El budismo surgió como una reacción contra la discriminación impuesta por los
arios en la India, contra la poco satisfactoria doctrina védica de la
reencarnación y contra los rituales complicados; es una doctrina que se centra
en convicciones intelectuales y en una búsqueda de perfección individual.
Su carácter no ritual, su poco apego a las tradiciones locales y la tremenda
persecusión hindú hicieron que el budismo no se afianzara en la India. Su campo
de desarrollo fue China, de donde se extendió al sudeste asiático y a Japón.
Como en todas las religiones, en los grupos populares el budismo tiende al
politeísmo, al ritualismo y al sincretismo o mezcla con otras tradiciones
locales previas. En todos los tiempos, la carta fuerte del budismo ha sido su
élite, hombres admirables por su disciplina, su capacidad intelectual y su ardor
misionero.
Mitos y hechos
¿El budismo es una doctrina pacífica; a diferencia de otras religiones, nunca
empleó la violencia ?
Falso. El budismo sufrió varias persecusiones injustas y encarnizadas. Sin
embargo, los budistas de China impusieron su religión por la fuerza, ejecutando
a los sacerdotes taoístas y confucianos, al menos en seis períodos distintos de
la historia de esa nación. Siendo los monjes budistas excelentes funcionarios
del Estado, influyeron en los reyes de Birmania, Tailandia y Corea, lo mismo que
sobre los capitanes de guerra o shogun japoneses para declarar su religión como
la oficial y exterminar a las otras creencias. Las guerras entre los budistas de
Nara y los de Kyoto en el siglo VIII, entre la secta Tendai y la Shingon en el
siglo X o entre los Zen y los Nirichen en el siglo XIII fueron más crueles que
cualquier otro ciclo de combates en la formación de Japón. En perspectiva
histórica, el choque del budismo con otras creencias, o incluso entre dos grupos
rivales de la misma religión, no es diferente a ejemplos más conocidos en el
judaísmo, el cristianismo o el Islam.
¿En el budismo se adora al dios Buda?
Falso. Las representaciones budistas más conocidas en Occidente retratan a
Siddharta Gautama, el príncipe de la India que en siglo V AC dió origen a esta
religión. Sin embargo, no se adora en él a un dios, sino se venera a un maestro
que explicó cómo funciona la vida humana; el budista no busca amar a Buda, sino
convertirse él mismo en un Buddha o iluminado. Hay centenares de miles de budas,
y se cree que cualquier hombre puede alcanzar ese estado.
¿El budismo, a diferencia de otras religiones, no busca ganar adeptos?
Falso. Por el contrario, una de las características típicas del budismo es su
actividad misionera. Por ejemplo, en el mundo actual, la secta Zen se dedica
desde finales de los 50 a conquistar el oeste de EU y Canadá, mientras que los
Nirichen, financiados por la empresa trasnacional Mitutoyo, han establecido
centros misioneros de amplia difusión en California, Ontario, Hawaii, Neuss
(Alemania), Singapur, Sao Paulo y México. El Dalai Lama tiene adeptos difusores
entre figuras del espectáculo y la política de EU y Europa, e incluso los
tradicionalistas monjes Theravadin de Thailandia viajan a América Latina.
Desarrollo
A) Doctrina
El budismo parte de la conciencia del dolor inherente a la existencia, el dolor
de la frágil e insatisfactoria vida presente y también el dolor del ciclo de la
reencarnaciones. El universo es un mecanismo de causa y efecto en el que no hay
dios que guíe, provea o salve. Lo único que cuenta son los actos, que dejan su
marca en los seres y condicionan su desarrollo. Los hombres sufren y hacen
sufrir porque tienen ideas inadecuadas de la vida y la realidad. La única vía de
salida de esta ignorancia son las “Cuatro nobles verdades”:
1) La vida está llena de sufrimiento
2) La causa del sufrimiento es el deseo
3) Extinguir el deseo hace cesar el sufrimiento
4) Para extinguir el deseo y su consiguiente sufrimiento, hay que seguir el
Óctuple Camino
Siguiendo el Óctuple Camino, el hombre supera la ilusión y se da cuenta que el
mundo está regido por la anitya (= transitoriedad, no permanencia de las cosas),
que él mismo es anatman (= sin alma, sin un centro más allá de las acciones y
pensamientos) y que todo es sunyata (= sin substancia, vacío). Si las cosas o el
hombre fueran en realidad -piensan los budistas- no cambiarían ni estarían
sujetos al karma o efecto de las acciones. Atenazados por el deseo, el karma nos
atrapa en el ciclo de reencarnaciones o samsara.
El samsara tiene seis tipos posibles de existencia: en el infierno, como
espíritu torturado, como animal, como asura o espíritu maligno, como humano o
como deva o dios benigno. Ser un dios no mejora realmente la situación, pues se
tiene menos limitaciones que como ser humano, pero se puede ser igual o más
infeliz debido al deseo.
Cuando un hombre se decide a seguir el Camino, entra a formar parte de la Samgha
(= Hermandad) como monje o laico. Ayudado por sus correligionarios y por la
compasión de los budas, se esfuerza en el paramita (= llegar a la otra orilla),
la disciplina de ofrendas, moralidad y meditación que son el centro de la
religión. Finalmente, en alguna de sus vidas -y por supuesto, se intenta que sea
en la presente- se alcanza el bodhi o iluminación, la perfecta certeza de las
cuatro nobles verdades, de manera que al morir se alcanza el nirvana o
extinción, la superación absoluta del deseo, del sufrimiento y de la existencia
misma.
B) Buddhas y bodhisattvas
El budismo arranca de la predicación y vida de Siddharta Gautama (558-478 AC).
La tradición budista señala que Gautama fue el hijo del rey de Kapila, en las
fronteras de la India y Nepal. Una profecía señaló que el recién nacido sería el
emperador de todo el universo o bien el maestro que enseñaría la perfecta
sabiduría, si es que tenía la oportunidad de conocer el sufrimiento. El rey
prefería el primer destino, de manera que rodeó a su hijo de una corte
perfectamente lujosa, donde no hubiera espacio para ninguna preocupación o
dolor. Siddharta se convirtió en un hábil guerrero y en un cortés príncipe,
casado con una mujer bellísima y padre de un hijo. Pero un día quiso conocer el
mundo, y ya que no pudo hacerlo desistir, su padre el rey mandó retirar de las
calles de la ciudad todo signo de dolor o miseria.
Sin embargo, fue inevitable que Siddharta viera a un hombre anciano, con los
achaques de la decrepitud, a un enfermo con graves padecimientos, para
finalmente toparse con un cadáver. Pero el encuentro determinante del día fue el
que tuvo con un asceta, que mendigaba su comida pero que afirmó tener una vida
plena. Siddharta huyó, abandonando su trono y su familia, y se dedicó a la vida
ascética. A punto de morir de inanición, comprendió que eso tampoco lo haría
feliz. Sakyamuni, como era llamado entonces, hizo un voto: no se levantaría de
meditar bajo un árbol de tilo hasta no descubrir la clave de la vida. Así, a los
35 años, alcanzó la iluminación y se convirtió en Buddha. Dedicó el resto de su
vida a enseñar las cuatro nobles verdades y a practicar el paramita; en una
dulce agonía, rodeado de sus discípulos, entró en el nirvana a los 80 años, en
Kusinagara, en el norte de la India.
Para el budista, Sakyamuni es sólo una manifestación histórica de la “budidad”.
La existencia misma es ilusión, lo único que hay es el perfecto vacío de
Thatagatha, el Bendito, el Buddha eterno. De hecho, Sakyamuni tuvo antes otras
seis existencias, y en todas alcanzó la iluminación. Las direcciones de la
realidad están presididas por cinco Buddhas: Vairocana en el centro,
Ratnasambhava en el sur, Amithaba en el oeste, Amoghasiddhi en el este y
Aksobhya en el norte. Además de infinitos Buddhas ya logrados, están los
Bodhisattvas, seres de todo tipo que hicieron un voto de no alcanzar ellos
mismos el nirvana hasta no ayudar a otros seres a lograrlo; el más importante de
todos ellos es Maitreya, que vive en un paraíso fuera de este mundo y que un día
vendrá, se vestirá con la túnica de Sakyamuni y completará su obra.
C) Prácticas
La práctica fundamental del budismo es el Camino, que se traduce en una serie de
mandamientos, los cuales se derivan concretamente de las exigencias propias del
óctuple camino:
Visión correcta: creer las cuatro nobles verdades;
Aspiraciones correctas: no codiciar, no ser avaro, no tener ira;
Palabras correctas: no mentir, no insultar, no hablar en vano;
Conducta correcta: no matar, no robar, no adulterar (aquí está la base del
ahimsa o no violencia);
Vida correcta: no hacer nada vergonzoso;
Esfuerzo correcto: dedicarse a los fines adecuados;
Conciencia correcta: lograr la tranquilidad;
Concentración correcta: alcanzar la sabiduría.
Existen muy pocos rituales comunes a todo el budismo; entre los más importantes
están la entrada en la Hermandad, los festejos en conmemoración del nacimiento
(8 de abril) y de la iluminación (8 de diciembre) de Sakyamuni, y las dos
semanas de Higan (una en primavera y otra en otoño) en la que toda la Hermandad
se esfuerza por desarrollar la disciplina.
Al aceptar la existencia de dioses (pero restándoles importancia), el budismo en
cada región asimila mitos y ritos anteriores, en los que se introduce pocos
cambios para hacerlos compatibles con la doctrina. Así ocurre con las
festividades paganas del sudeste asiático, las prácticas adivinatorias del
taoísmo chino o el complicadísimo ritual del shintoísmo japonés.
Para conservar los restos de Sakyamuni, se construyeron en la India las estupas,
templos circulares originalmente sin ninguna representación humana; andando el
tiempo y extendiéndose geográficamente, los templos budistas comenzaron a
presentar bajorrelieves (todavía se representaba a Buddha como un árbol de tilo,
una llama o una rueda de ocho rayos -el Camino-) y decoraciones con figuras
animales y vegetales. Finalmente se representó a Sakyamuni, a los buddhas de las
direcciones y a todo tipo de héroes, reyes, maestros y boddhisattvas; muchos
templos hoy llegan a tener más de mil ídolos.
Para la oración y meditación diarias se recurre a cantos y mantras, a la quema
de incienso y veneración de imágenes. Los monjes de las distintas observancias
desarrollaron o adaptaron prácticas de meditación e integración psicofísica:
yoga, mandalas, artes marciales, meditación con sonidos, jardinería, pintura,
escritura, estudio, aislamiento, celibato.
D) Desarrollo del budismo
A la muerte de Sakyamuni, la Hermandad era un pequeño grupo de unas cuatro mil
personas. Asoka, el más grande rey de la dinastía Maurya, en el siglo II AC, se
convirtió al budismo y difundió su doctrina en todo el reino. Pocos años después
de su muerte, el budismo fue perseguido y los monjes se refugiaron en Nepal,
para después extenderse por Bactriana, Indochina, Indonesia y China, a donde
llegaron alrededor del 150 DC.
Por esas épocas se dió la gran división del budismo: un grupo conservador, en el
que el acento está en la perfección personal, con los laicos sosteniendo
materialmente y venerando a los monjes y monjas, llamado Theravada (= abogados
de los mayores) y un grupo progresista, con el acento en la armonía con el
universo, más igualitario, llamado Mahayana (= gran vehículo, con “lugar para
todos”).
El budismo Theravada es típico de Nepal, Birmania, Camboya y Thailandia; el
budismo Mahayana es predominante en China, Mongolia, Corea y Japón. El budismo
chino se caracterizó por la influencia de los monjes en el gobierno y su gran
contribución a la organización, la legislación, la medicina y la educación. En
Japón, el budismo captó a la élite intelectual; sus especulaciones metafísicas,
sus técnicas de éxtasis y su contribución al arte son muy influyentes aún hoy.
Hasta la llegada del cristianismo y el Islam, el budismo fue la única religión
sin ningún tipo de restricción en cuanto a raza, cultura, extracción social,
edad o sexo para pertenecer plenamente a la comunidad.