Sanación Interior

 

Dios te quiere ¡Con vida, libre y sano!

10El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

Jn 10, 10

1 Para ser libres nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud.

Ga 5, 1

24 el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido curados.

1 Pe 2, 24

 

Si el amor de Dios recorre tu vida, ya no hay temor, ¡hay sanidad!

No cabe temor en el amor; antes bien, el amor pleno expulsa el temor, porque el temor entraña castigo; quien teme no ha alcanzado la plenitud en el amor. 19 Nosotros amamos, porque él nos amó primero. 20 Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. 21 Y nosotros hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano.

1 Jn 4, 18

Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. 4 Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él.

Col 3, 4

 

Si las cargas te hacen imposible vivir, ¡Entrégaselas a Cristo y obtendrás paz!

6 Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso que todavía por algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas, 7 a fin de que la calidad probada de vuestra fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo. 8 A quien amáis sin haberle visto; en quien creéis, aunque de momento no le veáis, rebosando de alegría inefable y gloriosa; 9 y alcanzáis la meta de vuestra fe, la salvación de las almas.

1 Pe 1, 6-7

28 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. 29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

Mt 11, 28

14 Porque El es nuestra paz:

Ef. 2, 14

¿Cómo entregar tus cargas a Cristo?

Solo El lo hace

23 Que Él, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama y es él quien lo hará.

1 Tes. 5, 23-24

Confía

14 Esta es la confianza plena que tenemos en él: que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha. 15 Y si sabemos que nos escucha cuanto le pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo que hayamos pedido.

1 Jn 5, 14-15

Ten fe y pídeselo

1 La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de lo que no se ve.2 Por ella fueron alabados nuestros mayores.

Hb. 11, 1 – 2

20 Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz.21 Pedro, recordándolo, le dice: « ¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca.» 22 Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. 23 Yo os aseguro que quien diga a este monte: `Quítate y arrójate al mar' y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.24 Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. 25 Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas [26]

Mc 11, 20 – 26

 

Pídeselo en tu oración personal

23 Aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.  24 Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado.

Jn 16, 23-24

Pídeselo en tu oración comunitaria

19 «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

Mt 18, 19-20

¡Si Cristo lo hizo ayer, también lo puede hacer hoy!

38 En saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre y le rogaron por ella. 39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre; y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles.

Lc 4, 39

17 Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. 18 En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de él. 19 Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas y le pusieron en medio, delante de Jesús. 20 Viendo Jesús la fe que tenían, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados.» 21 Los escribas y fariseos empezaron a pensar: « ¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?» 22 Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: « ¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? 23 ¿Qué es más fácil, decir: `Tus pecados te quedan perdonados', o decir: `Levántate y anda'? 24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dijo al paralítico-: `A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa'.» 25 Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. 26 El asombro se apoderó de todos y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles.»

Lc 5, 17-26

8 Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos.

Hb 13, 8

 

 

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