Autor: Jorge Enrique Mújica, LC
Fuente: GAMA - Virtudes y valores
¿Qué son las virtudes cardinales?
La campaña “Corona de Adviento”, Virtudes y valores te quiere ofrecer un artículo sobre cada una de las virtudes cardinales durante las próximas cuatro semanas que coincidirán con el periodo de Adviento.
Hay dos grandes tipos de virtudes: las infusas y
las naturales. Las primeras las da Dios directamente y las segundas son el
resultado de un continuo repetir actos buenos. Dentro de las virtudes
infusas hay una subdivisión más: por una parte están las virtudes teologales
y por otro las cardinales.
Las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) ordenan todas nuestras
capacidades y fuerzas al fin sobrenatural que es Dios. Las virtudes
cardinales (templanza, prudencia, justicia y fortaleza) disponen esas mismas
capacidades y fuerzas pero a los medios que conducen al fin: ordenan los
actos humanos a Dios.
Se llaman cardinales porque son como la bisagra o gozne (herraje articulado
con que se fijan las hojas de las puertas y ventanas al quicial para que, al
abrirlas o cerrarlas, giren sobre aquel) sobre el que descansa toda la vida
moral humana. También las llamamos así porque son c omo ciertas condiciones
necesarias para cualquier otra virtud.
Desde antiguo se han reducido las virtudes a cuatro principales. Filósofos
como Sócrates, Platón, Aristóteles, Macrobio, Plotino y Cicerón hablaron
expresamente de ellas considerándolas virtudes quiciales. La Sagrada
Escritura nos habla de ellas en el libro de la Sabiduría (Sap 8,7) al
afirmar que nada hay más útil a la vida del hombre que la templanza, la
prudencia, la justicia y la fortaleza: “Y si amas la justicia, los frutos de
la sabiduría son las virtudes, porque ella enseña la templanza y la
prudencia, la justicia y la fortaleza, las virtudes más provechosas para los
hombres en la vida”. Sin embargo, fue san Ambrosio quien las llamó por vez
primera cardinales.
¿Por qué son importantes? ¿Por qué escribir sobre ellas? Por su influencia
sobre tantas otras anejas y subordinadas. Para entender el gran mundo de las
virtudes sobrenaturales hay que ir a sus bases. O lo que es lo mismo: si
queremos cor tar con un vicio debemos ir a la raíz del vicio, no lo
periférico o a lo inmediato como podría considerarse a la virtud opuesta. Y
es que las virtudes cardinales comunican su modo, su manera de ser, su
influencia a todas las otras.
Cada una de las virtudes cardinales tiene un cúmulo de derivadas. La
prudencia abarca las virtudes acerca del conocimiento (memoria,
entendimiento, docilidad, sagacidad, razón, circunspección, providencia y
precaución), para el gobierno (política, económica y militar) y otras más
como la eubolia (virtud que ayuda a hablar convenientemente), la synesis
(virtud que nos ayuda a juzgar según las reglas comunes) o el consejo.
La justicia comprende virtudes como la religión, la piedad, la obediencia,
la dulía (obediencia debida al superior), la gratitud, el justo castigo, la
fidelidad, la simplicidad, la afabilidad, la liberalidad y la equidad.
Ligadas a la fortaleza están virtudes como la magnanimidad, magnificencia,
paciencia, longanimidad, perseverancia y constancia.
A la templanza relacionamos virtudes como la vergüenza, honestidad,
abstinencia, sobriedad, castidad, virginidad, continencia, mansedumbre,
clemencia y modestia.
En esta campaña titulada “Corona de Adviento”, Virtudes y valores te quiere
ofrecer un artículo sobre cada una de las virtudes cardinales durante las
próximas cuatro semanas que coincidirán con el periodo de Adviento. Queremos
ayudar así para que tú personalmente y todos los que te rodean vivan una
mejor Navidad.
Ojalá que está introducción disponga tu alma para captar, entender y aplicar
en tu vida diaria las aplicaciones que se pueden obtener de los trabajos que
pondremos a tu disposición a partir del próximo domingo. Y no se te olvide:
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