Opinión

 

"Mientras exista pobreza, los ricos no tendrán paz"

Autor: Abc

Fuente: Abc

15/10/01

El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, advirtió ayer 13 de Octubre 2001 al mundo que mientras exista pobreza, los ricos no tendrán paz, en un discurso en el que aseguró que lo ocurrido el 11 de septiembre así lo demuestra.
"Si no tendemos una mano a la gente viviendo en la pobreza y no creamos una mejor distribución de la riqueza, no habrá paz. Es muy sencillo", dijo Wolfensohn en un discurso que ofreció en la Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en Washington.

Recordó que el 80 por ciento de la población del planeta vive con el 20 por ciento del ingreso.

Repitió el concepto poniendo números a los porcentajes, y dijo que de los 6.000 millones de habitantes del mundo, 4.800 millones accede a sólo 20 por ciento del Producto Interno Bruto del mundo.

Añadió que la mitad de la población mundial, 3.000 de los 6.000 millones, viven con menos de dos dólares al día.

De estos, 1.200 millones de personas viven con menos de un dólar al día.
Esta situación de disparidad en la distribución de la riqueza es la que está siendo "desafiada" desde las calles, con las manifestaciones desde Seatlle hasta Génova. Y también con los atentados terroristas del 11 de septiembre, afirmó.

Hasta el 11 de septiembre, para mucha gente había dos mundos, dijo Wolfensohn: el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo.
Pero esa idea es falsa, dijo: "La pobreza en un lugar es pobreza en todos lados".
Wolfensohn dejó claro que eso es lo que ha quedado evidente el 11 de septiembre.
La pobreza en un lugar del mundo se trasladó en forma de violencia a otro lugar del mundo.

Esos atentados dejan claro, aseguró, que los ricos deben buscar urgente una solución a la pobreza, ya no por solidaridad o caridad, sino por su propia supervivencia, su propia seguridad y su propia paz.

"El que todavía creía que había una pared entre los dos mundos, seguro que ahora ya cree que simbólica y realmente, esa pared se ha derrumbado. Para mí, esto implica un enorme cambio en términos de la interdependencia global y del rol de mi propia institución, y más allá de eso, la forma en que pensamos sobre el desarrollo".
"Los dos mundos han desaparecido. Hay sólo un mundo. Y en la comunidad internacional, debemos pensar cómo ajustarnos para ser ciudadanos globales y preparar a nuestros hijos para ser ciudadanos globales, en un mundo que será mucho más favorable a los ricos, que el mundo en que vivimos ahora", advirtió.
Wolfensohn dedicó mucho tiempo a hablar de la globalización, pero no en el sentido en que la mayoría de los líderes mundiales lo hacen, sino para dejar en claro que ese "único mundo" en el que vivimos es tan interdependiente, que la pobreza en otro continente, a miles de kilómetros, puede significar la muerte de los que viven en países desarrollados.
Para 2025, los líderes del G7 "seguirán representando al exacto mismo número de personas que representan hoy", en cambio en los países en vías de desarrollo "habrá 2.000 millones de personas más", dijo Wolfensohn. Hizo un silencio y enfatizó: "2.000 millones de personas más".

El crecimiento poblacional del planeta está concentrado en los países pobres del mundo, según las proyecciones de todos los organismos internacionales.
"Tenemos que acostumbrarnos a pensar más allá de nuestras narices, a pensar globalmente. Y eso significa muchas cosas. Para los que crecieron en Occidente, significa que tienen que comprender que no están solamente viviendo en una cultura occidental, sino en una cultura global", opinó.

El presidente del Banco Mundial convocó a comprender los valores de otras culturas.
Aseveró que en Occidente "tenemos mucho que aprender" de los valores en Africa, que "los valores del Islam son muy apreciables".

"De hecho", añadió, "hemos probablemente creado un montón de angustia y desolación en la comunidad islámica, porque hemos hecho un abuso muy superior del mundo islámico, que además, en la primera fase de la globalización, nos ayudó llevando la astronomía, las matemáticas, la filosofía y la cultura a Europa".

Ante un auditorio que no ocultó su asombro, y que luego aplaudió y elogió fervorosamente su discurso, Wolfensohn les recordó que "éste no es un filósofo verde (ecologista) y radical que les habla. He estado jugando el juego del otro lado".
Pero el 11 de septiembre, aseguró, tiene que hacer "evidente para todos" que "el tema de la inequidad entre los ricos y los pobres no es un tema que se pueda seguir esquivando".
"Quizás", dijo, "nuestra generación pueda evitar el tema, pero nuestros hijos no podrán".
Por ser éste el "gran desafío" del futuro, Wolfensohn convocó a la prensa a comenzar a tratar el asunto "con el peso que merece".

Ante un auditorio de cientos de empresarios de los medios de comunicación de las Américas, Wolfensohn dijo que "la prensa no ha encarado el tema de la mala distribución de la pobreza con el peso que yo pienso que merece. Pero nadie va a poder evitar darle este peso después del 11 de septiembre".