las relaciones con
los demás y entre naciones. Urge recuperar, en estas cuestiones, el
protagonismo de la persona real, frente a las abstracciones o el dirigismo.
Breve diagnóstico sobre la paz en nuestro mundo
Este asunto es tan importante como la felicidad, con la que está conectada.
«La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la
historia» (Pacem in terris, 1). Si bien, por su misma riqueza, su comprensión
no es unívoca, como ocurre, verbigracia, con la justicia [1] . Quizá la paz
tiene una connotación predominantemente social (de equilibrio entre div ersos
elementos): «tranquilidad del orden» (S. Agustín) [2] .
Está de actualidad. En el periodo de entreguerras, en cambio, todos pensaban
en la guerra como recurso lícito y necesario para cambiar las cosas. Tanto el
fascismo, como sobre todo el Nacionalsocialismo y el comunismo, eran
violentos. Es paradigmático lo que ocurrió en la II República española [3] .
Primero fueron los sufrimientos de la II Guerra mundial y sus rescoldos, luego
los desajustes de la descolonización y la amenaza de una guerra nuclear y,
últimamente, el terrorismo. No es sólo un problema del uso moral de la
violencia (respeto a la dignidad humana), es también la preocupación por la
subsistencia. El yihadismo, y la crisis económica [4] , representan hoy esta
amenaza. El terrorismo, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001,
contra las torres gemelas de Nueva York, se ha constituido en causa de
inestabilidad permanente, para todo el mundo [5] .
Implantar una paz estable fue el deseo con que quiso afrontarse el nuevo orden
internacional, una vez concluida la II Guerra Mundial. A ello respondió sobre
todo, y en primer lugar, la creación de la Organización de las Naciones
Unidas. Según su carta (San Francisco, 26 junio 1945), los propósitos de las
Naciones Unidas son: «Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con
tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a
la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz;
y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la
justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o
situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la
paz» (art. 1.1). Observemos que en este párrafo por cinco veces se menciona la
paz.
A pesar de esas buenas intenciones, la posguerra no ha sido de paz, prueba de
ello es el grave conflicto palestino-israelí, desde los mismos orígenes del
nuevo Estado, en 1947 -1948. Epicentro de un problema internacional que ha
convulsionado al Islam [6] .
En España tampoco faltan medidas, como la Ley 27/2005, de 30 de noviembre, de
fomento de la educación y la cultura de la paz. Además en Cataluña, se aprobó
la Ley 21/2003, de 4 de julio, de fomento de la paz, y la Orden IRP 12/2009,
de 8 de enero, por la que se aprueban las bases reguladoras de las
subvenciones para entes locales para la realización de actividades de fomento
de la paz y de la cultura de la paz y de promoción y defensa de los derechos
humanos.
Paz y pacifismo
Una primera aclaración: no es lo mismo buscar y construir la paz (puesto que
ésta se presenta como una tarea) que el pacifismo.
En realidad, la paz no es pasividad o conformismo, implica estar dispuesto a
defenderla. Es un valor digno de sacrificio y de defensa. La paz contiene la
única convivencia digna, en libertad [7] . El pacífico es firme [8] . Defiende
la paz, pero no como estrategi a para desarmar al enemigo o imponerse, sino
como logro moral.
Por el contrario, el pacifismo actúa —sea por debilidad u oportunismo— como la
carcoma que socava todo soporte moral, como si nada mereciese la pena de ser
defendido. Hobbes justificó, y adoptó, esta postura de deserción [9] . También
fue la actitud de los partidos comunistas, ante el régimen Nacionalsocialista,
cuyas primeras agresiones, notoriamente a Polonia, respaldaron [10] . Pero de
fondo lo que había era oportunismo, también por parte de este régimen que, en
tanto adquiría solidez, buscó una tregua con la Iglesia católica (Concordato
de 20 de julio de 1933) [11] . Por su parte, en la URSS se anunció un Decreto
de la Paz (8 noviembre 1917) que proponía a los pueblos de todo el mundo «una
paz sin anexiones ni contribuciones», pero con el tiempo se engulló media
Europa y parte de Asia [12] . Demostraba así, uno y otro totalitarismo, actuar
al margen del bien y del mal, sin atenerse a ningún criterio moral [ 13] . De
hecho su colaboración mutua, en la fase inicial de la ocupación francesa
(junio 1940-junio 1941), corrobora una afinidad en sus técnicas de actuación
política [14] .
En España, el Proceso de Paz con ETA, aprobado por el Pleno del Congreso (17
mayo 2005) y respaldado por el Parlamento Europeo (Resolución de 25 de octubre
de 2006), por una diferencia de sólo diez votos, adoleció de falta de
escrúpulos.
Prueba del equívoco que encierra el pacifismo, en el terreno de las ideas, es
que incluso se produce la paradoja de asociar su defensa con la violencia. Así
ocurre cuando los «pacifistas» justifican o provocan la lucha de clases [15] ,
el terrorismo [16] , la intifada o, en una escala menor y doméstica, propician
la tensión, como instrumento político o electoral [17] . En realidad, toda
ideología, en cuanto que esquema teórico de transformación de la realidad, con
pretensiones científicas, tiene, como aliado inseparable, la coacción. El
pacifismo, amparado en el regazo de la ideología, tiende a camuflar la
violencia que la nutre cuando no a explotar el justo anhelo de paz. En el
socialismo y el anarquismo el pacifismo siempre ha estado muy extendido [18] .
Ha sido una baza del populismo.
Las carencias actuales en la promoción y concepción de la paz
¿Cómo se aborda hoy la paz? En el análisis de su causa y deterioro prima una
visión externa al hombre. Se atiende exclusivamente a factores sociales,
económicos, culturales, o, a lo más, psicológicos. En ello toman pie los
poderes públicos para arrogarse el protagonismo [19] . El Plan de Derechos
Humanos del Gobierno (diciembre 2008), proclama, como «nuevos derechos»: «el
derecho a la paz, el derecho al medio ambiente, al patrimonio común de la
humanidad y el derecho al desarrollo de los pueblos» [20] . Tal enfoque es la
coartada de la promesa falaz de que está en sus manos traérnosla. También de
la estrategia de los slogans, el «No a la guerra» o, el muy extendi do e
inspirado en el movimiento del Mayo del 68 y el hippismo: «Haz el amor y no la
guerra».
Pero la paz ni puede asentarse en el egoísmo —«paraísos artificiales del sexo,
el consumo o la droga»— ni en el predominio de la acción política o mercantil.
Menos aún si ésta se apoya en la extorsión. «Las bayonetas sirven para todo
menos para sentarse sobre ellas» (Napoleón Bonaparte) [21] . Tampoco la paz
puede ser efecto de las modas, de las corrientes de opinión, o del consenso
político.
Como ocurre con la inserción social, su raíz está en la conciencia y el
corazón del hombre [22] . La experiencia de las prisiones es ilustrativa: sólo
una regeneración, un cambio en el fuero interno que se abre a la propia verdad
[23] , tiene consecuencias en la vida de la persona y en su aportación a la
sociedad [24] . La responsabilidad (proceso personal) es clave [25] . Si el
corazón no cambia, no basta ni un medio facilitador ni muchas leyes. «La
tragedia antigua es interpretaci ón del ser, basada en la experiencia del
mundo contradictorio, que produce ineludiblemente la culpa y el fracaso» [26]
.
Precisamente por depender de cada persona y de su progreso espiritual, la
prosecución de la paz nunca es completa y cada generación ha de rehacer la
marcha y construirla [27] . Por desgracia, actualmente los presagios, a la
vista del ambiente que nos rodea, son sombríos [28] : se está produciendo el
desarme moral, el nihilismo [29] .
Paz interior y paz integral
La paz se asienta en una vivencia interior y en el orden social. Éste ha de
regirse por la recta razón, las normas de la verdad, de la justicia y de una
activa solidaridad [30] . Ya decía S. Agustín, y lo recordaba Ratzinger [31] ,
si se abandona la justicia, ¿qué son los reinos sino grandes latrocinios? [32]
. La justicia hace posible la paz y la preserva [33] . De otro modo, la paz se
devalúa: es un mero apaño (en espera de la revancha), a la medida de los
propios recursos y ambiciones.
El mismo S. Agustín expresa my bien que hay un orden que seguir en la
consecución de la paz, éste va de lo interior hacia fuera. «¿quiere tu alma
ser capaz de vencer las pasiones? Que se someta al que está arriba y vencerá
al que está abajo; y se hará la paz en ti; una paz verdadera, cierta,
ordenada. ¿Cuál es el orden de esta paz? Dios manda sobre el alma; el alma,
sobre la carne; no hay orden mejor» [34] .
Hoy se ha olvidado esta sabiduría antropológica (cf. Ga 5.17). Se ha diluido
el hombre interior [35] . Kant, en su ensayo sobre La paz perpetua (1795), lo
demuestra. Entiende la realidad social como un mecanismo (ese que conduce al
progreso). Lo que importa no es la bondad de sus miembros, sino que, por
interés, éstos hagan funcionar los engranajes. [36] . Entre los autores
contemporáneos muchos siguen su estela. John Rawls proponen una paz al margen
de la filosofía, de la religión y de Dios, es decir, de una indagación
profunda sobre el hombr e. Sin contar con las doctrinas comprehensivas o
concepciones de la buena vida [37] . En su lugar, Rawls recurre,
exclusivamente, a un orden consensuado y de mínimos [38] .
Desplazado el hombre, en su verdad interior, predomina una visión
individualista (que no liberal) [39] , con un componente colectivista (que no
solidario). El nacionalismo es el nuevo ídolo, establecido a partir del siglo
xvi, que luego dará paso a otros: la clase, la raza, etc [40] . Mas, según
intuición de d’Ors [41] , hay un continuum entre individualismo y
nacionalismo. La abstracción sólo conduce a la alienación.
La paz ha de construirse desde la realidad de cada ser humano. Primero,
tomando conciencia de su base común (derechos fundamentales y apertura mutua),
sus raíces (cultura e historia) y, luego, de su proyecto de futuro. Éste
responde a la capacidad deliberativa del hombre y a su anhelo de
autonomía-libertad, con la que afronta su dinamismo y crecimiento.
Es el niño quien más necesita unas raíces [42] y un «proyecto biográfico y
personal coherente». Ambos son necesarios para reforzar su identidad. De
procurar el desarrollo y la transmisión, que hacen posible la autenticidad del
menor, se ocupa la educación.
Un capítulo de la formación se le ha de reservar a la paz, en consonancia con
su importancia [43] . Sino es que, como resulta más coherente con lo que se
lleva expuesto, toda la educación ha de estar penetrada del espíritu de paz,
del respeto a la persona y a su crecimiento interior. La conciencia y la
cultura son sus grandes aliados [44] .
Si la persona es intimidad, ésta se diluye a falta de poso, de un centro que
la unifique y dirija [45] . El proyecto de vida es básico. Sin él el tiempo
humano acaba «por escindirse y estallar en instantes sueltos —todo lo
placenteros que se quiera—, pero inarticulables e invertebrados, que la
conciencia humana es incapaz de entrelazar e integrar en una unidad de sentido
que sirva como fundame nto de la identidad personal» [46] . El único núcleo
aglutinador, a escala humana, es el amor-entrega. De este modo, el potencial
humano encuentra su cauce, personal (íntimo), y su proyección social.
En las antípodas se encuentra el utilitarismo, alimentado por el hedonismo, o
la afirmación a ultranza. A él se supedita todo. El sectarismo, como el
nacionalismo, tienen ahí su asiento. El terror que siguió a la Revolución
francesa confirma la idea. Tanto la libertad desatada [47] , como «el placer
sin límites que promueve la sociedad laica lleva a la insatisfacción
permanente; hasta degenerar en el Circo Romano, donde la brutalidad, la sangre
y la muerte causan euforia. Pero incluso acaba aburriendo» [48] .
En el hombre todo apunta en la dirección de la apertura y la entrega. Esto no
disipa la paradoja de que este camino se le hace cuesta arriba.
Apunte sobre la deriva adoptada por el Gobierno español
Contrasta con los datos apenas expuestos, la insisten cia del Gobierno en
otras fórmulas impersonales. Recurren estas a un atajo que elude,
deliberadamente, respetar la dimensión familiar y las raíces culturales de
cada persona. Ciertamente aborda los tres estratos de la paz: intimidad,
convivencia social, y relaciones internacionales, mas ni el método empleado ni
la inspiración son los correctos.
La Ley de la memoria histórica (Ley 52/2007, de 26 de diciembre) compromete el
futuro, por suscitar el odio. Es la lección que se de deduce del Edicto de
Nantes (13 abril 1598) de Enrique IV que, movido por el olvido y el perdón,
instauró la paz, tras las guerras de religión. El edicto era una primera
apuesta por la libertad religiosa y de conciencia [49] . Alguien comentó que:
«el principio de amnistía es un principio civilizador: es el único que permite
cerrar una guerra civil» [50] . Ese paso ya estaba dado en España con mucha
antelación [51] . La Ley de la memoria histórica, va en la dirección inversa,
pues, memoria es lo contra rio a amnistía (amnesia), y no por un espíritu de
justicia (pues huye de la verdad y la aquilatación de los hechos) [52] .
La Educación para la ciudadanía forma parte del mismo proyecto global de
«democracia avanzada» o «ciudadanía activa». Es decir, de cambio social y
modelado de «los nuevos ciudadanos» (Preámbulo de la Ley orgánica 2/2006, de 3
de mayo, de educación). La Educación para la ciudadanía insiste en la
autonomía, el espíritu crítico, el diálogo, el igualitarismo o la tolerancia,
pero son flatus vocis, nociones hueras con las que juega el poder (tan
interesado en implantarla manu militari). Le faltan referencias (personales y
sociales). Por ejemplo, no se vincula la educación ni a la verdad ni a la
justicia.
Este bloque es el escaparate de cómo concibe la escuela la sexualidad. La
presenta como cuestión política, antes que personal [53] . Aquí el lobby gay
es el factor determinante [54] . Dice el citado preámbulo que: «Entre los
fines de la educación se resaltan el pleno desarrollo de la personalidad y de
las capacidades afectivas del alumnado, la formación en el respeto de los
derechos y libertades fundamentales y de la igualdad efectiva de oportunidades
entre hombres y mujeres, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual,
así como la valoración crítica de las desigualdades, que permita superar los
comportamientos sexistas» [55] . Préstese atención a la reiteración de un
mismo asunto.
El resultado de «Educación para la ciudadanía» es suplantar la conciencia,
cuando es más indefensa y está en formación, para la consolidación de un
proyecto político y de reforma social. Les es plenamente aplicable nuestro
comentario al utilitarismo.
Tampoco la Alianza de civilizaciones, por mucho que cuente con respaldo
oficial y financiero, será fructífera. El problema no reside sólo en la carga
ideológica del proyecto —relativismo y rencor antioccidental, importado del
islamismo— [56] .
Esto es perceptib le tanto en el Plan Nacional para la Alianza de
Civilizaciones (11 enero 2008), cuanto en su versión divulgativa, El espacio
televisivo Nexos< [57] . Curiosamente, el plan, vincula el «Observatorio sobre
el pluralismo religioso» a la Fundación Pluralismo y Convivencia (Actuación
11ª b, Orden PRE/45/2008 y Medida 71 del Plan de Derechos Humanos). Ésta es
una fundación pública que, estatutariamente, excluye la representación
católica. El mal es más hondo.
Como en el lecho de Procusto se quieren introducir las cosas en un molde
preconcebido. Poco importa cómo sea la estructura, siempre forzará una
realidad, que como la paz, es delicada y compleja.
Veamos, para ilustrar lo anterior, cómo se enfoca la paz en unos materiales
didácticos, para 5º de Educación primaria: «El concepto de paz positiva
describe un estado en el que la voluntad colectiva se dirige a promover la paz
y eliminar los obstáculos para la paz. Incluye un compromiso con la justicia
social y va, po r tanto, más allá de la idea de paz como ausencia de miedo,
violencia y guerra. Implica el compromiso de resolver pacíficamente los
conflictos e intenta desarrollar esta capacidad en las personas y los grupos a
fin de resolver los problemas sociales de manera constructiva» [58] . Los
términos son vagos [59] y apenas si salen de lo tópico. No se incide en por
qué surge el conflicto y cómo, más allá de lo instrumental, se construye la
paz. Se desconoce el estadío inicial, personal, tanto en la génesis como en la
solución de los problemas [60] . En realidad lo que se propugna, como valores
y actividades, es el pacifismo [61] .
Conclusión
La inquietud social por la paz es un primer paso, ahora falta establecer el
itinerario que nos conduzca a ella. El pacifismo más instrumentaliza la paz
que la sirve. Merece la pena, primero, subrayar el valor de la paz que es
sobre todo moral. Luego, habrá que ahondar en sus raíces: la intimidad de la
persona. En ella encontramos el potencial que la hace posible, pero también el
germen de los obstáculos del camino. Esta aproximación se complementa, por
realismo, con su dimensión social e internacional. El ensamblaje de los tres
estratos es necesario. Su denominador común es la justicia. Este nexo de
unión, por el ser comunitario del hombre y su aspiración ilimitada al bien,
apunta al amor-entrega, a la apertura generosa.
Igual que no se puede colmar el dolor humano ante una catástrofe, con el
discurso de los políticos o la asistencia de los psicólogos, tampoco se puede
nutrir la paz a partir de medidas legales o administrativas. Aunque estas
tengan su función coadyuvante. Sólo desde la autenticidad, de lo que le es
debido al ser humano, como tal, y a cada ser humano, en su singularidad, se
puede construir la paz. De ese respeto y maduración personal va a depender la
relación con los demás [62] .
La educación, por tanto, tiene encomendada una importante labor, y ello a
través de sus agent es principales: familia, escuela y medios de comunicación.
Hay que descartar las fórmulas ideológicas como perturbadoras y estériles,
tanto para la paz cuanto para la educación. Marginando las abstracciones,
devolvamos la confianza a la persona y a quienes la forman, desde la cercanía,
el testimonio y el amor.
Notas
[1] Esto sucede con los grandes conceptos, como el de justicia , a los que
incluso se puede dar un significado contrario. Cf. Mater et magistra, 206.
[2] De Civitate Dei, XIX, 13, 1. Un comentario, a la luz del magisterio del
Vaticano II en C. Martínez Cejudo, «Reflexiones sobre la paz», en
Revistaecclesia.com (y AnalisisDigital.com), 26 febrero 2007.
[3] Cf. J. Sévillia, Históricamente incorrecto…, pp. 288-289, y 291-292.
[4] Cf. C. Corral Salvador, Blog 142: «Aumento del rearme y ruina de los
pobres» (28 abril 2009), en http://blogs.periodistadigital.com/carloscorral.php/2009/04/28/-blog-142-aumento-del-rearme-y-ruina-de
[5] Cf. G. Weigel, Occidente en guerra contra el Yihadismo , Palabra, Madrid,
2009.
[6] Por parte de la Iglesia se ha insistido en el mensaje de paz, más
necesario en esas zonas. Así su lema en su viaje a Turquía (28 noviembre a 1
diciembre 2006) tuvo por lema y objetivo: «El, Cristo, es nuestra paz», «La
Paz, lema y objetivo del Viaje del Papa a Tierra Santa». En cuanto al viaje a
Jordania, Israel y Palestina (8-15 mayo 2009), se fijado: «Dichosos los que
trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios», en Ecclesia
Digital, 1 de mayo de 2009.
[7] Cf. J. Sévillia, Históricamente incorrecto. Para acabar con el pasado
único, tr. E. Pazat de Lys Lachaud, Ciudadela, Madrid, 2006, p. 275.
[8] Cf. J. Sévillia, Históricamente incorrecto…, p. 276.
[9] Cf. D. Negro, Lo que Europa debe al Cristianismo , p. 65. Además, cf.
ibidem, p. 82.
[10] Y ello a pesar de haber hecho gala de su
antifascismo. Cf. J. Sévillia, Históricamen te incorrecto…, pp. 298-304.
[11] Cf. J. Sévillia, Históricamente incorrecto…, p. 351.
[12] Cfr. A. Solzhenitsyn, Alerta a Occidente, tr. G. Amiama, Acervo,
Barcelona, 1978, pp. 322-323. Y ello por no recordar la presencia de los
tanques en Budapest y Checoslovaquia.
[13] Cfr. A. Solzhenitsyn, Alerta a Occidente, p. 353, y concordantes.
[14] Cf. J. Sévillia, Históricamente incorrecto…, pp. 338-344.
[15] «La negativa a prestar servicio militar, la huelga contra la guerra,
etc., son una simple tontería, una ilusión pobre y medrosa de luchar sin armas
contra la burguesía armada y suspirar por destruir el capitalismo sin una
encarnizada guerra civil o sin una serie de guerras. La propaganda de la lucha
de clases entre las tropas es un deber de todo socialista; la labor dirigida a
transformar la guerra entre los pueblos en guerra civil, es la única labor
socialista en la época del choque armado imperialista de la burguesía de todas
las naciones. ¡Abajo la sentimental y estúpida lamentación clerical
"suspirando por la paz a toda costa"! ¡En alto la bandera de la guerra civil!
(se refiere a la insurrección armada del proletariado en los países
beligerantes contra sus respectivas burguesías)» ( V.I. Lenin : «La situación
y las tareas de la Internacional Socialista», 1 noviembre 1914). « La
autodeterminación de las naciones es lo mismo que la lucha por la liberación
nacional completa, por la independencia completa, contra las anexiones, y los
socialistas no pueden renunciar a esta lucha -cualquiera que sea su forma,
incluso la insurrección o la guerra- sin dejar de ser socialistas» ( V.I.
Lenin, «Sobre la caricatura del marxismo y el “economismo imperialista»,
septiembre-octubre de 1915). Citado en http://www.nodo50.org/gpm/guerra2003/todo.htm
(23 abril 2009).
[16] Cf. D. Negro, Lo que Europa debe al Cristianismo , pp. 92-93.
[17] Tras ser entrevistado en la Cuatro, ante las elecciones generales,
Zapatero r espondió a Gabilondo: «Nos conviene que haya tensión». Noticia del
13 febrero 2008, reproducida por los medios, cf. Libertad Digital, El Mundo,
etc.
[18] En la enseñanza (hoy los medios de comunicación social), los sindicatos,
y la política. Cf. J. Sévillia, Históricamente incorrecto…, pp. 275-278; 281.
[19] Cf. J. Escandell, «Educación como control», en Diario Ya, 20 abril 2009.
[20] Plan de Derechos Humanos, p. 6. Un comentario en J.Mª Martí Sánchez, «
Buscar no lo que agrada sino lo constructivo. Contra un modo inmoral de hacer
política II», en AnalisisDigital.com, 24 enero 2009.
[21] «Una sociedad que se apoye sólo en la razón de la fuerza a de calificarse
de inhumana» (Pacem in terris, 34). Sobre que el orden debe apoyarse en la
verdad y ser justo, cf. ibidem, nn. 35, 37, 45 y 47.
[22] Entre las causas de discordia «deben desaparecer principalmente las
injusticias… Otras nacen del deseo de dominio y del desprecio por las per
sonas, y, si ahondamos en los motivos más profundos, brotan de la envidia, de
la desconfianza, la soberbia y demás pasiones egoístas» (Gaudium et spes, 83).
[23] Cf. B. Rodríguez, Dios en las cáceles No hay cadenas si se tiene a
Cristo, La Voz de Papel, Madrid, 2005, p. 124. Además, cf. «En la cárcel no
hay descenso de fieles; la capilla siempre se llena», en Fluvium.org (y
Analisisdigital.com) 27 abril 2009.
[24 Son numerosos los testimonios al respecto. Cf. B. RODRÍGUEZ, Dios en las
cáceles…, pp. 48, 54, 72, 74, 78… Nos fijamos en esta experiencia, pues, por
su dureza, propicia la transformación interior y radical de la persona.
[25] Cf. B. Rodríguez, Dios en las cáceles…, p. 105.
[26] Cf. J. Ratzinger, Fe, verdad y tolerancia, tr. C. Ruiz Garrido, Ediciones
Sígueme, Salamanca, 2005, p. 192.
[27] Cf. Spe salvi, 21 y ss, y 24 b). También, cf. J. Ratzinger, Fe, verdad y
tolerancia, p. 221-222.
[28] Cf. «Santa Sede: si el corazón no cambia, no bastan las leyes.
Intervención de monseñor Tomasi en Ginebra sobre el Racismo», en Zenit.org, 23
abril 2009.
[29] Durante los regímenes totalitarios (Nacionalsocialista y comunistas) se
aniquiló el sentido moral. Hoy la saturación del consumo y el permisivismo
conducen también a la borrachera moral, Cf. J. Ratzinger, Verdad, valores,
poder, p. 37. Además, cf. idem, Fe, verdad y tolerancia, pp. 209.
[30] Cf. Pacem in terris, 4-5; 113-114.
[31] Cf. J. Ratzinger, Fe, verdad y tolerancia, tr. C. Ruiz Garrido ,
Ediciones Sígueme, Salamanca, 2005, pp. 215-216.
[32] Citado en Pacem in terris, 91.
[33] Cf. Sollicitudo rei socialis, 10.
[34] Citado en Pacem in terris, 165. Por sus premisas y experiencia histórica,
la Iglesia católica ha impulsado la paz. Ha combatido los conflictos desde
dentro, y, una vez exteriorizados, los ha canalizado y moderado con el
criterio de justicia y la caridad. Cf. D. Negro, Lo que Europa debe al
Cristianismo , pp. 144-145.
[35] Cf. D. Negro, Lo que Europa debe al Cristianismo , pp. 91 y 140-141.
[36] Cf. D. Negro, Lo que Europa debe al Cristianismo , p. 27
[37] J. Rawls, El liberalismo político, tr. A. Doménech, Crítica, Barcelona,
1996.Cf. M. Ocampo Ponce, «La paz política como resultado de un orden justo»,
Congresso Tomista Internazionale. L’umanesimo cristiano nel III millennio:
Prospettiva di Tommaso d’Aquino. Roma, 21-25 settembre 2003. Pontificia
Accademia di San Tommaso – Società Internazionale Tommaso d’Aquino, en
http://e-aquinas.net/pdf/ocampo.pdf (25 abril 2009), y Mª Elósegui Itxaso ,
«El liberalismo político de John Rawls. La separación entre la política y la
ética. El liberalismo político de John Rawls», en Aceprensa.com (29 Octubre
1997).
[38] Sobre la ética de mínimos y su limitación, cf. Instrucción de la
Conferencia Episcopal, La verdad os hará libres (20 noviembre 1990), cap. III
in fine.
[39] Cf. J. Ratzinger, Elogio de la conciencia, Cantagalli/Librería Editrice
Vaticana, 2009.
[40] Cf. D. Negro, Lo que Europa debe al Cristianismo , p. 31.
[41] Cf. E. d’Ors, La civilización en la historia, Criterio libros, Madrid,
2003, p. 148.
[42] «La identidad presupone la memoria» (D. Negro , Lo que Europa debe al
Cristianismo , p. 8).
[43] Cf. Gaudium et spes, 82.
[44] Cf. J.Mª Martí Sánchez , «La conciencia y el pluralismo claves de la
educación en la paz. (Una construcción social desde la identidad personal)»,
Comunicación al Congreso mundial «Educación de la infancia para la paz».
Albacete, abril 2007.
[45] E. Cases Martin, «Conócete a ti mismo (I)», en ForumLibertas.com, 11
febrero 2009.
[46] A. Polaino-Lorente , «La cultura del instante», en Arbil. Anotaciones de
pensamiento y crítica, n. 116.
[47] «La libertad se puede anular y hartar de sí misma cuando se convierte en
una realidad vacía» ( J.Ratzinger, Verda d, valores, poder, tr. J.L. del
Barco, Ediciones Palabra, Madrid, 2005, p. 36). Más adelante, expone que es la
verdad la que da sentido al ejercicio de la libertad, cf. ibidem, p. 86.
[48] J. Brechner, «Ateísmo e Islam, las religiones en boga», en Libertad
Digital, Suplemento Ideas, 10 marzo 2009.
[49] < Cf. F. Biffi, «Chiesa, Società civile e persona di fronte al problema
Della libertà religiosa. Della revoca dell’Editto di Nantes al Concilio
Vaticano II», en Teologia e Diritto canonico, Librería editrice vaticana,
Città del Vaticano, 1987, pp. 131 y ss.
[50] J. Sévillia, Históricamente incorrecto…, p. 122.
[51] En 1969 < Francisco Franco dictó el Decreto-Ley 10/1969, por el que
prescribían todos los delitos cometidos antes de 1 de abril de 1939.
[52] El Preámbulo menciona el Informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo
de Europa (17 marzo 2006), propiciado por el Gobierno, en el que «se
denunciaron las graves violaciones de Derechos Hu manos cometidas en España
entre los años 1939 y 1975». Su esquema conceptual es, consecuentemente, el de
establecer la categoría de verdugos y víctimas, sin relación ni con la
historia ni con procedimiento judicial alguno. Es una «creación» política.
[53] Defensor del menor de Andalucía. Informe al parlamento 2006 (p. 161). La
cartera de servicios del Servicio Andaluz de Salud, referida a atención
primaria oferta las siguientes prestaciones: d) Salud escolar. El programa de
salud escolar engloba un conjunto de actividades dirigidas a mejorar la salud
de la población escolarizada. Se desarrollan en el entorno escolar, y su
objetivo es promover la adquisición de hábitos sanos y actitudes saludables en
los alumnos y contribuir a la formación en educación para la salud de los
profesores. Las actividades se dirigen a niños y niñas de entre 6 a 14 años
que se encuentren cursando: 1º curso de Enseñanza Primaria (EP), 5º EP, 6º EP
y 2º curso de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ES O). Las actividades en que
se concreta el programa de salud escolar son las siguientes: Examen de salud
individual. Revisión del Calendario Vacunal y vacunación. Educación para la
Salud en la Escuela -educación sexual, tabaco, alcohol, accidentes de tráfico,
etc.
[54] < Cf. T. Poveda, «Presidente de la FELGTB. La reforma del sistema
educativo para combatir la homofobia es el objetivo prioritario para gays y
lesbianas. “La igualdad legal no siempre es igual a la social”», en Público,
27 abril de 2009, p. 28.
[55] Cf. J.Mª Martí Sánchez, «La «competencia emocional» en el Sistema
educativo castellano-manchego (enfoque global y crítico)», en Sistema
educativo y libertad de conciencia, S. Catalá, coord., Alderabán, Madrid, en
prensa.
[56] No en vano el copatrocinador de la alianza, junto al Presidente del
Gobierno español, es el Primer Ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, fundador,
en 2001, del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), de inspiración isl
amista. En su país tuvo lugar El II Foro de la Alianza de Civilizaciones
(Estambul. 6-7 abril 2009).
[57] Cf. «Tras la "red de raperos". TVE emitirá la serie Nexos, un proyecto de
la Alianza de Civilizaciones», Libertad Digital, 15 abril 2009.
[58] «Para los docentes de ECD, esto significa que en el aula han de
promoverse los procesos democráticos, abordando las cuestiones de poder y
abuso de poder y fomentando en todo momento la capacidad de escuchar,
establecer un diálogo constructivo y solucionar los conflictos». (Educación
para la ciudadanía y los derechos humanos. 5º Educación primaria. Programación
didáctica. Asociación tiempos educativos de Albacete, Proyecto de Innovación
Educativa. «educación para la ciudadanía y los derechos humanos», 43 centros
educativos. Municipio de Albacete, 2009, glosario, pp. 55-56).
[59] Aunque se habla, en otro texto (Programación didáctica, p. 6) de «valores
mínimos compartidos» o de «ética global», son abstracciones típ icamente
ideológicas. El auténtico designio de esta moral es la supresión de la
religión, por particular y transcendente (cf. ibidem, p. 11). Era la
aspiración de los totalitarismos: erradicar toda aspiración superior del
hombre.
[60] El colectivismo subyacente en estos materiales, pero significativo del
trasfondo del sistema educativo español, se trasluce en estos párrafos de su
Marco de referencia: «Desde la teoría educativa se considera que la escuela
(como institución) y la educación (como práctica formal o no formal) en las
sociedades contemporáneas cumplen, fundamentalmente una función de
socialización de los seres humanos con una doble finalidad: de un lado,
preparar al alumno paras su incorporación futura en el mundo del trabajo; y
por otra parte, la formación para su intervención en la vida pública desde su
papel como futuro ciudadano/a» Adiós pues al principio personalista. Sólo
interesa el productor y votante. «Educar para el ejercicio activo de la
ciudadanía no concierne, pues […], sólo a los padres/madres y maestros/as,
porque el objetivo de una ciudadanía educada es una meta de toda la sociedad».
Lo importante es pues, desde la abstracción y el anonimato, imbuir, en la
escuela de la «cultura pública », de los llamados «valores comunes». Idea
defendida, en las Cortes regionales, por el entonces Consejero de Educación de
Castilla-La Mancha. Cf. Diario de Sesiones , 2008, n. 16, Pleno. Sesión 17 de
abril de 2008.
[61] Cf. Programación didáctica, p. 16.
[62] Cf. G. Paolucci/C. Eid, Cristianos venidos del Islam, tr. L. Vázquez,
LIbrosLibres, Madrid, 2007, reproducido parcialmente en: http://www.libroslibres.com/pdf/Cristianos.pdf.
La idea la abordó el gran Juan Pablo II, en el Mensaje a la Jornada Mundial
por la Paz de 2001.