El amor de Dios es verdaderamente algo serio; el Señor no ama por juego. Dios se ha comprometido a fondo en amarnos; de hecho, nos ha amado con todo su ser, de suerte que no puede ser indiferente a nuestra respuesta de amor. Parece que no pueda pasar sin nosotros. Si yo le falto, le falta él mismo, tan real ha sido su entrega. Dios no puede sufrir en su naturaleza divina, pero en el amor que nos tiene, al hacerse hombre, se pone en condiciones de poder sufrir verdaderamente «hasta la muerte, y una muerte de cruz». Y es un Dios que sufre. No hay una verdad más desconcertante que ésta en todo el cristianismo.

Muere por amor, muere de amor. Dios nos ama: con cada mínimo acto de falta de delicadeza padece la pena de muerte. Precisamente porque ama, nuestros pobres actos afectan a su corazón. Los hombres pueden también no conocernos, pero Dios nos conoce tanto que sin nosotros no puede vivir. El cristianismo está contenido todo aquí. Dios nos ama con todo su ser y, porque nos ama con todo su ser, somos para él su bien, su riqueza, su alegría: esto es lo que significa ser amados. Ahora bien, también podemos ser para él su tormento y su muerte: eso significa ser amados. Si él no pudiera morir por nosotros, no nos amaría.

Dado que ha muerto, nos ha demostrado que un mínimo acto nuestro puede darle la vida y puede darle la muerte; puede ser para él una alegría infinita y puede ser para él el abandono de la cruz, la humillación de la muerte. El mínimo acto mío abre de par en par todos los cielos.

He aquí, pues, nuestro programa: el de ser la alegría de Dios. Que Dios encuentre en nosotros su alegría, su vida. Dios no busca nada en nosotros porque sabe muy bien que no puede encontrar nada. Su amor es gratuito; sin embargo, podemos ser «todo» para él, dado que él nos ama. Aprendamos, por tanto, a vivir con esta conciencia y con este sentido de responsabilidad: puesto que él nos ama, que todos nuestros actos sean para él motivo de complacencia y de alegría (C. Barsotti, «Ascolta, o figlio...», Florencia 1965, 94-101, passim).