¿Qué es el matrimonio?
Por ROSA CORAZÓN,
abogada matrimonialista y
abogada del Tribunal de la Rota.
El matrimonio es un vínculo fundado en el amor, que exige cuidarlo, cultivarlo y defenderlo día a día, con el esfuerzo de cada uno.
PARA MÍ EL MATRIMONIO ES LO MÁS IMPORTANTE QUE TENGO ENTRE MANOS (1)
A lo largo de mi vida profesional como Abogado especializado en Derecho de
Familia, Derecho Matrimonial y Herencias y, como Abogado del Tribunal de la
Rota de España, especializado en Nulidades Matrimoniales me he encontrado con
muchos que me han dicho: “para mí el matrimonio es algo muy difícil”; alguna
vez, alguien más desesperado me ha llegado a decir: “para mí el matrimonio es
un infierno”. Una vez, un señor muy religioso me dijo: “para mí el matrimonio
es el Sacramento de la alegría” y, después, me aclaró que había sufrido
dificultades económicas hasta no tener más que 1.000 pesetas, y que uno de sus
hijos pequeños era un niño con síndrome de Down; pero que él lo había
experimentado: que el Matrimonio es el Sacramento de la alegría. Una vez una
amiga mía, Abogado como yo; y que, como yo, hizo los cursos del Tribunal de la
Rota que duran tres años, a la salida de clase me dijo “para mí el matrimonio
es lo más importante que tengo entre manos”.
Y puedo decir, por mi experiencia profesional, que si esto fuera así en todos
los casos, ¡qué distintas serían las cosas!.
OTRAS COSAS QUE OCUPAN SU LUGAR Y DIFICULTAN LA BUENA RELACIÓN ENTRE LOS DOS
EL TRABAJO Y EL MARIDO
El marido, y ahora también a veces la mujer, muy preocupado por conseguir
ingresos para sacar a los suyos adelante, hace que el trabajo sea lo más
importante de su día y... ¡va en perjuicio de la relación con su mujer! Y, ...
el amor que no se cuida se va enfriando. Si, a esto, se añade, que volver a
casa es asumir obligaciones costosas: atender a los niños, trabajar en la
casa, hay lloros, gritos y peleas. ¡Hay que estar alerta porque el amor se
enfría y la buena disposición va desapareciendo!.
Hay que hacer del hogar algo agradable; y si, primero hay que cumplir
obligaciones que no gustan, luego tienen que venir ratos entrañables,
agradables, que hagan que valga la pena volver al hogar: estar los dos juntos,
a solas, conversar, compartir, agradar, .... El hogar debe ser algo agradable,
entrañable, donde uno se rehace descansando y entregándose.
Yo a él le diría: “pon las cosas en su sitio. SI NO ES POR ELLOS NO VALE LA
PENA TANTO ESFUERZO, TANTA BREGA ...”. Y el que “sea por ellos” es darles lo
que, de verdad, ella y ellos están necesitando que, a veces, puede ser tu
dinero, el que tú ganas con tanto esfuerzo; pero, otras veces, será tu tiempo
y tu dedicación a ellos, aunque aportes menos dinero.
El trabajo no puede impedir la vida de familia, la dedicación al hogar, la
atención al otro u otra y a los hijos.
El trabajo no puede ser lo más importante ni de la vida, ni del día, aunque
sea de enorme importancia.
Si compartimos la vida también, de algún modo, hay que compartir el trabajo:
acompañando, cuando sea posible, a una comida, a un viaje, comentando las
incidencias de la jornada, compartiendo amigos.
Recuerdo un compañero y una compañera que, después de una jornada laboral de 7
u 8 horas, continuaban juntos porque se iban a jugar al tenis. Era fácil
entrever que ni el matrimonio de él ni el de ella iban bien y que, muy
posiblemente, iban a acabar peor.
A nuestro trabajo profesional dedicamos muchas horas cada día; y, durante esas
horas, lo mismo que puede haber roces también puede haber lazos de unión. ¡El
trabajo hay que ponerlo en su sitio!.
LA MUJER Y LOS HIJOS:
La mujer puede volcarse en algo tan natural como son los hijos y descuidar la
atención de su marido y, poco a poco, se descuidan detalles que son totalmente
necesarios para que el amor entre los dos esté vivo. Yo podría decir que, para
un hombre, lo más importante no es el trabajo, sino su mujer; y, para una
esposa, lo más importante, no son los hijos, es el marido; y, para los dos
juntos, marido y mujer, lo más importante son los hijos. Si esto no se vive
bien, habrá problemas...
A veces es necesario estar solos algún rato, unos días, ... Medios hay para
que los hijos puedan estar atendidos.
Estar los dos solos puede ser una maravilla, puede dar un poco de miedo porque
no se sepa de que hablar, como va a resultar, ...
Que el marido y la mujer estén unidos es lo que más puede beneficiar a los
hijos.
MUY BIEN ATENDER A LOS HIJOS; PERO, ADEMÁS DE CUIDAR A LOS HIJOS, HAY QUE
CULTIVAR EL AMOR.
HAY QUE HACER DE LA CASA ALGO AGRADABLE PARA LOS DOS:
Es verdad que el “ama de casa” es la madre no el padre, por regla general.
Y si bien, es verdad, que al que pregunta en tono de queja ¿pero yo qué he
ganado casándome?, habría que responderle: oye pero que, al matrimonio, no se
va como se va a un negocio con ánimo de lucro para preguntarse sobre las
ganancias; pero, por otro lado, hay que tener claro que el matrimonio debe ser
un bien para los cónyuges; el matrimonio, bien vivido, es un bien para los
dos.
Recuerdo otra chica que se casó y preparaba oposiciones y me contaba: “no, con
la comida no tenemos problemas, porque comemos en casa de mi madre; lo malo,
es la plancha..”
Un chico recién casado me decía: “no, a mí no me parece justo que todo el
trabajo de la casa recaiga en ella. Yo no quiero ser como mi padre, que no
hacía nada en la casa”.
Hay que ser razonable, hay que conseguir que el marido ayude desde el
principio en las cosas de la casa, dentro de sus posibilidades; pero
haciéndoselo agradable. Y, si es conveniente, hay que buscarse una ayuda en el
hogar, porque no se puede estar en dos sitios al mismo tiempo, si no hay
efectos especiales a lo Spielberg.
También hay que formar a los hijos para que ayuden en el hogar.
VICIOS QUE NO SE HAN ARREGLADO DE NOVIOS:
Me he encontrado con “patologías del matrimonio”. A una chica joven, guapa,
casada, con varios hijos pequeños, su marido alcohólico le llegó a decir: “lo
primero en mi vida no eres tú, es la botella”. Esta mujer puede tener una
causa para que su matrimonio se declare nulo por el Tribunal de la Iglesia: se
declara que ha resultado probado que ese matrimonio nunca ha existido. ¿Por
qué?. Porque, si cuando se casaron él ya era alcohólico, el esposo puede haber
prestado un consentimiento matrimonial nulo por ser, en el momento de la
prestación del consentimiento matrimonial, incapaz para asumir las
obligaciones esenciales del matrimonio por causas de naturaleza psíquica.
Por eso, yo diría: cásate, pero conociendo bien al otro; y, no te engañes – si
hay problemas importantes en el otro o en la otra- diciendo “el amor y el
matrimonio lo curará”, “yo lo resolveré.”. Porque no es así, los problemas
serios hay que arreglarlos antes de la boda.
NO TE ENGAÑES: EL MATRIMONIO NO CURA (el alcoholismo, por ejemplo). HAY QUE IR
CURADO AL MATRIMONIO.
Con esto no quiero decir, desde luego, que para casarse haya que hacerlo con
alguien sin ningún defecto porque entonces no podríamos casarnos con ningún
ser humano.
Pero, una cosa son los defectos (que es mejor conocerlos ya de novios) y, otra
distinta, son las INCAPACIDADES PARA EL MATRIMONIO.
El noviazgo no es sólo para pasárselo muy bien con el otro, o con la otra,
para ir de “copeos”; sino, sobre todo, para conocer muy bien al otro, o a la
otra: ES FUNDAMENTAL HABLAR A FONDO DE LOS TEMAS IMPORTANTES DE LA VIDA, de la
vida futura, de la vida presente y no tener miedo a conocer la vida pasada del
otro, o de la otra. No dar lugar a.. ¡luego vienen las sorpresas!.
LOS PARIENTES POLÍTICOS:
No sé sabe por qué pero, muchas veces, la mujer casada tira más para su
familia que su marido para la suya. Me refiero a los padres y hermanos de uno
y de otro.
A veces ese “tirar hacía...” es ayudar más a sus propios padres que a sus
suegros. Tengo experimentado que la mujer que, siendo abnegada, sabe ayudar a
sus suegros cuando es necesario, después, esa ayuda revierte en su propio
beneficio, porque la imagen que tiene el marido de su mujer crece enormemente
y les une a los dos mucho más que antes. La mujer, que es intuitiva por
naturaleza, debe descubrir esa necesidad de ayudar sin que haya que
pedírsela...
También he visto casos en que el marido está “muy pegado” a la familia de su
mujer porque ella “ha tirado para ellos” y porque así han ido desarrollándose
las cosas. Falta equilibrio en las relaciones con los padres de uno y otra:
más con los padres de ella, que con los padres de él. Y, luego, esas buenas
relaciones se acaban, y ya no son tan buenas como antes.
Yo te diría ¡busca el equilibrio en el trato, en los regalos, en la ayuda...!.
SI TÚ ERES UNA SOLA CARNE CON ÉL, LOS PARIENTES DE ÉL SON TAMBIÉN LOS TUYOS.
¡No lo olvides!.
Hay matrimonios que, una parte del fracaso, hay que atribuirlo a que “los
parientes” se han metido más de lo debido. Hay que dejar que los hijos vivan
su matrimonio; los padres ... que vivan el suyo
Recuerdo a un compañero de trabajo, un señor mayor, casado, con tres hijos ya
casados a su vez, que protestaba: “si se te casa una hija, has ganado un hijo;
si se te casa un hijo, has perdido al hijo”. Si esto es así, he encontrado
casos en los que luego se paga, porque el matrimonio no va tan bien como
debería ir...
También, en mi despacho profesional y en Procedimientos de Nulidad
Matrimonial, he tenido el caso contrario: el marido que no ve, ni decide, si
no es por los ojos de su madre. Siempre han sido casos de una “madre
hiperprotectora” que ha impedido el desarrollo adecuado de la personalidad del
hijo. Han sido casos, de tal inmadurez en el hijo, que el matrimonio se ha
declarado nulo por el Tribunal de la Iglesia, es decir, que nunca ha existido
ya porque el esposo tenía “falta de discreción de juicio acerca de los
derechos y deberes esenciales del matrimonio”, o porque era “incapacidad para
asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por causas de naturaleza
psíquica”. Y, antes de la Sentencia del Tribunal Eclesiástico, el esposo ha
pasado por una prueba pericial psiquiátrica que ha hecho un dictamen claro
sobre el trastorno de la personalidad del marido.
HAY QUE GUARDAR LA AFECTIVIDAD:
Antes, en la realidad o en las películas, era el marido el que era infiel y
tenía, con carácter esporádico o permanente, una amante. Este peligro sigue en
pie y yo le diría a ella: acompaña a tu marido, siempre que puedas, a los
viajes, a las cenas. Que, si alguien le recoge a la salida del trabajo seas tú
y no la otra... Con lo de “la otra” he recordado lo que le decía, hace años,
una madre experimentada a sus hijas: “hay noviazgos que duran mucho; la novia
espera y espera a que el novio consiga profesionalmente lo que pretende; y
luego, va el novio y .. se casa con otra. Vosotras tenéis que ser
“espabiladas”, vosotras tenéis que ser la otra”.
Pero a mi despacho ya han venido varias que reconocen “yo me líe con...”. Ayer
me lo dijo una: “Yo estaba triste; mi marido no me hacía ni caso; yo ya no
podía más, y me líe con el perito... Eso ya se acabó porque en realidad no me
gusta y, además, es muy vulgar...”.
Hay que no dar lugar a lo que no debe entrar. Hay que cortar cuando, al
principio, se puede cortar; sin dar lugar a lo que no debe llegar.
Qué fácil es quedar para comer rápido porque no me da tiempo a ir a casa,
quedar para tomar una copa porque el trabajo ha sido agotador, quedar .... y
luego que fácil es liarse. Más fácil aún si en mi matrimonio, ahora ó hace
tiempo, no encuentro lo que yo desearía.
Te recuerdo: TU MATRIMONIO ES LO MÁS IMPORTANTE QUE TIENES ENTRE MANOS.