Autor: Rubén Robles
Monge
Fuente:
www.anmconsamex.homestead.com
¿Qué es un "alma Eucarística"?
Quien posee un alma eucarística sabe que el Señor de la Eucaristía es el Resucitado que sigue viviente entre nosotros
Con
"alma Eucarística" queremos decir una persona, hombre o mujer, con alma
eucarística. Diríamos: una persona eucarística.
¿Qué características tiene una persona así?
Fundamentalmente, una persona eucarística sabe que en los dones consagrados,
ya sea el pan o el vino, se encuentra la Persona amantísima de Jesucristo
Nuestro Señor. Sabe que en el pan consagrado se encuentra el Cuerpo Divino del
Señor y que en el vino consagrado se encuentra su Sangre; pero que en ambos,
juntos o por separado, se encuentra totalmene la Divina Persona del Señor
Jesús, con toda su divinidad, con todo su poder y toda su gloria, como está en
el cielo, participando de la unidad trinitaria, como Dios Hijo. Esto es la
Eucaristía.
¿Qué es lo que hace que esta persona se dé cuenta de esta maravilla obrada
por nuestro Dios?
... La Gracia. Esa comunicación permanente del hombre y la mujer con Dios que
hace que se den cuenta de eso que a otros les está vedado: "Dentro de poco,
los que son del mundo ya no me verán; pero ustedes me verán y vivirán porque
Yo vivo" (Jn 14, 19). El Señor Jesús lo ha dicho antes de su crucifixión
redentora.
- Quien posee una alma eucarística no es del mundo, es de Dios. Permanece en
estado de gracia siempre, y esto le impulsa a buscar contínuamente cumplir con
los deseos del Señor presente en la Eucaristía, del Emmanuel,
Dios-con-nosotros.
- Quien posee un alma eucarística, con potente impulso es lanzado a proclamar
la gloria del Señor por el mundo, anunciando su muerte redentora pero también
proclamado su resurrección; porque es el Resucitado quien que nos acompaña, en
la Eucaristía, en nuestro paso por el mundo.
- Quien posee un alma eucarística se caracteriza por su capacidad de asombro
ante el Misterio, que no es miedo ni sobresalto sino una conmoción interior
ante lo grandioso por la Presencia Eucarística permanente de Nuestro Señor en
el Sacramento.
- Quien posee un alma eucarística, igualmente se asombra por la cercanía
misteriosa de Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado. Cercanía que hace brotar
espontáneamente la alabanza desinteresada del adorador para dar gracias por el
don recibido y que también suscita abundantes sentimientos de amor hacia Aquel
que infinitamente nos ama.
- Quien tiene alma eucarística, en su adoración y oracion ante la presencia
del Señor en la Eucaristía experimenta la exigencia del silencio y la
contemplación. Llega un momento en que las palabras sobran y solo se da una
presencia de dos que se aman.
- Quien posee un alma eucarística, sin embargo querría saber qué dice el Señor
de la Eucaristía. Y sabe que esta Presencia Santa le invita a buscar la
Palabra de Dios en la Sagrada Escritura donde se encuentra la luz que le
ilumina y le hace crecer en su fe en la Eucaristía. Porque el Señor de la
Eucaristía nos habla en la Sagrada Escritura y esta Escritura Santa nos habla
del mismo Señor.
- Quien posee un alma eucarística sabe que su culto al Señor de la Eucaristía
debe ser en Espíritu y en Verdad y no pone obstáculos sino que se dispone
abiertamente a dejarse guiar por el Espíritu Santo, para que su adoración al
Sacramento Santísimo sea verdadera y su testimonio ante el mundo sea real.
- Quien tiene un alma eucarística, después de asombrarse por el misterio
amoroso de Cristo Sacramentado, se siente pobre y humilde. Primero se siente
atraído por la inmensidad y grandeza del Misterio Eucarístico y después
experimenta su pequeñez e impotencia porque verdaderamente la grandeza de Dios
es impresionante.
- Quien posee un alma eucarística vive con la esperanza de un futuro donde
podrá contemplar al Señor tal como realmente es, porque ahora solo le ve con
los velos de la Eucaristía, que es prenda ( anticipo) de la futura gloria.
- Quien posee un alma eucarística sabe que el Señor de la Eucaristía e s el
Resucitado que sigue viviente entre nosotros, para darnos su propia Vida para
alimentar nuestra vida y darnos aliento para llevarlo a los demás en un
dinamismo evangelizador, para anuciarlo a tiempo y a destiempo entre los demás
hombres y mujeres que aún no han descubierto su presencia amorosa en la
Eucaristía, como fundamento de la nueva Civilización del Amor.
- El que tiene alma eucarística es un profeta de la Eucaristía.
Eso son, o debieran ser, los adoradores nocturnos del Señor Jesús
Sacramentado.