Encuentros de Matrimonios- TEMA 1

 

LA IMPORTANCIA DEL AMOR.

EL AMOR CONYUGAL

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No me pidas que te deje

No quiero separarme de ti ...

Iré donde tu vayas .

Y viviré donde tu vivas.

Tu pueblo será mi pueblo.

Y mi Dios será tu Dios

Donde tú mueras, quiero morir yo.

Y allí deseo que me entierren.

Que el Señor me castigue con toda dureza

si no es tan solo la muerte

lo que nos ha de separar.

Libro de Ruth, 1,16-17

 

Introducción

 

Como primer tema de esta serie de encuentros, creímos que era necesario comenzar por el principio y fundamento del matrimonio y la familia, es decir el amor.

El amor  es el corazón de todas las cosas, porque  Dios es amor.

Lo que distingue al matrimonio y a la familia de toda otra comunidad y sociedad es el modo especial con que el amor constituye el  núcleo de su ser  y la peculiar naturaleza de  este amor. Otras sociedades pueden fundarse en una finalidad  común, pero el alma de la familia, su  mas íntimo sentido, no es una finalidad exterior, sino el amor.

Pío XI, en Casti Connubii, no considera que lo más importante sean “los fines del matrimonio”, sino la base que lo sustenta y su sentido propio, que, no es otro que el amor, gracias al cual  cada uno de los cónyuges contribuye a la formación moral del otro. Así dijo Pío XI “el amor penetra todas las obligaciones de la vida familiar”.

Es por ello que en este cuadernillo vamos a intentar abordar el tema, desde varios puntos de vista, uno netamente humano, iluminados por los aspectos psicológicos aportados por algunos autores que comparten su experiencia y también la visión de la Iglesia a través de sus pastores.

Sabemos que hay una gran diversidad de temas importantes y relacionados que quedan afuera o se encuentran sólo sugeridos, pero confiamos en que, según los intereses del grupo, puedan ser profundizados en posteriores encuentros. Uno de ellos, que puede notarse ausente es el referido a la sexualidad como aspecto inherente al amor conyugal, pero advertimos que lejos de descuidar este aspecto, lo creímos tan importante que esperamos dedicar un cuadernillo o tal vez más para su tratamiento.

Iniciamos entonces esta tarea, pidiendo la protección de Dios y rogando a María, Maestra del AMOR que nos guíe en este camino de reflexión y crecimiento.

 

 

Objetivos

n       Reflexionar sobre el amor conyugal y sus exigencias.

n       Analizar la dimensión dinámica de la vida en el matrimonio.

n       Comprender la importancia de crecer juntos en el amor.

 

Líneas temáticas:

n       El amor auténtico, sus notas básicas.

n       Errores acerca del amor.

n       Amor que crece versus estancamiento.

n       El amor conyugal fundamento de la familia.

 

Valores y actitudes:

n       Donación, entrega y compromiso.

n       Aceptación y comprensión del otro.

n       Valoración de las pequeñas cosas.

 

Bibliografía:

n    Concilio Vaticano II: Constitución pastoral GAUDIUM  et SPES, sobre la Iglesia en el mundo actual.

n    S.S. Paulo VI: Exhortación Apostólica HUMANAE VITAE.

n    S.S. Juan Pablo II: Exhortación Apostólica FAMILIARIS CONSORTIO.

n    Rojas, Enrique: El Amor Inteligente, Ed. Planeta.

n    Material de Zenit (www.zenit.org)

 

Recursos

Sólo es necesario tener con anticipación el material de lectura, de ser posible, copias para los participantes.

 

 

Metodología

 

1.    Motivación:

 

Sugerimos para iniciar el tema la lectura de un conmovedor testimonio de AMOR de nuestro tiempo: “Perdónales, no saben lo que han hecho” que se adjunta como Texto Nº 1 del Anexo Textos.

 

2. Puesta en común:

 

Luego de la lectura se puede abrir el debate teniendo en cuenta este cuestionario guía.

 

¿Qué características tiene el amor entre Jean y Frank?

 

¿Cuáles creen que son los frutos de este amor?

 

 

Es importante manejar el debate dando posibilidad de que todos participen, pero teniendo cuidado que no se extienda demasiado, creemos que quince o veinte minutos es suficiente.

 

3. Iluminación:

 

Cómo dijimos, se hace necesario abarcar algunos aspectos en el plano netamente humano  que nos sugieren los especialistas y que pueden ayudarnos a revisar nuestra experiencia matrimonial, con vistas al crecimiento en el amor. También nos interesa analizar qué nos dice la Iglesia acerca del amor conyugal, por cuanto nos encamina en la senda del verdadero amor, del amor de Dios del cual emana y hacia el cual se orienta el amor humano para su perfección. 

Elegimos varias citas de documentos de la Iglesia, sería importante que los coordinadores los lean con anterioridad y elijan alguna metodología para trabajar estos contenidos en la reunión. Una alternativa es repartir los distintos temas a los grupos y que luego se pongan en común mediante un pequeño resumen, o que algún  coordinador dé un pantallazo general del tema en la reunión. También se puede entregar el material para que las parejas lo lean en casa.

Se adjuntan los párrafos seleccionados del Libro de Enrique Rojas, El amor inteligente y de los documentos de la Iglesia, en el Anexo como Texto Nº 2 .

 

4. Trabajo por parejas:

 

Es importante  tener en cuenta  este  momento íntimo de la pareja por lo que es necesario prever la posibilidad que las mismas  se ubiquen en lugares separados.

Es un momento  para dar  posibilidad al diálogo.  Sugerimos algunas preguntas que pueden estar fotocopiadas con anterioridad y entregadas a las parejas en este momento. También recomendamos que haya un momento de reflexión personal previa al diálogo con el cónyuge.

 

n    ¿En qué momento de la vida matrimonial nos hemos sentido realmente amados?

n    ¿En qué momento de la vida matrimonial nos hemos sentido como si se hubiese perdido el amor?

n    ¿Qué dificulta nuestro mutuo amor? ¿Qué lo alienta y fomenta?

n    ¿En qué nos comprometemos los dos a fin de ser una auténtica pareja, un verdadero nosotros?

 

Como cierre de este momento no sería conveniente un debate o comentario grupal, sino más bien una lectura breve o reflexión. Para ello adjuntamos, en el Texto Nº 3 del Anexo, dos alternativas para optar según el grupo:

La Primera carta de Pablo a los Corintios 13.1-7

Un canto épico medieval: El pobre Enrique.

 

Evaluación de la reunión:

 

Teniendo en cuenta que éste es el primer encuentro del grupo es muy importante la evaluación.  Sugerimos que entreguen a cada pareja una hoja y le pidan que anoten un aspecto positivo y uno negativo del encuentro; esto nos servirá como termómetro y en especial para mejorar los futuros encuentros.  Esta evaluación queda en manos del coordinador y no hace falta compartirla, a menos que el grupo lo considere necesario.

 

 

Oración final

 

Señor,

escucha a esta familia que te pide la unión

para ser testimonio de amor

ante un mundo violento y descreído.

Ayúdanos para que venciendo el egoísmo y la comodidad,

Abramos las puertas de nuestra casa

y de nuestro corazón a aquel que necesite de nosotros.

Haz que nuestras familias sean misioneras

y hagan partícipes de nuestras riquezas

materiales y espirituales a las demás familias.

Y que formemos una comunidad viva

que manifieste ante el mundo

tu verdadero rostro revelado en amor

a Ti y a nuestros hermanos...

Amén.

 

 

                                                                      Juan Pablo II

 

Anexo Textos  TEMA 1

 

LA IMPORTANCIA DEL AMOR.

EL AMOR CONYUGAL

 

 

Motivación

 

Texto Nº 1

 

«Perdónales, porque no saben lo que han hecho». (Agencia ZENIT, 09/11/2001)

 

Estas son las palabras que pronuncia Jean, de 41 años, la esposa de Frank Palombo, de 46 años, uno de los heroicos bomberos de Nueva York que falleció en el atentado a las Torres Gemelas.

 

Jean, que se casó con Frank en 1982, se queda ahora sola con diez hijos. El mayor tiene quince años, la menor, Margaret, uno. Frank pertenecía a la parroquia de San Columbano, en Nueva York, y formaba parte del Movimiento Neocatecumenal.

 

 «La mañana del 11 de septiembre me desperté totalmente alterada pues creía que estaba encinta --revela Jean en una entrevista concedida al semanario italiano «Tempi»--. Le dije a Frank: "No puedo otra vez, tan pronto, me volveré loca". Frank me respondió: "No te preocupes por eso..., por cierto, ¿cómo le vamos a llamar?". Me eché a reír. Siempre sabía cómo hacerme reír...».  Después de dejar a los niños en el colegio, Jean oyó un estruendo y pronto escuchó rumores sobre el primer avión estrellado contra una de las Torres.

 

 «Pronto aprendí en mi matrimonio, que la mujer de un bombero no tiene que ver nunca el telediario cuando su marido está trabajando durante una desgracia, y es lo que hice --sigue contando Jean--. En la noche comprendí que algo no había salido bien, pues no había llamado y nadie sabía dónde estaba su equipo».

 

 «A medianoche supimos que estaban dispersos -añade--. Algunos días después, supe que no estaba encinta. El 2 de octubre volví al «Ground Zero» (la zona de las Torres Gemelas) con mis catequistas, y entonces fui capaz de volver a casa y de decir a mis hijos que su padre había muerto».

 

La vida de Jean y Frank no siempre fue un idilio, confiesa la esposa. «Hace diecisiete años había dejado la Iglesia, no quería hijos, mi matrimonio se estaba rompiendo poco a poco en pedazos. Frank me invitó un día a escuchar algunas catequesis. Le dije: "Es lo último que haré en la Iglesia católica"».   

 

«Aquella noche pude ver el cristianismo en una pareja itinerante que esperaba a su cuarto hijo --confiesa--. Lo habían dejado todo: casa, carrera, su país, para anunciar el Evangelio. Pensé: "Dios me ama tanto que ha suscitado en alguien este deseo para que yo pudiera escuchar la Buena Nueva"».   «Al ver ese amor, comprendí inmediatamente que no tenía ese amor ni siquiera por mi marido --añade--. Inmediatamente después, en una catequesis, escuché decir a Giuseppe (el catequista): "Crees quizá que Dios es un monstruo para no dejarle hacer su voluntad en tu vida...". Me abrió la vida y hoy, con diez hijos, puedo decir que Dios conocía los deseos de mi corazón».   

 

Ante la pregunta por lo que ahora experimenta Jean, tras la pérdida de Frank, responde: «El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Bendito sea el Señor. Creo que Dios trabaja por el bien de quienes le aman. Este acontecimiento ha sido un gran mal. De todos modos, el amor de Dios a sobrepasado este mal. Al pensar en los terroristas, sólo puedo decir: "Padre, perdónales, porque no saben lo que han hecho"».

 

«Echo de menos de manera terrible a Frank y lloro mucho --confiesa Jean--, pero sé que seguirá ayudándonos desde el Cielo. Estoy pidiendo una intimidad más profunda con Cristo, pues estoy segura de que traerá frutos tan bellos como los que han surgido de mi intimidad con Frank».   «Frank --concluye-- ha transmitido la fe a los niños y con frecuencia me consuelan con una palabra. Los niños son felices por el papá que tienen, pero echan de menos el no poder jugar con él, el no poder rezar con él, el no poder aprender con él, o no poder estar con él. Yo tengo miedo, pero me agarro al Señor. Ahora continuaremos, en la Iglesia, haciendo la voluntad de Dios».

 

Iluminación

Palabra de Dios:        Jn. 15, 9-17

                                   Ef. 5,25-30

 

 

Texto Nº 2

 

A. Extractos de El amor inteligente– Enrique Rojas – Editorial Planeta

 

¿Qué es el amor?:

Amor es una de esas palabras cargadas de múltiples sentidos. Explicarla con cierto rigor no es fácil, pues de ella hay un auténtico abuso. (Más allá) de sus múltiples connotaciones y significados (...) hay algo que se repite como una constante: la tendencia hacia algo, que nos hace desear su compañía y su bien. 

 

Afirma el autor que esta predilección no es sólo intelectual (conocimiento), sino tiende a ser una posesión real (amor), en el sentido de unirse de una forma auténtica y tangible.  Amor y  conocimiento  son dos formas supremas de trascendencia, de superación de la mera individualidad, que presupone el deseo unión.

 

El amor es una vía principal de conocimiento personal, donde se encierra el verdadero valor de un individuo en sus múltiples facetas, desde lo físico a lo psicológico, pasando por lo espiritual y cultural. (...)

 

Cuando se habla del amor entre dos personas el enamoramiento tiene que ser el obligado punto de partida; (...)más tarde vendrán las dificultades.

 

Enamorarse es encontrarse a sí mismo fuera de sí mismo. Es decirle a alguien: ¿Quieres compartir la vida conmigo para siempre?. En los tiempos actuales, al estar falsificada la palabra amor, la expresión siempre connota algo excesivo. Enamorarse es querer a alguien con exclusividad y pensar con ella y en ella para compartir el futuro.

 

Amar a una persona es creer en ella, fiarse de su condición y brindarle lo mejor que uno pueda darle. ¿Qué es lo mejor? Pues hacerla libre y llevarla a la verdad. Esto hay que llevarlo a la práctica, no dejarlo sólo en el plano intelectual. La libertad tiene un objeto: el bien. Y por otra parte, la verdad conduce a estar en la realidad, saber a qué atenerse y reconocer las propias aptitudes y limitaciones. Es fácil enamorarse y difícil mantenerse enamorado.

 

El drama de la convivencia

 

Cualquier amor antes o después, se encuentra con esta realidad concreta: la convivencia, esa situación por la cual dos personas que se quieren lo comparten todo (...) Es dura porque exige esfuerzos repetidos para aceptar al otro como es y , a la vez, ayudarle a cambiar en lo que sea necesario. Al mismo tiempo plantea la necesidad de modificar lo que no funciona en el plano personal y complica la vida en común.

 

Cinco claves para una correcta convivencia conyugal:

1.      El conocimiento adecuado de uno mismo.

2.      El esfuerzo diario para fortalecer la relación.

3.      La comprensión mutua.

4.      El respeto y la estimación recíproca.

5.      El orden en la vida conyugal (sistematización).

 

Los principales errores del amor

 

1.      Divinizar el amor: Elogiar en exceso el amor. Absolutizarlo tanto que nos deslumbre y nos haga pensar que las cosas serán siempre así.

2.      Hacer de la otra persona un absoluto: Se sitúa al otro en una posición excesivamente elevada, en un pedestal psicológico (..) del cual la convivencia día a día hará que se desplome.

3.      Pensar que es suficiente con estar enamorado: El amor es como un fuego y hay que avivarlo día a día, si no se apaga. De allí la importancia de los pequeños detalles.

4.      Creer que la vida conyugal no necesita ser aprendida: No basta con el deseo de estar juntos, se requiere de la inteligencia y la voluntad para incorporar la experiencia y vencer en las pequeñas batallas diarias (en la lucha contra el propio egoísmo).

5.      Ignorar que existen crisis de pareja.

6.      No conocerse a uno mismo antes que a la pareja.

 

Reglas básicas para mantener un amor verdadero:

 

Por amor verdadero entendemos, el que nace de un enamoramiento firme, apasionante y sosegado, lleno de vida y con capacidad de ser racionalizado,  es el que busca el bien del otro.

 

1.      Enamorarse y mantenerse enamorado: Estos son los puntos extremos de una relación que necesita ideas claras sobre lo primero y una voluntad decidida y firme sobre lo segundo.

2.      Conocer el equilibrio entre los sentimientos y la razón: El transcurso del tiempo debe hacer que se incorpore lo racional sin perder la frescura de lo emocional.

3.      Cuidar el amor: darle importancia a las pequeñas cosas de cada día, analizarlas, sacar conclusiones sobre lo ayuda y perjudica la convivencia.

4.      Utilizar la inteligencia y voluntad para mantenernos enamorados.

5.      Saber que la sexualidad desempeña un papel importante en la vida conyugal y debe estar centrada en la comunicación.

6.      Compartir sentimientos, ideas y creencias.

7.      Cuidar la comunicación: lenguaje verbal, no verbal, el contenido del mensaje, aprender a dialogar.

8.      Comprometerse por encima de todo: a seguir siendo uno mismo, y a la vez ir creciendo y cambiando en lo que hace al proyecto común, lo que lleva al otro aspecto del compromiso, la fidelidad.

9.      Potenciar la espiritualidad: Si los sentimientos son la residencia donde se habita, la espiritualidad es el calor de hogar, que quema y abraza y da fuerzas para continuar.

 

 

B. Documentos de la Iglesia sobre el amor conyugal:

 

De la Humanae Vitae.

 

n    Es ante todo, un amor plenamente humano; es decir, sensible, y espiritual al mismo tiempo.

n    Es un amor total; esto es, una forma singular de amistad personal, con la cual los esposos comparten generosamente todo sin reservas indebidas o cálculos  egoístas.

n    Es un amor fiel y exclusivo, hasta la muerte.

n    Es, por fin un amor fecundo que no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas.

 

 

Del  Documento Concilio Vaticano II:

 

n    Es un acto humano, que va de persona a persona, con el afecto de la voluntad. Abarca el bien de toda la persona(I.M.49)

n    Exige una íntima  comunidad de vida de los esposos (I.M.48)

n    Asocia los valores humanos a los valores divinos de los esposos cristianos(I.M.48)

n    Tiene un carácter sagrado por que fue bendecido por Dios y santificado por Cristo.(I.M48)

n    Y una mística: Cristo permanece en los esposos para que se amen con fidelidad. .(I.M48)

n    Se profana (con) el egoísmo, el hedonismo, y actos contra la generación.(I.M47)

n    Los esposos cristianos están obligados a dar público  testimonio de su genuino amor.(I.M49)

 

Estos párrafos son de la constitución pastoral Gaudium et Spes. Segunda parte,. Capitulo 1. Dignidad del matrimonio y la familia. El matrimonio y la familia actual(47). El carácter sagrado del matrimonio y la familia(48). Del amor conyugal(49).

 

De Familiaris Consortio

 

Recomendamos leer:

n       Nº 11 El hombre imagen de Dios amor.

n       Nº 18 El amor, principio y fuerza de la comunión.

n       Nº 19. Unidad indivisible de la comunión conyugal

n       Nº 20. Una comunión indisoluble

 

 

FC. 18. El amor, principio y fuerza de la comunión

 

La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad de personas.

El principio interior, la fuerza permanente y la meta última de tal cometido es el amor: así como sin el amor la familia no es una comunidad de personas, así también sin el amor la familia no puede vivir, crecer y perfeccionarse como comunidad de personas. (...) "El hombre no puede vivir sin amor. Permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido, si no le es revelado el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y no lo hace propio, si no participa en él vivamente" (RH).

El amor entre el hombre y la mujer en el matrimonio y, de forma derivada y más amplia, el amor entre los miembros de la misma familia - entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, entre parientes y familiares- está animado e impulsado por un dinamismo interior e incesante que conduce la familia a una comunión cada vez más profunda e intensa, fundamento y alma de la comunidad conyugal y familiar.

 


 

 

Cierre del trabajo por Parejas

 

Texto Nº 3 A

 

El Himno al Amor:

 

Si yo hablara  todas las lenguas de los hombres y de los ángeles,

y no tengo amor,

Soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.

 

Aunque tuviera el don de la profecía

y conociera todos los misterios y toda la ciencia

aunque tuviera toda la fe

una fe capaz de trasladar montañas,

si no tengo amor,

no soy nada.

 

Aunque repartiera todos mis bienes,

para alimentar a los pobres,

y entregara mi cuerpo a las llamas,

si no tengo amor,

no me sirve para nada.

 

El amor es paciente, es servicial;

el amor no es envidioso

no hace alarde, no se envanece,

no procede con bajeza,

no busca su propio interés,

no se irrita,

no tiene en cuenta el mal recibido,

no se alegra de la injusticia,

sino que se regocija con la verdad.

 

El amor todo lo disculpa,

todo lo cree,

todo lo espera,

todo lo soporta                                  

 

Ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor,

Pero la más grande de todas es EL AMOR.

 

Primera carta de San Pablo a los Corintios 13.1-7

 

 

Texto Nº 3 B

 

El Pobre  Enrique: (del cantor  medieval  Hartmann von Aue)

Un rico caballero es atacado de lepra por culpa propia. No hay médico capaz  de curarle. Mas un hechicero de Salerno le dice que puede salvarse con la sangre del corazón de una doncella pura.

El caballero vende todos sus bienes y se retira a vivir solitario en un pequeño cortijo. La hija del colono le cuida. Él le cuenta su vida de pecados y la indicación del maestro de Salerno.

La joven  se enamora del caballero, y - después  de violentas luchas interiores y exteriores- se decide a salvarle.

Sus padres la suplican y amonestan.  Mas no logran quebrantar su ánimo.  A todas las recriminaciones ella contesta con conmovedora  sencillez:

“                                  “El amor, en la mayoría de los casos, es dolor de corazón...; nuestra vida, nuestra  juventud es niebla, es polvo, y nuestro ser tiembla como el follaje”

Con fidelidad conmovedora acompaña a Salerno a su amado señor. Y aun  frente  a la muerte segura se mantiene firme en su propósito. Vencido por tal fuerza y virtud, el caballero vuelve sobre sí,  y del pecado y orgullo pasa al arrepentimiento y a la bondad.  No quiere aceptar la muerte de la joven, y, arrepentido, detiene el brazo de médico, que ya empuñaba el cuchillo.  Mas la joven se mesa furiosa el cabello porque se le roba en el último momento la corona que tenía ya tan cerca.

Dios ha aceptado la voluntad de sacrificio y cura de la  lepra al  caballero.  Y la encantadora joven, que le salvó, llega  a ser  su esposa.

“Vivieron mucho tiempo, y alcanzaron la vejez, y partieron también al mismo tiempo para la eterna y bienaventurada patria celestial”.         

 

Con variaciones siempre nuevas, sigue repitiéndose aun hoy, el caso. Esta realidad es el  anhelo que late en todo amor  grande: poder darse, poder sacrificarse  por  el ser amado.

 


 

ENCUENTROS DE MATRIMONIOS - TEMA 2

 

  La importancia del Amor.

Hombre y Mujer iguales en dignidad

 

 

«Sí, permanecerán juntos, aún en la silenciosa memoria de Dios.

Ámense uno al otro, pero no hagan una atadura del amor.

Dejen más bien, que haya un mar palpitante entre las playas de sus almas.

Dé uno al otro de su pan pero no coman del mismo trozo.

Den el corazón, pero no dejen al otro que se lo guarde;

porque solamente la mano de la Vida puede contener sus corazones.

Estén juntos, pero no demasiado cerca.

Porque los pilares del templo están aparte,

y las encinas y los cipreses no crecen uno a la sombra del otro.»

           

                       Kahlil Gibran, El Profeta.

 

 

Introducción

 

La temática a tratar en este cuadernillo es tan amplia como importante y sólo quiere introducirnos al gran misterio de la pareja (hombre y mujer) como creación divina y realidad humana.

 

En un mundo donde se pone en tela de juicio el verdadero valor de la mujer y las particularidades de cada sexo, como así también su necesaria diferencia y complementación, se torna aun más difícil el tan buscado equilibrio en la convivencia conyugal. Por ello creemos muy necesario empezar a rescatarnos como hombre y como mujer como lo hace la Iglesia y así subir un peldaño en el largo camino del amor.

 

Aportamos algunos materiales que creemos pueden servir a este propósito, pero como lo venimos diciendo en todos los cuadernillos, son sólo disparadores de ideas y pueden ser reemplazados por otros textos que los coordinadores crean más adecuados para el grupo.

 

Es muy posible que si son varias parejas las que participan de la reunión, el tiempo  entre el  debate y la dinámica para trabajar en pareja, se extienda bastante, por lo que sugerimos desdoblar la reunión en dos o bien tratar el tema en una jornada o reunión más extensa avisada con anterioridad.  En el caso de desdoblar la reunión, sugerimos terminar la primera luego de la Iluminación, comprometiendo a los participantes  para la próxima reunión. Igualmente habría que prever un cierre para cada una y terminar con una oración.

 

Objetivos

n    Comprender las diferencias entre ambos sexos y la dignidad de cada uno.

n    Aprender a valorar las virtudes del otro y aceptarlo en el amor con sus propias características

 

Líneas temáticas

n       Distintos sexos pero iguales en dignidad

n       Complementación de los cónyuges: roles, funciones, tareas.

 

Valores y actitudes

n       Comprensión de las actitudes del otro

n       Humildad, sinceridad, apertura

n       Caridad para entender al otro, Empatía (ponerse en el lugar del otro), confianza en la pareja.

n       Acercamiento al diálogo

 

Bibliografía

 

n    Sagrada Biblia

n    CEA: Catecismo de la Iglesia Católica

n    S.S.Juan PabloII: La familia: don y compromiso, esperanza de la humanidad.

n    CEA: Directorio de Pastoral Gamiliar.

n    Pastoral Familiar Chilena: Fichas sobre matrimonio, cuaderno N°1, cap.3: Fe y vida matrimonial.

n    Menapace, Mamerto: El amor es cosa seria. Reflexiones sobre la pareja, el hogar, la familia. Ed. Patria Grande.

Acción Católica Argentina, Eq.  De Formación: Plan de Formación Permanente. Somos imagen de Dios. La vocación del hombre.

n    Recursos

n    Sugerimos tener algunas copias de los textos como para que los participantes puedan seguir la lectura, sobre todo de la motivación.

n    Fotocopia (una por persona) de la reflexión para la pareja y algunas lapiceras por si fuera necesario.

 

Metodología

 

1.      Motivación : (10/15 minutos) Aquí presentamos una sugerencia de motivación  basada en un manifiesto masculino y otros similares que pintan desde el humor esta temática, pero que recomendamos aplicar con mucho cuidado ya que puede resultar, para determinados grupos, inadecuado o inaceptable. Para ello sugerimos leerlos bien previamente y seleccionar los fragmentos que veamos más accesibles para el grupo.  Además les recordamos que la idea es sólo motivar el diálogo y el debate y no quedarse en el chiste mismo.

Ver en el ANEXO TEXTOS los Textos Nº 1 y Nº2.

 

2.      Puesta en común de reflexiones del grupo. Debate (15/20 minutos) Puede ser libre o pautado por el coordinador a través de las siguientes preguntas motivadoras sugeridas:

 

n    ¿ Se encuentran identificados en algún caso?

n    ¿ Cuales les parecen que son los roles del hombre y de la mujer en nuestra propia familia ?

n    ¿ Cuales les parecen que son los roles del hombre y de la mujer en la sociedad de hoy?

n    ¿ Hay funciones o roles exclusivos para cada sexo?

n    ¿ Se comparten roles? (es probable que este ultimo tema aparezca naturalmente, pero de no suceder, recomendamos sugerirlo)

 

3. Iluminación (10 - 15 min.)

 

Se propone como iluminación el pasaje del Génesis y un comentario o reflexión extraído de la Fichas de Pastoral familiar editadas por la Conferencia Episcopal de Chile (Texto Nº 3 del Anexo). Esta lectura comienza citando el génesis, si se desea se puede amenizar con una reflexión del pasaje de la creación del Padre Mamerto Menapache muy clara y llevadera en especial para grupos nuevos y con poco training de lecturas bíblicas. (Texto Nº 4 del Anexo)

Como dijimos, al finalizar este punto se puede concluir la primera parte de la reunión.

Para comenzar aquí una nueva reunión es importante hacer antes de este punto un resumen de lo anterior, incluso se puede leer partes de la iluminación anterior.

 

Para reflexionar sobre el tema de la dignidad de la persona recomendamos, en especial a los coordinadores, tener presente el siguiente material formativo:

n    Aspectos básicos de la Dignidad de la Persona sugerimos leer el Catecismo de la Iglesia Católica: Puntos 1700 a 1709 y su relación con el tema Naturaleza del Hombre Puntos 396 al 421; como así también el Cuadernillo Plan de Formación Permanente: Somos imagen de Dios. La vocación del Hombre – Acción Católica Argentina – Equipo de Formación.

n    Dignidad de la familia y sus miembros: leer Familiaris Consortio Puntos 18 a 27. Estos incluso pueden ser una alternativa de los textos adjuntados como anexo.

 

Los recursos metodológicos sugeridos para la iluminación  son:

Lectura previa de los textos por parte de los participantes.

Lectura personal o por grupos del material, pudiéndose distribuir una parte cada grupo.

Charla resumen

 

4. Reflexión: Preguntas para la pareja – Propósitos de la pareja (30 –40 min.)

 

La idea de este trabajo es reflexionar sobre los roles de cada uno. De esta manera al final podemos ver y charlar que conductas mantener o cambiar y conocer mejor las necesidades del otro.  Lo ideal sería que la reflexión se plasme en algún propósito pequeño y concreto que podamos realizar en el corto plazo.

En este momento las parejas se van a un lugar apartado, y en lo posible, se les indica que respondan cada uno por separado los puntos A, B, C y D, podemos sugerir que respondan en forma de carta hacia el otro, y que pueden agregar otras cosas que quieran expresar (esto da pie, sutilmente, a que se expresen afecto).  Es importante remarcar que en este momento el trabajo es individual y se debe estar en silencio.  Con esta dinámica se busca evitar que uno de los cónyuges, consciente o inconscientemente, busque influir en la respuesta del otro y conteste por ambos.

Luego se destina un tiempo para que intercambien los trabajos o cartas y después se dialoga en pareja con las preguntas sugeridas como guía.  Es conveniente que el lugar permita que las parejas dialoguen con la intimidad necesaria.


 

 

Trabajo por Pareja

A- Yo creo que mi rol es...

 1-.....................................

 2-.....................................

 3-.....................................

 4-.....................................

 

B- Yo creo que su rol es...

1-.....................................

2-.....................................

3-.....................................

4-.....................................

 

C.-A mi gustaría que...

1-.....................................

2-.....................................

3-.....................................

4-.....................................

 

D- A él le gustaría...

1-.....................................

2-.....................................

3-.....................................

4-.....................................

 

Podrías señalar 3 actitudes tuyas que crees le molestaron

 

 

 

Ahora sugerimos que cada pareja comparta las respuestas anteriores y luego juntos se responden las siguientes preguntas.

 

¿Qué quisiéramos conservar?

 

¿Qué quisiéramos modificar?

 

¿Qué quisiéramos adquirir?

 

Como matrimonio, tratemos de lograr propósitos pequeños y muy concretos, que podamos alcanzar a corto plazo.

 

 

 

 

5. Pequeño plenario (10 min.)

 

Para el Plenario sugerimos las siguientes preguntas y aclaraciones:

 

Si bien este momento no es para que se compartan cosas íntimas dialogadas entre Uds., ni tampoco para confesiones, les pedimos que participen contestando entre todos estas preguntas:

¿Que les ha dejado la experiencia vivida?

¿ Han encontrado roles, funciones o tareas que son propias de cada uno y otras que son comunes y pueden ser asumidas por ambos?

 

6. Evaluación de la reunión (5 min.)

 

Les pedimos que en 3 min. dialoguen con la pareja de al lado y evalúen la reunión de hoy.  Luego uno de cada grupo resume la opinión del grupo sólo en una frase. Si el grupo de los participantes es muy numeroso se puede hacer lo mismo entre más parejas.  

 

7. Cierre (5 min.)

 

Luego de repartir la oración final que sigue, sugerimos proponer su lectura todos juntos. AGRADECER (ES MUY IMPORTANTE ESTE PUNTO) a todos haber participado y haber abierto su corazón, incentivar para la próxima reunión y despedirse.

 

Oración

 

Señor danos:

Serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar,

Coraje para cambiar aquellas que podemos,

Y Sabiduría para encontrar la diferencia.

 

Para que cada uno de nosotros descubra y brinde lo mejor de sí

                                                           Te rogamos, Señor

Para que sepamos ver y amar en el otro lo que tiene de bueno y santo.

                                                           Te rogamos, Señor

Para que no le exijamos al otro lo que no nos puede dar

                                                           Te rogamos, Señor

Para que valoremos los esfuerzos de cada uno por ser cada día mejor

                                                           Te rogamos, Señor

Para que aprendamos a aceptar los defectos de cada uno con caridad y paciencia

                                                           Te rogamos, Señor

 

 

Por hacernos a cada uno único e irrepetible

Te damos gracias, Señor.

Por hacernos hombre y mujer

Te damos gracias, Señor

Por darnos la inteligencia y la voluntad

Te damos gracias, Señor

Por hacernos complementos en cuerpo y alma

Te damos gracias, Señor

Por habernos encontrado en esta vida

Te damos gracias, Señor

 

Señor, enséñanos a amarnos, como Tú nos amas

y a ser una sola carne y un solo espíritu por siempre.

Amén.
Anexo Textos  TEMA 2

 

  La importancia del Amor.

Hombre y Mujer iguales en dignidad

 

 

Motivación

 

TEXTO Nº 1

 

MANIFIESTO MASCULINO

 

 

Mujer:

 

1)      Si pensás que estás gorda, muy probablemente sea cierto. No preguntes. Me negaré a responder.

 

2)      Si querés algo, solo pedilo. Dejemos esto en claro: SOMOS SIMPLES. Las indirectas sutiles no funcionan. Las indirectas directas no funcionan. Las indirectas muy obvias tampoco funcionan. Decí las cosas tal como son.

 

3)      Si hacés una pregunta para la que no querés  respuesta, que no te extrañe una contestación que no querés oír.

 

4)      Somos SIMPLES. Si te pido que me pases el pan por favor, sólo quiero decir eso. No te estoy reprochando que no esté puesto. No hay segundas intenciones ni retorcimientos, de verdad.

 

5)      Somos SIMPLES. No hace falta que preguntes en qué estoy pensando, el 96,5 % de las veces será en Sexo. Y no, no somos unos degenerados, es simplemente lo que más nos gusta, desgraciadamente SOMOS SIMPLES.

 

6)      A veces no estoy pensando en vos. No pasa nada. Por favor, acostumbrate a eso. No me preguntes en qué estoy pensando, a menos que estés lista para hablar de temas de política, la economía el fútbol o los autos de carrera.

 

7)      Domingo = Asado = Amigos = Fútbol en la tele. Es como la luna llena o la marea. No se puede evitar.

 

8)      Ir de compras no es divertido, y no, nunca voy a considerarlo de esa manera.

 

9)      Cuando tengamos que ir a alguna parte, absolutamente cualquier cosa que te pongas está bien. DE VERDAD.

 

10)  Tenés suficiente ropa. Tenés demasiados zapatos. Llorar es chantaje.

 

11)  La mayoría de los hombres tenemos tres pares de zapatos. Insisto, SOMOS SIMPLES. ¿Qué te hace pensar que sirvo para decidir cuál par de los treinta que tenés te va mejor?

 

12)  Respuestas sencillas, como un SÍ o un NO, son perfectamente aceptables para cualquier pregunta.

 

13)  Acudí a mí con un problema sólo si querés ayuda para resolverlo. Para eso sirvo. No me pidas empatías como si fuera yo una de tus amigas.

 

14)  Una jaqueca que dura 17 meses es un problema. Que te vea un médico.

 

15)  Si algo que dije se puede interpretar de dos formas distintas, y una de ellas hace que te entristezcas o te enojes, mi intención era decir la otra.

 

16)  TODOS los hombres vemos nada más que 16 colores. El melón es una fruta, no un color.

 

17)  ¿Qué diablos es el color fucsia? Es más, ¿cómo cuernos se escribe?

 

18)  La cerveza nos emociona tanto como las carteras a ustedes.

 

19)  Si te pregunto s pasa algo malo y tu respuesta es “nada”, te creeré y reaccionaré como si nada malo pasara.

 

20)  Regla genérica: ante cualquier duda sobre nosotros, pensá lo más sencillo. SOMOS SIMPLES.

 

 

Por favor, distribuyan este manifiesto a la mayor cantidad de mujeres posible, así tal vez entiendan a los hombres de una vez por todas.

 

 


 

TEXTO Nº 2

 

CURSO PARA HOMBRES

(de Annel Arismendi)

 

 

Atención Hombres!!!

n       Esta es una oportunidad que no pueden dejar pasar...

n       Un Curso para vuestro perfeccionamiento humano (Oportunidad Única)

 

n       AGENDA

 

n       Duración: Se hará lo posible para que lo entiendan en 489 Hs. , 15 minutos

 

n       1. Por qué no es malo regalar flores (4 horas)

 

n       2- Curso de la serie “Aprender a confiar”:

n       “Tu también puedes ser copiloto”

n       “Apuesta por tu pareja”

n       “Los hombres también preguntan cuando se pierden”

 

n       3- Tú también puedes planchar

 

n       4- Preserva la belleza de tus pies: “Córtate las Uñas”

n       (incluye Kit de Tijeras marca “Águila” – 5 horas)

 

n       5- Tu y la Electrocución:

n       “Ventajas de contratar un técnico para hacer los arreglos de la casa” (120 horas).

 

n       6- Cómo se llena la cubeta del hielo, paso a paso (con diapositivas – 10 horas)

 

n       7- Supervivencia I: “Cómo freír un huevo” (30 horas)

 

n       8- Supervivencia II: “Cómo limpiar el cuarto de baño” (40 horas)

 

n       9- El dilema matinal: “¿Te he despertado? (4 horas)

n       10- Cómo bajar la tapa del retrete paso a paso (con diapositivas – 25horas).

 

n       11- El mando a distancia de la Tele: “Supera tu dependencia” (75 horas)

 

n       12- Tu Ropa I: Cómo doblarla y Guardarla (15 horas Teoría y 10 horas Prácticas)

 

n       13- Grandes errores históricos: “La Silla y su función como percha”

 

n       14- La bañera peluda: “Cómo actuar después de ducharse” (25 horas)

 

n       15- La lavadora: “Esa gran desconocida” (5 horas)

 

 

Se entregará a los participantes un

CERTIFICADO DE INTENTO DE SUPERACIÓN


 

Iluminación

 

TEXTO Nº 3

 

El hombre y la mujer: iguales en dignidad, distintos en modalidad

 

Fichas de Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal de Chile

 

La respuesta de la fe:

 

            La doctrina cristiana es muy clara al respecto. Nos dice que Dios creó al ser humano en dos “modelos” distintos: el masculino y el femenino, simbolizados en Adán y Eva (ver Génesis 1, 27). Ambos fueron hechos a imagen de Dios y, por lo tanto, con igual dignidad. Eso es justamente lo que quiere afirmar aquel relato simbólico que nos muestra a Dios sacando a la mujer de una costilla de Adán (ver Génesis 2, 23-23): que ésta ha sido hecha del mismo “material” que él, que es “carne de su carne” (y de la más noble: la de junto al corazón). Ni el hombre solo ni la mujer sola agotan toda la idea que Dios tiene del ser humano. Cada uno refleja sólo una parte de ella y necesita complementarse con el otro sexo. El pecado rompió este equilibrio (ver Génesis 3, 16). Pero Dios, para salvarnos, nos regaló dos nuevos modelos de perfecta masculinidad y feminidad: Cristo y María, a quienes la Iglesia llama “el nuevo Adán” y “la nueva Eva” (ver Puebla 293, 299, 333, 334).

 

            Para los cristianos es evidente que la diferencia entre ambos sexos no se reduce solamente a la del cuerpo. Dios hizo al cuerpo como un instrumento a través del cual se expresa nuestra alma. Y si nuestros cuerpos son distintos, es porque a través de ellos Dios quiere que se expresen dos “modos de ser” también distintos. Así lo confirma la moderna sicología: “ser hombre” y “ser mujer” son dos “maneras de ser” que impregnan hasta lo más profundo de nuestra forma de pensar, de sentir, de reaccionar. Esto tenemos que aceptarlo como voluntad de Dios: El quiso que hombre y mujer tuvieran igual dignidad pero distinta modalidad en su forma de ser (ver F. Consortio 22-25).

  

Principales diferencias:

 

El modo de ser del hombre y de la mujer se diferencian por la mayor o menor acentuación de determinados valores que ambos poseen, pero que – por regla general – cada sexo vive con una intensidad diferente. Por lo mismo, no hay ningún valor humano que podamos catalogar de modo exclusivo como “masculino” o “femenino”. Pero sí podemos decir que algunos de ellos se dan “normalmente” con mayor fuerza en el hombre o en la mujer. Una buena pista para descubrir estas diferencia o “acentuaciones” interiores, es a partir de las diferencias corporales de ambos, sobre todo en su relación con los hijos.

 

Cuando la mujer concibe un hijo, queda físicamente atada a él por 9 meses, y todo su cuerpo se transforma para servirlo, alimentarlo y protegerlo. Esta “atadura” física es como un símbolo de la profunda “atadura” espiritual que toda madre está llamada a vivir después con un hijo, y con la cual el padre es incapaz de rivalizar. Nacido el hijo, el corazón de la mamá pasa a tener con él la misma relación íntima que antes tuvo su vientre. Es una relación personal profunda, que la capacitará para comprender como nadie a su hijo, para cobijarlo y “adivinar” lo que le pasa. Para que esto fuese posible, Dios dotó a la mujer de una psicología centrada en los valores personales. Ella vive en un mundo de personas. Siempre está hablando (bien o mal) de ellas. Recuerda todos los datos personales (fecha de matrimonio, edad de los hijos, días de santos). Se siente feliz si la aman y si están bien sus seres queridos. Tiene gran capacidad para el contacto personal y el diálogo, tanto con los hombres  como con Dios. Vive el amor como entrega personal. Su pensamiento parte de lo que vive, es intuitivo y con mucho sentido para los detalles. El mejor símbolo de la mujer es el corazón que ella ama, se entrega y cobija.

 

El hombre, al engendrar un hijo, queda físicamente desligado de él, y libre para trabajar y procurarle lo que necesitará. El cuerpo del hombre está más dotado para el trabajo físico. Pero también su psicología: el hombre tiende más hacia el mundo de las cosas. Le gusta armar, construir y organizar cosas. Vive hablando de ellas: de deportes, economía, política, problemas de trabajo. Nunca olvida la tasa de interés bancario o el porcentaje de descuento que le harán. En cambio no tiene memoria para los datos personales (por ej., olvida los aniversarios). Le cuesta más el contacto personal: el diálogo y la oración. Tiende a considerar el amor como un “hacer cosas” por quienes ama. Pero le cuesta darse personalmente, abrirse. Se demora más en captar los problemas de sus hijos o de quienes lo rodean. Para ser feliz no le basta con que lo quieran: le es muy importante sentirse “haciendo” algo que valga la pena (de allí que lo aplaste la cesantía). En  su modo de pensar es más objetivo y racionalista. Más que sobre lo que está viviendo, piensa sobre lo que hay que hacer u organizar. Su mejor símbolo es la cabeza, o el brazo que dirige, construye y da seguridad.

 

Necesidad de complementación:

 

El hombre y la mujer están llamados a complementarse. Cada uno tiene su punto fuerte donde el otro tiene su debilidad. Los dos se necesitan. El hombre se hace verdaderamente hombre gracias a la mujer. Debe aprender de ella su capacidad para el amor y su entrega personal. A su vez la mujer debe aprender a asimilar los valores más típicos del hombre, para no enredarse en su riqueza de sentimientos, poniéndose excesivamente susceptible, rencorosa, subjetiva.(...)       

 

Este “equilibrio de  los sexos” es importante no sólo para el desarrollo de cada ser humano, sino también de la sociedad y la cultura. Hoy vivimos en un mundo unilateralmente “masculino”, donde el valor supremo es el trabajo y la eficacia. Por eso lo sentimos un mundo frío, impersonal, utilitarista. Urge que la mujer aporte su mayor sentido para lo humano, los valores del corazón (ver Puebla 443, 1219). Por eso necesitamos mujeres verdaderamente femeninas, como María. Y hombres que se abran a ese “calor” de amor que ellas pueden aportar. Porque para el mundo también vale el proverbio: “El hombre construye la casa, pero es la mujer quien la convierte en hogar”.

 

“La familia, en cuanto es y debe ser siempre comunión y comunidad de personas, encuentra en el amor la fuente y el estímulo incesante para acoger, respetar y promover a cada uno de sus miembros en la altísima dignidad de personas, esto es, de imágenes vivientes de Dios” 

Juan Pablo II – (FC 22)

 

TEXTO Nº 4

 

El Amor es cosa seria – Mamerto Menapache

Reflexiones sobre la pareja, el hogar y la familia -Editorial Patria Grande

 

 

UN DIOS AMIGO

 

La Biblia también nos trae una respuesta a estas mismas preguntas. Pero parte de una concepción totalmente distinta, tanto de Dios como del hombre.

Ante todo Dios es uno solo. Y no hay otro junto a él. Es infinitamente bueno y todopoderoso, y ama todo cuanto ha hecho.

La Biblia sabe bien que el mal también existe, y está en constante oposición a Dios, aunque nada puede contra su voluntad. Sólo sucede lo que Dios permite. Por eso su relato tendrá dos partes. La primera contará como fueron las cosas, tal como Tata Dios las quiso y las hizo. La segunda mostrará que el mal entró en el mundo por la envidia del Maligno, que también tuvo su oportunidad, aprovechándose de ese don divino que el hombre recibió de Dios, y que es la libertad.

Para contarnos su versión de las cosas, es probable que el escritor bíblico haya utilizado materiales de otros relatos y mitos. Pero los hizo pasar por la zaranda de su propia manera de ver las cosas. Y además el Espíritu de Dios apadrinó para que bajo su inspiración nos dejara dicho lo que el mismísimo Dios quería que supiéramos respecto a estas presuntas tan fundamentales.

Y esto es lo que nos narra el segundo capítulo del Génesis.

 – Una vuelta, Tata Dios andaba por esos campos desiertos, cuando aún nada existía de lo del hombre. Campo bruto por donde uno lo mirase, nada de cultivo, ni cosa que se le pareciera. Es una de esas, Tata Dios le entró como ganas de mirarse reflejado en un charquito. Y se encontró con su propia imagen. Dios de puro contento nomás, como andaba, le dio por ponerse a jugar con barro de la orillita. Y plasmó una figura de barro a su imagen y semejanza.

Pero era una figura de barro y nada más. Aunque eso sí: demás de parecida a la imagen y semejanza del mismísimo Dios. Lo que le faltaba era la vida. Eso sí le faltaba: porque  era nomás de barro. Pero Tata Dios fue y agarró y lo besó en los labios. Y cuando el aliento de Dios tocó las narices del gente ese, y la vida le explotó desde adentro. Y el hombre fue alma viviente.

Más o menos así, en un relato lleno de colorido e ingenuidad, uno de los escritores bíblicos de cerca de mil años antes de Cristo, nos relató su manera de imaginarse cómo Dios había creado al primer hombre. Y continuó su relato, tratando de ir dando respuestas a una cantidad de interrogantes sobre lo fundamental de la vida humana.

Luego de que al hombre le trepara la vida a la conciencia, Tata Dios quiso seguir apadrinándolo. En medio del desierto, le plantó un hermoso jardín, con todo lo que el hombre pudiera desear y necesitar. Y se lo entregó para que lo cuidara y lo disfrutara. Sí Señor y cómo no: porque cuando Dios hace las cosas, nadie le gana en eso de ser generoso.

A eso de la oración, cuando soplaba el fresco de la tarde, a Tata Dios le gustaba venir a pasearse por el jardín, para visitar a su amigo el hombre. Y notó que éste andaba muy solo. Y que eso no era bueno. Así que, para que se entretuviera y para hacerle compañía, le creó todos los bichos. Animalada flor, la que le dio. Pero a pesar de ser toda de buena calidad, y tan variada, el hombre no encontró entre esos bichos ninguno que fuera semejante a él y que le sirviera de verdadera compañía.

Tata Dios se dio cuenta de que, desde que su aliento había tocado las narices del hombre, a éste le había trepado una vida que sólo podría compartir con alguien semejante a él. Diría que también a Adán le habían entrado unas ganas bárbaras de besar en los labios. Y eso, claro, no podía hacerlo con ninguno de los bichos. Nadie podía llenar esa soledad, que en el fondo eran unas tremendas ganas de compartir desde adentro.

Y Dios tomó muy en serio esta necesidad de su amigo el hombre. Lo  durmió.  Y aprovechando que Adán tenía todos sus sueños al desnudo, le sacó una costilla y con ella le construyó un ser semejante a él. ¡Linda le salió! Con todas las curvas para los huecos de sueño que el hombre había sentido. Y cuando Dios lo despertó, Adán quedó embelesado con semejante lindura de compañera, y exclamó:

¡Esta sí, que es carne de mi carne y hueso de mis huesos!

Y como nos cuenta el otro relato de la creación que nos trae el Génesis en el capítulo primero:   

– Dios creó al hombre a imagen suya; a imagen de Dios los creó. Macho y hembra los creó.

Y los bendijo Dios, con una bendición que ya nada ni nadie podría separar de la pareja humana:

Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla.

Y el relato termina diciendo, que ésta es la razón por la que el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a la mujer para formar los dos una sola carne. 

 


 

Encuentros de Matrimonios - TEMA 3

 

El Diálogo en la Pareja

 

 

“ La comunicación entre las dos almas es como un hálito del amor de la pareja. Cuando el mutismo se instala en un hogar, no viene nunca solo: trae consigo la desarmonía, la falta de entendimiento, la incomprensión, el rencor, y, para resumirlo todo en una palabra, la infelicidad”.  

Paul Eugène Charboneau

 

Introducción

 

Aunque parezca una obviedad, creemos que la necesidad de reflexionar sobre la comunicación entre los cónyuges es muy grande, dada no sólo la importancia que ésta tiene para el normal funcionamiento de la relación y el crecimiento en el amor, sino también por la diversidad de aspectos que la tornan difícil.

En este material pretendemos contribuir con algunas ideas que pueden ayudar a repensar esta tarea cotidiana, pero crucial de la vida matrimonial y que se refleja en la vida de la familia toda.

Si bien sabemos que es lógico analizar el diálogo unido al tema de las peleas , hemos querido separar un poco, en virtud de un tratamiento más profundo, los temas relacionados con la comunicación y diálogo (en positivo), de los que atañen a los problemas de la comunicación, los conflictos y las crisis. Para ello les recomendamos seguir el tratamiento de éste último tema en un posterior cuadernillo.

Los textos que se adjuntan son extractos de bibliografía que recomendamos para leer en forma completa, ya que resulta muy enriquecedora para el crecimiento personal y como matrimonio.

Queremos advertir que estos temas pueden llegar a traer a la reunión algunos aspectos conflictivos de una pareja, por lo que sugerimos anunciar y preparar a los miembros el tratamiento del mismo, inclusive darles los textos y preguntas con anterioridad, si se cree conveniente. Igualmente la prudencia y el tacto deben ser los pilares de la reunión, sin por ello dotarla de una formalidad innecesaria y fría.

 

 

Objetivos

n       Comprender la importancia del diálogo en la pareja.

n       Aprender a valorar la opinión del otro y aceptar con caridad y humildad las correcciones.

 

Líneas temáticas

n       Importancia del diálogo sincero en la pareja

n       ¿Sabemos escuchar?

n       Hablar de lo que me pasa: sentimientos, proyectos, preocupaciones.

n       Procurar tiempo para el diálogo.

n       La importancia de la expresión del afecto.

 

Valores y actitudes

n       Destacar lo positivo del otro vs. el reproche y el regaño constante.

n       Humildad , sinceridad, apertura

n       Caridad para entender al otro, Empatía (ponerse en el lugar del otro), confianza en la pareja.

 

Bibliografía

Sagrada Biblia

CEA: Directorio de Pastoral Familiar

Cuauhtémoc Sánchez, Carlos: La última oportunidad, Ed. Selectas Diamante.

Rojas, Enrique: El Amor Inteligente, Ed. Planeta

 

Recursos

 

Metodología

 

1. Motivación : (15/20  minutos)

Se recomienda la lectura individual o por grupos de los testimonios que se adjuntan al final como anexo. (Texto Nº1)

 

2. Puesta en común de reflexiones del grupo. Debate (15/20 minutos)

Puede ser libre o pautado por el coordinador a través de las siguientes preguntas motivadoras sugeridas.

 

 

¿ Qué aspectos favorecen y cuáles obstaculizan el diálogo de las parejas en nuestra sociedad hoy ?

 

¿ Es común un diálogo verdadero y profundo en nuestros hogares ?

 

¿ Cuáles son las principales consecuencias de la falta de diálogo sincero entre los esposos y cómo repercute en las familias y en la sociedad ?

 

 

1.      Iluminación (10 - 15 min.)

 

Para el tratamiento de este punto sugerimos el Texto Nº 2 que consisten en extractos de un artículo de A. Altamira y del libro  El Amor Inteligente  de Enrique Rojas, además de un ríquisimo texto de una carta del apóstol San Pablo (Col. 3,12-17).

 

Dado que no son textos muy extensos, creemos que se pueden leer en la reunión e irlos comentando entre todos, salvo que se estime conveniente que alguien haga un resumen. Sí, creemos importante que en cualquier caso cada pareja tenga una copia, inclusive para reelerla de vez en cuando en casa.

 

4. Trabajo por Pareja: Ahora conviene reflexionar con el cónyuge sobre los siguientes aspectos:  (Tiempo estimado 30 –40 min.)

 

 

a)      ¿Cómo anda nuestro diálogo? ¿ Hemos puesto todo de nuestra parte para entender al otro?

 

b)     ¿Cuándo hemos discutido, en qué errores más comunes hemos caído?

 

c)      ¿Qué propósitos de mejora nos comprometemos a cumplir?

 

 

5. Plenario (10 min)

 

Para el Plenario sugerimos que cada pareja aporte una idea para mejorar el diálogo conyugal y/o familiar. Respecto de esto último tengamos cuidado de no salirnos del tema; la comunicación familiar es otro tema, si bien relacionado, pero diferente.

 

6. Evaluación de la reunión (5 min)

 

Les pedimos a cada uno que con una palabra evalúen la reunión de hoy

¿Quieren agregar alguna sugerencia?

 

 

Oración


 

 

¡Ven Espíritu Santo!

Ven a nuestros corazones!

Enséñanos a silenciarnos

para ser capaces de escuchar a Dios

y escucharnos entre nosotros.

Enséñanos a recibirnos

desde lo más profundo de nuestro ser.

Que nuestra familia

pueda ser una pequeña comunidad

donde todos tengamos la experiencia

de ser amados incondicionalmente

Como somos y como Tú,

Trinidad Santa, nos amas.

Con tu ayuda María.

Por Vos, Señor Jesús,

Y en vos Espíritu Santo,

queremos decirte Padre Bueno:

Que se haga en cada uno de nosotros,

En nuestras familias y en todas las familias,

Tu Santa Voluntad, ahora y siempre.

Amén.


 

 

 

 

ANEXO TEXTOS TEMA 3

 

El Diálogo en la Pareja

 

 

 

TEXTO Nº 1

 

Niveles de profundidad en el diálogo - Testimonios

 

En una reunión de amigos salió el tema del diálogo de la pareja y se escucharon los siguientes testimonios:

 

Marina y Juan comentaron que ellos conversaban diariamente sobre las actividades del día, tanto al principio del mismo, para coordinar horarios, como al final tipo reporte. A veces, muy contadas, les daba el tiempo para evaluar dichas actividades.

 

Ana y Esteban agregaron que ellos, además,  comentaban las cosas de los chicos y las noticias del día y hasta intercambiaban su opinión respecto de ellas. Pero como a veces terminaban discutiendo por estas cosas, mejor les resultaba no reflexionar mucho más.

 

A Bety y Carlos les gusta quedarse por las noches charlando hasta tarde, cuando los chicos están dormidos y luego de contarse cómo les fue durante el día, comparten cómo se sintieron con cada cosa que les pasó. Aprendieron a hacerlo después de una dura crisis de falta de diálogo, en la que se comunicaban sólo para pelear.

 

Todos coincidieron en la necesidad de comunicarse para compartir lo que hacen, lo que piensan y lo que sienten, para así llegar al diálogo espiritual. Allí donde la comunicación toca lo más íntimo de nuestro ser y donde habita Dios. En ese punto es donde nuestro diálogo se hace oración.

 

Iluminación

 

TEXTO Nº 2

 

Palabra de Dios: Col. 3,12-17

 

Capacidad de comunicación:

 

(Alfredo Altamira – art. Familia: Nuevos paradigmas en el siglo XXI – Revista Criterio – Nº 2260 – IV 2001)

 

El hombre cada vez escucha más los aparatos que la técnica produce. Y cada vez menos al hombre mismo. Los miembros de una familia, bajo el rigor de las exigencias laborales, tienen menos tiempo para estar juntos y comunicarse. El cansancio obliga a buscar comodidad en casa, sin la atención o la tensión que el diálogo exige. La vida en familia requiere de una comunicación habitual y de buena calidad. Esto exige un diálogo personalizante entre los cónyuges y con los hijos.

Cuando marido y mujer se encuentran al final de la jornada, es útil trasmitirse “ el informativo”  del día. Dar información es necesario, pero no basta. La comunicación tiene que alcanzar niveles más profundos. Los dos necesitan sentirse seguros de lo que el otro: piensa, siente, proyecta.

Las tres palabras sintetizan lo que Kier Kegaard llamaba: el sentir profundo de la personalidad. Si la conversación expresa los tres aspectos, cada uno sentirá que el otro le da hospitalidad en su interior.

Los hombres en término medio son parcos, pasan telegramas. Las mujeres explicitan más lo que sienten. La mujer es el ser que no puede ignorar los estados afectivos ni los proyectos de los seres queridos.

 

La comunicación y el diálogo en la pareja:

 

Del libro El amor inteligente – Enrique Rojas - Planeta

 

La comunicación en la pareja es el acto del diálogo, la comprensión y el amor. Se aprende, no es innato. Requiere una capacidad para fijarse, tomar nota e ir rectificando los modos y estilos de entenderse. Las parejas estables comparten signos de identidad propios, códigos privados, miradas de complicidad, gestos personales que tienen una lectura sui generis... Todo ello constituye una forma positiva y particular de contacto: en una palabra, una forma de comunicación en la que destacan tres áreas especialmente importantes: verbal, no verbal y sexual, que forman un continuum gracias al cual dos personas se conectan, hablan, callan, se escuchan, transmiten, se expanden, contagian, muestran afinidad y discrepan; o sea, expresan con sus gestos lo que piensan y sienten.

Conseguir un diálogo fluido entre ambos requiere buena salud mental, naturalidad y deseo de rectificar y aprender de la experiencia para ir consiguiendo que se acople la pareja.

Hay una premisa sobre la que me gustaría hacer un breve inciso: la sinceridad absoluta y total con el otro es una utopía e, incluso, es negativa, ya que cada ser humano necesita tener su parcela privada, íntima, una especie de cajón con llave que nunca se abre. ¿Por qué? Desde mi punto de vista, por varias razones. Por una parte, los hechos familiares, personales y/o profesionales cuyo conocimiento no aporta nada al otro pueden representar una sacudida punzante. Por otra parte, hay que proteger al otro de todo aquello excesivamente anecdótico y efímero.

Es preciso añadir que, si bien algunos piensan que en los enfados, las tensiones o las discusiones graves es cuando sale la verdad de lo que uno lleva dentro, esto es un error, pues sucede precisamente al contrario: en tales circunstancias aflora lo más elemental y primario que hay en nosotros, una mezcla de pasión, poca racionalidad y medias verdaderas mal definidas. Es más, las expresiones fuertes, descalificadoras, duras y malintencionadas son más desahogo que comunicación auténtica. No buscan el encuentro, sino ganar la partida al otro tras una batalla campal en la que cada frase funciona como arma arrojadiza. En esos casos constituye un gran acierto callar, cuidando el lenguaje no verbal para que éste no traicione ese silencio maduro y sensato.

Pero recordemos: no hay que confundir ser sincero con ser demasiado directo, claro y contundente. Asimismo, en la vida conyugal hay que cuidar las formas de decir las cosas. Es entonces cuando interviene la discreción: saber hablar  y silenciar, decir y sortear, dar el mensaje correcto, pero son psicología, con tacto en no herir.

La mejor base para el diálogo es el entendimiento en las grandes cuestiones que regentan la vida en común y, por supuesto, el empeño esforzado por mejorar y adecuarse a los engranajes de la convivencia.

 

Para lograr hay que considerar algunas ideas básicas:

 

1.      Tener la misma forma de concebir la relación. Es preciso respirar el mismo aire, aunque con las diferentes lógicas y bien entendidas que debe haber entre dos personas. Quiere esto decir que, a partir de los acuerdos implícitos, se desarrolla el diálogo y la discrepancia .

2.      Saber escuchar. Es algo primordial que cuenta con unos signos concretos: la mirada atenta, los pequeños gestos de la cabeza, la atención puesta en el discurso...

3.      No interrumpir al otro. También es éste un buen gesto, sobre todo cuando uno ha oído algo con lo que no está de acuerdo o lo percibe como una exageración o un dato fuera de contexto. En las parejas con problemas graves, esto se hace especialmente  ostensible, hasta el punto de que llegan a hablar los dos al mismo tiempo. No sólo se quitan la palabra, sino que ésta se torna muro de contención frente al otro. En esos momentos puede ser útil hacer el ejercicio de templar la personalidad, dominarse, y entonces la propia argumentación ganará puntos.

4.      Tomar nota y aprender de lo que se oye. Puede ser conveniente – si al otro no le parece mal – tomar alguna nota sobre lo que está oyendo, para rebatir, comentar o rechazar alguna afirmación específica. Pero hay que huir de entender las cosas al pie de la letra, lo que puede traer serios problemas, dado que se hace necesario que el otro cuide siempre lo que dice; tanto que se produce un encorsetamiento contrario a la naturalidad del emisor.

5.      No utilizar expresiones irreconocibles y radicales. Es también un asunto importante el evitar frases del tipo: “Que sea la última vez que te oigo decir...”, “Nada de lo que digo te parece bien”, “Tú siempre tienes que llevar razón en todo”, “No vuelvas a llamarme...”, “Contigo es imposible hablar”. Con tales generalizaciones – es decir, el extraer de un hecho concreto una premisa válida para siempre – el mundo se convierte en una dicotomía: blanco o negro, bueno o malo, amor u odio... Se trata un lenguaje maniqueo en el que están ausentes los matices por una apasionamiento desbordante y sin rumbo.

6.      Saber hacer preguntas al hilo de la conversación, cuidando el tono de voz y los gestos. Pueden ser aclaratorios los añadidos que hacen comprender mejor aquello de lo que se trata. Por eso, el tacto, la diplomacia, la mano izquierda  y la finura en el trato son imprescindibles para que el clima que se respire sea el correcto.

 

Las dos fórmulas más habituales de la comunicación verbal son el diálogo y la discusión. El primero consiste en una conversación en la que cada uno expone sus ideas, estableciéndose una buena concordia entre el hablar y el escuchar. Charlar de algo de forma tranquila, disfrutando y saboreando los mensajes que se transmiten en una especie de ósmosis recíproca, es uno de los mejores indicadores de que una pareja funciona bien. El sentido del humor, uno de los mejores ingredientes que puede tejer esa conversación, consigue desdramatizar y ver siempre el ángulo divertido e irónico de tantas cosas como tiene la realidad humana.

Una discusión apasionada no suele conducir  nunca a la verdad; al contrario, cada uno se atrinchera más en su posición. En el debate, sin embargo, el fruto es más positivo y se pretende un enriquecimiento personal que aumenta el conocimiento del tema en cuestión.

La frase “no es eso lo que yo quería decir” suele ser frecuente en las discusiones conyugales, cuando todavía es posible recuperar la cordura y cierto acercamiento entre las partes. ¿Qué significa esta expresión, qué hay detrás de ella? La mayoría de las tensiones verbales son debidas a malos entendidos o interpretaciones erróneas de lo que se ha dicho, pues el ambiente está cargado de pasión y todo se valora de forma excesiva, tendiendo a interpretar lo escuchado en su aspecto más incisivo o doloroso para la otra persona.

 

 

El arte de centrarse en un tema concreto

 

Centrarse en el tema de conversación es un principio fundamental cuando existe alguna dificultad o diferencia de opinión. Hay que delimitar el asunto, evitando los dos privilegios que existen si no se anda con cuidado: traer hechos o cosas del pasado o sacar la lista de agravios.

Los matrimonios con buena comunicación saben ajustarse a lo sucedido y procuran cada uno explicar los hechos.

Una buena solución, quizás, sea el humor. La persona generosa acepta ser ella misma el blanco de una broma, que relaja y distiende. Por eso es bueno ser práctico, evitar fuegos de artificio que no conducen más que a desahogos inútiles y que no aportan nada a la vida en común. Por lo general, el más maduro de la pareja es el que guarda mejor la compostura, no pierde la calma y está atento al cualquier mínimo resquicio para el acuerdo.

 

Hacerse entender y captar correctamente lo recibido

 

La comunicación verbal es positiva o funciona cuando el emisor y el receptor aprecian el mismo contenido, para lo cual hay que ser claro en lo que se dice, plantea, cuestiona o pregunta. No hay que utilizar frases difusas, etéreas o confusas, muy frecuentes en aquellas parejas que exploran al otro, que pretenden que éste adivine lo que le está pidiendo o la sugerencia que le está haciendo en ese momento. Por ejemplo, “¿Te apetece que vayamos al cine esta noche?” es una pregunta concreta, lo mismo que la respuesta: “Estoy cansado y quiero cenar pronto para acostarme.” Sin embargo, la pregunta “¿Has llamado para que arreglen el grifo que gotea desde hace dos días?” Puede despertar la suspicacia y hacer pensar que, al llevar dos días así, ya debería uno haberse ocupado en arreglarlo.

En definitiva, no hay que someter al otro a un ejercicio constante para descifrar lo que se ha querido decir, sino decirlo directamente, pedirlo, sugerirlo, insinuarlo.

 

 


 

Encuentros de Matrimonios - TEMA 4

 

Los problemas de comunicación

 

 

 

Asomaba a sus ojos una lágrima

y a mi lado una frase de perdón:

habló el orgullo y enjugó su llanto

y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;

pero al pensar en nuestro mutuo amor,

yo digo aún: “¿Por qué callé aquel día?”

y ella dirá: “¿Por qué no lloré yo?”

                                       

Gustavo Adolfo Bécqer

 

Introducción

 

Sabemos que son muchos los factores que pueden interferir en la buena comunicación entre dos personas, aun entre las que se aman verdaderamente. Estos pueden variar desde los que tienen que ver con cada una de las personas que integran el matrimonio, esto es personalidad, carácter, crianza, experiencias; o bien con condiciones de vida, aspectos sociales y culturales, etc.

Por eso es entendible que no se pretenda abarcar tan diversos aspectos en una reunión o reflexión, sino más bien esperamos poder ayudar a las parejas del grupo a mirar con mayor detenimiento su relación y analizar cuáles son los problemas más sobresalientes y algunas formas de intentar una solución. Con esto queremos advertir que no sería bueno que el grupo se convierta en una terapia de grupo, por cuanto ésta no es la finalidad y tales prácticas deben ser orientadas por especialistas.

Otro riesgo que ya advertimos en el anterior cuadernillo, es que estos temas podrían hacer surgir en  la reunión algunos problemas de alguna pareja, por lo que sugerimos anunciar a los miembros el tratamiento del mismo, inclusive darles los textos y preguntas con anterioridad, si se cree conveniente. Otro consejo para los coordinadores es que se centren en los casos que se brindan para analizar, despersonalizando así el conflicto y dejando la reflexión íntima entre los cónyuges para que sea realizado en casa. Igualmente recordemos que la prudencia y el tacto deben primar por sobre todo en el grupo y que no debemos dudar en invocar al Espíritu Santo para que obre tanto en la reflexión grupal, como en cada corazón.

 

Objetivos

 

n    Reflexionar sobre las causas y consecuencias de los problemas de comunicación del matrimonio.

n    Aprender a discutir con madurez y en el marco del amor conyugal.

 

Líneas temáticas

 

n       Reglas para la Discusión

n       Principales obstáculos para la comunicación.

n       Crecer en el diálogo.

 

Valores y actitudes

 

n       Destacar lo positivo del otro vs. el reproche y el regaño constante.

n       Saber escuchar, saber callar.

n       Saber dar y pedir perdón.

 

 

Bibliografía

n    Sagrada Biblia

n    Cuauhtémoc Sánchez: La última oportunidad, Ed. Selectas Diamante.

Rojas, Enrique: El Amor Inteligente, Ed. Planeta.

 

Metodología

 

Motivación : (15/20  minutos) 

 

Les adjuntamos un relato, adaptado del libro La última oportunidad de  Carlos Cuauhtémoc Sánchez, el cual se adjunta en el Anexo como Texto Nº 1. Si se desea y el grupo lo acepta se podría dramatizar o bien hacer un teatro de sombras donde se proyecten las figuras de un hombre y una mujer discutiendo.

También se puede motivar a través de la proyección de un video:, recomendamos algunos pasajes de la película La guerra de los Roses, donde se muestran diálogos de la pareja mordaces y destructivos.

 

2. Puesta en común de reflexiones del grupo. Debate (15/20 minutos)

 

Puede ser libre o pautado por el coordinador a través de las siguientes preguntas motivadoras sugeridas.

¿Hay una víctima y un culpable en esta relación?

¿Cómo son los modelos de discusión que se presentan en novelas argentinas más leídas? ¿Creen que son representativos de la familia común?

 

3. Iluminación (10 - 15 min.)

 

Sugerimos la meditación de la Palabra de Dios que a través del apóstol San Pablo nos ayuda a reflexionar sobre los riesgos y posibilidades de la  comunicación humana (Ef. 4,25-32). También se adjuntan dos extractos de libros que nos ayudan a entender por qué se producen las peleas y cómo se pueden, si no evitar, al menos encauzar para no dañar la relación conyugal. Creemos que son puntos muy prácticos y necesarios, que ninguna pareja, joven o madura, con o sin problemas, debe dejar de reflexionar.

Texto Nº 2 Peleas Constructivas de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.

Texto Nº 3 Ideas básicas para una pareja en crisis de Enrique Rojas

 

 

4. Reflexión: Preguntas para la pareja – Propósitos de la pareja (30 –40 min.)

 

¿Cuando nos peleamos, cuáles son las reglas que respetamos y cuáles transgredimos?

Elijamos aquella regla que nos parezca más importante, o en la que estemos más débiles y hagamos el propósito de aplicarla en nuestras discusiones.

 

 

5. Pequeño plenario (10 min.)

 

Para el Plenario sugerimos las siguientes preguntas y aclaraciones:

 “ Si bien este momento no es para que se compartan cosas íntimas dialogadas entre Uds., ni tampoco para confesiones, les pedimos que participen contestando entre todos estas preguntas:

 

Levanten la mano aquellas parejas que hayan cumplido con todas las “reglas de la pelea” y hayan tenido sólo diálogos maduros, desde el momento en que se conocieron hasta ahora. (si alguien levanta la mano, abuchearlo y decirle “mentiroooossssoooosss”)

Ahora en serio ¿qué les ha dejado la experiencia vivida?

 

6. Evaluación de la reunión (5 min.)

 

Les pedimos a cada uno que califique de 1 a 10 la reunión de hoy.

 

 

Oración

 

Hijo de Dios, que viniste a nosotros en el calor de una familia, concede a todas las familias crecer en el amor, el diálogo y colaborar en el bien de la humanidad entera mediante el compromiso de la unidad fiel y fecunda, mediante el respeto al otro, a la vida y la búsqueda de la solidaridad fraterna con todos.

 

Enséñales a renunciar por esto al egoísmo, a la mentira y a la búsqueda incontrolada del propio provecho. Ayúdalas a desarrollar los inmensos recursos del corazón y de la inteligencia que crecen cuando Tú eres quien las inspiras.

Amén

(del Libro Oraciones para la Esperanza  de S.S. Juan Pablo I I – basada en una Oración de Navidad de 1994)


 

 

Anexo de Textos TEMA 4

 

Los problemas de comunicación

 

 

 

TEXTO Nº 1

 

Extracto del libro La última oportunidad – Carlos Cuauhtémoc Sánchez , Ediciones Selectas Diamante –Feb. 1996 

 

El siguiente es el diálogo o mejor dicho la discusión entre una pareja de esposos (David y Shaden) con un hijo (Daniel) con problemas de salud. Ellos habían sido felices en un tiempo y habían fundado su amor en la fe en Dios y la amistad entre ellos, pero poco a poco su relación se fue deteriorando. Este hombre relata así su historia:

 

-          (ELLA) ¿Qué es lo que te ocurre? ¿ Estás enojado conmigo? ¿Te hice algo? ¡Dímelo! ¡Ya me cansé de tu silencio!

-          (EL)Déjame en paz - grité-. Estoy afligido por lo que acaba de suceder. ¿ No te das cuenta?

-          ¿ Y tú crees que yo estoy feliz? ¿Por qué no podemos compartir nuestras ideas ni siquiera en momentos como éste?

-          Van a dar las tres de la mañana. Yo tengo que levantarme a las seis. No es momento para compartir nada.

-          Siempre debes levantarte temprano... Ahora trabajas más y lo curioso es que tenemos menos dinero. ¿A qué se debe? ¿Por qué ya no vienes a comer? ¿Por qué llegas cada vez más tarde a casa?

-          ¡Ya basta...! –le grité con fuerza- ¡Déjame en paz!

-          No, no basta. Por favor, David. Explícame qué rayos está pasando. ¿Acaso hay otra mujer?

-          Bueno sería...

 

Shaden se quedó quieta frente a mí tratando de recuperar el aplomo. Un abismo infranqueable nos separaba.

Recordé haber leído que cuando le preguntaron a 400 psiquiatras por qué realmente fracasan los matrimonios, 45 por ciento contestaron que uno de los factores principales era la incapacidad de los maridos para expresar sus sentimientos.

 

-       Si tú y yo nos entendiéramos mejor, el más beneficiado sería nuestro hijo...

 

Su último recurso me aplastó. Yo era capaz de hacer cualquier cosa por mi niño... Siempre lo había dicho. Además esto no podía seguir: era un martirio vivir así.

 

Me senté al borde de la cama frotándome la cabeza. ¡Cómo necesitaba dar escape a tanta presión interna, expulsar las penas, vomitar las toxinas de mi conciencia! Ya no era posible llevar a cuestas la carga de preocupaciones, miedos y conflictos irresolutos. Esa máscara encrespada era un mecanismo de defensa para ocultar mi naturaleza vulnerable, pero en el mundo competitivo de los negocios y la política sólo se sobrevive siendo manipulador, desconfiado y frío, y resulta muy difícil desahogarse, se está tan acostumbrado a callar...

 

-       Hace tiempo que dejaste de luchar por nuestro matrimonio –reclamó mi esposa al verme enmudecido-, y Daniel no se merece eso.

-       Otra vez lo mismo... -contesté cayendo en la cuenta de que intentaba chantajearme-. ¿Quieres apartarte de mi vista?

-       Mira, David: yo también estoy cansado de ti... he hablado mucho con otras personas y todos están de acuerdo en que no puedo permitir que me sigas tratando de esa forma.

-       ¿Todos están de acuerdo? ¡Vaya! Y seguramente tu madre es la primera... ¿Cuándo aprenderá esa señora a no meterse en lo que no le importa?

-       Pues, independientemente de lo que otros opinen, me estoy cansando, y debo decirte que si las cosas no cambian vas a perderlo todo...

-       Me puse de pie sintiendo cómo la ira comenzaba a calentarme las manos.

-       ¿ Estás amenazándome?

-       Tardó en contestar. Le costó trabajo cruzar ese puente y sincerarse, pero finalmente lo hizo.

-       No es amenaza. Sólo quiero hacerte saber que ya no estoy dispuesta a vivir con alguien que me trata como si fuera basura... Así que he comenzado a pedir asesoría a unos abogados.

La miré con los ojos muy abiertos y dije:

-       ¿ De modo que planeas divorciarte?

-       Si tú no cambias, sí.

-       Pues vamos a poner manos a la obra. Ve con tus abogados mañana y me mandas los papeles del divorcio a la oficina. Yo me voy de una vez para siempre.

Caminé hasta el armario y comencé a arrojar mi ropa al suelo. En realidad no deseaba irme ni divorciarme, pero tampoco podía mostrarme doblegado ante su desafío. Comencé a hacer mi maleta en espera de que se retractara. Eso solía ocurrir: podíamos alegar durante horas sin llegar a ningún lado pero en el momento en el que yo usaba el recurso de esfumarme ella cambiaba de actitud, se ponía en medio, me pedía que no me fuera, y yo aprovechaba para lanzar blasfemias, gritos e insultos superlativos. Era una forma de recuperar mi autoridad. No era la mejor, pero cuando estaba con mi familia me sentía tan infeliz y devaluado que prefería echar mano de cualquier recurso para lograr respeto.

En la empresa, la gente me trataba con gran diferencia: los empleados me adulaban, las secretarias me brindaban un trato delicado, los proveedores me llevaban regalos y nadie podía entrar a mi oficina sin cita previa.

En mi hogar, en cambio, yo era “el viejo”, “el ogro”, “el orgulloso”, cuando llegaba, las risas se apagaban y las  conversaciones entusiastas se desvanecían.

 

-       Tú debiste ser hombre – dije metiendo la ropa sin cuidado en la valija-. Quieres llevar las riendas, pero a mí no me vas a manejar.

-       Claro que me hubiera venido bien ser hombre para tener derecho a gritar, igual que tú.

-       De todas formas lo haces. ¿ O es que no te has oído, bruja histérica? Te gusta mandar y disponer, pero lo absurdo es que también quieres que te mantengan.

-       ¡Lárgate de esta casa!

-       Claro que me voy. Ese siempre fue tu deseo, ¿verdad? ¿Por qué no lo dijiste antes?

-       Porque te tenía miedo, pero ya no, ¿me oyes?

-       Así que ése es tu plan. ¿Y desde cuándo? ¿Las feministas te lavaron el cerebro? ¿Te dijeron que debes estar en la onda de la liberación?. Mira que si salgo ahora por la puerta no me volverás a ver, te lo advierto...

-       Ya no me amenaces que me das lástima. Vete. Te estás tardando.

Me volví de espaldas y seguí haciendo mi maleta.

-       Quiero que cuando estés lejos recuerdes la enfermedad de tu hijo –remató. Ya viste cómo le afectó la idea de nuestra separación.

-       ¿Ya le dijiste que estás viendo abogados?

-       Sí, para prevenirlo.

Pateé el equipaje y comencé a dar vueltas por el cuarto. Recordé que, antes de la crisis, había gritado una y otra vez “no se vayan”, y después del ataque remarcó la frase “ los quiero a los dos... juntos”.

-       ¡Maldición...! –mascullé-. ¿Sabes que haberle dicho eso pudo ser la gota que derramó el vaso en su sistema nervioso?. ¡Maldición, maldición! –repetí dando dos, tres, cuatro puñetazos con todas mis fuerzas en la pared, hasta que un intenso dolor en los nudillos me detuvo.

-       Salí del cuarto. Mi esposa me siguió hasta la sala.

-       Las cosas no se pueden ocultar. ¿Crees que Daniel es tarado? Él se da cuenta de todo. Además no fue por eso que sufrió el ataque. Tiene más de un año que los síntomas desaparecieron y creímos que se había curado, así que hace dos semanas le suspendimos el medicamento, ¿ya no te acuerdas? Por eso pasó lo que pasó.

-       ¿Le suspendimos...? ¿Dejaste de darle la etosuximida? –me le aproximé con los ojos muy abiertos y respirando agitadamente.

Mi esposa dio un paso atrás. Había detectado que el fantasma asesino se había apoderado de mí.

-       Sí. Acuérdate que te lo comenté.

-       Nunca me dijiste nada.

-       Lo hice, pero tú sueles no escucharme. Cuando hablo, piensas en otras cosas y me contestas a todo que sí.

-       La ira me cegó.

-       Eres estúpida. ¡Angustiar al niño diciéndole que posiblemente sus padres se divorcien y suspenderle bruscamente la medicina...! No cabe duda que eres una real y verdadera estúpida.

-       Y tú... un cobarde, puerco. Como marido dejas mucho que desear.

-       ¡Cállate, infeliz!

-       ¡Nunca has madurado! ¡Te crees muy listo, pero la verdad es que eres un cobarde que se escuda en el trabajo para no cumplir como marido...

 

Tuve deseos de echarme sobre ella y matarla, pero la ira me paralizó.(...)

 

Iluminación:

 

Palabra de Dios: Ef. 4, 24-32

 

TEXTO Nº 2

 

PELEAS CONSTRUCTIVAS:

 

Extracto del libro La última oportunidad – Carlos Cuauhtémoc Sánchez , Ediciones Selectas Diamante –Feb. 1996 

 

(Al día siguiente de la pelea descripta más arriba se produjo éste diálogo entre el Sr. David Arias, y su jefe,  el Sr. Vallés, quien le da algunos consejos…)

 

-       ¿Le ocurre algo malo? – preguntó Vallés

 

-       No. Sólo que creo que ha habido muchas situaciones en mi vida que me han impedido lograr lo que deseo. Yo he dedicado el tiempo, pero las cosas simplemente no se han podido dar.

-       ¡Caray! – profirió con evidente enfado levantando la voz – le voy a suplicar que grabe en su memoria esta frase: “EN LA VIDA SÓLO EXISTEN DOS COSAS: PRETEXTOS Y RESULTADOS. Y LOS PRETEXTOS NO VALEN”. ¿Usted dice que a pesar de haber dedicado tiempo los logros se le han escapado? No se haga el tonto, David. Estas son justificaciones mediocres. Por ejemplo, los empleados que dicen trabajar cuatro horas pero realmente lo hacen sólo dos, y las otras dos fingen, irán logrando cada vez mejores artimañas para estafar el reloj, para salir corriendo a la primera campanada: no asciende ni gana bien, pero se excusa echando pestes de sus jefes y de su empresa. Esto ocurre en todos los niveles, señor Arias: si un marido regresa a casa en la noche y se aplasta en el sillón dedicando cuarenta minutos diarios a jugar con el control remoto del televisor en lugar de ocuparlos en platicar con su esposa y ayudarla a recoger la cocina, cuando alguien le pregunte para qué sirve tal o cual botón del control remoto él tendrá resultados, pero cuando se le pregunte cómo van las relaciones con su pareja, tendrá excusas.

 

Después de una serie de intercambio muy ricos el señor Vallés instruyó a su empleada para que le brindara a David una libreta con un capítulo titulado “PELEAS CONSTRUCTIVAS”.

 

 

 

 

PELEAS CONSTRUCTIVAS:

 

Una vida de armonía inmarcesible no es natural. Lo normal de los seres humanos que comparten intereses mutuos es que discutan de vez en cuando. Es mentira que en la sociedad sana siempre debe haber fraternidad y paz. La realidad es otra: ¡en la sociedad sana debe haber reglas para pelear! En el matrimonio sucede lo mismo. Para tener una verdadera integración conyugal no se puede ser idealista. Las relaciones perfectas, sin controversias ni disputas, sólo existen en los cuentos de hadas. ¡En toda familia lúcida los miembros deben saber que no están exentos de problemas y deberán, por lo tanto, prepararse con ciertas reglas a seguir para cuando los desacuerdos surjan!

Cuando hay testigos de la dispusta el ego crece, el orgullo se hincha, lo que se persigue no es la solución de un problema determinado sino demostrar ante los espectadores quién es más fuerte y dominante.

 

La regla número uno para pelear es:

SI EL PROBLEMA ES ENTRE TÚ Y YO, ARREGLAREMOS TÚ Y YO,  Y NO DEBEMOS HACER PARTÍCIPES A OTROS O DISCUTIR EN PRESENCIA DE OTROS.

Al saber que hay un fisgón escuchando detrás de la puerta o, inclusive, que alguien (tal vez bien intencionado)  nos preguntará al día siguiente cómo terminó la riña, no podremos quitarnos la máscara del orgullo. Un testigo físico o mental nos motivará, sin darnos cuenta, a tratar de mantener  cierta imagen y eso bloqueará la sencillez y la humildad indispensables para llegar a un acuerdo con quien realmente importa... Algunos psicólogos aseguran que los tres principales factores que causan la desintegración conyugal son: alcohol, la infidelidad y la intervención de los familiares políticos.

 

Segunda regla para pelear:

EL CARIÑO Y LA LEALTAD SON CONCEPTOS NO NEGOCIABLES, POR LO TANTO NO SON ADMISIBLES LAS AMENAZAS TERMINALES.

En toda relación humana que se pretende duradera debe haber ALGO intocable, ALGO que no puede por ningún motivo entrar a la mesa de discusión: El cariño. La pareja podrá negociar cualquier cosa, pelear encarnizadamente por resolver las diferencias, pero siempre protegiendo bajo una campana de acero blindado el concepto de su amor; éste no se perjudicará con los resultados. Amenazas como “si no cambias me largo” o “lo que dijiste acaba de matar mi cariño por ti”, ocasionan que la discusión baladí se torne peligrosamente terminal.

 

Tercera regla:

NUNCA LLEGAR A ACTITUDES EXTREMAS. SI LA PERSONA PIERDE EL CONTROL, DEBERÁ ALEJARSE, PERO NUNCA REALIZAR  ESCENAS QUE LA HAGAN POCO CONFIABLE PARA SIEMPRE.

Cuando a Einstein le preguntaron si existía algún arma para combatir la mortífera bomba atómica, él contestó que sí, que había una muy poderosa e infalible: la paz.

Todos los seres humanos poseemos un arsenal de alto calibre que por ningún motivo debe usarse con nuestros seres queridos. Esas armas son: gritar, golpear, insultar, romper cosas, maldecir, injuriar a los familiares del otro, azotar puertas, empujar, arrojar objetos, irse de la casa, emborracharse, cometer adulterio, etcétera.

Estos recursos hieren y hacen perder la visión de lo que se discute. Las partes se concentran en devolver sus lanzas con el único fin de lastimar al contrincante.

Las actitudes extremas son como un veneno que daña la relación para siempre, pues aunque después de la lid las personas se reconcilien, el familiar o amigo agredido con ese armamento pesado ya no podrá verlo, aunque quiera, con los mismos ojos de antes. Siempre existirá en él el temor de un desacuerdo futuro y la sospecha de que su compañero reaccione de la misma forma.

 

 

Cuarta regla: SE DEBE DISCUTIR UNA SOLA COSA A LA VEZ.

Al enfadarse se pondrá sobre la mesa de combate solamente el asunto que haya causado la emoción negativa. Cuando no se sabe pelear  es muy común comenzar reclamando un tema “A” y terminar disputando uno “Z” totalmente diferente, después de haber pasado por veintisiete inicios, todos ellos sin relación, unos hirientes, otros incoherentes, otros extremadamente añejos, pero todos esgrimidos para lesionar al contrincante con mil pamemas y hacerlo sentir culpable de cuanto malo pasa entre ellos. Una discusión así no tiene pies ni cabeza; el asunto inicial se complica y se deforma al grado que la pareja se siente furiosa y el pleito no tiene solución.

Al departir no deben traerse a colación asuntos que ya pasaron, que ya se discutieron y que no tiene ningún caso revivir. Hacer eso es como meter el dedo en las heridas viejas. Para no caer en este error común, se plantea la quinta y la última regla:

 

NO ES BUENO QUEDARSE CON CUENTAS PENDIENTES; SI ALGO NO ES LO SUFICIENTEMENTE GRAVE PARA DISCUTIRSE EN EL MOMENTO, DEBERÁ TOLERARSE PARA SIEMPRE...

 

Hay mucha sabiduría en la actitud de algunos padres que no hacen pleitos terribles porque su hijo se peine o se vista un poco raro; o en la de esposas no fumadoras que permiten fumar a sus esposos; o en la del varón que deja trabajar a su consorte aunque prefiriese que se dedicara de lleno al hogar; o en la de las esposas que permiten a sus maridos invitar eventualmente amigos a cenar. Es sabiduría porque disciernen que obligar a cambiar a sus seres queridos en esas actitudes, necesarias de alguna forma para ellos, ameritaría un altísimo grado de coerción. Por supuesto, no se trata de ser manso o subyugado. Si el asunto es grave, se debe hablar claro, pero si no lo es, basta con decirle al compañero lo que nos molesta y dejar bien establecido que por el amor que le tenemos estamos dispuestos a tolerarlo. Esa es la mejor estrategia para que un familiar cambie, la que se basa en la premisa de que aunque no cambie lo seguiremos amando. Al percibir eso él, a su vez, tarde o temprano también deseará darnos gusto.

Las actitudes de nuestros seres queridos deben colocarse en una balanza, poniendo de un lado cosas buenas y de otro las malas. Si las buenas ganan en peso por un alto margen, podremos perfectamente tolerar las malas.

 

 

Texto Nº 3

 

 Extracto del libro El amor inteligente – Enrique Rojas - Planeta

 

IDEAS BÁSICAS PARA UNA PAREJA EN CRISIS

 

Las ideas básicas son:

 

Controlar la lista de agravios.

Evitar discusiones innecesarias.

Manejar los lenguajes cognitivos críticos hacia el cónyuge.

 

Controlar la lista de agravios. Es fundamental no sacar a la luz la colección de cosas negativas del pasado, de distinta intensidad, que no se han superado y que, en momentos difíciles, reclaman su aparición.

 

Hay que mantener a raya la lista de ofensas, borrarla poco a poco, acabar con los desaires, los daños, las faltas, los olvidos y las interpretaciones deformadas. Y en ese vacío que se crea intentar que hagan su nido sentimientos constructivos.

 

Varios argumentos  favorecen el deseo de controlar la lista de agravios:

 

a)      Su recuerdo intermitente es demoledor, arrasa con los mejores propósitos. Tiene un efecto destructivo que barre el pasado, lo trae al presente y hace difícil proyectarse pacíficamente en el futuro.

b)      Su recurrencia. El hecho de enumerarla de forma minuciosa con cierta frecuencia es una de las tareas más neurotizantes que puede haber. Es trabajar contra uno mismo, dañar el propio edificio, negarse a tener visión de futuro.

 

1.    Evitar discusiones innecesarias. En esta vertiente tropiezan fácilmente aquellos que no se entienden bien. Es uno de los fallos más comunes, uno de los errores más frecuentes en las habilidades de comunicación. En muchas ocasiones constituye una conducta negativa que se dispara ante ciertos estímulos del otro que, deformados en el proceso de codificación íntima, producen una respuesta desproporcionada, inadecuada o sin base real.

 

El amor es proyecto compartido, lo que implica capacidad para soslayar y superar momentos negativos. Unas veces el cansancio, otras las dificultades reales como para compenetrarse y siempre los malos entendidos son los principales gestores de las discusiones. Si no se orientan bien desde el principio, pueden llevar a auténticas batallas campales, verdadero mar de insultos, injurias y vejaciones, aderezadas de ironía y desprecio. El doble objetivo está claro: desahogo y ataque. Liberarse, aunque sea contraproducente, y menoscabar la autoestima del otro. El “ventilador del resentimiento” hace lo demás.

 

2.    Manejar los lenguajes cognitivos críticos hacia el cónyuge. Los lenguajes subliminales críticos, ya mencionados, son monólogos, diálogos interiores, por donde discurren los reproches hacia el otro, los recuerdos dolorosos y los hechos ofensivos. Lo único que logran es albergar sentimientos nefastos, caldo de cultivo de la agresividad.  [1]

 

Hay que saber corregir esto; de lo contrario, la vida conyugal es pasto de las llamas. ¿Qué es lo mejor en tales casos? Hablar enseguida con la otra persona, mostrando la mejor disposición y pidiendo disculpas, si uno piensa mínimamente que algo de culpa ha tendido. En este caso es fatal esperar. La actitud inteligente es salir de uno mismo e ir al encuentro del otro, abrirle los brazos e intercalar una broma o algo divertido que rompa el hielo del momento.

 

 

FOMENTAR LO POSITIVO

 

Fomentar o potenciar lo positivo es otra de las caras del problema, no sólo hay que esquivar algunas conductas concretas, sino impulsar otras constructivas, quiero referirme a tres: poner buena cara (una faceta más del lenguaje no verbal), utilizar palabras amables y, por último, compartir más cosas juntos, pero acompañados de amigos o personas de mucha confianza.

 

1.    Poner buena cara: La cara es el espejo del alma; en ella se reflejan los paisajes del alma, es decir, lo que hay dentro y lo que está sucediendo en nuestra intimidad.

El cuerpo en su totalidad tiene su propio mensaje expresivo: desde la forma de andar a los gestos. Pero la cara y las manos son las partes protagonistas. La primera tiene luz propia: ojos, la mirada, los guiños, los gestos faciales, la boca, la sonrisa, la voz y su tono... La cara es como un semáforo de señales que manifiestan el estado de la afectividad; es el mejor transmisor de emociones que existe.

La felicidad no depende de la realidad, sino de la visión de la realidad que tengamos.

 

2.    Utilizar palabras amables: Se trata de suavizar el lenguaje, evitando frases duras y cortantes, expresiones hirientes o irreconciliables, que complican cualquier diálogo, como por ejemplo: “Nunca más, jamás vuelvas...”, “No tolero que...”, “Contigo es imposible hablar...” Habría que intentar cambiar los epítetos por otros, intercalar una disculpa, una palabra que facilite el acercamiento, escuchar al otro y dejar que termine...

 

3.    Compartir más cosas juntos. Si la situación está muy deteriorada y las tensiones son muy intensas, lo mejor es apoyarse en amigos de confianza, en los que uno se ampara buscando protección y respaldo.

 

 

 


 

 

la EDUCACIÓN de los hijos

           

 

 

 

Todo chico es lindo

por definición.

Prietos como uvas,

 rubios como el sol,

y hasta los negritos

de ojos de carbón,

dientes de marfil

y motitas, son

lindos. Ya sean ricos,

ya sean pobres o

 medianos,

limpitos o sucios,

peinados o no,

son lindos.

Dios que los creó

dice que como ellos

 han de hacerse los

 bienaventurados

 que El predestinó.

 

    Leonardo Castellani

 

Introducción

 

En este cuadernillo nos proponemos la difícil y tan necesaria tarea de reflexionar sobre nuestro rol de padres y educadores.

 

Para ello ofrecemos algunas sugerencias para los diferentes momentos de la reunión y advertimos que este contenido será desarrollado no sólo en esta entrega, sino que esperamos poder tratar la educación de los hijos en particular, abarcado sus diferentes dimensiones en próximos cuadernillos.

 

La educación en los valores, paradójicamente es un valor que se ha perdido y no se sabe ni siquiera qué se entiende por valor y menos aún virtud. La Iglesia nos orienta y guía  a través de diversos medios que debemos conocer y valorar, además es necesario aprender a ser padres, no sólo por la experiencia sino formándonos y ayudándonos entre nosotros al amparo de la doctrina.

 

Sabiendo que no agotamos ni remotamente el tema, pero que puede resultar útil como disparador de reflexiones y crecimiento, rogamos a Nuestro Señor que guíe nuestro trabajo para ser cada día mejores padres y buenos cristianos.

 

Objetivos

n       Reflexionar sobre el tipo de educación que brindamos a nuestros hijos.

n       Profundizar y encarnar las enseñanzas de la Iglesia sobre la educación en los valores.

n       Madurar la responsabilidad de ser colaboradores con Dios Creador.

 

Líneas temáticas

n    La paternidad y maternidad responsable en la educación de los hijos según la etapa evolutiva de los mismos.

n    Deberes y derechos como padres

n    El amor, la autoridad, los límites.

n    La presencia y el tiempo.

n    La coherencia educativa de los padres.

n    La educación en la Fe.

 

Valores y actitudes

n    El diálogo, la comprensión, la compañía.

n    Saber amar y saber poner límites

n    El testimonio de vida como mejor enseñanza.

n    El ejercicio de la responsabilidad

 

Bibliografía

Sagrada Biblia

Concilio Vaticano II: Doc. Gravissimun Educationis.

Catecismo de la Iglesia Católica, 1730 a 1829.

S.S. Juan Pablo II: FAMILIARIS CONSORTIO

S.S. Juan Pablo II: MULIERIS DIGNITATEM.

Conferencia Episcopal Argentina: Educación y Proyecto de vida.

CEA: Directorio de pastoral familiar.

Escrivá de Balaguer, Josemaría: Es Cristo que pasa, Ed. Quinto Continente.

Isaaes, David: La Educación de las Virtudes Humanas, EUNSA.

Riesgo, Luis y Carmen: Hablando en Familia, Ed. Apostolado de la Prensa.

Covey, Stephen R.: Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas, Ed. Grijalbo.

 

 

Se propone aquí una motivación sobre la base de una reflexión sobre PATERNIDAD - PATERNALISMO de René J. Trossero, que bien puede reemplazarse por algún video o parte de él que se crea apropiado. Si se trabaja con este texto, que se adjunta como anexo bajo el nombre de: TEXTO Nº 1 se sugiere entregar  a cada integrante una copia de la reflexión.

 

2. Dinámica grupal y plenario:

 

Para motivar el debate sería conveniente que por grupos pequeños se propongan los tres pares de actitudes que les parezcan más importantes. Luego poner en común en plenario, lo charlado por grupo.

 

3. Iluminación

 

Para este momento se sugiere la Palabra de Dios (Flp. 4,4-9) y el  Texto Nº 2 del Anexo.

Lo importante es que se reflexionen los temas y se intente visualizar cómo la Iglesia, que es madre y maestra, guía a los padres y a la familia en la educación humana y cristiana de los hijos. También se espera como fruto la apertura de las diversas dimensiones del rol educativo de los padres.

Metodología sugerida, sobre todo si el grupo es numeroso: Recomendamos la división en grupos más pequeños para la  lectura de los temas 1 a 3 que se adjuntan en el Anexo Textos, como Texto Nº2 . Luego se les puede solicitar que expongan en pocas palabras la reflexión o enseñanza que les dejó, o qué le dirían a otros padres respecto del tema.

Otra opción es que algún integrante exponga un resumen de los temas o que se repartan los textos previo a la reunión  y se comenten en la misma.

Tiempo estimado para este bloque: 40 min.

 

4. Dinámica para el trabajo personal y por pareja

 

Este trabajo tiene como objetivo que se reflexione personalmente, (por pareja y si se desea también en grupo) sobre la escala de valores que trasmitimos a nuestros hijos. La dinámica se puede orientar, ya sea para ver cómo vivimos realmente esta escala de valores o bien en cuanto al deber ser, es decir el planteamiento de la escala de valores ideal o correcta.

Recomendamos a los organizadores repartir un conjunto completo (es decir con todas los valores que se citan en la grilla del punto “Recursos” ) para cada persona.

Las consignas son:

Cada persona en silencio, ordena el conjunto de tarjetas según el orden de importancia que a uno le parece adecuado para la educación de sus hijos. (5 min.)

Por matrimonio se comparte lo evaluado y se intenta unificar criterios. (10 min.)

Luego en grupos de 2 ó 3 parejas, comparten lo evaluado e intentan sacar una conclusión sobre las dificultades de encontrar y trasmitir una escala de valores apropiada.  (15 min.)

 

Para esta dinámica es conveniente que los organizadores tengan claro algunos conceptos sobre la diferencia entre valores y virtudes y la distinción entre éstas. A tal fin se recomienda los puntos 1803 a 1829 de Catecismo de la Iglesia Católica. También si se quiere ampliar sobre el tema Libertad del hombre, formación de la conciencia, etc.,  se puede consultar desde el punto 1730 en adelante hasta los citados anteriormente de dicho documento.

 

Recursos

 

Tantos grupos de 12 tarjetas c/u como participantes haya, para el trabajo en grupos de la motivación.

Cada tarjeta deberá tener escrito cada uno de los siguientes valores (u otros que los organizadores prefieran):

 

 

Bienestar económico

Alto nivel de educación

Solidaridad

Santidad

Caridad

Educación en la Fe

Esperanza

Honestidad

Humildad

Desarrollo de la Inteligencia

Habilidad física y deportiva

Sabiduría

 

 

5. Evaluación de la reunión (5 min.)

 

n       Les pedimos a cada grupo que con una frase evalúe la reunión de hoy

n       ¿Quieren agregar alguna sugerencia?

 

8. Cierre (5 min.)

 

Luego de repartir la oración final que sigue, sugerimos proponer su lectura todos juntos, AGRADECER (ES MUY IMPORTANTE ESTE PUNTO) a todos el haber participado y haber abierto su corazón a todos, incentivar para la próxima reunión y despedirse.

 

Oración a la Sagrada Familia

 

Señor Nuestro Jesucristo,

que junto con María y José

consagraste con inefables virtudes la vida doméstica,

haz que por intercesión de ambos

sepamos instruirnos con el ejemplo de Tu Sagrada Familia.

 

Elevamos nuestras oraciones a Ti, Señor,

para poner a nuestra familia bajo tu mirada,

te pedimos que la acompañes, la asistas en sus necesidades,

la mantengas en amorosa unión y guíes sus pasos

hasta conseguir tu eterna compañía en el cielo.

Que en ella cada hijo aprenda de Jesús, la obediencia, el estudio y el trabajo.

Que cada mujer aprenda de María, la humildad y el espíritu de sacrificio.

Que cada hombre aprenda de José a amar a Jesús y a su familia con fidelidad y rectitud.

Amén.


 

 

Anexo – Textos TEMA 5

 

la EDUCACIÓN de los hijos

 

 

 

TEXTO Nº 1

 

 PATERNIDAD - PATERNALISMO

 

La paternidad se ofrece.

El paternalismo se impone.

La paternidad respeta.

El paternalismo humilla.

La paternidad es oblativa.

El paternalismo es posesivo.

La paternidad confía en la capacidad del hijo y la fomenta.

El paternalismo piensa al hijo incapaz y lo incapacita.

La paternidad suscita personas libres.

El paternalismo crea rebeldes o sometidos.

La paternidad prepara para la responsabilidad.

El paternalismo fomenta la irresponsabilidad.

La paternidad afianza la seguridad y la autoestima.

El paternalismo deja en la inseguridad y en la necesidad de la aprobación ajena.

La paternidad responde a las necesidades y expectativas del hijo.

El paternalismo está al servicio de sus propias carencias.

La paternidad busca la realización del hijo.

El paternalismo busca su propia satisfacción.

La paternidad cuenta para siempre con el hijo a quien dejó crecer.

El paternalismo pierde al hijo a quien impidió madurar.

La paternidad se alegra cuando deja de ser necesaria.

El paternalismo se cree siempre indispensable.

 

(René J. Trossero)

 

 

TEXTO Nº 2

 

Iluminación :

 

Palabra de Dios: Flp. 4,4-9

 

Tema 1: La Educación de los hijos en general

 

Leemos en Familiaris Consortio Punto 36. El derecho-deber educativo de los padres:

 

“ La tarea educativa tiene sus raíces en la vocación primordial de los esposos a participar en la obra creadora de Dios; ellos, engendrando en el amor y por amor una nueva persona, que tiene en sí la vocación al crecimiento y al desarrollo, asumen por eso mismo la obligación de ayudarla eficazmente a vivir una vida plenamente humana. Como ha recordado el Concilio Vaticano II: "Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación familiar es de tanta trascendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezcan la educación íntegra personal y social de los hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan".99” ...

El derecho-deber educativo de los padres se califica como esencial, relacionado como está con la transmisión de la vida humana; como original y primario, respecto del deber educativo de

los demás, por la unicidad de la relación de amor que subsiste entre padres e hijos; como insustituible e inalienable y que, por consiguiente, no puede ser totalmente delegado o usurpado por otros.

Por encima de estas características, no puede olvidarse que el elemento más radical, que determina el deber educativo de los padres, es el amor paterno y materno que encuentra en la acción educativa su realización. al hacer pleno y perfecto el servicio a la vida. El amor de los padres se transforma de fuente en alma, y por consiguiente, en norma, que inspira y guía toda la acción educativa concreta, enriqueciéndola con los valores de dulzura, constancia, bondad, servicio, desinterés, espíritu de sacrificio, que son el fruto más precioso del amor.”

 

Resumen de las consideraciones de la Declaración sobre la educación cristiana de la juventud, del Concilio Vaticano II:

 

a)      Derecho de todo hombre a la educación.  Hay que colaborar para que la educación sea dada a todos los hombres.  Lucha contra el analfabetismo.  Es necesaria una educación integral, esto es, física, moral, intelectual, sexual, social y religiosa.

 

b)      Finalidad de la educación cristiana: no sólo la formación humana integral, sino también el desarrollo personal de la vida de fe, de la práctica de la oración y de la participación del culto, el progreso de la vida del Hombre Nuevo en Cristo, y el afán comunitario y apostólico.

 

c)      Los deberes y derechos de los padres e importancia de la familia en la educación.  Deberes y derechos de la sociedad civil y de la Iglesia.

 

d)      La Iglesia, para educar, se vale sobre todo de los medios propios (catequesis, liturgia, etc.).  Pero utiliza también otros medios (escuelas, asociaciones, medios de comunicación social) que son comunes a todos los hombres.

 

e)      Derecho de la familia a la libre elección de escuela.  Deber del Estado de dar subvenciones a las escuelas de modo que quede asegurado el ejercicio de aquel derecho.  Deber del Estado de promover y vigilar la escuela con exención de todo monopolio.

 

f)        Necesidad de que la Iglesia ayude a los jóvenes que frecuentan escuelas no católicas, por medio del testimonio de los maestros, la acción apostólica de los condiscípulos y el ministerio de aquellos que enseñan la doctrina de la salvación.  Necesidad de asegurar una educación que esté de acuerdo con los principios morales y religiosos propios de las familias.

 

g)      Importancia de la escuela católica, que debe crear un clima propicio para el desarrollo armonioso de la vida cristiana.  Derecho de la Iglesia de fundar y dirigir escuelas católicas de todo orden y grado.  Necesidad de una severa preparación profesional y de una auténtica acción apostólica de los profesores de estas escuelas.  Deber de los padres de confiar sus hijos según las circunstancias de tiempo y de lugar a las escuelas católicas.

 

 

Tema 2: Los hijos como don y compromiso

 

Excelencia de la paternidad cristiana

La familia cristiana es imagen de la Santísima Trinidad.  Los padres son colaboradores de la obra creadora,  redentora y santificadora de Dios.  Los padres son cooperadores en la acción creadora del Padre.  La fecundidad es una bendición de Dios al hogar.

 

Juan Pablo II nos dice en  Familiaris Consortio (FC)

11. Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor.

Dios es amor  y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano.

13. Los esposos son por tanto el recuerdo permanente, para la Iglesia, de lo que acaeció en la cruz; son el uno para el otro y para los hijos, testigos de la salvación, de la que el sacramento les hace partícipes.

 

14. Al hacerse padres, los esposos reciben de Dios el don de una nueva responsabilidad. Su amor paterno está llamado a ser para los hijos el signo visible del mismo amor de Dios, «del que proviene toda paternidad en el cielo y en la tierra».

 

 

El Padre

La familia, como comunidad que es, necesita de una autoridad.  El padre ha de ofrecer el sacrificio de su vida y de su esfuerzo personal para conducir a los suyos hasta Dios. 

“ Dentro de la comunión-comunidad conyugal y familiar, el hombre está llamado a vivir su don y su función de esposo y padre. (...)El amor a la esposa madre y el amor a los hijos son para el hombre el camino natural para la comprensión y la realización de su paternidad. (...) El hombre está llamado a garantizar el desarrollo unitario de todos los miembros de la familia. Realizará esta tarea mediante una generosa responsabilidad por la vida concebida junto al corazón de la madre, un compromiso educativo más solícito y compartido con la propia esposa, un trabajo que no disgregue nunca la familia, sino que la promueva en su cohesión y estabilidad, un testimonio de vida cristiana adulta, que introduzca más eficazmente a los hijos en la experiencia viva de Cristo y de la Iglesia. (FC 25)

 

La Madre

Leemos al Santo Padre en Mulieris Dignitatem : “En la maternidad de la mujer, unida a la paternidad del hombre, se refleja el eterno misterio del engendrar que existe en Dios mismo, uno y trino. (...) Aunque el hecho de ser padres pertenece a los dos, es una realidad más profunda en la mujer, especialmente en el periodo prenatal. (...) La maternidad conlleva una comunión especial con el misterio de la vida que madura en el seno de la mujer. La madre admira este misterio y con intuición singular “comprende” lo que lleva en su interior. A la luz del “principio” la madre acepta y ama al hijo que lleva en su seno como persona.” El texto sigue afirmando la particular disposición y capacidad de la mujer para atender la persona concreta (no solo de su hijo)  y con ello la contribución decisiva y básica para la nueva personalidad humana. (MD 18)

 

Los hijos:

En FC 26 sigue diciendo el Papa: “En la familia, comunidad de personas, debe reservarse una atención especialísima al niño, desarrollando una profunda estima por su dignidad personal, así como un gran respeto y un generoso servicio a sus derechos. Esto vale respecto de todo niño, pero adquiere una urgencia singular cuando el niño es pequeño y necesita de todo, está enfermo, delicado o es minusválido. Procurando y teniendo un cuidado tierno y profundo para cada niño que viene a este mundo, la Iglesia cumple una misión fundamental. En efecto, está llamada a revelar y a proponer en la historia el ejemplo y el mandato de Cristo, que ha querido poner el niño en el centro del Reino de Dios: "Dejad que los niños vengan a mí,... que de ellos es el reino de los cielos".

(...) “ La acogida, el amor, la estima, el servicio múltiple y unitario ­material, afectivo, educativo, espiritual- a cada niño que viene a este mundo, deberá constituir siempre una nota distintiva e irrenunciable de los cristianos, especialmente de las familias cristianas; así los niños, a la vez que crecen "en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres",77 serán una preciosa ayuda para la edificación de la comunidad familiar y para la misma santificación de los padres.”

 

Deberes de los padres cristianos

 

Amar a los hijos

 

Por derecho natural y divino, los padres tienen la gravísima obligación de amar a sus hijos, de atenderles corporalmente, de poner el máximo empeño en su educación religiosa, moral, física y civil, y de procurarles un porvenir humano proporcionado a su estado y condición social.

 

Los hijos son como una prolongación de los mismos padres y sus más inmediatos prójimos.  Tanto la ley natural como la ley divina positiva nos obligan a amarnos a nosotros y al prójimo como a nosotros mismos.  No hay, por otra parte, deber más dulce y entrañable para los padres que el de amar con todas sus fuerzas a sus hijos.  Pero el deber de la educación religiosa, moral, física y civil de los hijos es uno de los deberes paternales más sagrados y inviolables de los padres cristianos.

 

Satisfacer sus necesidades corporales

 

Los hijos, desde el momento mismo de su concepción, y, por consiguiente, desde antes de nacer, tienen derecho a recibir de sus padres los socorros de orden material que le permitan su pleno desarrollo físico.  Los principales socorros a que tiene derecho el hijo son: el alimento, el vestido, la habitación, los cuidados higiénicos, la asistencia médica, y toda atención necesaria para su conservación y normal desarrollo.

 

Educar cristianamente a sus hijos

 

La educación cristiana de los hijos es de importancia tan capital y decisiva para los esposos, y aún para toda la sociedad humana, que sin ella sería del todo imposible no sólo la santificación de los padres, que dejarían incumplido uno de sus más graves deberes, sino también la de sus hijos, y por consiguiente la de toda la sociedad en general.

 

No basta, pues, para cumplir con el fin del matrimonio cristiano, la mera generación de los hijos: es preciso, además, educarles en la fe, de tal manera de prepararlos para alcanzar la felicidad temporal y eterna, como hijos de Dios que son.

 

 

Tema 3: La familia educadora

 

“ Un momento fundamental para construir tal comunión está constituido por el intercambio educativo entre padres e hijos, en que cada uno da y recibe. Mediante el amor, el respeto, la obediencia a los padres, los hijos aportan su específica e insustituible contribución a la edificación de una familia auténticamente humana y cristiana. En esto se verán facilitados si los padres ejercen su autoridad irrenunciable como un verdadero y propio «ministerio», esto es, como un servicio ordenado al bien humano y cristiano de los hijos, y ordenado en particular a hacerles adquirir una libertad verdaderamente responsable, y también si los padres mantienen viva la conciencia del «don» que continuamente reciben de los hijos.” (FC 22)

 

Derecho de los padres a la educación de sus hijos

 

“Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y, por lo tanto, hay que reconocerles como los primeros y principales educadores de los hijos.  Este deber de la educación familiar es de tanta trascendencia, que, cuando falta, difícilmente puede suplirse.  Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra personal y social de los hijos.” (Concilio Vaticano II, Declaración sobre la educación de la juventud)

 

La educación, obra común de los padres

 

Los padres: comunidad educadora.  La educación es prolongación de la procreación.  La educación resultado del complemento de las peculiaridades masculina y femenina.  La cercanía corporal y espiritual de los padres con sus hijos, permite un conocimiento único del carácter de cada hijo, y desarrolla una intuición pedagógica personalizada en relación con cada uno de ellos.  La buena educación, exige que el hijo se exponga a la vez al influjo paterno y materno.

 

Educación y persona

 

La educación debe ser congruente con el concepto que se tiene sobre la persona.  El hombre es un todo.  No es sólo cuerpo o sólo alma.  Es un ser total, indivisible.  Materia individual de naturaleza racional.  Cada persona es única, y por lo tanto distinta de todas las otras.  El hombre maneja ideas y es dueño de su acción.  Aquí radica la dignidad humana y la fundamentación de todos sus derechos y obligaciones.

 

El hombre es dueño de su destino.  Es capaz de determinar el sentido de sus actos, encauzarlos, inhibirlos, atenuarlos o destruirlos.  Frente a otros se afirma como distinto e independiente.  La sociabilidad es connatural al hombre.  El alma humana es una semejanza de Dios creador.  Por naturaleza imagen de Dios, y por gracia, hijo adoptivo.  Es un ser proyectado hacia la eternidad.

 

“El objetivo de toda educación genuina es el de humanizar y personalizar al hombre, sin desviarlo, antes bien orientándolo  eficazmente hacia su fin último  que trasciende la finitud esencial del hombre” (Doc. de Puebla 1024 – Citado en Educación y Proyecto de Vida)

 

Educar en las virtudes

 

Implica ayudar a los hijos a fortalecer la voluntad y educar la libertad, de modo tal que sean capaces de elegir lo bueno y lo valioso.

El desarrollo de la virtud, el afianzamiento de un valor en nuestra vida se van dando en la medida que logramos el hábito operativo, la acción virtuosa.

Y para adquirir un hábito hace falta repetir un acto muchas veces y esto seguramente se da en un clima de exigencia.

Si, sin miedo, volvemos a repetir el término “exigencia”; porque la virtud, la vida en el valor se logra mediante la “exigencia” de querer vivir de un modo determinado y ser coherente con ello. Claro está que “exigencia” no significa autoritarismo o represión, significa orden, paciencia, constancia, límites claros que nos recuerden que vale la pena vivir de un modo y no de otro, que esto tiene sentido, en un clima de amor y alegría.

 

 

Las dimensiones de la educación

 

Que el hombre es persona significa que su modo constitutivo fundamental de ser y operar es la racionalidad[2]. El hombre se gobierna a sí mismo gracias a su inteligencia y voluntad;  no existe simplemente como ser físico, sino que posee la existencia espiritual propia del conocimiento, abarca el conocimiento en toda su extensión 

 

El hombre es libre, y su actividad intencional debe concretarse mediante el empeño de realizarse libremente.

 

También debe tenerse en cuenta el desarrollo armónico de sus facultades. El cuerpo es parte integrante del hombre.  Lograr una vida de acuerdo con el orden natural, depende de la formación de hábitos de higiene, nutrición, actividad física y dominio de sí mismo.

Así, mediante la repetición de actos se instalan los hábitos y así se llega a la adquisición de las virtudes (y también de los vicios).

 

Por otro lado, en cuanto a la educación de la inteligencia es claro que el conocimiento es la más simple y, al mismo tiempo, la más compleja de las experiencias humanas.  El proceso cognoscitivo parte de las cosas hasta lograr una elaboración de conceptos e ideas. La educación intelectual no consiste en una acumulación de conocimientos. Las diversas operaciones implicadas en el conocimiento, (formación de ideas, juicios, razonamientos) deben desarrollarse mediante disciplinas adecuadas, que son anteriores a nuestra actividad mental.

 

Son varios los aspectos o dimensiones que debe abarcar la educación de los jóvenes y niños desde temprana edad, tanto de parte de los padres, como en las instituciones educativas. Varios autores, y documentos de la Iglesia, y del Papa Juan Pablo II reconocen las siguientes:

 

n       La educación física

n       La educación intelectual

n       La educación psicológica

n       La educación moral

n       La educación sexual

n       La educación social

n       La educación religiosa

 

 

 


 


[1] Traducido en nuestro lenguaje común sería: “darse manija”.

[2] Racionalidad en sentido amplio y no solo con la connotación positivista ligada a la pura razón, sino abarcando también el aspecto volitivo, el querer.

 

 

 

Metodología propuesta para cada Encuentro

 

El desarrollo de las reuniones o encuentros debe ser muy dinámico y atractivo, y por supuesto acorde con la realidad del grupo de gente que lo integra. Como el liderazgo de estos grupos puede ser compartido entre sus integrantes, es importante acordar pautas de realización de los encuentros, para lo cual aportamos las siguientes:

 

Los tiempos previstos de cada parte no deberían superar los 15 o 20 minutos, sumando así un tiempo total de una hora  y media, que es lo óptimo que dure una reunión de formación o reflexión. De todas maneras procuraremos aportar actividades para realizar fuera del ámbito de los encuentros.

 

Sugerimos también que la coordinación del grupo sea hecho (en lo posible) por un matrimonio de AC.

 

Luego de la Bienvenida que puede ser acompañada de una Oración inicial (en el caso de grupos ya maduros de AC serán la Oraciones Oficiales - O.O.-) cada Encuentro podrá tener las siguientes partes, las que deben guardar coherencia con los objetivos y temas del mismo:

 

  1. Motivación : A través de un video o lectura de un relato, cuento o caso relacionado con el tema, o bien con un juego o dinámica de grupo, se pretende introducir a los participantes en la temática propuesta de una forma activa y realista.  Cada cuadernillo presentará sugerencias para este momento.

 

  1. Puesta en común de reflexiones del grupo. Debate: Puede dejarse a los participantes expresarse libremente o pautar este momento a través de preguntas motivadoras. Deben cuidarse los tiempos y la participación de todos. Lo que surja en este debate servirá para elaborar el Cierre (si se detecta algún conflicto con la visión de la Iglesia, o algún punto de vista equivocado, el momento de aclararlo es durante el debate y reforzarlo en el cierre.). Es fundamental que el clima del debate se desarrolle con suma caridad por la opinión de los participantes y que la Verdad sea “propuesta” y no  “impuesta”  . Cada cuadernillo brindará preguntas orientativas del debate.

 

  1. Iluminación: A través de la lectura de un texto del Magisterio y la Palabra de Dios, se espera iluminar la realidad que se está analizando y así descubrir la riqueza que la Iglesia tiene para brindar a la familia humana. También se pueden leer o recomendar para  ampliación, textos de autores reconocidos o bien encíclicas y el Catecismo de la Iglesia Católica. La metodología de iluminación no siempre debe ser la charla del dirigente o experto, aunque puede incluirse; también podrá hacerse a través de lecturas comentadas, crucigramas, trabajos en grupos, etc.

La lectura de la Palabra no puede faltar y su meditación debe llevar a descubrir la presencia de Dios en cada uno y en el matrimonio, y en general en la familia.

 

  1. Reflexión: Preguntas para la pareja – Propósitos de la pareja

Sería un momento en que cada pareja converse por separado. Este momento es muy importante pues diferencia el tratamiento de un tema en general, compartido con amigos, de una reflexión conyugal y por lo tanto íntima de la pareja, que  consideramos sagrada. Podrá hacerse en el ámbito de la reunión o fuera de ella, según el caso, pero debe tratarse de impulsar, dado que es un medio de crecimiento personal y conyugal imperdible.

 

  1. Pequeño plenario, cierre y evaluación de la reunión: No esperamos que lo compartido en la intimidad de la pareja se deba poner en común, pero sí que se cierre el tema en general y se oriente al establecimiento de propósitos para crecer en forma personal, espiritualmente, y también como grupo. También debería llevar a concretar acciones apostólicas ya sea en el orden familiar, con otras familias o en la parroquia.

Es el momento de celebrar lo compartido y comprometerse según la realidad y posibilidades de cada uno.

La evaluación de la reunión, que  puede hacerse a través de metodologías rápidas  y sencillas, como decir una palabra que caracterice esta reunión, debe estar presente, por cuanto ayuda al grupo a mejorar cada día.

 

El CIERRE, como dijimos antes, debe servirnos para redondear los conceptos principales de la temática, reforzar la visión de la Iglesia, animar a cumplir los propósitos comprometidos e incentivar la participación en el próximo encuentro

 

Como se desprende de la lectura de estos puntos, seguimos trabajando con el método de VER - JUZGAR - ACTUAR de la AC, pero esperando renovarlo en su dinámica.

 

Sugerimos finalizar la reunión con alguna oración especial elegida según la temática tratada (en cada cuadernillo se sugerirán algunas), o realizando O.O. si el grupo estuviese maduro para ello con intenciones propias.

 

 

La Convocatoria

 

·        ¿A quiénes convocar?

 

Entendemos que la convocatoria debe ser abierta a toda la comunidad.

Obviamente, convocamos a matrimonios, parejas (hombre y mujer) y según la preparación de los dirigentes convocantes desde nuestra institución, la AC, tenemos tres niveles de llegada (vistos desde la perspectiva parroquial):

 

·         Un primer nivel integrado por los “ex” militantes de la institución, parejas de adultos jóvenes y medios, y sus conocidos. Aquellos que manifiestan un compromiso con la Iglesia y/o  la institución.

·         Un segundo nivel, que abarque además de los anteriores, a personas que  participan de la misa dominical, sean padres de los alumnos del colegio, o padres de aspirantes o jóvenes de la AC, es decir aquellos que tienen alguna vinculación con el ámbito parroquial. Son los cercanos aunque no han asumido compromisos permanentes con la pastoral parroquial.

·         Y finalmente el tercer nivel, que incluye a los anteriores, y suma los matrimonios a los cuales llegamos por los demás ambientes (el barrio, sociedades intermedias, clubes, bibliotecas, comercios, nuestro trabajo,  etc.).

 

Es entendible que creciendo en nivel de convocatoria, se debe crecer en preparación y experiencia para recibir a los que se acerquen. Esto porque se pueden presentar casos de lo más variados y hay que saber actuar con prudencia, firmeza y mucha caridad, sabiendo discernir qué es lo mas conveniente a cada pareja y a cada grupo.

 

Estrategias de convocatoria:

 

-          Un aspecto que consideramos importante es el de no ocultar que quien convoca es un grupo de Iglesia, de AC, es decir, manifestar de entrada que nuestra visión es la de la Iglesia Católica. El objetivo es mostrar la riqueza que  tiene la Iglesia para brindarles, quien los llama y contiene. Puede resultar contraproducente el tratar de “disfrazar” la convocatoria como “no católica” para “evitar rechazos”, generando el efecto contrario al que se buscaba.

 

-          El nivel de llegada elegido define los ambientes en donde realizar la convocatoria:

Es decir que si se quiere empezar por los más comprometidos, la parroquia y el grupo de amigos (por haber compartido la ACA en Jóvenes, vivir en el barrio o compartir la misma realidad familiar o laboral) es lo apropiado. Los cercanos los encontramos en la Misa, vinculados a las tareas de sus hijos o como ex dirigentes que han perdido los vínculos con la actividad pastoral.

 

-          Las formas de convocar pueden ser variadas y no son excluyentes: desde los afiches dispuestos en los ambientes, los avisos parroquiales y panfletos distribuidos a la salida de misa, hasta la invitación de persona a persona (quizás lo más efectivo), son los métodos más habituales.

 

-          El sentido de la convocatoria puede influir en la respuesta de la gente: Esto quiere decir que debemos ser claros a qué tipo de grupo estamos llamando a los matrimonios. Estos encuentros pueden ser utilizados para dos tipos de grupos diferentes, y sus variantes, si se estima apropiado para la realidad:

 

a.       Convocar a un grupo de AC permanente, ya sea un Grupo de Militancia de Matrimonios o un Grupo de Proyección Evangelizadora de la AC: Esto tiene como ventaja que la gente sabe a qué atenerse. Se va planteando o replanteando su adhesión a la Institución y a la Iglesia a través de ella en forma clara, si los que convocan los ayudan. La desventaja  es que algunos sientan cierto rechazo por experiencias negativas anteriores con la organización. Pero el desafío a plantearles es que esto es el comienzo y la oportunidad de algo nuevo y distinto, en el que nosotros somos los protagonistas.

 

b.       Convocar a los matrimonios a la realización de los Encuentros, con la expectativa de decidir, al concluir un número establecido de ellos, qué destino tendrá el grupo o sus integrantes: Para mucha gente puede resultar atractiva la propuesta de una actividad con un objetivo y un término definido (como la Catequesis Familiar). También es positiva la iniciativa de la AC para este tipo de servicios a las familias. Pero la desventaja es que se deja abierta la posibilidad de no continuar la actividad del grupo. Sin embargo, si los encuentros han servido verdaderamente a estos matrimonios, es difícil que el grupo se disuelva y la elección de no seguir puede ocurrir  en casos puntuales. Lo que no sería conveniente es que el grupo continuara, pero desligado de la Iglesia (sólo como grupo de amigos, si bien no se puede impedir) o de sus instituciones, principalmente la AC u otras relacionadas con la parroquia o la temática familiar (Movimiento Familiar Cristiano, Encuentros, otros.)

 

Lo importante es ayudar a los matrimonios convocados a recorrer un camino hasta formar una comunidad. Que cada uno se sienta parte, conozca a Jesucristo y su Iglesia y sea capaz de darse.

 
 


 

El Primer Encuentro

 

Es importante que los organizadores sean preferiblemente uno o dos  matrimonios que tengan la intención de continuar con la actividad del grupo o bien militantes de AC que inicien y acompañen al mismo.

 

El objetivo del primer encuentro es el armado de la comunidad (pertenecer), confraternizar, que cada miembro del nuevo grupo “se sienta parte” del proyecto. Consideramos de extrema importancia este Primer Encuentro, ya que será la base y la “primera impresión” de los siguientes. Para ello hace falta que  la  presentación de los Encuentros, de los temas, horarios, etc., sea muy participativa, que expresen sus opiniones, y en lo posible que nadie se quede callado. Recordar que son “pares”, o sea el matrimonio que dirige cumple una función mas de coordinación que de conducción. Es importante el ponerse al servicio del grupo.

 

Algunos consejos para tener en cuenta en la organización:

 

-          Como en toda tarea apostólica,  es importante la preparación espiritual previa del equipo  convocante, no olvidar que esta tarea debe iniciarse desde el Sagrario, en oración, para que sea el Espíritu Santo quien actúe.

-          PROBAR PREVIAMENTE EL ENCUENTRO EN UN GRUPO DE MATRIMONIOS DE AMIGOS, ANTES DE LLEVARLO ADELANTE CON OTROS DESCONOCIDOS. Esto es importante para sentirse mas seguros y adelantarse a preguntas o cuestiones difíciles de responder en el momento.

-           En cuanto a la ambientación, es fundamental que el lugar elegido para las reuniones tenga espacio para los diferentes momentos del encuentro: un lugar amplio para los momentos comunes (motivación, debates, puesta en común, plenarios, etc.) y otro (o el mismo adaptado) para que las parejas puedan dialogar en privado. Por otro lado, ambientar el lugar con un clima de calidez y bienvenida es fundamental (que sea agradable el participar)

-          Es aconsejable también que se organice alguna dinámica de presentación en la apertura[1]donde a través de un juego, nos presentemos todos y comencemos a conocernos, y empezar a abrir el corazón con preguntas como: “¿qué nos trajo aquí hoy? ¿qué esperamos recibir?”. Dar las gracias por la participación es siempre muy importante. Por otro lado, mostrar que todo se ha preparado con esmero y que no se improvisa le dará a este momento la seriedad y atención que requiere.

-          Luego de la dinámica de presentación se debe comentar la metodología de los encuentros y hacer una presentación de las temáticas ( que se pueden repartir en una hoja a cada pareja). Aquí es importante preguntar si tienen dudas o requieren aclaraciones, y escuchar las sugerencias recibidas (tomando nota) para ver como implementarlas si son conducentes.

-          Si se llega a un acuerdo con las temáticas es tiempo de acordar detalles como el horario para los próximos encuentros, previendo una duración de un par de horas al menos, y si debe tenerse en cuenta la opción de una guardería para los chicos,  la posibilidad de compartir una comida, etc.

-          Se puede entregar una carpeta con los nombres de cada pareja, con el temario, las pautas para la charla en pareja, y otros detalles, a la que luego, en la próximas reuniones, se le agregará la lista de participantes del grupo, un resumen de todo lo acordado en esa primera reunión, y los materiales de los temas de cada encuentro.

-          Finalizados estos pasos se puede compartir un café o algo para comer,  para crear un clima de amistad y cerrar con una oración

 

Los Encuentros Subsiguientes

 

Una vez comenzados los Encuentros subsiguientes, creemos importante no perder de vista algunas recomendaciones de carácter general como:

-          Trabajar la actitud de apertura que debe reinar en las reuniones y de “proponer” el Evangelio y “no imponerlo” (carta de SS Juan Pablo II por la Clausura del Jubileo pto.5)

-          En el desarrollo de la puesta en común, que exista gente nuestra que facilite el dialogo y ayude a abrir los corazones.

-          Algunas funciones básicas en la coordinación de grupos (como distribuir roles, controlar a los difíciles del grupo, el “contra”, cómo generar el diálogo para que los tímidos se expresen, cuidar los tiempos, ser prudentes y animar ¡!!)

-          Cuidar la comunicación con todos los miembros entre reuniones.

 

Es importante ir afianzando la comunidad a medida que se avanza en los Encuentros, a través de actividades que pueden ser por ejemplo:

·         Alguna salida o encuentro diferente. Un asado, una salida a ver algún espectáculo, etc.

·         Participar eventualmente de alguna actividad de la parroquia (esto siempre es formativo y ayuda a amar a la Iglesia), ya sea religiosa (peregrinación, acto) como de caridad (comida comunitaria, visitas a los mas necesitados, etc.)

·         Tratar de que la comunidad (en la medida de su madurez y posibilidades) participe lo más activamente posible de la misa dominical en conjunto.

·         Orar en los Encuentros por las necesidades particulares de sus miembros.

 

Los frutos de los Encuentros

 

Llegando al final de los Encuentros o del año, según lo que el grupo haya decidido, es conveniente realizar un fuerte cierre espiritual de acción de gracias, con una misa y/o si es posible una reunión especial donde se brinden testimonios y se finalice con misa y un ágape.

 

Es muy importante en esta reunión de cierre evaluar los frutos que se hayan obtenido, y sobre todo, brindar oportunidades de participación activa apostólica a sus miembros.

 

El fruto más claro de estos encuentros es el crecimiento de sus miembros y sus familias y la incorporación a la familia de Iglesia y la AC.

 

 


 


[1] Ver por ejemplo: “112 dinámicas” de P. Alejandro Londoño o alguno similar.