Los siete dones del Espíritu Santo:
Don de Sabiduría,
por Ángel Moreno
domingo, 20 de mayo de 2012
“Radiante e
inmarcesible es
Fácilmente
y la encuentran los que la buscan.
Se anticipa a darse a conocer a los que la anhelan.
Quien madrugue para buscarla, no se fatigará,
que a su puerta la encontrará sentada.” (Sb 6, 12-14)
Ven, Espíritu Santo, manda tu luz desde el cielo, el don de Sabiduría, el amor y
el conocimiento divino sobre la realidad y la historia.
Reconozco que
en muchas ocasiones la valoración de los hechos queda supeditada a mi
apreciación subjetiva, según el éxito o el fracaso de mis acciones, según la
valoración social de mis obras, con el consiguiente riesgo de quedar ofuscado
por mi protagonismo y vanidad, y hasta cabe que confundido e inconsciente del
verdadero sentido de mis actos.
Es posible
que la estima de los otros esté influida por el sentimiento natural y afectivo,
por el modo de ser de cada persona, por la empatía o el rechazo que produce su
modo de pensar, en vez de valorarla por ella misma, por lo que es, más allá de
su aspecto físico, poder económico o social.
Mi relación
espiritual, aunque puede ser noble, en muchas ocasiones está producida por
motivos de necesidad, y acudo a la oración de muy distinta manera si siento
consolación, angustia, urgencia de ayuda o, por el contrario, atonía e
insensibilidad.
Necesito tu
ayuda, Espíritu Santo, para no perecer en mi subjetivismo, y para obrar según
Dios quiere, valorar mi conciencia iluminada por tu gracia, tratar con las
personas con dignidad, y fielmente con Jesucristo, sin proyectar en mis
relaciones el estado de ánimo, sino celebrándolas desde el conocimiento amoroso
que Tú eres.
¡Cuántas
veces el tiempo dedicado a la oración, la apertura a
Espíritu
Santo, Don de Sabiduría, regalo del Amor divino, por el que se conoce todo según
Dios a la vez que uno mismo se siente conocido, amado, abrazado por las entrañas
misericordiosas y paternales: ven, empápame, sumérgeme en tu luz, para que todo
lo que amo, lo ame desde ti, a través de ti.
Que gracias
al Don de Sabiduría ame a Dios como a mi Creador, a Jesucristo como a mi Señor,
a ti como al Amigo del alma, a la creación como regalo y obra salida de la
voluntad divina, a cuantos me rodean, como a espejos del rostro de Jesús, a mí
mismo como Tú me amas.