Asombra el poder de la fe.

 

Por Ana Cecilia Espinoza , José Pablo Castillo y Yehudi Monestel Arce.

Articulo publicado por el semanario costarricense Eco Católico con motivo de la celebración de la patrona de Costa Rica, Nuestra Señora de los Angeles, cuya fiesta se celebra mañana 2 de agosto.

“El agua de la fuente en la Basílica de los Ángeles en Cartago, Costa Rica, es tomada como parte del ritual de sanación. Centenares de personas dicen que con esa agua se producen cosas extraordinarias. En la devoción a la Virgen de Los Angeles -María, Madre de Jesús-, los anticatólicos han querido ver «idolatría», los cristianos convencidos el cumplimiento de La Palabra, el pueblo sencillo y sin cuestionamientos «milagros» y la Iglesia muy prudentemente, «sucesos asombrosos», dignos de ser investigados”. En el año 1982 -de julio a noviembre-, los Doctores Kurt y Anne Boyne, actuando con un «grant» de la Fleming Foundation, realizaron en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe (México) y la Basílica de la Virgen de los Angeles (Costa Rica) una investigación absolutamente objetiva que los llevó a «explorar» el fascinante mundo de la curación por la fe, sus orígenes, historia y métodos, analizando desde el punto de vista médico pero con absoluta lucidez, cientos de casos increíbles.

Una de las primeras palabras desechadas de sus cuestionarios, fue la de «milagros». Ambos científicos, siguiendo los lineamientos establecidos por la Iglesia Católica, y los patrones de conducta «oficial» que rigen en el Santuario de Lourdes, Francia, donde habían basado una investigación similar en 1980 de la que se hizo nacer el libro «El Poder de la Fe y la Salud», estimaron que la Iglesia Católica en sus cambios de conducta del postconcilio, se siente mucho más cómoda y tranquilizada cuando las estadísticas hablan de «hechos asombrosos» y «asuntos sobrenaturales» a estudiar e investigar, que cuando se asegura la ocurrencia de «milagros».

En el Santuario de Lourdes, por ejemplo, la organización católica no solamente tiene hospederías, un hospital de reposo y una Junta Médica que investiga exhaustivamente los casos reportados, sino un estricto procedimiento examinativo a cargo de hombres y mujeres de ciencia y no solo sacerdotes o religiosos.

Es así que las curaciones milagrosas decretadas como tales, con la aceptación final plena de la Iglesia, no sobrepasan unas pocas decenas de casos, mientras lo que se notifica anualmente como «curas milagrosas» llega a millares de casos. Esta «tamización» -dijo el Dr. Boyne- ha permitido que «el poder curativo de la fe que irradia en Lourdes» haya dejado de ser cuestionado por los científicos cuya «moda» es ir a contracorriente de todo beneficio que se logre de Dios, como es «moda» en unos pocos, negar la existencia misma de Dios ¿Es natural la curación sobrenatural? El Dr. Boyne y su esposa, de amplísima experiencia ecuménica pero católicos convencidos y no afectos a «una religiosidad de superficie», según sus propias palabras, encontraron un opúsculo de Fray Casiano de Madrid, en que afirmaba «las llamadas curaciones sobrenaturales son absolutamente naturales, porque quien cree en la Palabra no duda un solo segundo en que las cosas se hagan conforme lo estipuló Jesús, de una manera silenciosa, correcta y efectiva».

Así, la curación espiritual o por la fe, encara el problema de la enfermedad situando la experiencia del paciente dentro de un orden trascendental. No establece diferencias entre males físicos, emocionales, sociales o espirituales, en singularidad o colectividad.

Todos son importantes.

El estado de salud de una persona se transforma mediante la oración y el ritual y según los expertos, dicha transformación implica crear un significado nuevo a partir de la situación o las causas que provocaron la enfermedad. Los que han logrado curaciones de este tipo hablan de una sensación de intenso bienestar y fortalecimiento integral de cuerpo y espíritu obtenida durante el proceso de oraciones o asistencia con «acerada fe» a las Eucaristías o sacramentos que casi siempre van ligados a las «promesas». Monseñor Sanabria y la Virgen de los Ángeles La investigación de 1982 demostró a los médicos ingleses un trabajo educativo y de muy eficiente proceso desarrollado por Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, sacerdote, obispo y luego Arzobispo, nativo de Cartago, Costa Rica. Sanabria dejó muy bien establecida «la tradición» de La Negrita, el origen de su nacimiento y la necesidad de no convertir una devoción popular en un asunto idolátrico. Puso la pequeña imagencita elaborada por manos incógnitas sobre piedra volcánica procedente del Volcán Irazú, como una fuente catalizadora y amplificadora de la fe popular, que por el camino de María, madre de Cristo, alcanzaba en el Señor Jesucristo el poder sanador que ha desencadenado siempre hechos sorprendentes.

«Es preciso señalar, informaron los Boyne, que en la Basílica de Nuestra Señora de los Angeles las sanaciones espirituales o por la fe, suceden de manera íntima, en una conexión especial del cristiano con Dios, sin que tengan que ver con espectáculos de masas, manipulaciones sugestivas dirigidas por expertos predicadores o producto de la histeria. Quien apela a La Negrita para alcanzar por medio de ella a Jesús, y a través suyo al Padre Dios, no escandaliza, ni se retuerce en el suelo, ni convulsiona.

Los promesantes que van el dos de agosto desde todas partes del país, a Cartago, primero prometen un esfuerzo o sacrificio en lo personal, luego acuden al sacramento de la Penitencia, más tarde a la acción peregrina o de la romería y después a la comunión eucarística. A veces en este trayecto se cumple ante Dios la promesa hecha, y otras el cumplimiento se efectúa cuando se recibe el beneficio por el que se solicitó la ayuda divina».

Las palabras de Jesús: «Si puedes creer, al que cree todo es posible», resuenan en el templo basilical, la gruta de la piedra y la fuente de agua regenerativa. Se nos ha dicho que el Reino de Dios está en nosotros. Y se nos ha dicho que Dios recompensa a quienes lo buscan con diligencia. Y se nos ha insistido también en que la fe hace que todo sea posible. Por lo tanto hemos de buscar la fe dentro de nosotros. La fe llega después de explorar cómo somos y cuáles son nuestras intenciones más profundas. Si nos convencemos que tenemos mérito para recibir algo especial de Dios mismo, y el mérito es verdadero, lo que se pide y se espera, llegará... Dos testimonios sobrios y serios Estableciendo el Dr. Boyne y su esposa que en el templo de Cartago no hay Junta Médica, ni seguimiento de casos, ni proclamaciones «oficiales» de la Iglesia Católica sobre «milagros», llegaron a la conclusión que aún a falta de esto, la información de la gente es «creíble».

Es el pueblo el que proclama los «milagros», no la jerarquía eclesiástica, ni la parte clerical, que entre paréntesis, no realizan ningún tipo de «interesada publicidad para atraer las masas de devotos» a la Basílica. Remiten a un caso: Juan Carlos Hidalgo Oreamuno, ingeniero agrónomo, 55 años de edad, autoproclamado «ateo». Un diagnóstico médico reveló, tras una operación normal de cáncer prostático, un cuadro metástasis (expansión de células cancerosas en otras partes del cuerpo) y una posibilidad de vida de un año y medio a partir de la operación.

No se le sometió a tratamientos de quimioterapia o radio. A los cuatro meses de la cirugía su estado general decayó y su movilidad vino a menos. A insistencia de su esposa, Isabelita Rojas Meneses -de muy fuerte carácter- accedió a una visita a la Virgen de los Angeles viajando de Panamá, donde Hidalgo trabajaba con la empresa del Canal, regresaron a Costa Rica y el 2 de agosto realizaron la romería de San José a Cartago. Asistieron a la misa al aire libre, visitaron la gruta de piedra y tomaron varias botellas de agua de la fuente para llevar de regreso a Panamá. Hidalgo le confesó a su esposa que ver a tanta gente subiendo la Iglesia de rodillas, humillados, llenos de esperanza y a veces llorando, le conmovió.

Algo comenzó a inquietarle por dentro. Tomó el agua de la fuente durante un mes y sintiendo que retomaba fuerza y optimismo, se sometió a una serie de exámenes médicos y de laboratorio. Primero se le dijo que la expansión cancerosa «se estabilizó», luego que no había «avance» y ocho meses después que no existían vestigios de la enfermedad.

Los Boyne siguieron la historia clínica y comprobaron que «extraordinariamente los indicios de la metástasis se habían borrado». Hidalgo fue entrevistado por ellos en 1982 y «era un católico devoto, de cumplimiento sacramental, profunda veneración a la Virgen de los Angeles y tremenda gratitud al Señor». No soy idolatra pero amo a La Negrita.

Carmen Mayorga de Polinaris, maestra, 72 años de edad, viuda y con solo una hija adoptiva, confesó que «no soy idólatra» sino una persona a la que de niña le enseñaron a venerar a la Virgen de los Angeles, María, la madre del Señor, representada por la imagencita pequeña de andesita volcánica. «Venerar es amar, como se ama a los viejitos», dijo doña Carmen. Al que rindo adoración total, es a Dios Uno y Trino con el Hijo y el Espíritu.

Fue afectada por la polio en los años cuarenta, cuando solo el Dr. Montes de Oca en San José y el Dr. Ortiz Martín en Cartago, conocían algo más que la mayoría sobre la enfermedad. Salió de una semi-parálisis pero con el pie izquierdo «vuelto hacia adentro». Fueron años terribles. Hizo su promesa y cumplió la tradición y el ritual en la Basílica de los Angeles, viajando en romería desde Turrialba a Cartago (una experiencia tremendamente dolorosa para ella) y tres meses después, sin notar nada extraordinario, su pie volvió a la normalidad.

Los doctores Boyne siguieron el caso y probaron que hubo una secuela de la poliomielitis deformante, chequeada por el Dr. Montes de Oca y el Dr. Ortiz además de otros médicos y que había «ocurrido algo inexplicable» desde el punto de vista médico, pero absolutamente «normal» desde el punto de vista espiritual o de la fe -Así es como operan las curaciones espirituales o el poder de la fe en la Basílica Nuestra Señora de los Angeles.

La gente habla de «milagros», la Iglesia prudentemente dice que «La Basílica es un lugar privilegiado para la oración» donde se obtienen beneficios espirituales, y los médicos que «tenemos que aceptar que se dan cosas sobre las que no tenemos explicación científica que aportar» ¡Bendito sea Dios!

Encontraron sanidad y paz

La gran fe que se desborda por las tierras cartaginesas ha sido siempre la tónica en cientos de personas y familias enteras, en donde la esperanza de curación entró en sus hogares y hoy pueden brindar sus propios testimonios de fe y vida.

Así las cosas, conversamos con la Sra. Sonia Fuentes, quien nos narró la experiencia que tuvo cuando hace aproximadamente 13 años le diagnosticaron un Cáncer de Cervix - en fase terminal: «Como una paradoja, nuestra esperanza se arraiga en primer lugar en el presente, pero visto de otra forma vivimos plenamente nuestra vida cotidiana, despojados de problemas que nos parecen esenciales cuando estamos sanos, sin embargo, hoy, nuestra familia ha adquirido otra forma de ver el mundo, y esta nueva forma de pensar o de vivir no es patrimonio de los que tienen fe, sino, de quienes a través de las circunstancias hemos podido experimentar el amor tan grande que nos tiene nuestro Señor, que nos escucha nuestras oraciones, cuando nos 'desnudamos', ante él y le pedimos a nuestra Madre Santísima. Para Sonia Fuentes, la devoción a María ha de alimentar el compromiso con el plan de Dios, porque es ella la colaboradora de la encarnación, quien ciertamente quiere que asuman un compromiso de oración: «mientras iniciaba mi proceso de curación en el Hospital San Juan de Dios, en donde los exámenes médicos iban y venían, también arraigaba en mi corazón una gran fe, porque yo sabía que ese trago amargo lo iba a superar con la ayuda del Señor.

Lo recuerdo como si fuera ayer, cuando me fui a la Iglesia del Carmen, donde el Pbro. José Manuel Peña, estaba dando la Eucaristía, y yo me dispuse a recibir la comunión, cuando en ese momento el P. Peña citó la Palabra del Señor “Oro y Plata no tengo, pero te devuelvo tu salud”, en ese momento comprendí que esas palabras eran para mí, entonces alabé a mi Señor y a nuestra Virgencita, porque sabía que era una respuesta a mis oraciones».

Según nos contó doña Sonia, su caso fue comentado por los pasillos del Hospital San Juan de Dios y su médico el Dr. Alvaro Camacho Fernández, quedó muy impresionado, cuando se convenció de que el Cáncer de Cervix, había desaparecido: «seguí el tratamiento que los médicos me recomendaron, pero yo siempre mantuve que ya estaba sana». En esta misma familia, las «curaciones», volvieron a ser el tema entre familiares, amigos y la comunidad entera del Barrio del Carmen Cartago, el pasado mes de junio.

En esta ocasión al hijo menor de doña Sonia, Harol Góngora Fuentes de 24 años de edad, se había enfermado producto de una Meringitis Viral, y los médicos ya habían cumplido con lo que humanamente podían hacer: «al igual que mi madre, he pasado por un momento muy difícil, en el cual sin duda alguna los valores que mi madre ha sabido inculcarme: de amor, fe y esperanza en nuestro Señor y en nuestra Madre Santísima, se han acrecentado con más fuerza en mi vida», dijo el joven.

Hoy, puedo dar mi testimonio de sanidad. Estuve inconsciente, según me cuenta mi familia, que se unió en una hermosa cadena de oración, en donde sacerdotes, laicos , amigos, en sí gran parte de la comunidad que conoció de mi caso estuvo unida, para que Dios, me diera la oportunidad de seguir viviendo. En realidad siento un gran sentimiento de paz, gozo, alegría, un amor más intenso por nuestro Señor y nuestra Madre Santísima, porque han hecho en mí el «milagro de la vida». Yo no tengo palabras para expresar lo que siento, sólo se que esta familia profesa una inmensa fe, como el bastión más importante en nuestra vida de fe y testimonio, y un gran amor por la Virgen de los Ángeles.