Ciencia y fe
El Dios de la Biblia es el Dios del genoma y el de toda la creación por encima del Big Bang (eclosión primera de la tierra) y a este Dios lo podemos adorar en una catedral o en un laboratorio
Alejandro Ridruejo Martínez
Coincidiendo
con el inicio del nuevo milenio, la humanidad cruzó un puente hacia esta
nueva era. El anuncio transmitido pregonaba que se había creado el primer
borrador del genoma humano, nuestro libro de instrucciones. El genoma humano
consiste en todo el ADN de nuestra especie, que es el código hereditario de
la vida y el texto recién revelado y quedó a disposición de la humanidad,
siendo entregado por el Director del Proyecto Internacional Genoma Humano,
Francis S. Collins.
Collins es también autor de un interesante libro: ¿Como habla Dios? La
evidencia científica de la fe (Editorial Planeta), y en su puesta en
público comenta el lenguaje que Dios utilizó para crear la vida, que
constituye el regalo sagrado y se llena de humildad ante el primer vistazo a
nuestro propio libro genético que previamente sólo conocía el Creador. Para
este hombre, este hallazgo científico se convertía en una ocasión para orar,
sobretodo al observar esta maravilla de la genética, así como la del ojo
humano o del cerebro.
Muchas personas se sienten desconcertadas por estos sentimientos al asumir
que un científico riguroso pueda ser creyente serio en Dios. Galileo
presintió en sus investigaciones astronómicas la presencia del Creador y
continuó argumentando que la exploración científica no sólo era aceptable
sino que era una acción noble para un creyente, y argumentó: el mismo Dios
que nos ha investido con sentido, razón e intelecto no puede pretender que
renunciemos a su uso. Galileo quedó muy sólo y es curioso que oficialmente
en la iglesia Católica sólo le apoyó un grupo de astrónomos Jesuitas, que
sabían de lo que hablaban.
Daremos la espalda a la ciencia porque algunos la perciben como una amenaza
para la fe, abandonando la utilización de los conocimientos de la naturaleza
en muchos campos: células madre, aliviar el sufrimiento…; o daremos la
espalda a la fe, concluyendo que la ciencia ya ha hecho que la vida
espiritual deje de ser necesaria. Ambas posturas son nefastas.
El Dios de
Concluyo con una frase del viaje de Benedicto XYI a Friburgo: “la opción por
los pobres y enfermos es el ADN de la iglesia católica”.