Año Paulino


Esquema de la lección:

I. Año Paulino

II. Enfoque histórico.

III. Perspectiva literaria.

IV. Doctrina teológica.

V. Perspectiva espiritual.

VI. Conclusión

 

Profundiza tu fe:

Comentar en grupos de 3 personas:

1. ¿Qué sabes de la vida de San Pablo?

2. ¿Qué sabes del Año Paulino declarado por el Santo Padre?

3. ¿Por qué crees que el Papa declaró un año Jubilar para él?

 

Cuerpo doctrinal:

 

I. Año Paulino.

El Papa Benedicto XVI anunció oficialmente que al apóstol san Pablo le dedicaremos un año jubilar especial, del 28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009, con ocasión del bimilenario de su nacimiento, que los historiadores sitúan entre los años 7 y 10 d.C. La inauguración del Año Paulino ofrece a todos una importante ocasión para profundizar en el conocimiento de la personalidad carismática y fascinadora de san Pablo, primer grande evangelizador de los paganos y autor de trece cartas, que cuentan con 87 capítulos, que forman parte del Nuevo Testamento .

 Pablo de Tarso brilla como una estrella de primera grandeza en la historia de la Iglesia, y no sólo en la de los orígenes .

 San Juan Crisóstomo le exalta como personaje superior incluso a muchos ángeles y arcángeles (ver Panegírico 7, 3) y Dante Alighieri, en la Divina Comedia, inspirándose en la narración de Lucas en los Hechos de los Apóstoles (ver 9, 15), le define como “vaso de elección” (Infierno 2, 28), que significa: instrumento escogido por Dios .

 Otros le han llamado el “decimotercero apóstol” -y realmente él insiste mucho en el hecho de ser un auténtico apóstol, habiendo sido llamado por el Resucitado, o incluso “el primero después del Único” .

 San Jerónimo decía de él “que cuantas veces leía sus cartas, creía oír más bien el fragor del trueno, que la palabra de un hombre”. “El Salvador del mundo concedió a Pablo gracias tan singulares como no se han concedido a ningún otro mortal después de la Encarnación. El Apóstol tuvo por maestro a Jesús, quien lo instruyó en los misterios de la fe, y, a diferencia de los otros apóstoles, no fue sometido a la enseñanza de nadie, pero sobrepasó a todos por la profundidad de su ciencia. El mismo Pedro lo reconocer al escribir (ver primera carta de san Pedro). La fuente de la vida eterna llenó el vaso de elección con su sabiduría. Para los otros apóstoles eso sucedió gradualmente, en mucho tiempo; para Pablo fue como un relámpago. Lo que el Señor le enseñó a Pedro durante su vida mortal, Pablo lo intuyó inmediatamente en la luz de la Majestad divina” (San Pedro Damián) .

 Pablo tiene una enorme importancia para nosotros por su encumbrada santidad de vida y su obra evangelizadora. Acercarse a él es acercarse a la grandeza de un apóstol que lucha por implantar el Evangelio hasta los extremos confines del mundo y a la grandeza de un santo que busca hacer de su vida una imitación perfecta de la vida del Redentor. Es el único Apóstol que en repetidas ocasiones nos reta: “Imítenme, como yo mismo imito a Cristo” (Primera carta a los corintios 11,1) .

 Pablo fue llamado por Dios a ser apóstol de los gentiles, heraldo de la gracia de Cristo, y constructor incansable de comunidades animadas por el Espíritu de Dios. Las diversas maneras de sintetizar la vida de Pablo de Tarso nos hablan de la imposibilidad de encerrarle en una sola perspectiva .

 “San Pablo, Heraldo de Cristo” (Josef Holzner), “Pablo, Soldado de Dios” (Fernando Lugo Serrano), “El gran león de Dios” (Taylor Caldwell), “El mensajero del Rey” (Louis de Wohl), “Pablo de Tarso. Un ciudadano del imperio” (Paul Dreyfus), “Pablo Apóstol, Un trabajador que anuncia el evangelio” (Carlos Mesters), “Un mundo por ganar: Los métodos misioneros de san Pablo” (Joseph Grassi), “San Pablo Apóstol” (Alfonso Salvini), “Pablo. El apóstol de las gentes” (Rinaldo Fabris), “El secreto de Pablo” (José H. Prado Flores), “Pablo y su evangelio” (G. Benzi), “San Pablo místico y apóstol” (Ch. A Bernard), “Pablo, Apóstol de Jesucristo” (J. Comblin), “San Pablo y el misterio de Cristo” (C. Tresmontant). El presente curso, resumen todas estas facetas, y se abre a un espacio de resonancia personal, un encuentro con Pablo de Tarso, una peregrinación espiritual, tras sus huellas; y viene reforzado antes o después por los Ejercicios espirituales de tres días.

 Nuestra aproximación académica al misterio de Pablo lo haremos por medio de cuatro perspectivas: la histórica, la literaria, la doctrinal y la espiritual .

 II. Enfoque histórico. Después de Jesús es el personaje de los orígenes del que más estamos informados. De hecho, no sólo contamos con la narración que hace de él Lucas en los Hechos de los Apóstoles, una de las mayores genialidades de Lucas fue escribir una especie de evocación de Pablo, sino también de un grupo de cartas que provienen directamente de su mano y que sin intermediarios nos revelan su personalidad y pensamiento .

 Por otro lado no es difícil descubrir una gran sintonía entre lo que los Hechos escriben sobre la ciudad de Filipos (16, 12-40) y la carta a los Filipenses; sobre lo que cuentan de Tesalónica (17, 1-9) y las cartas a los Tesalonicenses; sobre Corintio (18, 1-17) y la Primera Carta a los Corintios. Incluso la escena de Atenas con el discurso en el Areópago (17,16- 34) viene a ser una explicitación anecdótica de 1 Corintios 1 y 15. La noticia sobre la estancia de tres meses del apóstol en Grecia (ver Hechos de los Apóstoles 20,2 y ss.), después de terminado el trabajo en las costas del Egeo (ver Rm 15,23), da el marco exacto para la composición a la Carta a los Romanos. La misma duración de dos años en régimen abierto para las cautividades de Cesárea y Roma (24,23.27 y 28,30) presenta un marco coherente para las cartas de la Cautividad (Filipenses, Carta a los colosenses, Efesios, Filemón y para la Segunda a Timoteo). Lucas parece presentarnos la vida de Pablo -en los Hechos de los Apóstoles- teniendo como trasfondo la vida de Jesús narrada en los Evangelios y encuentra en ella diversos paralelismos: la preparación de un viaje hacia la pasión en Jerusalén y la realización de aquél viaje (ver Lucas 9, 51 y Hechos de los Apóstoles 19,21). A medida que se acerca el término del viaje el paralelismo se hace más cercano. A semejanza de Jesús, Pablo pronuncia en Mileto un discurso de despedida (18-35), paralelo al IV Evangelio (Juan 17) .

 En Tiro y Cesarea experimenta un nuevo Getsemaní que culmina con él “hágase la voluntad de Dios” pronunciado por toda la comunidad (ver Hechos de los Apóstoles 21, 14; Mateo 26,42) .

 El sanedrín le había condenado a muerte, pero lo tiene que entregar a la autoridad romana, la cual no le encuentra causa. Ante el sanedrín da un testimonio que el mismo Cristo le agradece (Hechos de los Apóstoles 23,11) .

 El aspecto biográfico, lo podemos dividir en cuatro periodos: · El judío practicante (del nacimiento hasta los 28 años), · El convertido fervoroso (de los 28 a los 41 años), · El misionero itinerante (de los 41 a los 53 años) · Y el prisionero (de los 53 a los 62 años) .

 Las paradojas que Jesús presenta en las Bienaventuranzas expresan la auténtica situación del creyente en el mundo, tal como las ha descrito Pablo repetidas veces a la luz de su experiencia de vida y sufrimiento como apóstol: «Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los sentenciados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobres que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen» (2 Co 6, 8-10) .

 «Nos aprietan por todos los lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados pero no abandonados; nos derriban pero no nos rematan.» (2 Co 4, 8-10).

Lo que en las Bienaventuranzas del Evangelio de Lucas es consuelo y promesa, en Pablo es experiencia viva del Apóstol .

 Se siente «el último», como un condenado a muerte y convertido en espectáculo para el mundo, sin patria, insultado, denostado (cf. 1 Co 4, 9-13). Y a pesar de todo experimenta una alegría sin límites; precisamente como quien se ha entregado, quien se ha dado a sí mismo para llevar a Cristo a los hombres, experimenta la íntima relación entre cruz y resurrección: estamos expuestos a la muerte «para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo» (2 Co 4,11). Cristo sigue sufriendo en sus enviados, su lugar sigue siendo la cruz. Sin embargo, Él es de manera definitiva el Resucitado. Y si el enviado de Jesús en este mundo está aún inmerso en la pasión de Jesús, ahí se puede percibir también la gloria de la resurrección, que da una alegría, una «beatitud» mayor que toda la dicha que se haya podido experimentar antes en el mundo. Sólo ahora sabe lo que es realmente la «felicidad», la auténtica «bienaventuranza», y al mismo tiempo se da cuenta de lo mísero que era lo que, según los criterios habituales, se consideraba como satisfacción y felicidad. En las paradojas vividas por san Pablo, que se corresponden con las paradojas de las Bienaventuranzas, se manifiesta lo mismo que Juan había expresado de otro modo al describir la cruz del Señor como «elevación», como entronización en las alturas de Dios .

 III. Perspectiva literaria Las Cartas de san Pablo son los textos más antiguos conocidos y los primeros en ser reunidos. La perspectiva literaria analiza, el género epistolar, el corpus paulinum, y el estilo. Pablo, usó la forma habitual de comunicación de su tiempo, que eran las cartas, las cuales permiten la comunicación oral directa. Siguió el tipo de estructura que en su tiempo tenían las cartas. Lo que busca es comunicarse de una manera eficaz con los destinatarios de las cartas, la cual sustituye la visita personal del Apóstol. Tradicionalmente se le atribuyen 13 cartas: · Tesalonicenses (2) · Corintios (2) · Filipenses · Gálatas · Filemón · Romanos · Pastorales: Timoteo (2) y a Tito · Colosenses · Efesios Al conjunto de estas cartas, se le conoce como “Corpus Paulinum” Dentro de los géneros literarios que están presentes en las cartas encontramos: · Antiguos kerigmas: fragmentos que recuerdan la manera de confesar la fe (Cf. 1 Ts 1, 10; Ga 1, 4)

· Fórmulas litúrgicas: cómo eucarísticas, oraciones, confesiones de fe, doxologías (Cf. 1 Co 10, 16; 1 Co 16, 22; 1 Co 8, 6; 2 Co 1, 3)

· Himnos (Cf. 1 Co 12, 31-41; Flp 2, 6-11)

· Ejemplos de retórica apostólica evangelizadora y frecuentemente antitética: muerte y resurrección, fe y obras, carne y espíritu, etc.

· Citaciones de la Escritura y su empleo (Cf. 1 Co 10, 1-11; 2 Co 3, 4-11) · Exhortaciones morales (Cf. Ga 5, 19-21)

· Homilética (2 Co 8, 1-24)

· Pasajes autobiográficos

· Notas breves haciendo mención a lugares o momentos (Cf. 1 Ts 2, 2) · Recuerdos de su origen y pasado (Cf. Flp 3, 8-12)

IV. Doctrina teológica Figura de gran actualidad por ser hombre intercultural: fariseo acérrimo; originario de Tarso -importante centro del clasicismo; y ciudadano romano ya desde el nacimiento. Perseguidor de los cristianos, en el camino hacia Damasco vive la experiencia del conversión-vocación a Cristo, de donde será enviado a predicar al mundo la "palabra de la cruz” (1Cor 1,17-18). Constituido apóstol, transmite lo que ha recibido, defendiendo infatigablemente la Buena Nueva de toda distorsión. No duda por ello en condenar el anuncio de un cristianismo distinto -aunque este fuera anunciado por un ángel del cielo- y, con proverbial franqueza, se proclama para nada inferior, en la doctrina, a los elocuentes "súper apóstoles" (2Cor 11,5). Hoy, frente a los desafíos que plantea la inculturación del evangelio, el ecumenismo, la globalización y las discusiones éticas, la Iglesia encuentra en su vivencia un modelo vivo de heroica fidelidad al mandato del Señor. En su apostolado, además, parece ya delinearse la dialéctica entre razón y fe, tan importante en el debate actual. La misión que le confió Cristo, en efecto, le pondrá en las condiciones de afrontar la sabiduría griega y las instancias de la fe hebrea, para quienes el misterio pascual cristiano es locura o escándalo. Ni mera fe ni sola razón: Pablo anuncia a Cristo, un misterio que exige sustanciales cambios en la mentalidad dominante pero que se sirve de categorías y medios expresivos racionales. Con el evangelio, él afirma una nueva mentalidad, el nuevo pensamiento cristiano que coincide con el anuncio de la cruz. Esta no anula la razón, no desconoce la comprensión humana sino que revela sus límites ante lo inefable. El pensamiento de Cristo es el único capaz de superar las divisiones y crear comunión. Pero sobre todo es un enamorado Cristo que se convirtió en su razón de ser y en el motivo profundo de todo su trabajo apostólico. En sus cartas, después del nombre de Dios, que aparece más de quinientas veces, el nombre mencionado con más frecuencia es el de Cristo (380 veces). Es importante que nos demos cuenta de cómo Jesucristo puede influir en la vida de una persona y, por tanto, también en nuestra misma vida. En realidad, Jesucristo es el ápice de la historia de la salvación y por tanto el verdadero punto discriminante en el diálogo con las demás religiones. Dios es el Padre del Jesucristo, el Espíritu procede del Padre y del Hijo, todo ha sido creado "por medio de Él y para Él", la misma Iglesia es "Cuerpo de Cristo", los apóstoles son “siervos de Cristo", cada bautizado -judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer- es una sola persona en Cristo. A quien se proclama justo delante de Dios por las obras de la ley judía, Pablo opone precisamente la fe en Cristo como camino de justificación. Pero de esta fe él ve desbordarse un potente dinamismo que la hace "operante por medio del amor” (Gálatas 5,6). Cada uno, en efecto, deberá comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el pago "de lo que haya hecho cuando estaba en el cuerpo, sea en bien que en mal" (2 Cor 5,10). Pablo no tiene otra imagen de Cristo que la de los demás apóstoles, y todo lo que él y Juan en su mística de Cristo han desarrollado, ya estaba incluido en las propias manifestaciones de Jesús. Su incansable ministerio, se desarrolla pues bajo la insignia del generoso don de sí por la Iglesia. Después de la solícita actividad de los tres grandes viajes misioneros y del ministerio desarrollado "en Jerusalén", es enviado por el Señor a dar testimonio de Él “también en Roma" (Libro de los Hechos de los Apóstoles 23,11). Su intento constante no es sólo la predicación de la verdad sino también la edificación de la unidad, porque el anuncio del evangelio no puede prescindir de la concordia entre los creyentes. Movido por esta exigencia, ya después de su Bautismo buscó la comunión visible con Pedro y con las columnas de la Iglesia. A ellos expuso su evangelio para evitar "correr en vano" (Gal 2,2.9). Su apostolado sucesivo asumirá destinatarios distintos de aquellos de los "Primeros" apóstoles. Esta atención hacia la unidad que no homologa, que permanece indisoluble y sin embargo sensible a las diversas manifestaciones del Espíritu, seguirán aunando a los apóstoles Pedro y Pablo en el testimonio fiel, hasta al martirio por amor a Cristo que ocurrió precisamente en Roma, según fuentes extra bíblicas. Este testimonio y esta muerte gloriosa se perpetuarán, en los siglos, en los hechos de la Iglesia. Las vicisitudes sufridas en su cuerpo, se renuevan todavía hoy en el Cuerpo místico de Cristo. Leeremos sus cartas, desde esta perspectiva, iluminando algunos temas como: Dios, Iglesia, Escatología, Libertad, Justificación, Esclavitud…

V. Perspectiva espiritual Pablo es un apasionado, un alma de fuego que se entrega sin medida y desinteresadamente a conseguir un gran ideal. Y este ideal es esencialmente religioso. Dios es todo para él, y a Dios sirve con una lealtad absoluta, primero persiguiendo a los que considera herejes (ver primera carta a Timoteo 1,13) y luego predicando a Cristo, cuando por revelación, ha comprendido que sólo en él está la salvación. Este celo incondicional se traduce en una vida de abnegación al servicio de Aquél a quien ama. El sentimiento de su singular elección suscita en él inmensas aspiraciones. Es un testigo y su irresistible convicción se apoya en una experiencia personal porque también él ha visto a Cristo, primero cerca de Damasco (Libro de los Hechos de los Apóstoles 9,17; 22,14s; 29,16; 1 Cor 9,1; 15, 8) y luego en diversas ocasiones (Libro de los Hechos de los Apóstoles 26,16, 22,17-21). Ha sido favorecido con revelaciones y éxtasis (2 Cor 12, 1-4). Lo que ha recibido de la tradición, puede también atribuirlo y con entera verdad a las comunicaciones directas del Señor (Gal 1,12; 1Cor 11,23). La vida de Pablo, por la fuerza operante de su amor, y por la coherencia entre su fe y su vida, goza siempre de actualidad. Es un hombre sincero y coherente, acrisolado en la prueba del sufrimiento personal. La entrega de su vida a los demás es reflejo de lo mucho que le caló el ejemplo de Jesús y su ayuda: “Por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que me confió no resultó vana, antes me he afanado más que todos ellos” (1 Cor 15,10). Así cada quien es invitado a recorrer interiormente el mismo camino.

VI. Conclusión El Año de San Pablo debe servirnos para despertar nuestra conciencia sobre la propia identidad. Pablo dio una dimensión universal a la realidad cristiana y puso de manifiesto que el cristianismo es novedad más que continuidad, porque como decía Tertuliano, "uno no nace cristiano sino que llega a serlo" y Pablo nos ayuda a comprender dónde estamos y quiénes somos. Pablo recuerda nuestra identidad cristiana. Pablo, mejor nadie, conoce a Cristo y enseñó, con sus obras, cómo deben ser los cristianos, pues lo imitó de una manera tan perfecta que mostraba en su persona una reproducción del Señor, ya que, por su gran diligencia en imitarlo, de tal modo estaba identificado con Él, que no parecía ya que hablara Pablo, sino Cristo, tal como dice el mismo: “Ya que andáis buscando pruebas de que Cristo habla por mí”. Y también dice: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí”.

. Autoevaluación:

1. ¿Sabes cuando inicia y cuando termina el Año Jubilar Paulino?

2. ¿Por qué se dedica un año a San Pablo?

3. ¿Qué implica estudiar la figura de San Pablo?

4. ¿En qué etapas podemos dividir el aspecto biográfico de San Pablo?

5. ¿Por qué es un hombre intercultural?

6. ¿Cómo es el aspecto religioso de San Pablo?

7. ¿Por qué es un testigo de Cristo?

Glosario

Antítesis: Es la figura retórica que consiste en la contraposición de dos ideas, dos frases o palabras de significación opuesta.

Dialéctica: La palabra proviene del griego dialektike y consiste en el arte de razonar y dialogar metódica y rectamente.

Doxología: Fórmula de la alabanza en honor de la Santísima Trinidad, por medio de la cual se glorifica a Dios, y se confiesa la fe en Él.

Escatología: Es el tratado teológico que estudia las realidades últimas y posteriores a la vida terrena del hombre, es decir: muerte, juicio, cielo, purgatorio e infierno.

Homilética: Es el arte y ciencia de predicar con eficacia para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios.

Kerygma: Es el primer anuncio de la fe a quienes no la conocen, su contenido es la proclamación de la Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Retórica: Es el arte de hablar bien en público para convencer, motivar y persuadir a los oyentes.