CRISTIANOS EN EL ORIENTE... 1 |
Con esta nota
ofrezco mis estudios a todos aquellos que pueda interesarles la historia de las
religiones en el Oriente.
PRIMERA PARTE: Los Apóstoles y testimonios de misioneros y viajeros.
SEGUNDA PARTE: Comentario a la historia de la India desde antes de Jesucristo.
Los hechos de San Barlaam y San Josafat.
TERCERA PARTE: Los nestorianos. Nestorio. Expansión del Cristianismo en Asia.
Llegada de los portugueses y cómo se encontró el sepulcro de Santo Tomás.
INTRODUCCIÓN
Los griegos y después los romanos, en sus conquistas, siguiendo el camino de la
ruta de la seda, llegaron hasta la India; y por esta misma ruta llegaron también
judíos y cristianos.
Los Apóstoles San Bartolomé y Santo Tomás, siguiendo también estos caminos,
llegaron hasta la India y predicaron El Evangelio.
Eusebio de Cesárea nos cuenta que San Panteno (siglo ll) en su viaje que hizo a
la India encontró allí las comunidades cristianas fundadas por San Bartolomé.
Según los relatos de San Panteno, Bartolomé llevó y predicó el Evangelio Hebreo
de San Mateo a esas regiones (Historia Eclesiástica, V, 10 y la Patrología
Griega de Migné, escrita en Francia en el siglo pasado, en el tomo 20, 445).
San Bartolomé, cuando volvió de la India, predicó en Armenia y allí murió. Su
muerte fue terrible, pues dicen sus hechos que fue desollado vivo.
Santo Tomás llegó a la India y fundó allí comunidades cristianas, en la costa de
Malabar. Después llegó hasta la China, y allí predicó, dejando su recuerdo
también en aquellas tierras. Más tarde, requerido por sus discípulos de la costa
de Malabar en la India, volvió a estas comunidades cristianas, y allí vivió y
predicó hasta su muerte.
En una montaña cercana a Mylapore, junto a la costa Malabar, allí había
construido Santo Tomás una ermita. Un día mientras oraba cerca de esta ermita,
llegó un brahman con otros que le acompañaban, y después de apedrearle, este
brahman le atravesó con su lanza, muriendo de este modo el Apóstol. Sus
discípulos recogieron su cuerpo y lo enterraron en aquella ermita.
Los portugueses, cuando llegaron a la India en el siglo XV, conocieron a estos
cristianos de Santo Tomás, que guardaban con mucho cariño el recuerdo de los
hechos del Apóstol.
Una gran parte de mi vida la he dedicado a investigar la historia de las
religiones y estudiar sus escritos. En el transcurso de mis estudios he conocido
a otros amigos que cariñosamente me han animado y me han acompañado en mis
trabajos. Juntos ahora os enviamos un saludo y os presentamos un resumen de
nuestro estudio con el mayor cariño.
Nuestro esfuerzo está dedicado a recordar esta historia, que muchos desean
olvidar, pero que nosotros guardamos en nuestro corazón con mucho reconocimiento
y amor.
PRIMERA PARTE
LOS APÓSTOLES
Nuestro sentimiento nos empuja a recordar los hechos de aquellos dos Apóstoles,
San Bartolomé y Santo Tomás, que más se separaron de su tierra natal para llevar
el Evangelio hasta lugares tan extremos de Oriente, como la costa oriental de la
India y las tierras de Catay (la China). Sin embargo, antes de entrar en detalle
sobre los hechos de estos dos Apóstoles, queremos recordar aquí también a los
demás Apóstoles como un homenaje a todos los cristianos.
Palestina es una pequeña región que se extiende desde el desierto del Tih, cerca
del Sinaí y llega hasta las montañas del Líbano. El famoso río Jordán divide a
Palestina en dos partes. Gran parte de esta tierra es fértil y muchas de sus
ciudades están rodeadas de naranjos, palmeras, olivos, almendros, etc. Fue la
tierra elegida de Dios y tierra reconocida por los cristianos como Tierra Santa,
porque allí nació, se crió, y predicó Jesucristo El Evangelio hasta su muerte.
Jerusalén es la capital de Palestina, y muy cerca de ella se encuentra Belén,
pueblo pequeño donde nació Jesucristo.
Después de la muerte de Jesucristo, Jesucristo resucitó y se apareció a sus
discípulos, y les mandó que predicaran El Evangelio en todos los pueblos, y que
bautizaran a todos los creyentes en el Nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
Los nombres de los doce Apóstoles eran: Simón, a quien El Señor puso el
sobrenombre de Pedro; Santiago (el Mayor), hijo de Zebedeo; Juan, hermano de
Santiago; Andrés; Felipe; Bartolomé; Mateo; Tomás; Santiago (el Menor), hijo de
Alfeo; Tadeo; Simón cananeo y Judas Iscariote. Judas Iscariote fue el traidor
que entregó a Jesucristo a los judíos por treinta monedas de plata, y después,
atormentado por este crimen, se ahorcó.
Los Apóstoles, después de ascender El Señor a los cielos, cuando aún se hallaban
todos reunidos en Jerusalén, sintieron la inspiración de escoger al Apóstol que
faltaba para seguir siendo doce, y entre todos los varones que más habían
acompañado a los Apóstoles y a Jesucristo, se presentaron dos: José Barsaba,
llamado Justo, y Matías. Y orando, dijeron: "Tú Señor, que conoces los corazones
de todos, muestra cuál de estos dos escoges......." "Echaron suerte sobre ellos
y cayó la suerte sobre Matías, que quedó agregado a los once Apóstoles" (Hechos,
1).
Pronto, los Apóstoles sintieron la llamada del Señor, que los mandaba
distribuirse por todos los pueblos de la tierra que ellos pudieran alcanzar,
para llevar a todos los hombres y mujeres que pudieran la Buena Nueva del
Evangelio. Debemos recordar con cariño también no sólo a los Apóstoles, sino a
todos aquellos discípulos de Jesucristo y de los Apóstoles que también los
acompañaron, ayudaron, y muchos de ellos dieron su vida también, igual que los
Apóstoles, para que florecieran en todas partes Comunidades Cristianas.
JESUCRISTO Y SAN JUAN BAUTISTA: Murieron en Jerusalén. En este lugar también
fueron perseguidos muchos cristianos.
SAN JUAN APÓSTOL: Marchó a Efeso, y luego fue desterrado a la isla de Patmos.
Fue un gran Evangelista y luchador por la causa de Jesucristo, y de él se
recuerdan muchos milagros. Murió de anciano.
SAN FELIPE: Marchó a Escitia y luego a Hierápolis, en Frigia. Sus hechos son
admirables, y murió crucificado como Nuestro Señor.
SAN ANDRÉS: Marchó a Escitia, después a los sogdianos y a los pueblos de Etiopía
y otros lugares. Su predicación fue acompañada de muchos milagros. Murió en
Acaya, durante el imperio de Nerón. Murió crucificado, pero no clavado, sino
atado con sogas para que su tormento durara más.
SAN SIMÓN Y SAN JUDAS TADEO: El primero predicó en Egipto y el segundo en
Mesopotamia. Después los dos marcharon a Persia. Predicaron en Babilonia y en
diversas partes del país, hasta llegar a una ciudad muy importante llamada
Suamir. Los sacerdotes de los ídolos, al ver los milagros que realizaba Dios a
través de los dos Apóstoles, montaron en tanta cólera, que abalanzándose sobre
Simón y Judas, los despedazaron.
SAN MATEO: A este Apóstol le correspondió predicar en Etiopía. Antes de que los
Apóstoles se separasen para predicar, San Mateo había escrito su Evangelio,
siendo el primero de los Evangelistas, haciéndolo en lengua hebrea o siriaca,
que era la común entre los hebreos. San Mateo en Etiopía sufrió muchas
calamidades y convirtió a muchos a la fe de Jesucristo. Murió atravesado por las
lanzas de los ministros del rey Hitarco.
SANTIAGO EL MENOR, HIJO DE ALFEO: Era tenido por los demás Apóstoles en gran
consideración y aprecio. Ananías, sumo sacerdote de Jerusalén, amenazó a
Santiago para que no predicara en Jerusalén, pero Santiago aprovechó en la
fiesta de Pascua, ya que habían acudido a Jerusalén muchos judíos, y subió a lo
alto del templo, a una especie de azotea, para predicarles. Y les predicó a
Cristo, y muchos cristianos le escucharon con alegría. Sin embargo, los
sacerdotes subieron a lo alto del templo, se apoderaron de Santiago, y lo
arrojaron desde lo alto. El santo Apóstol no murió enseguida, y con las fuerzas
que aún le quedaban aún pidió perdón para aquellos que le habían hecho tanto
daño. Pero muchos judíos le rodearon y, sin piedad, comenzaron a lapidarle.
Santiago el Menor había sido jefe de la Iglesia de Jerusalén durante 33 años.
MATÍAS: Fue el Apóstol que había sido escogido en el lugar de Judas Iscariote.
Los Apóstoles presentaron a dos de los discípulos que más les habían acompañado,
y después de orar, lo echaron a suertes para que Dios escogiera entre ellos. Fue
escogido Matías.
A San Matías le correspondió predicar en el reino de Judea, y durante más de 30
años predicó también en Etiopía. La muerte de San Matías está referida en el
libro de los condenados, donde se consignaban las condenas de muerte de los
cristianos por haber "violado la ley de Moisés", según decían ellos; también
allí estaban consignados San Esteban y los dos Santiagos. Los judíos
sentenciaron a San Matías a ser apedreado. Los romanos que gobernaban aquella
provincia, horrorizados por este suplicio, se acercaron al santo, que ya estaba
muy mal herido, y acabaron de matarle cortándole la cabeza.
SANTIAGO EL MAYOR, HIJO DE ZEBEDEO: Este Apóstol y Juan, su hermano, fueron
llamados por Jesús Hijos del Trueno. Y más tarde, a Santiago el Mayor, se le
llamó también luz y Patrón de las Españas. Predicó Santiago en Jerusalén y en
Samaría. Llegó a España, donde permaneció algún tiempo predicando, convirtiendo
a nueve discípulos. Dice la tradición que en España se le apareció la Virgen, y
que le animó a que siguiera predicando en España. Después de su predicación en
España, Santiago volvió a Jerusalén, donde fue martirizado. Allí predicó, antes
de morir, predicó con gran fervor El Evangelio de Jesucristo. El rey Herodes,
para contentar a los judíos, que odiaban a Santiago, ordenó que le degollasen.
Dice la tradición que sus discípulos lo trajeron a España para ser enterrado.
SAN PEDRO: Fue llamado príncipe de los Apóstoles. Pedro predicó con tanto amor a
Jesucristo, que convirtió a muchísimos en Jerusalén, que luego se bautizaron.
Intervino en el Concilio de Jerusalén y apoyó a Pablo, diciendo que a los
cristianos no se les debía imponer ni la circuncisión ni las leyes judías.
Predicó también en Lidia, Sarón, Jopé, El Ponto, Galacia, Capadocia, Asia,
Bitinia, y otras ciudades. Marchó el santo Apóstol a Roma acompañado de su
discípulo San Marcos, que después escribió el Evangelio.
Iba llegando el momento en que San Pedro y San Pablo morirían, y los discípulos
de San Pedro pidieron a éste que saliese de la ciudad. San Pedro salió de Roma,
y en un lugar llamado "Santa María ad Passus" se le apareció Jesús. Cuando San
Pedro le preguntó al Señor que dónde iba, El Señor le respondió que a Roma, a
morir crucificado otra vez. Entonces San Pedro comprendió que debía volver a
Roma dispuesto a morir, y así lo hizo. Nerón prendió a San Pedro y a San Pablo,
y mandó que San Pedro fuese crucificado y San Pablo degollado; pero antes fueron
azotado cruelmente. San Pedro y San Pablo se despidieron con gran amor y ternura
antes de ser separados para morir. San Pedro pidió que le crucificaran con la
cabeza hacia abajo, porque no quería morir como Jesucristo, por no sentirse
digno de ello. Ya en la cruz, antes de morir, habló a la multitud para que
creyesen en Jesucristo, y después murió.
SAN PABLO: Aunque no es uno de los doce, fue considerado el Apóstol de los
gentiles, y se hizo acompañar de varios de sus discípulos por las diversas
ciudades donde predicaba. Uno de sus acompañantes fue San Bernabé, y otro San
Marcos. A este fervoroso cristiano, San Pablo, se le atribuyen varias cartas
doctrinales. Desde Jerusalén marchó a Damasco, y luego estuvo en Derbe, Listra,
Iconio, Antioquía, Chipre, Siria, Cilicia, Macedonia, Atenas, y otros muchos
lugares, llegando hasta Roma. En el concilio de Jerusalén, junto a Santiago y
Pedro, defendió la libertad cristiana, frente a las leyes judaizantes.
Este Apóstol fue un gran misionero y sufrió mucha persecución. En Jerusalén fue
acusado por los judíos y los romanos, y encadenado lo llevaron hasta Roma, y
allí estuvo preso.
A los 12 años del imperio de Nerón, éste lo mandó prender juntamente con el
Apóstol San Pedro, y a San Pablo mandó decapitarlo. El lugar donde fue
decapitado se llama "las tres fontanas".
Todos estos Apóstoles, junto con muchos discípulos, predicaron El Evangelio de
Jesucristo e hicieron que en el mundo de Occidente brotaran miles de comunidades
cristianas, y así es como se conoció El Evangelio en todo el Occidente.
LOS
APÓSTOLES DEL ORIENTE |
SAN BARTOLOMÉ Y SANTO TOMÁS
LLEGARON AL ORIENTE
SAN BARTOLOME
No nos han llegado las actas más antiguas de los hechos de San Bartolomé, y las
que se conservan datan de entre 450 y 550, procedentes de la provincia oriental
del Imperio Bizantino y de origen nestoriano. El Homiliario cristiano Armenio
nos indica que el Apóstol San Bartolomé predicó el Evangelio hasta la ciudad de
Edén. Eusebio de Cesárea también nos cuenta que San Panteno (siglo ll) en su
viaje que hizo a la India encontró allí las comunidades cristianas fundadas por
San Bartolomé.
Cuando San Bartolomé llegó a la India, la idolatría, la superstición, y los
sacrificios a los ídolos invadían aquellas tierras, como nos dicen sus hechos.
Dios le escogió para a través de él hacer allí muchos milagros, y muchos
enfermos le seguían con la esperanza de ser curados.
Llegó hasta la corte del rey Polimio, y curó a la hija de éste de una terrible
enfermedad. El rey quiso recompensarle con riquezas, pero San Bartolomé no las
aceptó, sino que predicó al rey ampliamente la doctrina de la Redención. Este
rey se convirtió a Jesucristo, pero su hermano, Astiages, adorador de los
ídolos, cuando ascendió al trono, se enfureció contra San Bartolomé, y mandó que
apalearan al Apóstol, y después de darle una enorme paliza, lo desollaron vivo.
Polimio, después de la muerte del Apóstol, dirigió la Iglesia de aquella parte
del mundo a lo largo de veinte años.
Los hechos de San Bartolomé también nos recuerdan varios de los milagros que
hizo el Señor a través del Apóstol después de su muerte.
SANTO TOMÁS
Después de que recibieron el Espíritu Santo todos los Apóstoles, Santo Tomás,
predicó en Jerusalén y Judea, y luego marchó a predicar a Oriente. Y según la
tradición, allí encontró a los tres sabios de Oriente (los que fueron un día a
Belén a adorar al Niño Jesús) . Los bautizó y los tomó por compañeros en sus
trabajos y en su predicación. Con él estaba también Tadeo, uno de los doce
discípulos, que más tarde iría a predicar El Evangelio a Agabaro, rey de Edesa.
Santo Tomás predicó a los medos, persas, hircanos, y brahmanes, llegando hasta
la India. También estuvo en Etiopía, donde bautizó a muchos discípulos. Estuvo
en muchos países, y llegó hasta la China, pero donde más tiempo permaneció fue
en la India Oriental. Allí hizo Dios a través de Santo Tomás muchos milagros y
muchas conversiones. Sin embargo, los brahmanes o sacerdotes de los ídolos se
llenaron de odio contra Santo Tomás, y un día, hallándose el santo Apóstol en
una cueva, cerca de la ciudad, haciendo oración, y arrodillado ante una cruz que
tenía esculpida en una piedra, se lanzaron sobre él los brahmanes y uno de ellos
le atravesó con una lanza, matándole. Sus discípulos tomaron el cuerpo de Santo
Tomás y lo sepultaron en la misma iglesia que él mismo había hecho edificar.
Todo esto ocurría en el primer siglo de nuestra era, cerca de la ciudad de
Meliapur, junto al golfo de Bengala. Gobernaba en aquel tiempo aquella ciudad el
rey Sagamo.
Según la tradición, un discípulo de Bardesanes compuso hacia el año 200 los
Hechos de Tomás.
Las Escrituras que narran los hechos de Juan, Pedro, Pablo, Andrés y Tomás
fueron prohibidas y arrojadas a la hoguera en el siglo V por orden del sumo
pontífice León el Grande, que las tachó de peligrosas mentiras heréticas.
En la India se mantiene la tradición de que Santo Tomás llegó allí por el camino
de la seda, que atravesaba Persia y el Tíbet.
Los Hechos de Tomás, conservados en el Este de Siria, sobre todo por los
cristianos caldeos, comienzan hablándonos del reparto que se hicieron ellos
mismos para evangelizarlos. Estos informan que Santo Tomás fue enviado a
Gundapher, rey de los indios. Según una tradición de los cristianos de Santo
Tomás, habría fundado en estos territorios siete protocomunidades
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