La alegría y el optimismo

 

José Antonio Alcázar

 

Puede decirse que la alegría es el valor de los valores, o también, el denominador común de todos ellos. Cuando se intenta ser responsable, generoso, trabajador... la alegría aparece como un fruto maduro de este intento. Desarrollarse como persona, lleva consigo, siempre, la alegría y la felicidad. Todos los valores acercan al hombre a la felicidad y, por eso, la educación ha de ser una educación para la alegría.

 

La alegría se aprende. Este aprendizaje es una de las tareas primordiales de la educación. Para “enseñar alegría” es muy importante vivirla. Los educadores somos mediadores entre el niño y res somos mediadores entre los valores. Estos se aprenden fundamentalmente por contagio y su asimilación será mayor cuanto más los presentemos encarnados en nuestro ser y nuestra conducta.

 

Esta tendencia fundamental del hombre a la felicidad y la alegría supone un optimismo radical y realista fundado en la idea de que en el mundo hay algo bueno, valioso, que es posible y conveniente alcanzar.

 

Pero conviene aclarar que se trata de un optimismo realista; los idealistas no tienen por qué ser optimistas. Sólo hay verdadera alegría si aceptamos sinceramente la realidad, si disfrutamos de las cosas sencillas de la vida, especialmente de la familia.

 

De la tendencia a la alegría surgen, entre otros, los valores de:

 

-         Optimismo realista. Esperanza. Talante positivo.

 

-         Seguridad. Autoestima.

 

-         Conciencia y satisfacción por la obra bien hecha.

 

-         Buen humor.

 

-         Deportividad.

 

-         Paz, etc.

 

APRENDER A SER FELIZ

 

La tarea de "aprender a ser feliz" ha de ser un objetivo constante en todas las familias. Con la alegría no se topa nadie a la vuelta de una esquina, sino que hay que fomentarla día a día. Sólo con que todos los miembros de la familia intentaran sonreír siempre, y que no hubiera nunca caras largas en casa, se habría conseguido mucho. ¿Cuál es la actitud necesaria para aprender a ser feliz?

 

  1. Disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas

 

...Que están presentes en nuestra vida: la conversación, el descanso, el trabajo, la naturaleza, la amistad... Siendo consciente de que la búsqueda ansiosa y descontrolada de satisfacciones (por lo general materiales) conduce a la pérdida del equilibrio interior.

 

  1. Mostrar un sentido positivo ante las personas y los acontecimientos.

 

Es lo opuesto a los derrotismos y a las actitudes deprimentes y desesperanzadas, a la visión negativa de la vida, que conduce a la inquietud y el desasosiego. Encontraremos alegría cuando nos esforcemos por descubrir lo positivo que siempre (y en mayor medida que lo negativo) hay en las personas y situaciones en las que nos encontramos. Aprovechar los errores para aprender.

 

  1. Aceptar las propias posibilidades y limitaciones.

 

Vivir con alegría lo que tenemos, sin renunciar a mejorar, pero sin tener nuestra atención centrada casi exclusivamente en lo que nos falta. No perder el tiempo en lamentaciones o quejas inútiles sobre lo que ya ha ocurrido o es irremediable Aceptar a cada hijo como es y por lo que es.

 

  1. Hacer de nuestras ocupaciones habituales una fuente de alegría.

 

Nuestro trabajo, sea el que sea, es la expresión de nuestra capacidad y nuestra aportación a la sociedad en que vivimos. Es uno de los ámbitos -junto con el juego y el amor- principales de la vida humana y, por lo tanto, una de las fuentes de satisfacción y alegría más importantes.

 

  1. Pasarlo bien en familia.

 

Reír en familia con frecuencia y contagiar la alegría. Crear oportunidades de "pasarlo bien" todos juntos: comidas especiales, fiestas excursiones. No se trata de hacer cosas muy especiales, sino de hacer "especial" el estar juntos Por ejemplo, viendo un vídeo en casa con palomitas de maíz y refrescos.

 

 

 

FICHA PRÁCTICA: Disfrutar de la familia

 

SITUACION: Tengo una familia normal: mi marido, yo, y tres hijos que van desde los quince a los 11 años. Yo creo que somos lo que se dice una familia feliz y nos lo pasamos bien juntos. Tenemos los disgustos y riñas de todas las familias: los estudios, los amigos, el orden en la habitación, el que no quieren comer pescado... Lo de siempre. Sin embargo, nos parece que a veces mi marido y yo exigimos demasiado a nuestros hijos. Quiero decir, que en algunos momentos estamos pendientes de ellos, en vez de disfrutar con ellos.

 

OBJETIVO: Aumentar el ambiente de alegría y el clima feliz en casa.

 

MEDIOS: Para conseguir un buen ambiente alegre en casa, nos hemos propuesto que, una vez a la semana, por lo menos, vamos a estar con los hijos sólo para disfrutar con ellos. Nada de preguntarles por el colegio, de decirles si han hecho los deberes, etc. Es un plan bastante dirigido a nosotros como padres. También nos avisaremos cuando creamos que nos ponemos demasiado en plan "maestros".

 

MOTIVACIÓN: Nosotros estábamos motivados de sobra. Habíamos oído a algún matrimonio amigo decir: "No tengo tiempo para disfrutar de mis hijos". Sabíamos que era una exageración, pero nos hizo pensar y nos motivó a proponernos este plan. A nuestros hijos les dijimos durante la comida que cada semana íbamos a pasar un tiempo con ellos, sin decirles que tenían que..., ni qué tal tus amigos..., etc. Lo acogieron con agrado, ya sabéis cómo son los niños.

 

HISTORIA-RESULTADO: Pensamos en el domingo por la mañana para poner en práctica el plan. Y decidimos, sin más, ir a pasear a un parque de la ciudad. No había allí nada especial: ni circo, ni era el cumpleaños de nadie, ni era un día de fiesta... Lo importante y especial era que estábamos paseando y, realmente, fue muy divertido. Los pequeños jugaban y correteaban, el mayor iba hablando con nosotros. Nos paramos a tomar un refresco en el bar... Lo más sencillo del mundo.

 

Cuando volvimos a casa, todos comentaron que se lo habían pasado muy bien. Y yo pensaba para mí: "si no hemos hecho nada". Hemos aprendido que se puede disfrutar de

las cosas más sencillas, sobre todo si estamos todos juntos. La próxima semana creo que veremos una película cómica y haremos las palomitas en casa.

 

COMENTARIO: Es muy importante el darse un tiempo para disfrutar juntos en familia. No para repasar lecciones, ni para hablar de sus amigos, de cosas elevadas... Conocer y educar a los hijos también se hace mediante esas escapadas juntos, sin hacer nada especial; o también durante esos ratos en que todo el mundo está leyendo en silencio en el salón: los hijos sus libros y tebeos; nosotros nuestros periódicos. No hace falta hablar.