¡Cuidado con los celos!
Por: María Jesús Ribas
Agencia EFE
Muchos de los hechos de violencia familiar que se convierten en noticia, se
originan en los deseos de posesión exclusiva. A veces son explícitos, como los
del esposo que desconfía de su mujer, y otras están encubiertos, como los de la
esposa que critica a su marido para bajarlo de su pedestal. Cómo superar un
sentimiento que destruye parejas, rompe amistades y envenena relaciones.
¡Hasta que la muerte nos separe! Esta promesa, que se efectúa durante la boda
religiosa y expresa la vocación de darse amor y ternura durante toda la vida, se
convierte con demasiada frecuencia en la irónica manifestación de un odio que
desata el peor final para una pareja que un día se amó: el crimen pasional.
Detrás de muchos episodios extremos en que un miembro de la pareja acaba con la
vida del otro, y de infinidad de casos de violencia física, emocional y
psicológica continuada, se oculta un fantasma que no suele aparecer en los
titulares informativos que dan cuenta de esos hechos, aunque está en el origen
de esos dramas cotidianos: los celos enfermizos.
“Los celos son emociones más o menos intensas que suelen surgir cuando se
experimenta un deseo exagerado de poseer algo de forma exclusiva”, explica a
EFE-Reportajes, la psicóloga clínica Laura García Agustín, directora del centro
Clavesalud, de Madrid.
“Aunque normalmente se refieren a la posesión de la persona amada, también
pueden sentirse los celos de un amigo, de los hijos o incluso de un objeto
determinado”, señala.
Cuando esta emoción hasta cierto punto natural se vuelve exagerada, entonces se
torna patológica y puede dañar cualquier otra relación, incluso la que
mantenemos con nosotros mismos.
Según Agustín, “las personas celosas suelen tener mucha desconfianza en la
pareja, debido a su propia sensación de inseguridad en la relación, y tienden a
compararse habitualmente con los demás, tras lo cual se sienten más inseguros y
amenazados”.
A LA LUZ, A LA SOMBRA
En ocasiones los celos son manifiestos, como los del esposo que desconfía de la
fidelidad de su mujer, la interroga sobre sus compañeros de trabajo, no soporta
que ella le cuente cómo son o si ha quedado con alguno de ellos, y sospecha
incluso más, cuando ya cansada del asedio continuo, se niega responder.
En otras ocasiones se esconden detrás de ciertas actitudes hostiles, como las de
la esposa que regaña, critica o ataca verbalmente a su marido, el cual es un
hombre con autoridad y muy respetado en su profesión, para así obtener una mayor
cuota de poder en el ámbito doméstico y sentir que él no está tan alto, ni ella
por debajo.
“Cuando no tienen un motivo aparente, no ha habido ningún episodio de
infidelidad, y la pareja no se ha aproximado emocionalmente a otra persona, se
habla de celos exagerados; si esta respuesta emocional conduce a comportamientos
de persecución y/o vigilancia, estamos hablando de celos patológicos”, señala
Laura García Agustín.
Sus consecuencias para quien los sufre son devastadoras: desde tristeza,
inseguridad, malestar, angustia y nerviosismo, hasta una falta de confianza en
sí mismo y retraimiento. Son personas que imaginan las supuestas infidelidades
de sus seres queridos, y que desconfían de ellos y los vigilan continuamente.
“Los celos son una reacción instintiva de autoprotección, pero su exceso es
perjudicial y los convierte en un problema: el que los sufre tiene sentimientos
contrapuestos de amor-odio, se siente desplazado, teme perder el amor, cariño o
amistad de la persona que estima”, explica la terapeuta familiar Daya H. Rolsma.
Para esta experta estadounidense, la persona celosa debe trabajar a favor de su
crecimiento personal, su independencia y su autoestima, por ejemplo
desarrollando actividades que le hagan sentirse realizado, como cursillos o
deportes.
Continúa aquí. El huevo de la serpiente
El huevo de la serpiente
Por: María Jesús Ribas
Agencia EFE
Además, debe hacerse consciente de que si bien en toda relación significativa
hay una cierta posesión del ser amado, exagerarla es perjudicial, y hay que
aceptar que el otro, tiene que poder estar solo o con otras personas.
Los ataques de celos son el motivo más frecuente de homicidios conyugales y un
factor determinante en casi el 20 por ciento de todas las agresiones violentas
en EEUU. La cifra es similar en otros países desarrollados. Para algunos
psiquiatras, los celos son un estado precursor de la psicosis, que puede
convertirse en delirio, perturbando el sentido de la realidad.
Según el psicólogo Benabé Tierno, las personas celosas tienen una distorsión, un
pensamiento erróneo, porque por mucho que amemos a alguien, por muchos
compromisos o planes en común que tengamos, nunca poseemos a los demás, “no son
una propiedad privada”. Los celos son el miedo a perder algo, pero ¿cómo se
puede tener miedo a perder algo que no se tiene?.
Al comienzo de una relación, los celos pueden ser una manifestación más de amor
intenso y se acepta socialmente en cierta dosis como algo tolerable o normal,
pero a la larga pueden destruir el vínculo. El celoso comienza a desconfiar de
su pareja y se va distanciando hasta que no hay comunicación ni diálogo.
A veces, los celos son tan exagerados que llegan a extremos en los que se
confunden con el miedo o la intolerancia, y producen casos como el de esposas o
esposos que prohíben a sus cónyuges salir, hablar con los demás, arreglarse y,
aún así, siguen pensando que su pareja les ha sido infiel. Sólo la ayuda
psicológica del celoso o la ruptura pueden ayudar a salir de estas situaciones.
Si usted es celoso y quiere superar el problema, los psicólogos le proponen
descubrir en qué momentos y situaciones se comporta como una persona celosa y
qué es lo que hace, piensa y siente.
RESTABLECER LA COMUNICACIÓN
También le conviene hablar con su pareja, para decirle lo que siente, que no
está actuando con madurez e intentará cambiarlo, y para pedirle que le ayude a
ver claramente lo que sucede. Quizá los celos se relacionen con el
comportamiento de su pareja y tengan una base real, pero lo más probable es que
sean el producto de su imaginación.
“Si su pareja está con usted es porque le quiere: no tiene que compararse ni
competir con nadie”, señala García Agustín.
Que los celos destruyen y separan, es algo que hay que tener claro para
establecer una comunicación con respeto y confianza. “Dedique sus energías a
fortalecer su pareja, no a destruirla”.
Los celos se basan en una dependencia desproporcionada hacia los seres queridos.
Para evitarla en la pareja, hay que seguir relacionándose con los demás,
repartir el interés entre las distintas personas que se conocen y actividades
que se realizan y abrirse a las posibilidades que va ofreciendo la vida.
“Es importante ponerse en manos de un profesional antes de que el problema vaya
a más, ya que los celos suelen crecer si se los continúa alimentando. Si no se
aprende a tener un control emocional que permita reemplazarlos por otros
sentimientos más convenientes y cambiar creencias, actitudes, normas y
comportamientos, pueden traer muchos problemas” advierte García Agustín.
Si los celos vienen acompañados de comportamientos violentos o de posesión, hay
que acudir con un urgencia a un profesional que nos enseñe a controlarlos.
La víctima de los celos no deben consentir los chantajes emocionales ni ceder a
peticiones que restrinjan su libertad, ni permitir conductas violentas o
agresivas. Aunque el celoso diga que va a cambiar, es mejor que lo haga con la
ayuda de un profesional adecuado, explica a EFE-Reportajes, la experta.