II PARTE
LA IGLESIA MISTERIO
La Iglesia es una realidad compleja. Si sólo nos preocupáramos de recabar información sobre su historia, organización y estructura, administración, etc. Conoceríamos, con más o menos profundidad, una sociedad, pero no a la Iglesia, ya que ésta tiene un componente trascendente que sólo se manifiesta a quien la mira con los ojos de la fe.
La
Iglesia, misterio
La Iglesia, Misterio, realidad visible y espiritual; humana y divina
Analogía de la Iglesia misterio, con el misterio del Verbo encarnado
La Iglesia, sacramento universal de salvación
La Iglesia, misterio
Por detrás de sus errores históricos, su pobreza externa o las limitaciones de sus miembros, se encuentra el Espíritu Santo, que llena y anima a la Iglesia y la convierte en medio que presencializa y transmite la salvación de Dios a los hombres
La Iglesia proviene del término griego "ekklesia", que significa asamblea (convocada). Y en el Antiguo Testamento se usaba para designar a la comunidad del pueblo elegido, especialmente en el desierto (Cfr. Dt. 4,10; Hch 7,38).
Ahora bien, sabemos por el Evangelio de Mateo que cuando Jesús anunció la institución de "su Iglesia" en respuesta a la confesión de la fe de Pedro, ("Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" Mt 16,18), se sirvió de un término cuyo uso común en aquel tiempo tenía prácticamente el significado de "asamblea" (convocada).
También Jesús utiliza este término para hablar de "su
comunidad mesiánica", la nueva asamblea convocada por la alianza en su
sangre, alianza anunciada en el Cenáculo.
El objetivo de la convocación consiste en ser introducidos en la comunión
divina. Para alcanzar este objetivo, el primer paso es la escucha de la palabra
de Dios, que la Iglesia recibe, lee y vive con la luz que le llega desde lo
alto, como don del Espíritu Santo, según la promesa de Cristo a los apóstoles.
La Iglesia, Misterio,
realidad visible y espiritual; humana y divina
La palabra misterio viene del griego "mysterion" y del latín "sacramentum" y significa dos cosas; primera, plan salvador de Dios (divina) y segunda, realidades que nos hacen presente el misterio, el plan de salvación (visible).
Aplicada a la Iglesia, decimos:
Visible - humana:
La sociedad dotada de órganos jerárquicos,
La Iglesia de la tierra.
Divina - espiritual:
El Cuerpo místico de Cristo,
La Iglesia llena ya de los bienes del cielo.
Es propio de la Iglesia:
"Ser a la vez humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles, entregada a la acción y dada a la contemplación, presente en el mundo y, sin embargo, peregrina. De modo que en ella, lo humano esté ordenado y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación y lo presente a la ciudad futura que buscamos" (Sacrosantum Concilium 2).
Nosotros mismos somos la Iglesia en su aspecto
visible, la Iglesia que manifiesta su propia fe en su misma realidad divina
y humana, dos dimensiones tan inseparables entre sí que, si faltara una se
anularía toda la realidad de la Iglesia, tal como la quiso y fundó Cristo.
Analogía de la Iglesia
misterio, con el misterio del Verbo encarnado
Acabamos de afirmar que la Iglesia es un misterio
porque lo visible y humano por una parte, y lo espiritual y lo divino forman una
sola realidad compleja. ¿Cómo es posible esta unión de elementos tan diversos, y
que solo los podemos descubrir por medio de la fe? Y ¿Quién realiza esta unión?
Veamos lo que dice el concilio Vaticano II, Lumen Gentium, 8
"Así como la naturaleza humana asumida sirve al verbo divino como instrumento
vivo de salvación unida indisolublemente a Él"
Al momento de la Encarnación, el Verbo eterno del Padre, asumió la naturaleza humana, se unió a lo divino y lo humano. Esta naturaleza humana es para el Verbo un instrumento para salvar a la humanidad, pues pudo nacer, predicar, morir y resucitar. Además esta naturaleza humana está unida a la persona del Verbo, está indisolublemente unida a su persona divina. Esto es el Misterio de la Encarnación: la persona divina del Verbo que tiene la naturaleza divina y la naturaleza humana
"La articulación social de la Iglesia sirve al Espíritu de Cristo que la vivifica para el incremento de su cuerpo"
Comparamos lo anterior con el misterio de la Iglesia. Así como el Verbo asumió una naturaleza humana, de modo análogo el Espíritu Santo utiliza la unión social de la Iglesia, es decir, utiliza lo humano y visible para vivificar y hacer crecer el Cuerpo de Cristo.
La Iglesia, sacramento
universal de salvación
El Concilio Vaticano II, enseña que la Iglesia es en
Jesucristo, el sacramento, es decir, el signo y el instrumento, de la salvación
universal del hombre.
Es llamada sacramento porque ella es una realidad visible - una comunidad que se
puede ver - que contiene y comunica la gracia invisible que le da Cristo, su
cabeza por medio del Espíritu Santo y esta gracia la debe comunicar a la
humanidad entera y no sólo a los cristianos. Es por eso que es sacramento
UNIVERSAL de salvación.
Es ella quien administra los siete sacramentos y
éstos se celebran correctamente en la Iglesia y por Cristo.
La misión de Cristo y del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Asocia a los fieles en una comunión en Cristo con el Padre en el Espíritu Santo. Por medio de los sacramentos de la Iglesia,
"El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza.
Nosotros no sabemos pedir como nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede
por nosotros" (Cfr. Rm. 8,26).
Esto significa que:
La Iglesia es fruto de la
obra salvífica de Jesucristo y que su función es manifestar y hacer
presente la salvación de Dios a todos los hombres.
La realidad profunda de la
Iglesia ha de estar inspirando constantemente sus manifestaciones
externas para poder ser expresión de "la
unidad íntima con Dios y la de todo el género humano"
El acontecimiento de la salvación se trata de vivir en la Iglesia a través de la comunión de vida, la oración, el compartir los bienes, la escucha constante de la Palabra y la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía.
Evidentemente nos damos cuenta que esta tarea es un desafío que todos tenemos que llevar a cabo, pues ser el sacramento de la unión íntima de los hombres con Dios es el primer fin de la Iglesia
Actividad:
Comparto ¿Cómo
contribuyo en mi vida cristiana para que la Iglesia siga siendo sacramento
universal de salvación?