LAS LAICAS ¿NOS TOMAN EN SERIO?

 

Pilar Romani

 

CVX – Perú

 

En los últimos años la presencia de los/as laicos/as como parte de la Iglesia, pueblo de Dios, ha ido cobrando más cuerpo; sin embargo queda camino por recorrer tanto en el ambiente del clero como del laicado mismo.

En el presente artículo deseo compartir unas reflexiones desde mi ser mujer que busca seguir al Dios Todoamoroso[34] desde la cotidianeidad que me toca vivir, sobre nuestra vocación laical, la necesidad de una formación seria para un mayor compromiso y el amplio horizonte de nuestra misión.

De esta manera espero dar algunas pistas sobre el título, arriba señalado, pues en la medida en que nosotras las laicas tomemos en serio nuestro rol, lograremos ganar el espacio que nos corresponde en la Iglesia para ayudar a construir el Reino de Dios en nuestra sociedad tan necesitada de justicia, paz, reconciliación; es decir hacer realidad el Evangelio en nuestro aquí y ahora.

 

Nuestra vocación laical

Uno de los textos que ha iluminado de manera especial mi vocación de laica cristiana miembro de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) es el de Mt. 28, 1-10, en el cual se nos narra una de las apariciones de Jesús resucitado. A continuación, cito y comparto reflexiones del mismo.

 

“Pasado el sábado, al aclarar el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a visitar el Sepulcro” (v.1-2)

Dos mujeres del entorno de Jesús, con quienes nos podemos identificar fácilmente.

Sabemos que en los tiempos de Jesús el trato entre hombres y mujeres era muy mal visto, era inconcebible la amistad entre ellos. Sin embargo, Jesús se relacionó con ellas en un trato horizontal, sencillo, dándoles así su dignidad, un lugar en la sociedad. Imaginemos la huella profunda que El deja en sus vidas, hasta hacerlas mujeres de acción integrada (fe y vida). ¿Podemos reconocer cómo ha marcado Jesús nuestra vida?  ¿Soy mujer de acción integrada?

 

El Angel dijo a las mujeres: Ustedes no tienen por qué temer. Yo sé que buscan a Jesús, que fue crucificado. No está aquí pues ha resucitado, tal como lo había anunciado. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto, pero vuelvan enseguida y digan a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y ya se les adelanta camino a Galilea. Allí lo verán ustedes. Con esto ya se lo dije todo.

Ellas se fueron al instante del sepulcro, con temor, pero con una alegría inmensa a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos” (v. 5-8)

¡Que detalle de amor de nuestro buen Dios a las mujeres! Las discriminadas, las que no contaban en aquella sociedad judía son las depositarias de la Buena Nueva; ¡Jesús Vive! ¡Ha resucitado! ¡Vive para siempre!  Ese encuentro con el Resucitado les produce sentimientos encontrados: un temor que es superado por la alegría de sentirse amadas, convocadas y enviadas por Jesús.

 

“En eso Jesús les salió al encuentro en el camino y les dijo: “Paz a ustedes.” Las mujeres se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron. Jesús les dijo: “No tengan miedo. Vayan ahora y digan a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán.”  (v. 9-10)

Otra bella muestra del lugar preferencial que daba a las mujeres. Mientras para el judaísmo, la mujer era indigna de acercarse a Dios; aquí Jesús, les sale al paso para que no les quede duda que ha resucitado. Las acoge, con todos sus temores, limitaciones, debilidades y les da “Paz”. Esta iniciativa amorosa, motiva una respuesta amorosa de las mujeres, quienes prestamente van a anunciar la noticia a los demás.

 

Me resulta muy significativo, todo un “símbolo”, que Jesús resucitado haya querido aparecerse primero a las mujeres. Su especial sensibilidad por los marginados, los desvalidos le llevan a hacer esta opción.  Y no sólo ello, además nos da la misión de evangelizar, con lo cual queda demostrado que la mujer tiene también una importante tarea que cumplir.

 

Formación para la misión

Nuestro referente básico de vida en común son, sin duda, las primeras comunidades cristianas y de ellas recibimos este testimonio: “Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción y a las oraciones” (Hch, 2, 42)  Hoy en nuestra realidad, si bien existen laicos y laicas que han asumido su compromiso formativo, todavía estamos en camino hacia la frecuencia y la profundidad que el texto de Hechos nos revela, especialmente nosotras,  laicas, requerimos mayor esmero en nuestra formación espiritual, humana, bíblica,  socio-política, etc.; evitando asumir conceptos erróneos, tales como  “eso es cuestión del clero”.

Vivimos demasiado involucrados en nuestras responsabilidades familiares, laborales, comunitarias, apostolados...; en un mundo ruidoso y activista que nos aleja de Dios.

No se trata de dejar de lado nuestras actividades porque es propio de los laicos estar en el mundo. Sino de iluminar nuestro ser y quehacer desde nuestra experiencia de fe, buscando a Dios en nuestra vida cotidiana, preguntarnos qué me dice Jesús en lo que me pasó (por ejemplo) con un compañero de trabajo, o con un disgusto que tuve en casa, o con un problema (enfermedad, falta de dinero, fracaso amoroso...) o con un logro alcanzado: el puesto de trabajo tan ansiado que conseguí... Es decir, pedir y desarrollar el ser contemplativos en la acción.

 

Nuestra misión

Estamos llamadas a hacer de éste un mundo más humano, más parecido a lo que  Dios planeó desde su determinación por redimirnos. Nuestro campo de acción es amplio. Con satisfacción puedo decir que conozco a varios laicos y laicas que se toman en serio su vida espiritual y su misión en la Iglesia y la sociedad.  Un ejemplo claro de ello es [35]el testimonio revelado por el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.  En este sentido cabe resaltar las palabras del Dr. Salomón Lerner Febres en la entrega del mismo al Presidente de la República del Perú el 28 de agosto de 2003:

 

            “En el Informe Final se habla de vergüenza y de deshonra; sin embargo, hablan también por sí solos, en sus páginas, actos de coraje, gestos de desprendimiento, signos de dignidad intacta que nos demuestran que el ser humano es esencialmente magnánimo.  Ahí se encuentran quienes no renunciaron a la autoridad y la responsabilidad que sus vecinos les confiaron; ahí se encuentran quienes desafiaron el abandono para defender a sus familias convirtiendo en arma sus herramientas de trabajo; ahí se encuentran quienes pusieron su suerte al lado de los que sufrían prisión injusta; ahí se encuentran los que asumieron su deber de defender al país sin traicionar la fe; ahí se encuentran quienes enfrentaron el desarraigo para defender la vida.  Ahí se encuentran: en el centro de nuestro recuerdo.”

 

No sólo hemos tenido una situación de extrema violencia política que afectó a nuestro país y de manera más cruenta a los sectores más pobres y olvidados de nuestra sociedad, sino que en medio de tal tragedia muchos hombres y mujeres pobres y humildes también pero llenos de dignidad, coraje y solidaridad supieron encarnar los valores evangélicos esenciales para la siembra de la esperanza y del surgimiento de la justicia social. 

 

Nuestro país sigue hoy convulsionado por situaciones de corrupción, desatención de las necesidades básicas de la población e injusticia.  Por ello, debemos guardar en nuestra memoria afectiva esos testimonios que nos impulsen a comprometernos en la reconstrucción del tejido social y a evitar situaciones como las expuestas en el Informe de la CVR.  La reconciliación pasa por el reconocimiento y la reparación a las víctimas.  Tenemos allí un ámbito concreto en el cual incidir como laicas ciudadanas y cristianas, es el momento para dar un testimonio de parte y evitar posturas imparciales o indiferentes, porque Jesús apostó por el ser humano y encarnó la esperanza en la extrema y difícil situación que le tocó vivir.

 

 


 


[1] Cfr. CARAVIAS, José Luis.  Raíces Bíblicas de la Espiritualidad laical.  Conferencia inédita del curso Magis.  Quito, julio del 2004.

[2] Recomiendo el libro de Mester para una lectura bella, entrañable y actual de la historia de esta pareja, patriarca de nuestra fe (Génesis capítulos 12 al 23).    MESTER, Carlos.  Abraham y Sara.  Cuenca, Edicay, 1990.

[3] Para una referencia rápida Cfr CARAVIAS, José Luis.  De Abraham a Jesús.  Quito, Tierra Nueva, 2001, pp36-38.

[4] De hecho, el único profeta que además fue sacerdote es Ezequiel. Pero vale la pena destacar que renegó de su sacerdocio.  En Ez 8 y 9 se muestra cómo salió Dios del templo lleno de idolatrías... para irse con los desterrados.

[5] Cfr. DÍAZ MATEOS, Manuel.  El sacerdocio del laico JesúsEn: El sacramento del pan.  Lima, CEI CEP, 1996, 2ed, cap III, pp81-97.

[6] LOFHINK, Gerhard.  La Iglesia que Jesús quería Bilbao, Desclée, 1998,3ºed, pp107-108

[7] Op. cit. pp118-120

[8] Op .cit. Ésta es la tesis principal del estudio de Lofhink: la Iglesia está llamada a ser sociedad de contraste por los valores que vive dentro de ella y ofrece al mundo.

[9] Eso lo recuerda con mucha fuerza el Concilio Vaticano II en muchas de sus formulaciones, especialmente al presentar la Iglesia.  Lumen Gentium 1.

[10] MORA, Maricarmen.  Identidad laical.  Conferencia inédita del curso Magis.  Quito, julio del 2004.

[11] BINGEMER, Maria Clara.  Identidad del laicoEn: CARAVIAS, José Luis.  Recopilaciones en el CD Fe y Vida.

[12] SILBER.  Quiénes son los laicos.  Un curso de formación para Cristianos de BaseEn: CARAVIAS, José Luis.  Recopilaciones en el CD Fe y Vida.

[13] CODINA, Víctor.  Eclesiología medieval de cristiandad. En: Para comprender la Eclesiología desde América Latina.  Cap 4. Estella, Verbo Divino, 2000. pp51-63

[14] El cambio ha sido destacado por muchos, especialmente dado que el capítulo II Pueblo de Dios antecede al capítulo sobre la jerárquica en la Constitución sobre la Iglesia.  Sobre el significado de Vaticano II y especialmente el rescate de la eclesiología de comunión. Cfr. Revista Concilium Año I número 1.

[15] Para toda esta parte, revisar los documentos del concilio: Lumen Gentium (1964), Apostolicam Actuositatem (1965), y la carta de Juan Pablo II Christifideles Laici (1988)

[16] Convierte a los ministros ordenados en super cristianos!!Cfr. PARENT, Rémi.  Una Iglesia de bautizados.  Para una superación de la oposición clérigos/laicos.  Santander: Sal Terrae,1987.  pp91

[17] PARENT, Op. cit...  Un buen resumen puede apreciarse en pp35-40

[18] IGNACIO DE LOYOLA.  Ejercicios Espirituales. 23

[19] SAINT-EXUPÉRY, Antoine de.  El Principito.  Santa fe de Bogotá, Lito Imperio, pp38-40

[20] CONGAR, Yves.  Jalones para una teología del laicado. Barcelona 1963, p. 7

[21] Cfr. LG 37.  Se alienta al diálogo clérigos-laicos pero también a la obediencia final de los últimos.

[22] Cfr. CONGAR, Yves.  La recepción como realidad eclesiológica http://servicioskoinoni.org/relat/322.  CODINA, Víctor. Op cit pp 47

[23] CODINA, Víctor.  Op cit pp 46

[24] Baste citar por ejemplo la Congregación para la doctrina de la fe que ha cumplido un rol a veces demasiado protagónico en los últimos años.

[25] Y otras veces es la jerarquía la que insiste en ello.  Por ejemplo, ChL 23 previene para que no todas las funciones del laico (predicar la palabra, asistir en la liturgia, etc) sean consideradas ministerios y resalta que el ejercicio de estas tareas es excepcional y no hace del laico un pastor.  Es más, la efectividad de la tarea depende de que sea concedida por quien sí ha recibido el orden ministerial (en última instancia el clero).

[26] La CVX es un ejemplo al respecto, pero podría serlo mejor si se toma más en serio esta importante tarea.  La Comunidad Mundial de Vida Cristiana tiene autoridad eclesiástica concedida canónicamente por la Santa Sede; por tanto, puede y debe enviar a sus miembros según el discernimiento comunitario.  Cfr. Normas Generales 32, de la CVX.

[27] Cfr. LG 10; ChL 20 y 22

[28] Cfr, LG 35; Gaudium et Spes 15, 16 y 17; Familiarias Consortio 5. Muchas veces las autoridades han olvidado estas páginas.

[29] GONZALES-FAUS, José.  ¿Para qué la Iglesia?. Cuadernos Cristianismo y Justicia n° 121, 2003, pp3-6

[30] Familiaris Consortio 16

[31] Expresión que le gustaba a Ignacio de Loyola.

[32] ANTONCICH, Ricardo.  Aclaraciones al concepto de nuevo sujeto apostólico.  En: Cuadernos de Espiritualidad.  Lima, Centro de Espiritualidad Ignaciana, 2004, N° 105, pp7-17

[33] Perfil CVX Perú.  Dimensión Comunitaria.

[34] Antoncich, Ricardo,  Charla Fe y Política, Ecuador 2004 

[35] Lerner Febres, Salomón, Discurso de entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación