Para muchas parejas, el matrimonio ha dejado de ser una realidad gozosa y gratificante.
Por otra parte la cultura postmoderna está demoliendo los valores conyugales
promoviendo uniones espontáneas y transitorias sin compromiso alguno. No cabe
duda de que la institución matrimonial está atravesando una profunda crisis.
Toda convivencia está sujeta al desgaste.
La separación de un matrimonio presupone el fracaso matrimonial, la pareja ha
fracasado porque dejaron morir el amor. En el fondo de todo fracaso matrimonial
hay un problema de perdón. Al no saber perdonar, la acumulación del
rencor lo llevó a una situación insostenible. No debemos olvidar que el amor es
un sentimiento humano y como tal, no deja de tener su carácter de fugacidad, y
el carácter de solidez y estabilidad lo tiene que agregar el matrimonio.
Unos de los principales problemas que se presentan en un matrimonio son:
Adaptación
No se trata precisamente de tolerar o comprender a su pareja. Se trata de un
proceso complejo de adaptación. Todos los esposos tienen rasgos negativos de
personalidad. Para adaptarse, necesitan sacrificarse o morir a aquellos rasgos
que hieren o incomodan al otro cónyuge en la convivencia diaria para evitar
roces, choques. Adaptarse es amar y amar es adaptarse, para adaptarse los
esposos tienen que sacrificar ciertos rasgos negativos. Amar es morir un poco.
Se adaptan porque se aman.
No se anula la propia personalidad sino que la enriquece.
Falta de tiempo
Estamos acostumbrados a correr en la vida, nos falta tiempo para todo.
Los mejores momentos de la historia de los matrimonios son aquellos en los que
los esposos estuvieron mutuamente presentes.
Efectivamente la vertiginosa vida actual hace que los esposos estén distantes
físicamente y la distancia corporal se traduce en distancia mental, de ahí
sobreviene el divorcio de los corazones, y muere el amor.
Problemas sexuales
Estos problemas se derivan normalmente de una convivencia conflictiva. Allá
donde se da el rencor, el enojo, la ira. Para solucionar los problemas sexuales,
a nivel conyugal, no hay otro camino sino el avanzar hacia una vida conyugal
plena de armonía.
¿Qué hacer entonces para que el amor amanezca todas las mañanas con cara nueva?
¿Cómo evitar ser devorados por el desencanto? ¿Cómo dejar fuera de combate al
enemigo fundamental del amor que es el egoísmo?
¿Qué hacer para mantener alta y viva la llama del amor en las largas noches de
invierno?
¿Cómo evitar que los cónyuges vivan juntos, pero distantes?
Primero: cultivar el amor como se cultiva una tierna planta.
Segundo: en tiempo de tempestad, silencio y paciencia.
Tercero: diariamente abastecer de aceite la lámpara del amor a base de
pequeños detalles.
Y lo más importante ..Dios.
Jesús debe estar vivo y vibrante en el corazón de los esposos. Sólo Jesús es
capaz de organizar una revolución en las viejas leyes del corazón, poniendo
perdón donde el corazón reclama venganza, suavidad donde el corazón exigía
violencia, dulzura donde había amargura, amor donde había odio; en suma,
poniendo amor donde había egoísmo.