Herejías sobre Jesús.
Autor: P. Antonio Rivero, L.C.,
es.catholic.net
Las diversas herejías cristológicas a lo largo de los siglos
Es curioso constatar que a lo largo de los siglos no se ha sabido entender a
Jesús. Esto es lógico, porque es un misterio: un Dios con dos naturalezas, una
divina y otra humana.
Casi todas las herejías han mirado a Jesús desde un ángulo de vista y han
despreciado o minusvalorado, consciente o inconscientemente, el otro. Pero todas
las herejías han aportado mayor luz a este Misterio y la Iglesia ha podido
profundizar en este Único tesoro que da razón de nuestra fe: Jesucristo.
Así pues podemos decir con san Pablo: "Para los que aman a Dios, todo coopera al
bien"; también las herejías, porque, gracias a ellas o a causa de ellas, ha
salido resplandeciente, luminosa y espléndida la figura de Jesucristo nuestro
Señor.
Jesús ha sido, es y será un misterio, porque es al mismo tiempo Dios y hombre
verdadero. En Él conviven dos naturalezas distintas, la humana y la divina, en
una sola Persona divina.
Por eso, las diversas herejías cristológicas se han dado por no saber conjugar
estas dos realidades: es al mismo tiempo verdadero Dios y verdadero hombre.
Unos, por querer valorar la divinidad, menoscaban la humanidad. Otros, por el
contrario, por querer valorar la humanidad, menoscaban la divinidad o,
simplemente, la niegan. El dogma católica, en el concilio de Calcedonia, lo
expresa así: "Nuestro Señor Jesucristo es verdaderamente Dios e Hijo unigénito
de Dios, y verdaderamente hombre nacido de María, dotado de alma racional y de
cuerpo; consubstancial al Padre según la divinidad y consubstancial a nosotros
según la humanidad, en todo menos en el pecado; ambas naturalezas, perfectas y
sin confusión, conforman una única persona divina"
Estas son las principales herejías o errores doctrinales sobre la persona de
Jesús, Hijo de Dios:
1. Docetismo: herejía difundida en el siglo I, por Marción, Valentín y Basílides
(estos últimos, gnósticos) que reduce la carne de Cristo a una apariencia:
"Parece que come, parece que camina, parece que está cansado...". Tanto san Juan
en sus cartas (1 Jn 4, 2) como san Ignacio de Antioquía luchan contra este
error. Jesús es verdadero hombre que come, bebe, se cansa, camina, llora, se
admira. Jesús caminó por las calzadas polvorientas de Israel. Jesús miró con sus
propios ojos a niños inocentes, a hombres enfermos, a fariseos complicados.
Jesús amó con corazón también humano.
2. Ebionismo: herejía difundida en el siglo II en ambientes judeocristianos que
niega que Cristo haya sido engendrado por el Padre y reconoce en Cristo al
hombre investido por el E.S. en el Bautismo. Esta herejía fue condenada por san
Ireneo de Lyon diciendo que Cristo es verdadero hombre y verdadero Dios.
Verdadero Dios porque sólo Dios puede dar eficazmente la salvación y restablecer
la unión con los hombres. Verdadero hombre porque corresponde al hombre reparar
su falta. Por ser Dios reparó la ofensa infinita que el hombre perpetró contra
Dios. Por ser Hombre el hombre quedó redimido y su cuenta saldada.
3. Adopcionismo: herejía difundida en el siglo II por Teodoro el viejo y Pablo
de Samosata que dice que Cristo es un simple hombre, adoptado por Dios como
portador de una gracia divina excepcional. Niega, por tanto, la Trinidad y la
divinidad de Cristo y la encarnación del Verbo. Volvemos a lo mismo: Jesús es
verdadero Dios y verdadero Hombre. Se necesita fe para creer esto, pues Cristo,
no lo olvidemos, es un misterio. Sólo los humildes y sencillos se abren
totalmente a este misterio.
4. Gnosis cristiana:33
herejía difundida en el siglo II por Marción, Valentín, Epifanio y Simón el
mago, según la cual Jesús no es Dios sino un "eón" en medio de los demás que ha
venido para dar el conocimiento al hombre engañado por sus sentidos. Cristo
desciende sobre Jesús en el momento del bautismo. Es una herejía, pues crea en
Jesús un dualismo de personas y desvirtúa su misión divina y redentora. Fue
combatida esta herejía por san Hipólito y san Ireneo. En Jesús hay una sola
persona, la divina, con dos naturalezas, la humana y la divina. De nuevo, el
misterio, ante el cual nuestras rodillas deben doblegarse. Si tuviera dos
personas, tendría también dos personalidades; habría dos centros de comando. La
salud psíquica y psicológica correría riesgo. Esta única persona divina de
Cristo hace uso de las dos naturalezas, sin mezcla y confusión, como de dos
manos. Las dos naturalezas son instrumentos que la Persona divina de Jesús
utiliza para realizar su misión salvadora.
5. Arrianismo: herejía difundida en el siglo III por Arrio, que niega la
divinidad de Cristo. Cristo, dice, es hijo adoptivo de Dios, no consusbstancial
al Padre. Y el E.S. es la primera criatura del Hijo, por tanto, inferior a Él.
Esta herejía fue condenada en el concilio de Nicea (325): "Cristo es verdadero
Dios y verdadero hombre". San Jerónimo pronunció una frase célebre: "El mundo se
despertó un día y gimió de verse arriano". Muchísimos sacerdotes y fieles habían
sido martirizados, los obispos católicos arrojados al destierro y sustituidos
por arrianos. Todo esto por culpa del emperador Constancio II, arriano, que se
había adueñado de todo el Imperio. Fue quien dijo: "Se acabaron los niceanos (es
decir, los católicos);34
hemos triunfado los cristianos (es decir, los arrianos); si solamente pudiéramos
agarrar y ahorcar a ese bandido obispo de Alejandría". Se refería a un gran
defensor de la fe católica, Cirilo de Alejandría.
6. Apolinarismo: herejía difundida en el siglo IV por Apolinar, que niega el
alma humana de Cristo, creyendo que esa alma humana sería como la nuestra,
pecaminosa. Así creía salvar la divinidad de Cristo. La Iglesia en el sínodo de
Alejandría (362) afirmó el alma de Cristo diciendo: "El Verbo se encarnó para
salvar alma y cuerpo; por ello tuvo que tomar un cuerpo". Y el sínodo de Roma
del 377 condenó la herejía de Apolinar. El alma humana de Cristo no es
pecaminosa, porque no tuvo pecado original, y, por los mismos, tampoco las
consecuencias de ese pecado original, con el que nacemos todos los mortales.
Sólo el pecado es quien deja la marca pecaminosa en el alma. Jesús no tuvo
pecado, por tanto, la conclusión es bien clara.
7. Nestorianismo: herejía difundida en el siglo V por Nestorio, obispo de
Constantinopla, que sostenía dos personas en Cristo: una divina y otra humana.
El concilio de Calcedonia del 451 dice que en Cristo hay dos naturalezas
separadas , unidas en una sola persona, la del Verbo. ¿Qué pensaríamos de un
hombre que tenga dos personas o dos personalidades incorporadas en su ser?
¿Quién mandaría de las dos? ¡Qué lucha dentro de ese mismo ser!
8. Monofisismo: herejía difundida en el siglo V por Eutiques, archimandrita de
Constantinopla, que sostenía una sola naturaleza en Cristo, la divina. Dio
respuesta el concilio de Calcedonia del 451: en Cristo hay dos naturalezas: una,
divina, y otra, humana. Si fuera verdadera esta herejía, ¿cómo se explicarían
tantas actitudes de Cristo en el Evangelio: Jesús se cansaba, comía y bebía,
caminaba, tenía unas manos, lloraba, se llenaba de santa cólera? Si no hubiera
tenido naturaleza humana, no hubiera podido realizar estas actividades que son
humanas.
9. Monotelismo: herejía difundida en el siglo VII por Sergio, patriarca de
Constantinopla, que sostenía una sola voluntad en Cristo, la divina. La Iglesia
dio respuesta en el III concilio de Constantinopla (680-681): "En Cristo hay dos
voluntades sin división, sin cambio, sin separación ni confusión". Las dos
voluntades no se oponen en Cristo, porque la voluntad humana sigue sin resistir
ni oponerse, sometiéndose libre y amorosamente a la voluntad divina omnipotente.
10. La herejía de este siglo XX: hoy día pulula por ahí una herejía muy grave.
Por querer acercar tanto a Cristo a los hombres y por pedir que solucione
nuestros problemas económicos y materiales, se ha despojado de Cristo toda su
dimensión divina y espiritual. Para esta herejía, Jesús no vino para salvarnos
del pecado, no murió en la cruz para redimirnos y abrirnos las puertas del
cielo; sino que vino como guerrillero, inconformista y violento que quiere poner
orden y justicia, echando mano de la violencia y la guerra, y destruyendo a
todos los ricos y capitalistas, para así dar de comer a los pobres. ¿En qué
Evangelio se dice esto? Sólo habiendo bebido en fuentes marxistas se ha podido
llegar a estas aberraciones. El Papa Juan Pablo II nos ha dado luz sobre este
gran peligro en su documento sobre las luces y sombras de la teología de la
liberación.35
Este error distorsiona la misión de Cristo, pues Cristo vino a liberarnos del
pecado que se esconde en el corazón de cada hombre. Eliminado el pecado, podrán
cambiarse más fácilmente las estructuras de pecado. Quienes defienden esta
posición dicen a Cristo: "Lo urgente hoy es el estómago, la cultura, la
distribución de la propiedad. Cuando hayamos concluido todo eso -y sólo lo
lograremos a través de la revolución- puedes tú venir al mundo para hablarnos de
tu Padre Celestial. De momento, de tu Reino lo que nos interesa es lo que nos
ayuda a un planteamiento revolucionario. Y no te extrañe si nosotros te
"utilizamos", si adaptamos tu predicación a nuestras ideologías: lo mismo viene
haciéndose desde hace dos mil años".
CONCLUSIÓN
Las herejías no nos deben escandalizar ni desalentarnos. Al contrario, nos
invitan a afianzar y a afirmar mejor nuestra fe, para seguir dando razones de
ella a quienes nos pidan. La Providencia de Dios sabe llevar nuestra historia
por los vericuetos que a Él le parezcan más apropiados para manifestar su
Sabiduría y su Misericordia con todos nosotros. Al mismo tiempo, nos hacen
vigilar, porque nadie está seguro de no caer. "Qui se existimat stare, videat ne
cadat", nos dice san Pablo en 1 Corintios 10, 12, es decir, el que se cree estar
firme, cuide para no caer.
33.
Cuando se habla de "gnosis" se hace alusión a ese conocimiento esotérico (gnosis
viene del verbo griego "conocer"), adquirido no por aprendizaje u observación
empírica, sino por revelación divina, como emanación de Dios. Esta gnosis ha
dado mucha guerra a la Iglesia desde entonces y muchas sectas de hoy siguen este
camino. De la gnosis al panteísmo hay sólo un paso.
34.
Refiriéndose al concilio de Nicea, donde se aclaró que Jesús es verdadero Dios y
verdadero hombre.regresar
35.
Ha habido dos documentos muy importantes al respecto: el primero llamado
"Algunos aspectos de la teología de la liberación" del 6 de agosto de 1984; y el
otro, "Libertatis conscientia" del 22 de marzo de 1986, sobre la libertad
cristiana y liberación. Ambos, emanados de la Congregación para la Doctrina de
la fe, con la aprobación del Papa.