Diccionario de Patrística

(s. I-VI)

Por César Vidal Manzanares

 

A

Abercio, inscripción de

9; Inscripción cristiana de finales del s. II — en todo caso anterior al año 216 — descubierta en 1883 por el arqueólogo protestante W. Ramsay, cerca de Hieropolis, en Frigia, conservándose ahora en el museo de Letrán. El texto íntegro contiene 22 versos, un dístico y 20 hexámetros donde se nos refiere de forma concisa la vida y hechos de Abercio, obispo de Hierópolis. Aunque se ha discutido el carácter cristiano del texto (según G. Ficker y A. Dieterich, Abercio sería un adorador de Cibeles, mientras que Harnack lo consideró un sincretista), lo cierto es que el mismo parece indiscutible. La inscripción es el monumento en piedra más antiguo referido a la Eucaristía ("vino delicioso," "mezcla de vino y agua con pan") administrada bajo las dos especies.

Abgar, rey de Edesa.

9; Rey de Edesa que, según la noticia contenida en la Historia eclesiástica (I, 3) de Eusebio de Cesárea, habría pedido a Jesús por carta que accediera a curar a su hijo. Según el relato, que Eusebio pretendía basar en los Hechos de Tadeo, tras su resurrección Jesús habría enviado a este apóstol a atender las súplicas del rey, logrando con ello la conversión de toda Edesa al cristianismo. Aunque Eusebio incluyó en su obra la supuesta correspondencia, está establecido que la misma no es auténtica. El Decreto Gelasiano calificó las cartas como apócrifas, y los Hechos de Tadeo se escribieron durante el siglo III.

Acacio de Berea.

9; Vida: Nació hacia el 322 y, habiendo ingresado muy joven en la vida monástica, se hizo famoso por su ascetismo. En el 378 fue consagrado obispo de Berea (Alepo). Asistió al concilio de Constantinopla del 381. En el sínodo de la Encina fue uno de los cuatro obispos a los que rechazó Juan Crisóstomo como jueces suyos, lo que le convirtió en un enemigo encarnizado de este último. No asistió al concilio de Efeso aunque supuestamente tuvo cierta influencia en la fórmula de unión del 433. Murió poco después.

9; Obras: Sólo han llegado hasta nosotros seis cartas suyas. Se le atribuye una Confesión de fe que, presumiblemente, no es suya. Ver Juan Crisóstomo.

Actas de los mártires.

9; Se denomina así una serie de documentos históricos en los que se recogen los sufrimientos experimentados por los mártires cristianos con motivo de las persecuciones. Quasten ha dividido estas fuentes en tres grupos. El primero vendría formado por los procesos verbales ante el tribunal v. gr.: Las Actas de san Justino y compañeros, las Actas de los mártires escilitanos en África o las Actas proconsulares de san Cipriano, y constituirían las "actas de los mártires" en el verdadero sentido del término. El segundo estaría constituido por las "pasiones" o "martyria," relatos de testigos oculares o contemporáneos, v. gr.: El martirio de Policarpo, la Carta de las iglesias de Viena y de Lyón a las iglesias de Asia y Frigia, la Pasión de Perpetua y Felicitas, las Actas de los santos Carpo, Papilo y Agatónica, las Actas de Apolonio. El tercero contendría las leyendas de mártires redactadas con mucha posterioridad al martirio con fines de edificación, v. gr.: Las actas de los martirios de santa Inés, santa Cecilia, san Cosme y san Damián, etc., cuyo valor histórico es prácticamente nulo.

Acuarianos.

9; Secta gnóstica, también conocida como encratitas, que, fundada por Taciano el Sirio, rechazaba el matrimonio considerándolo como adulterio, condenaba el consumo de carne y sustituía el vino de la Eucaristía por el agua. Ver Encratitas; Gnosticismo; Taciano el Sirio.

Adamancio

9; Literalmente "hombre de acero," sobrenombre dado por Eusebio de Cesárea (HE VI, 3,9,10) a Orígenes a causa de su riguroso ascetismo.

Adelfianos: Ver Mesalianos.

Ader.

9; Idumeo, a cuyos seguidores acusaba Orígenes de no haber sabido combinar correctamente las enseñanzas de Egipto con el mensaje cristiano. La noticia, contenida en una carta dirigida por Orígenes a su antiguo discípulo Gregorio el Taumaturgo entre el 238 y el 243, nos ha llegado a través del capítulo 13 de la Filocalia. Ver Filocalia; Gregorio el Taumaturgo; Orígenes.

Adopcionismo.

9; Herejía consistente en negar la cristología trinitaria considerando a Cristo meramente hombre (Pablo de Samosata) o un ser divino inferior (Luciano de Antioquía). El adopcionismo tuvo una influencia decisiva en el nacimiento del arrianismo. Ver Arrianismo; Arrio; Luciano de Antioquía; Pablo de Samosata.

Aecio

9; Obispo arriano de Antioquía, fundador de los anomeos, secta que pretendía no sólo conocer a Dios como El se conoce a sí mismo, sino que también predicaba la desigualdad entre el Padre y el Hijo, rechazando incluso la semejanza de su naturaleza. Fueron combatidos por Juan Crisóstomo. Ver Anomeos.

Afraates

9; Santo al que se ha atribuido la redacción de las Odas de Salomón. Ver Odas de Salomón.

Agapito.

9; Obispo de Cesárea, bajo cuyo episcopado desarrolló sus actividades Pánfilo, maestro de Eusebio de Cesárea (HE VII, 32, 25).

Aglaofón

9; Médico de Patara que dio título a uno de los diálogos de Metodio titulado Aglaofón o acerca de la resurrección. Ver Metodio.

Agrecio de Sens

9; Obispo de mediados del s. V, al que se ha atribuido erróneamente un poema dirigido a Avito. Ver Agrestio.

Agrestio

9; Obispo de Lugo, participante en el concilio de Orange, al que se atribuye un poema acerca de la fe dirigido a un tal Avito. Se ha especulado con la posibilidad de que la redacción del poema pretendiera disipar las sospechas de priscilianismo que pesaban sobre Agrestio.

Agustín de Canterbury

9; (m. antes 610). Prior de un monasterio romano, enviado por Gregorio I a Inglaterra para evangelizar a los anglosajones (595 ó 596). A través de sus ministerios se produjo la conversión del rey Etelberto de Kent y la de muchos de sus súbditos. Roma nombró entonces metropolitano a Agustín, concediéndole una extraordinaria libertad en cuanto a los usos litúrgicos se refiere y animándole a sustituir las fechas profanas por otras cristianas. Establecida su sede en Canterbury, Agustín intentó, infructuosamente, unificar los usos religiosos y, especialmente, la fecha de la Pascua. Tal objetivo, al igual que la total evangelización de Inglaterra, sólo se lograría tras su muerte.

Agustín Hibérnico

9; Autor, aún no identificado, de tres libros Acerca de los episodios más admirables de la Sagrada Escritura. Esta obra se atribuyó durante algún tiempo a Agustín de Hipona.

Agustín de Hipona

9; Vida: Nació el 13 de noviembre del 354 en Tagaste, Numidia, hijo de un consejero municipal y modesto propietario. Estudió en Tagaste, Madaura y Cartago. Enseñó gramática en Tagaste (374) y retórica en Cartago (375-383), Roma (384) y Milán (384-386). Tras leer el Hortensio de Cicerón (373) inició su búsqueda espiritual que le llevaría primero a adoptar posturas racionalistas y, posteriormente, maniqueas. Le atrajo especialmente del maniqueísmo el racionalismo del que presumían, su insistencia en un cristianismo espiritual que excluía el Antiguo Testamento y su pretensión de comprender el problema del mal. Decepcionado del maniqueísmo tras su encuentro con el obispo maniqueo Fausto, cayó en el escepticismo. Llegado a Milán, la predicación de Ambrosio le impresionó, llevándole a la convicción de que la autoridad de la fe es la Biblia, a la que la Iglesia apoya y lee. La influencia neo-platónica disipó algunos de los obstáculos que encontraba para aceptar el cristianismo, pero el impulso definitivo le vino de la lectura de la carta del apóstol Pablo a los romanos en la que descubrió a Cristo no sólo como maestro sino también como salvador. Era agosto del 386. Tras su conversión renunció a la enseñanza y también a la mujer con la que había vivido durante años y que le había dado un hijo. Tras un breve retiro en Casiciaco, regresó a Milán donde fue bautizado por Ambrosio junto con su hijo Adeodato y su amigo Alipio. Tras una estancia breve en Roma — en el puerto de Ostia murió su madre, Mónica — se retiró a Tagaste donde inició un proyecto de vida monástica. En el 391 fue ordenado — no muy a su placer — sacerdote en Hipona y fundó un monasterio. En el 395 fue consagrado obispo, siendo desde el 397 titular de la sede. Aparte de la ingente tarea pastoral — que iba desde la administración económica al enfrentamiento con las autoridades políticas, pasando por las predicaciones dos veces a la semana, pero en muchos casos dos veces al día y varios días seguidos — desarrolló una fecundísima actividad teológica que le llevó a enfrentarse con maniqueos, donatistas, pelagianos, arríanos y paganos. Fue el principal protagonista de la solución del cisma donatista, aunque resulta discutible la legitimación que hizo del uso de la fuerza para combatir la herejía, así como de la controversia pelagiana. Murió en el 430 durante el asedio de Hipona por los vándalos.

9; Obras: La obra de Agustín es numerosísima e incluye escritos autobiográficos (Confesiones, Retractaciones), filosóficos (los Diálogos en Casiciaco, un libro Acerca de la vida feliz, dos libros Acerca del orden, dos libros de Soliloquios, un libro Acerca de la inmortalidad del alma, varios libros de disciplinas, un libro sobre la cantidad del alma, tres libros Acerca del libre albedrío, seis libros Acerca de la música, un libro Acerca del maestro), apologéticos (un libro Acerca de la religión verdadera, un libro Acerca de la utilidad de creer, un libro Acerca de la fe en las cosas que no se ven, un libro Acerca de la adivinación de los demonios, seis Cuestiones expuestas contra los paganos, La Ciudad de Dios), dogmáticos (un libro Acerca de la fe y del símbolo, un libro Acerca de ochenta y tres diversas cuestiones, dos libros Acerca de diversas cuestiones a Simpliciano, un libro Acerca de la fe y las obras, un libro Acerca de ver a Dios, un libro Acerca de la presencia de Dios, un Enquiridión a Laurencio, quince libros Acerca de la Trinidad, etc.), morales y pastorales (un libro Acerca del bien conyugal, un libro Acerca de la continencia, etc.), monásticos (La Regla — la más antigua de las reglas monásticas occidentales — y un libro Acerca de la obra de los monjes), exegéticos (diversos comentarios sobre libros del Antiguo y Nuevo Testamento), polémicos (dos libros Acerca de las costumbres de la Iglesia católica y de las costumbres de los maniqueos, Actas contra el maniqueo Fortunato, 23 libros Contra Fausto el maniqueo, un libro Contra Secundino el maníqueo, Epístola a los católicos acerca de la secta de los donatistas o Acerca de la unidad de la Iglesia, un libro Acerca del trato de los donatistas — donde defiende las leyes imperiales promulgadas contra ellos-, un libro Acerca de la naturaleza y la gracia, un libro Acerca de los hechos de Pelagio, dos libros Acerca de la gracia de Cristo y del pecado original, seis libros Contra Juliano, Acerca de la predestinación de los santos, Acerca del don de la perseverancia, un libro A Orosio contra priscilianistas y origenistas, Tratado contra los judíos, Acerca de los herejes, etc.). Igualmente ha llegado hasta nosotros un epistolario de 270 cartas y un conjunto de sermones cuyo número oscila entre 360 y el medio millar, variando las cifras en razón de la dudosa autenticidad de algunos de los mismos. A todo esto hay que añadir un libro de gramática, unos Principios de dialéctica, unos Principios retóricos, una Oración acerca de la Trinidad, ocho Versos acerca de san Nabor y unos Sumarios de sus obras mayores, cuya autoría no es del todo segura.

Teología: En una magnífica conjunción de fe y razón, el pensamiento agustiniano gira en torno a Dios (el ser sumo, la primera verdad, el eterno amor sin el que es imposible hallar el descanso del alma) y el hombre. Este último es considerado por Agustín una "magna quaestio" sólo iluminada por el hecho de su creación a imagen de Dios. En la naturaleza inmortal del alma humana está impresa la capacidad de elevarse hacia la posesión de Dios, si bien esta circunstancia queda deformada por el pecado y sólo puede ser restaurada por la gracia. A los problemas filosóficos del ser, el conocer y el amar, Agustín ofrece una respuesta que arranca de la creación, la iluminación (auténtico quebradero de cabeza de los estudiosos de san Agustín) y la sabiduría o felicidad que sólo puede ser Dios mismo. Su método teológico descansa en la adhesión a la autoridad de la fe que se manifiesta en la Escritura (de origen divino, inerrante, leída literalmente en sus argumentaciones dogmáticas y con concesiones alegóricas en la predicación popular), leída a la luz de la Tradición y dotada de un canon establecido por la Iglesia. Esta unión a la Escritura ha de vivirse en amor (De Doct. Chr. I, 35, 39) y expresarse con exactitud terminológica (De Civ. Dei, X, 23). Su teología trinitaria se injerta en el proceso anterior de la Tradición y va a influir poderosamente en el desarrollo de la teología trinitaria occidental. En ella enuncia el principio de igualdad y distinción de las personas (De Civ. Dei, XI, 10, I) e intenta explicar psicológicamente la Trinidad como reflejo de la tríada de memoria, inteligencia y voluntad. Asimismo reformula Agustín la doctrina de la Encarnación, que resultó decisiva en el proceso de su conversión, y preludia en su terminología a Calcedonia ("dos naturalezas pero una sola persona," "uno y otro, pero un solo Cristo," etc.). Los dos temas a los que Agustín se dedicó con más profundidad fueron el de la salvación y el de la gracia. El motivo de la Encarnación fue la salvación de los hombres (De Pecc. mer. remiss. I, 26, 39) de lo que se desprende que nadie puede salvarse sin Cristo (de esta teología de la redención, Agustín deduce la del pecado original, donde se percibe una visión pesimista del hombre quizá influida, al menos en parte, por la propia experiencia personal del teólogo), que se ofrece como sacrificio perfecto al Padre (Conf. X, 43, 69) con el que "purgó, abolió y extinguió todas las culpas de la humanidad, rescatándonos del poder del demonio" (De Trin. IV, 13, 16-14, 19). Tal aspecto queda ligado en la teología agustiniana con el de la justificación. Esta — que se da a través de la fe — produce una remisión de los pecados "plena y total," "plena y perfecta" (De Pecc. mer. remiss. II, 7, 9), sin excepción de pecados (De g. peí. XII, 28). A continuación, se produce en el creyente una renovación progresiva cuya consumación se producirá sólo con la resurrección, lo que dota a la justificación de un matiz escatológico. Papel inexcusable desempeña en todo este proceso la gracia. Sin ella es imposible convertirse a Dios, evitar el pecado y alcanzar la salvación plena. Esta gracia es un don gratuito de Dios, como lo es también la perseverancia final. Incluso los méritos humanos no son sino don de la gracia (Ep. CLXXXVI, 10; De gr. et. 1. arb. V, 10-VIII, 20). Esta insistencia en defender la gratuidad inmerecida de la gracia le llevó a desarrollar el tema de la predestinación que, en su opinión, es el baluarte que defiende a aquélla (De d. pers. XXI, 54). Dios tiene en su haber una gracia que ningún corazón podría rechazar de verse expuesto a la misma (De praed. s. VIII, 13). Por qué no la usa con todos es un misterio ante el que Agustín se inclina humildemente (De pecc. mer. remiss. I, 21, 23-30) aceptando que, en cualquier caso, Dios no es injusto ni cruel en su ejercicio de la gracia (De Civ. Dei XII, 27). No hace falta decir que este énfasis agustiniano en la gratuidad de la gracia y en el carácter predestinacionista de la misma llevó desde, prácticamente, su misma vida a posturas extremas al respecto. Sin entrar a fondo en el tema podemos señalar que, aun admitiendo esta delineación del pensamiento del teólogo, lo cierto es que, en términos generales, resultó mucho más matizado que el de otros autores que lo utilizaron para sostener sus puntos de vista, desde Godescalco (s. VII) a Lutero (s. XVI), Calvino (s. XVII) o Jansenio (s. XVII). Eclesiológicamente, Agustín no es unívoco en la utilización del término "iglesia" refiriéndose tanto a la comunidad de los fieles, edificada sobre el fundamento apostólico, como al conjunto de los predestinados que viven en la dichosa inmortalidad. Considera hereje no al que yerra en la fe (Ep. XLIII, I) sino al que "resiste a la doctrina católica que le es manifiesta" (De Bapt. XVI, 23), la cual se expresa en el símbolo bautismal, en los concilios (Ep. XLIV, I) y en la sede de Pedro, que siempre disfrutó del primado (Ep. XLIII, 7). Agustín subraya, al igual que en el tema de la justificación, el carácter escatológico de la Iglesia que se consumará en la eternidad. Dado que comprende a los predestinados sólo (De cat. rud. XX, 31), los pecadores únicamente forman parte de ella "en apariencia" (De bapt. VI, 14, 23) y los justos que no perseveran no son hijos de Dios. Sacramentalmente, Agustín acepta la validez del bautismo fuera de la Iglesia pero niega que sea provechoso. El mismo es necesario para la salvación aunque puede existir también de deseo (De Bapt. IV, 22, 29). La Eucaristía se relaciona dentro de un claro simbolismo de signo eclesiológico, pero parece que Agustín comparte la creencia de que el pan se transforma en el cuerpo de Cristo y el vino en la sangre, así como, al menos en cierta medida, el contenido sacrificial de la Eucaristía (Conf. IX, 12, 32-13, 36). Por otro lado, parece favorecer la práctica de la penitencia en público. Mariológicamente, Agustín sostuvo el nacimiento de Dios de la virgen María pero no llega a utilizar la terminología de "madre de Dios" típica de Oriente. Afirmó igualmente la virginidad perpetua de María (Serm. LI, 18), aunque la consideró verdadera esposa de José (De Nupt. et. conc. I, 11, 12) y asimismo sostuvo que María no había sido manchada por el pecado (De Nat. et gr. XXXVI, 42) si bien aún está lejos de desarrollos dogmáticos posteriores. Ver Donatismo; Pelagio; Prisciliano.

Albiano

9; Monje nacido en Ancira de Galacia que marchó en peregrinación a Tierra Santa, muriendo en el desierto de Nitria. Nilo de Ancira escribió un panegírico en su honor. Ver Nilo de Ancira.

Alejandría, escuela de

9; El centro más antiguo de teología en la historia del cristianismo. Proyectado con un deseo de presentar la fe de manera sistemática y global y de, a la vez, responder a los argumentos de sus coetáneos cultos, la escuela se caracterizó por un interés considerable en la investigación y formulación metafísica de la fe, una fuerte impregnación de la filosofía de Platón y la adopción del método alegórico de interpretación de las Escrituras. Este último, que había nacido de mano de los filósofos griegos que deseaban dar explicación de los mitos y que, posteriormente, había sido aplicado por el judío Filón, arrancaba de un deseo comprensible de evitar los obstáculos que se pudieran hallar en la aceptación de la fe cristiana procedentes de algunos relatos del Antiguo Testamento. Con todo, hoy por hoy, resulta más que discutible la utilización de esta forma de acercamiento a la Biblia. Entre los miembros de la escuela estuvieron Ammonio, Atanasio, Cirilo, Clemente, Dionisio, Orígenes, Panteno, Pierio y Pedro. Ver Ammonio; Atanasio; Cirilo; Clemente; Dionisio; Orígenes; Panteno; Pierio y Pedro de Alejandría.

Alejandro de Alejandría

9; Vida: Obispo de Alejandría desde el 312, bajo cuyo gobierno se produjo la controversia arriana. Inicialmente intentó captarse la voluntad de Arrio mediante la persuasión, pero ante la postura firme de éste, casi un centenar de obispos se reunieron en torno a Alejandro en un sínodo (318) donde se excomulgó a Arrio y a sus seguidores. Aquella medida prácticamente no tuvo resultados palpables, lo que llevó a la convocatoria del concilio de Nicea (325) donde Melecio y Arrio fueron condenados de manera definitiva. En el 328 falleció.

9; Obras: De las setenta cartas de las que nos informa Epifanio sólo nos han llegado dos encíclicas relativas al problema arriano. Asimismo se ha conservado sólo uno de sus sermones Acerca del alma y del cuerpo, en relación con la pasión del Señor, en una traducción siria y en otra copta.

Teología: La descripción del origen del arrianismo — desde Pablo de Samosata y Luciano de Antioquía — que nos ha dejado Alejandro parece corresponderse con la realidad histórica. Señala que el Hijo no fue creado sino engendrado por el Padre, y que igual que Este es inmutable e invariable sin faltarle nada. Es Hijo de Dios no por adopción sino por naturaleza. Esta es la razón de que denomine a María "Madre de Dios" (Zeotokos). Ver Arrio.

Alejandro de Jerusalén

9; Obispo de Jerusalén a quien Clemente de Alejandría dedicó una obra titulada Canon eclesiástico o Contra los judaizantes (HE VI, 13, 3). Sólo nos ha llegado un fragmento de la misma.

Alejandro, mártir

9; Médico, miembro de la iglesia de Lyón que, en la persecución desencadenada en el año 177 ó 178, fue martirizado. Ver Actas de los mártires.

Alogoi

9; Herejes que negaban la doctrina del Logos. Contra ellos escribió Hipólito de Roma su Apología pro apocalypsi et evangelio loannis apostoli et evangelistae. Ver Hipólito de Roma.

Ambrosiaster

9; Nombre convencional dado al autor anónimo de un comentario a las cartas del apóstol Pablo, compuesto presuntamente en Roma en la segunda mitad del s. IV, muy posiblemente bajo el pontificado del papa Dámaso (366-384). En la mayor parte de los manuscritos la obra aparece atribuida a Ambrosio, en otros a Hilario y, finalmente, existe un tercer grupo en el que no consta nombre alguno. Actualmente no se ha podido determinar aún si se trata de un personaje procedente del judaísmo o del paganismo, e incluso si su influjo teológico deriva de los padres latinos o de los griegos.

Ambrosio de Milán

9; Vida: Nació en Tréveris el 337 ó 339, siendo su padre prefecto de las Galias. Es posible que perteneciera a la "gens Aurelia" (a favor, Delehaye; en contra, Amati y v. Campenhausen). Tras la muerte de su padre, se trasladó a Roma donde ya estaba el 353. Estudió retórica y ejerció la abogacía el 368 en la prefectura de Sirmio. El 370 fue nombrado consular de Liguria y Emilia con residencia en Milán. Siendo catecúmeno en esta última ciudad, tuvo que intervenir en la disputa entre arríanos y católicos ocasionada por la muerte del obispo arriano Auxencio, y en el curso de su intervención fue aclamado como obispo por ambos bandos. En el momento de su consagración entregó a la Iglesia y a los pobres todo el oro y la plata que tenía y traspasó la propiedad de sus haciendas a la Iglesia (reservando a su hermana el usufructo). Aunque, por prudencia, no procedió a la destitución del clero arriano, sí manifestó su oposición a esta herejía. En el 376 y 377 se enfrentó con la agitación provocada por el sacerdote arriano Juliano. En el 378 se entrevistó con Graciano, que había pedido del obispo el ser instruido en la fe contra el arrianismo. En honor del emperador, Ambrosio compone el tratado Acerca de Noé, donde compara al monarca con el patriarca, comparación excesiva pero que pudo influir en la postura de Graciano cada vez más favorable a los católicos. De hecho, son varios los autores que atribuyen a Ambrosio la autoría del edicto de Graciano de 22 de abril del 380 (Cod. Theod. XVI 5, 5.4) en virtud del cual se endurecía la política imperial contra los herejes. Al año siguiente Ambrosio interviene de nuevo con ocasión del concilio de Aquileya cerca de Graciano para impulsarle a continuar con la estrategia anti-herética. Sin duda esta postura religiosa del emperador, que se hizo extensiva a los paganos, contribuyó al asesinato de Graciano en el 383 seguido por la usurpación de su territorio por Máximo. Con todo, Valentiniano II se negó a reconocer los privilegios de los paganos abolidos por Graciano. En el 386, el obispo arriano Auxencio pide para los suyos la asignación de una basílica, hecho al que se niega Ambrosio, que ocupa, acompañado de sus fíeles, la basílica Porcíana. Según Agustín fue entonces cuando nació el canto ambrosiano. La invención de los cuerpos de los mártires Gervasio y Protasio apaciguaron, no obstante, los encontrados ánimos. Por esa fecha, Máximo es excomulgado por decretar la muerte de Prisciliano, y Ambrosio se suma a la condena Con todo, tampoco tuvo buenas relaciones en esa época Ambrosio con Valentiniano II. No será hasta después de la derrota y muerte de Máximo, en el 388, cuando las relaciones con Valentiniano II — que había regresado con Teodosio — mejoren. La ley de 14 de junio del 388 (Cod. Theod. XVI 5, 15), en la que Teodosio colocaba en pésima situación a los herejes, le granjeó la amistad de Ambrosio. Este conseguiría impedir ese mismo año la reconstrucción de una sinagoga y la abrogación de los decretos de Graciano, pero Teodosio intentó compensar tales triunfos con la adopción de una serie de medidas menos favorables para la Iglesia (Co. Theod. XII 1, 21; XVI 2, 27). Esta situación de tirantez entre el emperador y el obispo llegó a su punto máximo con el episodio de la matanza de Tesalónica, en el verano del 390, que provoca finalmente la sumisión del emperador a la penitencia pública reconciliándose, la Navidad de ese año, con Ambrosio. No consiguió Ambrosio que el cisma de Antioquía concluyera a su gusto, pero sí logró la condena de Bonoso como hereje así como la de Joviniano, esta vez en el concilio de Milán del 393. A la muerte de Valentiniano, asesinado en mayo del 392, mantendría una postura ambivalente ante su sucesor, el católico Eugenio, al que reconoce pero del que se mantiene apartado. Recuperada la confianza de Teodosio tras este episodio, Ambrosio mantendrá buenas relaciones con él hasta la muerte de aquél, en el 395. Las relaciones con Estilicen, sucesor de Honorio, fueron de escasa importancia y denotan la influencia decreciente de Ambrosio. Al regresar de un viaje a Pavía, en el 397, cayó enfermo, falleciendo en ese mismo año.

9; Obras: Ambrosio fue de una fecundidad considerable en lo relativo a su producción literaria. Defensor de la existencia en la Escritura de un triple sentido (literal, moral y alegórico-místico) escribió, según tenemos noticia, una veintena de obras exegéticas aunque no nos han llegado todas (Hexaemeron, Acerca del paraíso, Acerca de Caín y Abel, Acerca de Noé, dos libros Acerca de Abraham, Acerca de Isaac y del alma, Acerca de Jacob y de la vida feliz, Acerca de José, etc.). De la misma manera nos dejó obras morales (Acerca de los oficios de los ministros, Acerca de las vírgenes, Acerca de las viudas, etc.) y dogmáticas (Acerca de la fe, dedicado a Graciano, Acerca del Espíritu Santo, Explicación del símbolo a los iniciandos, Exposición de la fe, Acerca de los misterios, Acerca de los sacramentos, etc.). También han llegado hasta nosotros discursos, cartas, algunas composiciones poéticas e himnos. En relación con esta última parte de su producción literaria ya hemos visto el momento de nacimiento de la himnología ambrosiana. Esta alternaba el rezo de un salmo con el canto de un himno relacionado con la festividad del día, la conmemoración de los mártires, etc.

Teología: La labor de Ambrosio fue más de tipo pastoral que teológico-especulativo y eso explica su escasa aportación a este último terreno. Debe recordarse asimismo que su elección como obispo le privó de poder realizar unos estudios teológicos sistematizados, y aunque algunos testimonios, como el de Agustín de Hipona, indican que intentó superar esa traba, no parece que llegara a conseguirlo. Es por ello que Ambrosio es tributario de los Padres anteriores, a los que recurre en la práctica totalidad de las ocasiones. Su cristología distingue en Cristo dos naturalezas y dos voluntades. En relación con la redención, aunque se centra en una lectura de la misma que gira en torno a los conceptos de redención y expiación, también recibe de Orígenes e Ireneo la tesis de que la muerte de Cristo fue un pago entregado al diablo por la salvación de los hombres. Sacramentalmente se muestra partidario de que la penitencia se conceda sólo una vez, por pecados muy graves, y que sea practicada en público. Mariológicamente parece que consideró a María exenta de pecado durante su vida, pero no defiende la tesis de que estuviera libre del pecado original.

Ammón

9; Obispo de Pentápolis durante parte del s. III. En una comunicación dirigida al mismo, el papa Dionisio (259-268) condenó el sabelianismo. Ver Dionisio; Sabelianismo.

Ammonas

9; Vida: Discípulo de Antonio el ermitaño, que pasó a dirigir, a la muerte de aquél, la colonia de Pispir.

9; Obras: Se han conservado seis cartas suyas en griego y quince en siriaco.

Teología: Sus cartas son la fuente más rica — después de los Apotegmas — para la investigación relativa al monacato primitivo en el desierto de Escete. Su doctrina sobre el ascenso del alma al cielo traslada al período terrenal lo que otros autores habían situado "post mortem." Eso convierte a Ammonas en un precursor del misticismo cristiano.

Ammonio de Alejandría

9; Contemporáneo de Orígenes y autor de un tratado sobre la Armonía entre Moisés y Jesús que, presumiblemente, se escribió para combatir a los gnósticos, que negaban la unidad entre los dos Testamentos. Tanto Eusebio como Jerónimo lo confundieron con el neo-platónico Ammonio Saccas.

Anastasio

9; Papa (399-401) que, a petición de Teófilo, patriarca de Alejandría, convocó en torno al 400 un sínodo en el que se condenó parte de la teología de Orígenes. Al igual que su antecesor Silicio, mantuvo una relación especial con el obispo de Tesalónica para evitar que la Iliria oriental cayera bajo la influencia de Constantinopla. Cuando los obispos de África le suplicaron que se relajaran las medidas tomadas contra los donatistas, recomendó a éstos (401) que mantuvieran una actitud de fuerza frente al donatismo, consejo que los obispos africanos ignoraron. Se le atribuyen algunas reformas litúrgicas.

Andrés

9; Uno de los doce apóstoles al que se atribuyeron un Evangelio y unos Hechos apócrifos. En relación con la primera obra, parece establecido su contenido gnóstico y es posible que a ella se haya referido Agustín de Hipona en Contra adversarios legis et prophetarum I, 20. Los Hechos de Andrés son mencionados por Eusebio (HE III, 25, 6) como obra herética. Es posible que su autor fuera Leukios Cariños y que la fecha de redacción pueda fijarse en torno al 260. La obra no ha llegado a nosotros sino fragmentariamente.

Anfiloquio de Iconio

9; Vida: Nació en Diocesarea de Capadocia entre el 340 y el 345. Asistió en Antioquía a las clases de Libanios y se graduó como abogado en Constantinopla en torno al 364. Seis años más tarde concibió el deseo de vivir como ermitaño, actividad de la que se vio arrancado en el 374 por Basilio. En esa fecha fue consagrado obispo de Iconio y primer metropolitano de la nueva provincia de Licaonia. Durante su pastorado se opuso a arríanos, encratitas y mesalianos. Tomó parte en el concilio de Constantinopla del 381 lo que motivó las alabanzas del propio Teodosio (Cod. Theod. XVI, 1, 3). En el 390 presidió en Side un sínodo en el que se condenó a los adelfianos o mesalianos. Asistió en el 394 al sínodo de Constantinopla. Desconocemos la'fecha de su fallecimiento.

9; Obras: En su mayor parte se han perdido, pero ha llegado íntegra hasta nosotros una carta sinodal del 376 donde se defiende la consustancialidad del Espíritu Santo, la versión copta del tratado Contra los apotactitas y gemelitas, ocho homilías y una Epístola yámbica A Seleuco.

Anomeos

9; Ver Aecio; Eunomianos.

Antioco

9; Monje de san Sabas de finales del s. VI e inicios del s. VII. En su Pandectas de la Sagrada Escritura, se han conservado algunos fragmentos de las Dos cartas a las vírgenes atribuidas a Clemente de Roma, aunque, en realidad, pertenecen a la primera mitad del s. III.

Antioco de Ptolemaida

9; Vida: Obispo de Ptolemaida que se convirtió en uno de los principales instigadores de la conspiración en contra de Juan Crisóstomo. Murió después del sínodo de la Encina, en torno al 407-408.

9; Obras: Han llegado hasta nosotros dos sermones navideños suyos, uno completo y el otro a través de las citas contenidas en diversos autores y actas de concilios. Ver Juan Crisóstomo.

Antonio el Ermitaño

9; Vida: El auténtico fundador del monacato nació de padres cristianos hacia el año 250 en Coma, Egipto. Cuando tenía veinte años, se produjo la muerte de aquéllos. Repartió entonces todas sus posesiones entre los pobres y se entregó al ascetismo. Tras quince años de este tipo de vida, se desplazó a Pispir donde, durante dos décadas, habitaría en un castillo abandonado. En torno suyo se agruparían otras personas, dando nacimiento a diversas colonias de monjes. Murió el año 356 en el monte Colcim, cerca del mar Rojo.

9; Obras: Aunque Atanasio ha insistido en que la importancia de Antonio arrancaba de su "servicio a Dios" y no de sus escritos, la verdad es que redactó un cierto número de cartas dirigidas a monjes, emperadores y funcionarios imperiales. De todas ellas sólo han llegado hasta nosotros siete, dirigidas a monasterios de Egipto. No es auténtica la Regla que se le atribuye así como tampoco los veinte Sermones a sus hijos monjes ni el Sermón acerca de la vanidad del mundo y de la resurrección de los muertos.

Apeles

9; El discípulo más importante de Marción. Inicial-mente vivió con su maestro en Roma hasta que una disputa con el mismo le llevó a Alejandría en Egipto. Posteriormente, regresaría a Roma donde su adversario Rodón lo conocería.

9; Obras: Compuso en contra del Antiguo Testamento una obra titulada Silogismos, de la que nos han llegado algunos fragmentos a través del tratado De Paradiso de Ambrosio. Asimismo sabemos que escribió Manifestaciones, donde se recogían las visiones de Filomena, pero la obra no ha llegado a nosotros.

Teología: Apeles no coincidía con su maestro en cuestiones como el dualismo — que él rechazaba —, el docetismo — que negaba atribuyendo a Jesús un cuerpo real que, no obstante, no procedía de la Virgen María sino de los cuatro elementos de las estrellas — y en el papel de la profecía — a la que consideraba tras sus experiencias con la posesa Filomena como inspirada por espíritus malignos. Más radical en su visión del Antiguo Testamento que Marción, lo consideraba un libro absolutamente mentiroso sin ningún valor positivo.

Apión

9; Autor antignóstico que escribió un tratado sobre el Génesis mencionado por Eusebio (HE V, 27).

Apocalipsis apócrifos

9; Escritos del género apocalíptico que, imitando al Apocalipsis canónico de san Juan, se atribuyeron a diversos apóstoles. Su número fue reducido, constándonos la existencia de los siguientes: 1. Apocalipsis de Pedro: — redactado entre el 125 y el 150 y considerado por algunos autores, como Clemente de Alejandría, como canónico, aunque especificaba que "algunos de entre nosotros no quieren que se lea en la iglesia" —, fue incluido en el Fragmento muratoriano y era utilizado todavía en el siglo V en la liturgia del viernes santo en algunas iglesias de Palestina. Su texto completo fue descubierto en 1910 en una traducción etiópica. 2. Apocalipsis de Pablo: — escrito en griego entre el 240 y el 250, casi con toda seguridad en Egipto, lo que explicaría que lo conociera Orígenes. No nos ha llegado el texto original pero sí una revisión del texto griego realizada a finales del siglo IV. Supuestamente intenta narrar las visiones de Pablo de las que se nos hace referencia en 2 Corintios 12,2. En la descripción de los condenados en el infierno se incluye a diversos miembros del clero y también se habla de la mitigación de las penas del mismo en domingo. Ambos aspectos fueron recogidos por distintos autores medievales como Dante. 3. Apocalipsis de Esteban: no tenemos noticia de él salvo la de su condena en el Decreto Gela-siano. Quasten lo ha identificado con el relato del hallazgo de las reliquias de san Esteban compuesto por el presbítero griego Lucio hacia el 415, pero tal asociación dista de ser segura. 4. Apocalipsis de Tomás: compuesto a finales del s. IV en griego o latín, fue descubierto en 1907 en un manuscrito de Munich. Su contenido es gnóstico-maniqueo y fue utilizado por los priscilianistas. En Inglaterra fue conocido con anterioridad al siglo IX. 5. Apocalipsis de Juan: existen dos apocalipsis apócrifos atribuidos al autor del canónico. El primero sigue muy de cerca el texto del bíblico y se centra en el fin del mundo y la descripción del Anticristo. El segundo, editado por F. Ñau a partir de un manuscrito parisino, contiene un diálogo entre Juan y Cristo relativo a la celebración del domingo, el ayuno, la liturgia y la doctrina de la Iglesia. 6. Apocalipsis de la Virgen: son los más tardíos y entroncan ya plenamente con el Medievo. En ellos se nos narra cómo la Virgen recibe revelaciones sobre, el sufrimiento de los condenados en el infierno e intercede por ellos. Su fuente principal parece encontrarse en las leyendas relativas a la Asunción.

Apócrifo

9; Originalmente el término no indicaba lo falso o excluido del canon, sino, contrariamente, aquello que tenía un carácter tan sagrado que no debía ser leído en público. Algunas de estas obras pasaron por canónicas según narran Jerónimo (Epíst. CVII, 12; y Prol. gal. in Samuel et Mal.) y Agustín de Hipona (CD XV, 23, 4). Sólo, con posterioridad, el hecho de que muchos de estos escritos, aunque colocados bajo el nombre de un apóstol, tuvieran contenido herético llevó a identificar el término "apócrifo" con el de falso, espurio o rechazable. Aunque su valor histórico es mínimo en sí, no es menos cierto que constituyen un instrumento importante para adentrarse en el estudio del cristianismo heterodoxo y también para comprender aspectos relacionados con el arte cristiano. Podríamos clasificar los apócrifos cristianos en: 1. Interpolaciones en los apócrifos del Antiguo Testamento, 2. Evangelios apócrifos, 3. Hechos apócrifos de los Apóstoles, 4. Apocalipsis apócrifos y 5. Epístolas apócrifas de los Apóstoles. Ver Apocalipsis apócrifos; Evangelios apócrifos; Epístolas apócrifas; Hechos apócrifos e Interpolaciones en los apócrifos.

Apolinar de Hierápolis

9; Obispo de Hierápolis en la época de Marco Aurelio (161-180). Eusebio le atribuye un Discurso al emperador Marco Aurelio, cinco libros Contra los griegos, dos libros Acerca de la verdad, dos libros Contra los judíos y algunos tratados Contra los montanistas (HE IV, 27) pero no nos ha llegado ninguna de sus obras. Asimismo, a juzgar por los datos contenidos en el Cronicón Pascual, escribió una obra, también perdida, Acerca de la Pascua.

Apolinar de Laodicea

9; Vida: Nació en Laodicea hacia el 310, hijo de un presbítero del mismo nombre. Su amistad con Atanasio originó que fuera excomulgado por el obispo arriano Georgio en el 342. En el 346 se produjo el regreso de Atanasio y el 361 fue elegido obispo de Laodicea. Combatió a los arríanos pero, finalmente, él mismo fue condenado como hereje en los sínodos romanos de 377 y 382, que se celebraron bajo el papa Dámaso. El concilio de Constantinopla del 381 condenó asimismo su cristología a la que nos referimos más abajo. Murió en torno al 390.

9; Obras: Sabemos que comentó diversos libros del Antiguo y del Nuevo Testamento aunque sólo nos han llegado restos en diversas "catenae." Igualmente redactó un par de obras apologéticas dirigidas contra el neoplatónico Porfirio y contra Juliano el apóstata, respectivamente, pero no nos han llegado. La misma suerte han corrido sus escritos antiheréticos. También se ha perdido su aporte a la poesía cristiana, que debió de ser notable. Paradójicamente la mayor parte de su obra conservada — en forma fragmentaria — son aquellos escritos teñidos de heterodoxia cristológica. Se discute la autenticidad de las dos cartas dirigidas a Basilio el Grande.

Teología: Preocupado por la herejía arriana y la mutilación que ésta implicaba de la creencia en la plena divinidad de Cristo, Apolinar cayó en una visión que lesionaba gravemente la humanidad del salvador. Partiendo de Platón afirmaba la coexistencia en el hombre de espíritu, alma y cuerpo. Según Apolinar, en Cristo se daban los dos segundos y el primero era reemplazado por el Logos. De esta manera, mientras su divinidad era completa no sucedía lo mismo con su humanidad. Cristo no podía haber tenido una humanidad completa porque Dios y hombre no podían unirse completamente y además porque el espíritu puede decidir entre el bien y el mal, lo que hubiera permitido que Cristo pecara, algo inconcebible. Apolinar abogaba pues por la existencia de una sola naturaleza en Cristo. Aparentemente aquella tesis solventaba los problemas cristológicos y quizá eso explica su influjo posterior, pero lo cierto es que sólo lesionaba gravemente la creencia cristiana en la humanidad completa y perfecta de Cristo privando de sentido a la encarnación y a la redención.

Apolinaristas

Seguidores de Apolinar de Laodicea. Ver Apolinar de Laodicea.

Apolonio

9; Obispo de Asia, autor de una obra contra Montano, Prisca y Maximila. Jerónimo lo menciona en su De vir. ill. XL.

Apolonio

9; Filósofo y mártir decapitado en Roma durante el reinado de Cómodo (180-185). Ver Actas de los mártires.

Apologistas griegos

9; Conjunto de escritores cristianos pertenecientes al siglo II cuyas obras pretendían refutar las acusaciones de subversión dirigidas contra la Iglesia, denunciar el paganismo e intentar exponer la fe cristiana en términos filosóficos aceptables para sus contemporáneos. La mayor parte de los manuscritos de los apologistas griegos dependen del códice de Aretas de la Biblioteca nacional de París (s. IX). De este códice faltan, no obstante, los escritos de Justino, los tres libros de Teófilo a Autolyco, la Irrisio de Hermas y la Epístola a Diogneto. Ver Apolinar de Hierápolis; Arístides de Atenas; Aristón de Pella; Ate-nágoras de Atenas; Cuádralo; Epístola a Diogneto; Hermas; Justino; Melitón de Sardes; Milcíades; Taciano el Sirio; Teófilo de Antioquía.

Aponio

9; Bajo este nombre ha llegado hasta nosotros una Exposición al Cantar de los cantares que, posiblemente, pudo redactarse en Roma entre el 410 y el 415.

Apotegmas de los Padres

9; Compilación de finales del s. V en la que se contienen frases (logoi) y anécdotas (erga) de los ermitaños y monjes del desierto egipcio. Hacia el s. VI la antología fue ordenada por personajes siguiendo un sistema alfabético. Aunque su valor histórico es desigual, constituyen fuente obligada para el estudio del monacato egipcio.

Aquila

9; Autor de una traducción griega de la Biblia. Orígenes la utilizó en sus Hexaplas. Ver Orígenes.

Aquiles de Espoleto

9; Vida: Obispo de Espoleto a inicios del s. V. El año 419 a consecuencia de las disensiones existentes en la iglesia de Roma que estaba dividida entre el papa Bonifacio I, elegido en 418, y el aspirante Eulalio, la corte de Ravena encargó a Aquiles la celebración de la Pascua en Roma. Aquiles erigió una iglesia a san Pedro junto a la vía Flaminia, al este de Espoleto.

9; Obra: Para esta iglesia Aquiles compuso algunos poemas.

Teología: Los poemas de Aquiles tienen una importancia teológica que se relaciona con el primado de Pedro al que considera universal, definiendo al apóstol como "arbitre" en la tierra y "ianitor" en el cielo."

Arístides de Atenas

9; Apologista griego. Su apología es la más antigua que ha llegado a nosotros e influyó considerablemente en la literatura medieval a través de la leyenda de Barlaam y Josafat.

Aristión

9; Discípulo del Señor mencionado por Eusebio (HE III, 39, 3-4).

Aristóbulo —

9; Primer representante judío (s. II a. C.) del método alegórico que tanta importancia tendría para la escuela de Alejandría. Ver Alejandría, escuela de.

Aristón de Pella

9; Primer apologista cristiano que redactó una apología completa del cristianismo frente al judaísmo, la Discusión entre Jasón y Papisco acerca de Cristo. Desgraciadamente la obra, en la que conversa el ju-deo-cristiano Jasón con el judío alejandrino Papisco, se ha perdido. Debió ser redactada en torno al 140, y el uso de la exégesis alegórica que, al parecer, se daba en la misma apunta a un origen alejandrino.

Armonio

9; Hijo de Bardesano y continuador de la herejía de éste (primera mitad del s. III). Al parecer compuso versos en lengua vernácula a los que dotó asimismo de música. La melodía era aún conocida en el s. V, según nos narra Sozomeno (Hist. eccl. III, 16).

Arnobio el Joven

9; Vida: Carecemos prácticamente de datos sobre la biografía de Arnobio el joven, aunque del Conflicto con Serapión parece desprenderse que fue monje, que su origen era africano y que residió en Roma durante cierto tiempo.

9; Obras: Fue autor del Conflicto con Serapión — donde se recoge el acuerdo cristológico entre las tradiciones romana y alejandrina — y Morin le ha atribuido además el Libro a Gregorio, las Exposicioncillas al Evangelio, unos Comentarios a los salmos — que nos proporcionan muchos datos sobre la liturgia de la época — y el Predestinado, donde después de denunciar un conjunto de 90 herejías, se pronuncia en favor de la doble predestinación, que el autor atribuye al propio Agustín si bien insiste en que sólo la divulgó en un círculo reducido de personas. Tal doctrina constituiría con posterioridad uno de los pilares de la soteriología de Calvino.

Arnobio de Sicca

9; Vida: Autor africano del s. III, fue profesor de retórica en Sicca, y Lactancio se contó entre sus discípulos. Pagano opuesto al cristianismo, se convirtió a él a raíz de un sueño, si bien no tenemos detalles concretos acerca de éste.

9; Obra: Fue autor de una apología, con el título de Contra las naciones, en la que desechaba las acusaciones paganas que atribuían a los cristianos las desgracias del Imperio. No parece que la obra contara con mucha difusión ya que de los Padres del s. IV sólo Jerónimo la conoce. El Decreto acerca de los libros que han de ser recibidos y no recibidos del s.VI la sitúa entre los libros apócrifos.

Teología: La visión de Dios en Arnobio es la de un Ser supremo e impasible, más cercano en muchos aspectos al Dios de los filósofos que al del cristianismo. No parece que negara la existencia de los dioses paganos a los que, no obstante, no identifica con los demonios. Rechazaba la doctrina bíblica de la Creación adoptando el Timeo de Platón como una explicación mejor.

Arrio (256-336)

9; Vida: Nacido en Libia, se educó teológicamente en la escuela de Luciano en Antioquía. De allí pasó a Alejandría donde fue ordenado diácono y, posteriormente, sacerdote. Hacia el 318 comenzó a predicar su doctrina teológica propia a la que nos referiremos más abajo. Ese mismo año se celebró un sínodo en Alejandría donde Arrio y sus seguidores fueron condenados y depuestos. Aquél se volvió en busca de apoyo a sus antiguos compañeros de estudios — algunos ya obispos — que lo acogieron con simpatía. El peligro de cisma que aquejaba a la iglesia griega llevó a Constantino a convocar un concilio en Nicea donde, con una participación de más de trescientos obispos, se procedió a condenar nuevamente a Arrio. Este fue desterrado por el emperador a Iliria, de donde regresó por orden suya el 328. En el 335 los obispos reunidos en el sínodo de Tiro y Jerusalén decidieron readmitirlo en su rango clerical. A punto estaba de ser reconciliado solemnemente por el obispo de Constantinopla — que había sido presionado a este fin por Constantino — cuando murió en el 336 justo el día anterior a la ceremonia.

9; Obras: Escribió una carta a Eusebio de Nicomedia — amigo y antiguo compañero suyo — en la que da su versión del incidente con Alejandro de Alejandría; otra, dirigida a éste último, exponiéndole de manera cortés su teología, y una obra titulada El Banquete de la que sólo nos han llegado fragmentos. También conocemos una carta que dirigió a Constantino, en la que intentaba probar su ortodoxia. Todas las obras se han conservado transmitidas en el cuerpo de obras de otros autores.

9; Teología: Presentadas muchas veces — y de manera errónea — como una teología que pretendía fundamentalmente revalorizar la humanidad de Cristo, las tesis arrianas constituían, en realidad, un híbrido de paganismo y cristianismo. Partiendo erróneamente de la base de que Dios no sólo no puede ser creado sino que además debe ser ingénito, negaba la plena divinidad del Hijo. Ahora bien, dado que tanto la Escritura como la teología cristiana habían abogado de manera unánime siempre por defender que el Hijo era Dios, Arrio optó por considerarlo "dios," es decir, un ser dotado de divinidad pero creado, que tuvo principio y que no era de la misma sustancia que el Padre. El Logos era así un ser creado intermedio entre Dios y el cosmos. El Espíritu Santo era una criatura del Logos — y menos divina que éste — que se hizo carne en el sentido de cumplir en Cristo la función de alma. La tesis, que tomaba mucho del neoplatonismo, que pretendía la existencia de una serie de seres intermedios entre Dios y la creación, fue aceptada por muchos en cuanto tendía un puente claro de conexión con el paganismo (tal fue el caso finalmente de Constantino).

Arsinoo

9; Autor de escritos heréticos rechazados como tales en el Fragmento Muratoriano, donde se le identifica con Valentín. Ver Fragmento Muratoriano; Valentín

Artemas

9; Hereje que negaba la plena divinidad de Cristo. Teodoreto (Hist. eccl. I, 4) lo asocia con Ebión, Pablo de Samosata y Arrio.

Artemón

9; Hereje contra el que se dirigió la obra titulada Contra la herejía de Artemón atribuida a Hipólito de Roma. El libro no ha llegado hasta nosotros salvo tres fragmentos citados por Eusebio (HE V, 28). Su autor parece establecido que no fue Hipólito.

Ascensión de Isaías

9; Ver Interpolaciones en los apócrifos.

Ascensión de Pablo

9; Escrito gnóstico citado por Epifanio (Haer. XXX-VIII, 2) que no ha llegado hasta nosotros.

Asclepíades

9; Destinatario de un tratado de Lactancio, perdido hasta la fecha. Ver Lactancio.

Asketikon

9; La obra más representativa de los mesalianos. Ver Mesalianos.

Asterio de Amasea

9; Obispo de Amasea. Vida: Contemporáneo de los Padres capadocios, fue abogado antes de su consagración episcopal, que tuvo lugar entre el 380 y el 390.

9; Obras: Se han conservado dieciséis homilías y panegíricos suyos acerca de los mártires. El segundo concilio de Nicea del 787 lo cita como prueba en favor de la veneración de las imágenes.

Asterío el Sofista

9; Vida: Retórico o filósofo antes de su conversión — de ahí su sobrenombre — fue discípulo de Luciano de Antioquía. Durante la persecución de Maximino apostató. Fue el primer teólogo sistemático del arrianismo, y el mismo Arrio lo utilizó para refutar la doctrina de Nicea. Atanasio se refiere a él en términos muy negativos en varias ocasiones. Murió hacia el año 341.

9; Obras: Escribió un tratado denominado Syntagmation, perdido salvo algunos fragmentos, donde defendía la condición de criatura del Hijo, una Refutación de Marcelo, en contra de Marcelo de Ancira, que se ha perdido, y diversos comentarios y homilías sobre los salmos, de los que han llegado algunos hasta nosotros.

Asunción de la Virgen

9; Título de una obra (De transitu Beatae Virginis Mariae) atribuida falsamente a Melitón. La misma posiblemente no es anterior al s. IV. Ha sido muy estudiada a raíz de la definición solemne del dogma de la Asunción por Pío XII, el 1 de noviembre de 1950.

Teología: Similar al de Arrio, su pensamiento teológico hacía especial hincapié en la calidad de criatura del Logos.

Atanasio

9; Vida: Nació hacia el 295 en Alejandría, y en su juventud parece haberse relacionado con los monjes de la Tebaida. En el 319 fue ordenado diácono por el obispo Alejandro en cuyo secretario se convirtió, acompañándole a Nicea (325), donde desempeñó un destacado papel. Tres años después sucedió a Alejandro en la sede episcopal, iniciándose así un período de conflictos que llegaron a su punto máximo cuando se negó a obedecer la orden de Constantino que le instaba a admitir nuevamente a Arrio a la comunión. Reunidos en un sínodo en Tiro (335), sus enemigos procedieron entonces a deponerlo, siendo desterrado poco después a Tréveris por el emperador. A la muerte de Constantino (337), Atanasio regresó a su diócesis para verse depuesto en el 339 por el sínodo de Antioquía, que eligió como obispo a Pisto, un sacerdote excomulgado. Ante la incapacidad de éste, se obligó a Gregorio de Capadocia a hacerse cargo del gobierno episcopal. Atanasio, mientras, se había refugiado en Roma, donde un sínodo, celebrado en el 341 por convocatoria del papa Julio I, lo declaró libre de culpas, siendo reconocido como único obispo legítimo de Alejandría, en el 343, por el sínodo de Sárdica. Tras la muerte de Gregorio de Capadocia (345) regresó a Egipto (346), pero los problemas no tardaron en presentarse. El emperador Constancio convocó un sínodo en Arles (353) y otro en Milán (355) para condenar a Atanasio, y sentó en la sede de Alejandría a Georgio de Capadocia. Por tercera vez huyó Atanasio, permaneciendo seis años entre los monjes de Egipto. Al subir al trono, Juliano llamó del exilio a varios obispos, y el 362 Atanasio volvió a entrar en Alejandría. La convocatoria de un sínodo en Alejandría le ocasionó un nuevo destierro imperial que concluyó en el 363 al fallecer Juliano. En el 365 se produjo su quinto destierro cuando Valente se convirtió en emperador de Oriente. La presión popular obligó al emperador a derogar tal medida, y el 366 Atanasio volvió de nuevo a Alejandría donde fallecería en el año 373.

9; Obras: Resulta admirable la fecundidad de Atanasio en medio de las innegables turbulencias que atravesó durante su vida. Redactó obras dogmáticas como la Oración contra los gentiles, la Oración acerca de la encarnación del Verbo, las tres Oraciones contra los arríanos y un tratado Acerca de la Encarnación y contra los arríanos; escritos históricos como la Apología contra los arríanos, la Apología al emperador Constancio, la Apología por su huida y la Historia de los arríanos; escritos exegéticos como la Epístola a Marcelino acerca de la interpretación de los salmos, el Comentario sobre los salmos y comentarios a Eclesiastés, el Cantar y el Génesis; obras de ascética como la Vida de Antonio — que inaugura prácticamente un género, un tratado Acerca de la virginidad; sermones y diversos tipos de cartas (nos han llegado trece festales, tres sinodales, dos encíclicas, dos dirigidas A Serapión, cuatro Acerca del Espíritu Santo, una A Epicteto obispo de Corinto, una A Adelfio obispo, una al filósofo Máximo, otra relacionada con los decretos del concilio de Nicea, otra relacionada con los sínodos de Rímini y de Seleucia, otra dirigida A Rufiano, otra A los monjes y dos ascéticas. Se le han atribuido asimismo obras que no son suyas, como los dos libros Acerca de la Encarnación contra Apolinar, el Sermón mayor acerca de la fe, la Exposición de la fe, la Interpretación del Símbolo, dos Diálogos contra los macedonianos, cinco Diálogos Acerca de la santa Trinidad, el Símbolo atanasiano y doce libros Acerca de la Trinidad.

Teología: Atanasio no fue un teólogo especulativo sino más bien un pastor preocupado por la amenaza de paganización helenista que implicaba la herejía de Arrio. Su deseo es salvaguardar la pureza de "la tradición, doctrina y fe de la Iglesia católica que el Señor dio, los apóstoles predicaron y los Padres conservaron" (Ep. ad. Serap. I, 28). Defendía la existencia de la Trinidad “en verdad y realidad” (Ep. ad. Serap. I, 28) y afirmaba que el Verbo no había sido creado sino engendrado de la misma esencia que el Padre. El Hijo tiene la plenitud de la divinidad — un reflejo de la tesis paulina contenida en Colosenses 2, 9 — y es completamente Dios. Padre e Hijo tienen la misma naturaleza y son eternos. Esta tesis tiene una importancia suprema para la redención ya que no podríamos ser salvos de no ser por el hecho de que Dios se hizo hombre. A partir de este punto puede considerarse a María como Madre de Dios (Zeotokos) (Or. Arian. III, 29). El Espíritu Santo no puede ser criatura al formar parte de la Trinidad sino que es también Dios. Es más que posible que la oposición al arrianismo que tiñó toda su vida fuera lo que impulsó a Atanasio a negar la validez del bautismo arriano. La base de su actitud no procedía del hecho de que los arríanos no usaran la fórmula trinitaria en el bautismo sino de la creencia en que los mismos conferían una fe distorsionada (Discurso contra los arríanos XLII-XLIII) y puede verse su influencia en el canon 19 del concilio de Nicea donde se ordena que los paulianistas que deseen volver a la Iglesia católica han de ser bautizados de nuevo. La postura de Atanasio acerca de la Eucaristía no es del todo clara. En Epist. ad. Serap. IV, 19 parece interpretar la Eucaristía como símbolo del cuerpo y la sangre de Cristo. No obstante, en el fragmento de su sermón a los recién bautizados — que se nos ha conservado a través de Eutiquio de Constantinopla (PG 26, 1325)— afirma que tras pronunciarse las oraciones "el pan se convierte en cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo y el vino se convierte en su sangre." Se ha intentado explicar esta aparente contradicción entre las dos posturas afirmando que en la primera Atanasio quería contraponer la comida del cuerpo y sangre de Cristo como alimento espiritual a la tesis de aquellos que creían tomar la carne de Cristo en su estado natural. Con todo, el tema sigue sujeto a controversia. Ver Arrio; Eutiques.

Atenágoras de Atenas

9; Uno de los apologistas griegos. Aunque contemporáneo de Taciano, no sabemos nada de su vida y las identificaciones que se han hecho con otros personajes de este mismo nombre operan en el terreno de la conjetura.

9; Obras: 1. Súplica en favor de los cristianos, escrita en el 177, está dirigida a Marco Aurelio y a Cómodo y en ella niega las acusaciones de canibalismo, ateísmo e incesto dirigidas contra los cristianos. 2. Acerca de la resurrección de los mártires, destinada a probar con argumentos de la razón la doctrina de la resurrección.

Teología: Atenágoras fue el primero en intentar una demostración filosófica del monoteísmo. Asimismo evitó el subordinacionismo de algunos de los apologistas griegos definiendo la divinidad del Logos y su unidad esencial con el Padre. En la Trinidad las tres personas manifiestan "su potencia en la unidad y su distinción en el orden." Testigo de importancia en lo relativo a la doctrina de la inspiración de la Biblia por el Espíritu Santo, mantuvo la tesis de que el aborto era "un homicidio" y defendió la indisolubilidad del matrimonio hasta el punto de considerar las segundas nupcias como "un adulterio decente."

Ausonio

9; Vida: Magno Décimo Ausonio nació en Burdigala en torno al 310. Estudió en Burdigala y en Tolosa, enseñando posteriormente en su ciudad natal como gramático y como rétorico. Llamado en el 364 por Valentiniano para que fuera preceptor de su hijo, llegaría a ser prefecto del pretorio y cónsul en el 379. A la muerte del emperador Graciano, en el 383, se retiró a Burdigala.

9; Obras: La obra de Ausonio es de clara inspiración pagana si bien tres de ellas revisten un carácter cristiano: la Oración matutina, los Versus paschales y los Versus rhopalici.

Teología: Auténtico problema constituye el intentar encuadrar el pensamiento real de Ausonio. Es difícil saber si era un pagano con cierto aprecio por el cristianismo, si se trataba de un sincretista o de un cristiano impregnado de estilo pagano. Labriolle ha sostenido que era un cristiano de fe — aunque quizá no muy convencido — y un pagano en su actitud ante la vida. Di Berardino sostiene el mismo punto de vista que es, hoy por hoy, casi unánimemente aceptado. En nuestra opinión, sin embargo, lo contrario estaría más cerca de la realidad. No deberíamos olvidar que Ausonio compuso oraciones a los dioses paganos, lo que choca con su posible cristianismo por muy tibio que fuera. Ausonio sería así un pagano que, no obstante, no tendría dificultad en reconocer — como a uno más — al Dios de los cristianos y en honrarlo no en exclusiva sino junto a los otros. Este aprecio pudo incluso derivarse de la amistad que sabemos que tuvo con Paulino de Nola.

Avito

9; Vida: Sacerdote de Braga que residió en Jerusalén desde el 409. Hacia el 415 ó 416 descubrió las supuestas reliquias de san Esteban en Kafar-Gamala, al norte de Jerusalén, en virtud de una visión. Aunque envió aquéllas con una carta al obispo de Braga, Orosio, nunca llegaron a su destino sino que se repartieron entre Menorca y Uzala (África). En el 415 participó con Orosio en Jerusalén en los debates con el obispo Juan acerca del pelagianismo. Murió con posterioridad al 418.