TEMA 35

La reunión
 

3. ELEMENTOS DE REFLEXIÓN

Todo animador ha de dar vida a su grupo. Eso lo realiza de manera significativa a través de las reuniones, no consideradas como actos aislados, sino situadas dentro de una periodicidad marcada de antemano.

Una parte del buen funcionamiento del grupo hay que atribuirlo a las reuniones. El que una reunión salga bien depende de muchos factores, pero el animador tiene una gran responsabilidad en ello. Preparar la reunión es, ante todo, no improvisar. Produce una impresión deprimente el que el animador diga frases como éstas: <<¿Qué tema nos toca hoy? ¿De qué tenemos que hablar? ¡Ah, si!, ya sé de que va...>>.

Tampoco hay que precipitarse. No basta una mirada rápida al texto y contentarse con eso. O leerse el tema diez minutos antes, pensando rápidamente en unas iniciativas que sólo consiguen matar el tiempo... Así no puede funcionar bien la reunión. El prepararla requiere dedicación a lo que se va a hacer de hecho, pero poniendo antes en ejercicio la reflexión, la creatividad, la imaginación.

Esas dos actitudes, la improvisación y la precipitación minan la eficacia del trabajo en grupo y hacen, en cierta medida, que sea estéril.

3.1. A qué se llama reunión

Las reuniones en la vida de los grupos son algo esencial. Un grupo sin reuniones periódicas está llamado a tener una cohesión pobre o a disolverse.

Por reunión entendemos ese momento en el que un grupo de personas se congregan para algo que les es común, con periodicidad acordada de antemano. Todos los elementos son importantes: la pluralidad de personas, el grupo que forman en un lugar concreto, la finalidad de la reunión, las aspiraciones que traen al grupo, la periodicidad de las reuniones, el tiempo de duración de las mismas, el local mismo de la reunión, que es importante que sea siempre el mismo y a ser posible adornado al estilo del grupo, para que lo consideren como algo muy propio. En la medida en que alguno de esos elementos deje de funcionar bien, el grupo comenzará a percibir que sus reuniones no marchan. Pero ese malestar detectado lo achacarán fundamentalmente al mismo grupo, diciendo que el grupo no tiene sentido.

No todas las reuniones son lo mismo ni sirven para lo mismo; por tanto no todas las reuniones tienen que obedecer a unos idénticos parámetros.

* Reuniones de información. Su finalidad es satisfacer las necesidades del grupo. El animador trata de ofrecer a los miembros del grupo todo aquello que considera oportuno según las necesidades manifestadas por el grupo.

* Reuniones de amigos. Su objetivo principal es el de establecer lazos de amistad o de relación entre los miembros del grupo. Se centran en tener una experiencia relacional humana rica.

* Reuniones de discusión. Se trata de reuniones en las que los miembros del grupo tienen un objetivo de estudio, de profundización en una materia, de análisis de un problema con el fin de aclarar el horizonte y llegar a tomar decisiones concretas sobre un determinado aspecto de la realidad.

Se podrían enumerar más tipos de reuniones hasta hacer una lista muy detallada. Pero parece que en los tres tipos de reuniones antes enumerados están las raíces de todas las demás subdivisiones.

La reunión del grupo de catequesis participa, de alguna manera, de los tres tipos señalados. En ella se ofrece información, se produce una búsqueda de relaciones y amistad y se da también la discusión, entendida como estudio, profundización de temas y aclaración de puntos de vista o situaciones personales.

Esa convergencia de matices es lo que puede, en ocasiones, crear dificultad a los animadores.

Situados como estamos en un nivel básico, vamos a señalar los tres elementos más propios de toda reunión, destacando, al mismo tiempo, algunos puntos que convendrá tener en cuenta.

3.2. La preparación

Al preparar una reunión hay que tener en cuenta todas las circunstancias que rodean al individuo. A veces son cosas tan elementales que llegan a pasar inadvertidas; con todo, tienen su importancia, y si no se les da su valor, restan fuerzas a la tarea principal. A continuación se señalan algunas de ellas.

LAS CONDICIONES MATERIALES

* El lugar. Es preferible que sea siempre el mismo para evitar que el animador y el mismo grupo se encuentren desorientados espacialmente. Cuidese el orden, la limpieza, la iluminación, la ventilación y los adornos: Biblia, flores, alfombra, etc.

* El mobiliario. Tanto la excesiva comodidad o incomodidad dificultan el desarrollo de un buen trabajo.

* La colocación. Es muy significativa la forma como se coloca el grupo: en circulo, semicírculo, en filas sucesivas, etc. El animador, según donde se coloque, se siente más movido a monopolizar la reunión, dirigirla o participar en ella como uno más.

LA CONVOCATORIA A LA REUNIÓN

Convocar la reunión es necesario no sólo para recordar lo previamente fijado, sino para que el animador y los miembros del grupo se preparen a participar responsablemente. En la convocatorio han de quedar bien claros: el lugar, la fecha, la hora, el orden del día, los documentos a estudiar, etc. La convocatoria ha de enviarse con la suficiente antelación.

PLANTEAMIENTO DE LA REUNIÓN

Es lo que el grupo se propone realizar en el tiempo fijado para la reunión. Debe constar:

* El tema a desarrollar en ese tiempo. Ha de ser adaptado a cada edad, grupo, circunstancias y ambiente. Es decir, ha de responder a las necesidades realidades del grupo.

* Los objetivos que se persiguen en el tema.

EL DESARROLLO DE LA REUNIÓN

Aunque existen muchas clases de reunión y la función del animador en cada una de ellas es variada, él ha de ponerse al frente del grupo, atento a ofrecer las orientaciones necesarias. La función del animador es facilitar la marcha del grupo y ayudar a superar las dificultades.

A continuación se explicitan algunas de las características comunes a todos los modelos de reunión, que hay que tener bien en cuenta en todo el proceso.

* La acogida de las personas. Cada miembro del grupo ha de sentirse acogido gozosamente. Esta actitud primera va creando un ambiente cálido que favorece enormemente la participación de todos en la reunión. La acogida es el momento primero que el animador tiene para dar importancia a las personas.

* Plantear lo que se va a hacer. Es importante que el animador plantee con claridad lo que se va a tratar en el grupo, cómo se va a trabajar y el tiempo que se prevé para la reunión.

* Desarrollo del tema. El desarrollo del tema se lleva adelante con la participación de cada miembro del grupo, confrontando las distintas visiones, valores sobre un mismo punto para llegar a un acuerdo, ya sea éste provisional o definitivo.

Hay que estar muy atentos y saber leer lo que está pasando en el grupo. El desarrollo de un tema no depende sólo de lo que se dice, sino de las relaciones que se crean al decir las cosas, de la historia personal de los miembros del grupo y del mismo grupo en cuanto tal. Conviene que el animador tenga en cuenta esos factores para comprender mejor la reflexión del grupo.

Durante el desarrollo del tema, el animador no debe intervenir demasiado, porque puede llegar a conducir al grupo a una dependencia y puede disminuir la creatividad de los participantes.

Sin embargo, hay situaciones en las que es necesario intervenir. Por ejemplo, cuando en el grupo existen datos falsos; cuando ello provoca un trabajo superficial y, por lo tanto, no se trata el tema con la profundidad debida. El animador ha de provocar una actitud de búsqueda en el grupo para indagar en el tema y sacarle todo el jugo necesario.

El animador durante el desarrollo del tema asume unas funciones que son propias de quien está en el grupo, a la vez presente y distante. Presencia y distancia que hacen mirar con más objetividad la realidad del grupo.

* Funciones principales del animador en el momento de desarrollar el tema:

--Hacer que los miembros del grupo se centren en lo que se está tratando. Evitar la dispersión de ideas y temas.

--Mantener al grupo en el objetivo que se ha propuesto.

--Hacer resúmenes frecuentes o síntesis de lo hablado para que el grupo no se pierda en palabrería.

--Facilitar la palabra a todos, especialmente a quienes más les cuesta intervenir.

--Cuidar el respeto y la acogida de lo que dicen las personas en el grupo. Si uno siente que su palabra no es acogida, difícilmente se atreverá a hablar.

--Lanzar al grupo hacia nuevos horizontes, cuando se estanca.

RELACIONES INTERPERSONALES

Las relaciones interpersonales dan armonía al grupo. El éxito o fracaso de una reunión depende en gran medida de la relación existente entre los miembros del grupo.

El animador ha de interrogarse sobre su relación con el grupo en general y con cada miembro, intentando crear relaciones positivas. Adopte las siguientes actitudes:

* Actuar como modelo de relación positiva. --No hacer juicios de valor. --Preocuparse por la situación de cada uno. --Atención a cada persona, desde lo positivo.

* Neutralizar los comportamientos negativos.

--Conducir a los miembros del grupo hacia comportamientos más positivos.

* Resolver tensiones.

--Las tensiones bloquean la marcha del grupo creando actitudes negativas. Hay que saber intervenir a tiempo.

El grupo no es un nombre, sino una interrelación, una historia progresivamente vivida, una comunicación. Muchas veces se siente la necesidad de pasar del grupo a algo más personalizado, con quien se tiene experiencia.

Si el animador está atento en la reunión, se da cuenta de que, a veces, los miembros del grupo no dicen allí lo más hondo que les acontece. Grupo y relaciones interpersonales no son dos realidades opuestas, sino complementarias.

Las relaciones son, con frecuencia, muy superficiales porque cada uno procura ocultar su intimidad con distintos mecanismos de defensa, para impedir que otros puedan adentrarse en su intimidad, sentimientos, vivencias. Existe el miedo a salir y a encontrarse con uno mismo.

CONSEJOS NACIDOS DE LA EXPERIENCIA

* Animador, es importante que tengas muy bien preparado todo el material que vayas a necesitar durante la reunión. Un grupo que percibe esto, aunque no lo diga, se está dando cuenta que tiene un animador que ha pensado en el grupo antes de la reunión y que ha tratado con carino al grupo, preparándole todo lo que precisaba.

* Poco a poco llegarás a saber cuándo tienes que dejar que el grupo se desahogue un poco hablando de cosas que no entran en el tema y cuándo tienes que traerlo al tema. Es cuestión de prudencia y de práctica. Te puedes hacer insoportable al grupo si le estás exigiendo continuamente que trabaje duro, que no se salga del tema, que sea eficaz.

* No te lances, sino muy lentamente, a hacer cosas nuevas en las que tú no tienes seguridad. Ten en cuenta que tú comunicas al grupo la seguridad que tienes o la inseguridad que ocultas. Por eso, cuando tengas que hacer algo que no lo tienes muy claro o que no te convence o que es la primera vez que lo haces, vete despacio y no pretendas todo en una reunión.

* La mejor manera de preparar una reunión es meditar y dar vueltas en la cabeza el tema que vais a tratar.

* Anota en una libreta las cosas que has visto en la reunión y que no entiendes o que debes consultar con animadores de más experiencia que tú.

3.3. La evaluación

Es muy necesario, después de la reunión, preguntarse cómo se ha desarrollado, porque así el grupo va encontrando su propia identidad.

Hay muchos animadores a quienes, quizás por una mala experiencia o por poco entendimiento de lo que significa evaluar, les cuesta ver que ése es un momento significativo de todo el proceso de la reunión.

La evaluación es el momento en el que todos los elementos de la programación son confrontados para confirmar su validez en orden a unos fines y reflexionar sobre cómo hacerlos más adecuados a la situación real del grupo.

Se puede definir la evaluación como la valoración o apreciación que hace el grupo sobre los distintos aspectos de su constitución y funcionamiento: objetivos, desarrollo del tema, relaciones interpersonales, comunicación, etc.

Al evaluar los resultados, los confronta con las necesidades del grupo, reformulando objetivos y actividades más concretas y adecuadas a las posibilidades del mismo.

El animador en el momento de la evaluación ha de ser muy objetivo y tener un profundo respeto a las personas. Es necesario valorar lo positivo en el proceso del grupo para fomentarlo y robustecerlo.

Los centros de interés para evaluar pueden ser muchos. Entre ellos cabe destacar los siguientes:

* Objetivos. Buscar las causas del por qué no se han alcanzado parcial o totalmente, analizando situaciones concretas personales y de grupo, intervenciones, etc.

* Tema. ¿Está en función del objetivo? ¿Ha quedado demasiado cargado? ¿Se ha enviado con suficiente antelación para ser preparado?

* Grupo. ¿Qué situaciones se han presentado? ¿Qué ha ocurrido en el grupo mientras el desarrollo del tema? ¿Cuáles han sido las causas? ¿Se ha estado atento para superar las dificultades?

* Participantes. ¿Ha acaparado el diálogo algún participante? ¿Existe comprensión y respeto mutuo?

* Animador. ¿Cuál ha sido tu actitud respecto al grupo?

Las anteriores preguntas son simplemente indicativas para que sirvan como referencia, ya que cada animador, conociendo a su grupo, ha de elaborar las preguntas que respondan más directamente a su realidad concreta.