ORIENTACIÓN FAMILIAR
Adolescente reservado y madre desorientada
Por Yusi Cervantes Leyzaola, www.elobservadorenlinea-com

PREGUNTA:
Soy madre de dos adolescentes completamente diferentes el uno del otro. El mayor es muy reservado, y hasta hace poco tiempo muy tranquilo, porque ahora se ha vuelto grosero e irreverente, especialmente con su padre. En cambio, el segundo es muy abierto, siempre cuenta lo que pasa en la escuela y es muy amiguero y muy cariñoso con sus padres, aunque también últimamente le ha dado por imitar al hermano. Viendo a otros chicos de su edad considero que son muy tranquilos, pues muchos de sus compañeros ya tienen novia y no les gusta estar en sus casas. A mis hijos, al contrario, no les gusta salir y prefieren estar en casa en su tiempo libre. Bien, todo este preámbulo es para mostrar la diferencia que existe entre ellos, y no sé como abordar con ellos los temas de sexualidad, pues el mayor se irrita cuando el menor hace algún comentario sobre este tema. He tratado de indagar el por qué de esa reacción y sólo recibo respuestas como: cambiemos de tema mamá, eso me da asco. Lo cual me tiene algo alarmada, pues considero que es necesario hablar en casa francamente de esos temas y con naturalidad. Soy católica, pero también soy realista y considero que se les debe hablar claramente a los hijos para orientarles, pues en el medio ambiente, especialmente la TV y el cine sólo están distorsionando todo lo relativo a las relaciones intimas. No estoy a favor de las relaciones pre-matrimoniales, pero ¿qué hacer si todo el mundo lo ve como normal y hasta «necesario» para evitar después fracasos matrimoniales? ¿Cómo poder explicar a los hijos que eso no es verdad cuando hasta en experiencia propia me doy cuenta de que tienen razón los que abogan por esas experiencias? ¿Qué hacer si uno mismo comprueba que es necesaria la experiencia previa para no llegar a ciegas y sufrir decepciones y sentimientos de culpa que se transmiten a los hijos y, por ende, les ocasionamos mas daño? Bueno, como puede darse cuenta, mi confusión es grande, sobre todo porque estoy conciente de que estos hijos son dos talentos que Dios me ha permitido manejar y debo de entregar cuentas claras de ellos. Pero también me doy cuenta de que, a pesar de que ellos están en escuelas católicas, la información que reciben es totalmente contraria a los designios de Dios. ¿Cómo no crear sentimientos de culpa y rehusar a Dios, sino al contrario?
Atentamente: Una madre desorientada.

RESPUESTA:
Aunque cierta reserva puede ser parte del temperamento de una persona, el que un hijo sea muy reservado debería ser siempre una señal de alarma para atenderla, de preferencia mucho antes de que el chico entre a la adolescencia, cuando seguramente se acentúa esta característica y es más difícil acercarse a él. En este caso, su hijo ya está en esta etapa, pero de todos modos es mucho lo que se puede hacer.

Ser en exceso reservado puede ser una expresión de miedo, así como también de inmadurez emocional. Es, por cierto, también una de las características de la personalidad de los enfermos alcohólicos, misma que se manifiesta mucho antes de que el enfermo entre en contacto con la bebida.

Pero esto no explica todavía el que un chico se vuelva grosero e irreverente.

Es necesario hacerse varias preguntas. La primera es acerca de cómo es la dinámica familiar: si ustedes, los padres, son autoritarios, o si han facilitado, por el contrario, un clima de confianza y respeto donde la opinión de los hijos sea en verdad escuchada. ¿Hay tolerancia hacia los hijos? Ser reservado puede ser una respuesta al miedo que provoca expresarse a sí mismo a causa de la respuesta habitual de los padres; por ejemplo, de indiferencia hacia lo que opina el chico -«tú no sabes»-, de rechazo -«estás mal»-, de violencia emocional -«eres un tonto»- o de prepotencia -«las cosas son así porque lo digo yo». Ser reservado puede ser una actitud que significa que no vale la pena expresarse si de todos modos la persona no va a ser escuchada o, peor aún, si va a haber consecuencias negativas por hacerlo.

Por otro lado, la grosería y la irreverencia pueden ser expresión de una profunda rebeldía, de resentimientos más o menos inconscientes, de una actitud defensiva frente al autoritarismo. Atención: no estoy diciendo que esté bien que el chico sea grosero e irreverente, sino que, si lo que quieren es en verdad ayudarlo, hay que investigar el origen de estas actitudes para ponerles remedio. Habría que preguntarse qué pasa específicamente con la relación padre-hijo. ¿Por qué un chico siente la necesidad de rebelarse de ese modo? ¿Por qué especialmente con el padre? ¿Se siente especialmente oprimido por él? ¿Tiene resentimientos hacia él por algún motivo en particular?

En este caso específico, debido a las actitudes del chico frente al tema de la sexualidad, habría que preguntarse también si él tiene problemas serios con su sexualidad; incluso, sobre la posibilidad de que haya sufrido un abuso sexual en su infancia el cual haya tenido miedo de comunícaselos a ustedes. Muchos de estos traumas quedan ocultos durante años, pero se reactivan durante la adolescencia, cuando el chico o la chica finalmente entienden qué fue lo que pasó.

Ésta es la última oportunidad para sanar la relación con su hijo antes de que el chico vuele. Dentro de un par de años, aun cuando siga dependiendo en muchos sentidos de ustedes, habrá adquirido una mayor independencia emocional e intelectual y ya no podrán influir fácilmente en él. Vale mucho la pena considerar seriamente el asunto y no conformarse con aceptarlo como parte de la personalidad del muchacho.

Por otro lado, respecto al tema de la sexualidad, no es cierto que el tener relaciones sexuales antes del matrimonio favorezca que éste funcione mejor. Las razones para que un matrimonio funcione son otras. Son mucho más importantes el amor, el respeto, la buena comunicación., la solidaridad, la lealtad, la intimidad, el compromiso y el apoyo mutuo. No es que la sexualidad no sea importante, al contrario, es importantísima en la relación conyugal, pero si hay los elementos que mencioné antes naturalmente la pareja los llevará también al ámbito sexual y construirán una sexualidad plena, que sea verdaderamente expresión de amor (Excepto, claro, cuando alguno de los dos tenga trastornos psicosexuales, en cuyo caso deberán tratar el problema con un especialista). A muchas parejas les ocurre que tienen una muy placentera relación sexual antes del matrimonio, pero ya casándose fracasan rotundamente. Esto es porque una buena relación sexual es una base muy pobre para un compromiso tan profundo y vital como es el matrimonio; pero la pareja, al estar envuelta en la pasión, en el deseo, en el enamoramiento, no se da cuenta de que les faltan elementos esenciales. En cambio, unos esposos que llegan vírgenes al matrimonio llegan también al acto sexual sin fantasmas del pasado y descubren juntos la sexualidad en un ambiente de completa seguridad y libertad. Eso es maravilloso y los une de un modo muy profundo. No importan la falta de técnica y experiencia, ya irán aprendiendo poco a poco y exactamente donde deben aprender: uno al lado del otro. Las hazañas sexuales no tienen importancia, lo que realmente cuenta es poder tocar, amar y unirse a la persona amada.

P.D.:Las insinuaciones que me hace en su carta posterior se las contesto personalmente.
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José Luis Aboytes
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