I PARTE


LA SANTÍSIMA TRINIDAD, ORIGEN DE LA IGLESIA

La Santísima Trinidad es una comunidad perfecta de tres personas distintas entre sí - Padre, Hijo y Espíritu Santo - pero que tienen la misma esencia divina y son un solo Dios. Esta comunidad divina es el modelo que la misma Santísima Trinidad tuvo para diseñar la Iglesia comunidad de salvación

 

La Iglesia, obra del Padre
Prefigurada desde el origen del mundo
La Iglesia PREPARADA en la Antigua Alianza
La Iglesia CONSTITUIDA por Cristo Jesús
Vinculación y diferencia entre el Reino de Dios y la Iglesia o Reino de Cristo.
La Iglesia MANIFESTADA por el Espíritu Santo
La expansión de la Iglesia
La Iglesia CONSUMADA en la Gloria.
Parte 2
 
 

La Iglesia, obra del Padre

La acción del Padre en el ser de la Iglesia ( Lumen Gentium No. 2).

El Padre eterno

Prefigurada: Ya desde el origen del mundo
Preparada: Admirablemente en la historia del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento.
Constituida: En los últimos tiempos (por el acontecimiento de Cristo)
Manifestada: Por la efusión del Espíritu Santo (en Pentecostés)
Se perfeccionará: Gloriosamente al fin de los tiempos

Prefigurada desde el origen del mundo

El catecismo católico nos ayuda para comprender y profundizar cada una de estas 
etapas de nuestra Iglesia. En estas etapas vemos la acción de las otras dos personas de la Santísima Trinidad, la del Hijo, y la del Espíritu Santo.

En la constitución Lumen gentium,2 consideró a la Iglesia en su fundamento eterno, que es el designio salvífico concebido por el Padre en el seno de la Trinidad.

"El Padre eterno, por una disposición de sabiduría y bondad, creó todo el universo, decreto elevar a los hombres a participar de la vida divina y, como ellos hubieran pecado en Adán, no los abandonó, antes bien les dispensó siempre los auxilios para la salvación, en atención a Cristo Redentor"

Este designio eterno encierra el destino de los hombres, creados a imagen y semejanza de Dios, llamados a la dignidad de hijos de Dios y adoptados por el Padre celestial como hijos de Jesucristo. Como leemos en la carta a los Efesios.

"Dios nos ha elegido de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo" (1, 4-5)

Los mismos textos paulinos se refieren al destino del hombre elegido y llamado a ser hijo adoptivo de Dios, no sólo en la dimensión individual de la humanidad sino también en la comunitaria.

El mundo fue creado en orden a la Iglesia, decían los cristianos de los primeros tiempos. Dios creó el mundo en orden a la comunión en su vida divina, "comunión" que se realiza mediante la "convocación" de los hombres en Cristo, y esta "convocación" es la Iglesia. 
 

La Iglesia es la finalidad de todas las cosas e incluso los acontecimientos dolorosos como la caída de los ángeles y el pecado del hombre, no fueron permitidas por Dios más que como ocasión y medio de desplegar toda la fuerza de su brazo, toda la medida del amor que quería dar al mundo.

La Iglesia PREPARADA en la Antigua Alianza

La reunión del Pueblo de Dios comienza en el instante en que el pecado destruye la comunión de los hombres con Dios y la de los hombres entre sí. La reunión de la Iglesia es por así decirlo, la reacción de Dios al caos provocado por el pecado.

La preparación lejana de la reunión del Pueblo de Dios comienza con la vocación de Abraham, a quien Dios promete que llegará a ser padre de un gran pueblo
(Gn 12,2). 
La preparación inmediata comienza con la elección de Israel que debe ser el signo de la reunión futura de todas las naciones (Is 2, 2-5). Pero ya los profetas acusan a Israel de haber roto la alianza y haberse comportado como una prostituta (Os 1; Is 1, 2-4). Anuncian, pues, una Alianza Nueva y eterna (Jr 31, 31-34; Is 55,3). 
"Jesús instituyó esta nueva alianza" (L.G.9)

 

La íntima naturaleza de la Iglesia se nos manifiesta bajo diversas imágenes tomadas

· De la vida pastoril. El pueblo de Israel es la GREY de Yahvé (Ez 34; Sal 23).
· De la agricultura: El pueblo de Israel es la VIÑA de Yahvé ( Is 5)
· De los esponsales: Israel ESPOSA de Yahvé ( Os 2, 4-25).
 

Estas figuras de la Iglesia llegarán a su pleno cumplimiento en el Nuevo Testamento con CRISTO

 


La Iglesia CONSTITUIDA por Cristo Jesús

Corresponde al Hijo realizar el plan de salvación de su Padre, en la plenitud de los tiempos: éste es el motivo de su "misión".

"El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, de la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Escrituras" (L.G. 5). Para cumplir la voluntad del Padre, Cristo inauguró el Reino de los Cielos en la tierra. La Iglesia es el Reino de Cristo "presente ya en misterio" (L.G.3).

La palabra "Reino" , "makult" en hebreo, designa, no una realidad estática como un estado concreto o una forma de gobierno, sino la situación que se producía cuando el rey pasaba a ejercer su mando. Podía traducirse por reinado.

Los textos mesiánicos del Antiguo Testamento indican que Dios va a elegir a un consagrado (Mesías) para ser el rey ideal encargado de introducir esa nueva realidad salvadora, donde se vivirá en la justicia que brota de la ayuda y protección a los desvalidos, humildes y pobres.


Este Reino comienza a manifestarse como una luz delante de los hombres por la palabra, por las obras y por la presencia de Cristo.

Para hacer posible la llegada de este Reino hacía falta convertirse o arrepentirse que significa lo mismo. Quiere decir cambiar de modo de pensar, de sentir, de actuar, cambiar de estilo de vida.

La conversión es el primer paso para seguir a Jesús y hacerse su discípulo. Por eso, el seguimiento que Jesús pidió a sus discípulos es radical: han de dejarlo todo, vivir como Él, compartir su destino.
 

"Si alguno quiere venir a mí, y no deja a un lado a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y aún a su propia persona, no puede ser mi discípulo. Del mismo modo, cualquiera de ustedes que no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío" (Lc 14, 26-27.33).

El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena consumación del Reino. Ante todo está la elección de los doce con Pedro como su cabeza; puesto que representan a las doce tribus de Israel, ellos con los cimientos de la nueva Jerusalén. Los doce y los otros discípulos participan en la misión de Cristo, en su poder y también en su suerte.

Con todos estos actos, Cristo prepara y edifica su Iglesia.La Iglesia no es un "resultado" posterior ni una simple consecuencia "desencadenada" por la acción evangelizadora de Jesús.
Ella nace ciertamente de esta acción, pero de modo directo, pues es el mismo Señor quien convoca a sus discípulos y les participa el poder de su Espíritu, dotando a la naciente comunidad de todos los medios y elementos esenciales que el pueblo católico profesa como institución divina.

Pero la Iglesia ha nacido principalmente del don total de Cristo por nuestra salvación, anticipado en la institución de la Eucaristía y realizado en la cruz. Al morir Cristo en la cruz nace místicamente la Iglesia, pues brota sangre y agua de su costado abierto. El agua es el símbolo del Espíritu Santo y simboliza el sacramento del Bautismo; la sangre es símbolo de la Eucaristía

"El agua y la sangre que brotan del costado abierto de Jesús crucificado, son signo de este comienzo y crecimiento" (L.G. 3). "Pues del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de toda la Iglesia" (SC. 5).

Del mismo modo que Eva fue formada del costado de Adán adormecido, así la Iglesia nació del corazón traspasado de Cristo muerto en la Cruz.

Cristo reina ya mediante la Iglesia

"Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos" (Rm 14,9). Jesucristo es el Señor: posee todo poder en los cielos y en la tierra. El está "por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación" porque el Padre "bajo sus pies sometió todas las cosas" (Ef 1, 20-22).

Como Señor, Cristo es también cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo.

"Bajo sus pies sometió todas las cosas y le constituyó Cabeza suprema de la Iglesia que es su Cuerpo, la Plenitud del que lo llena todo en todo" ( Ef 1,22).

Los Hechos nos dicen que Cristo "se ha adquirido" la Iglesia "con su sangre" (Hch 20,28; 1 Cor 6,20). También Jesús cuando al irse al Padre decía a los discípulos

"Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

Podemos resumir diciendo que Cristo es el Señor de la Historia. En Él la historia del hombre, y puede decirse de toda la creación, encuentra su cumplimiento trascendente. Es una concepción que encuentra su fundamento en la carta a los Efesios en donde se describe el eterno designio de Dios para realizarlo en la plenitud de los tiempos:


"Haced que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra"( Ef 1,10)
 

Vinculación y diferencia entre el Reino de Dios y la Iglesia o Reino de Cristo.
 

El mensaje de Jesús tiene su centro en la proclamación del Reino que en Él mismo se hace presente y viene.
Los que aceptan su predicación y su persona forman el REINO DE CRISTO, que es la Iglesia

El Reino de Dios es más amplio que la Iglesia: Se da en cierto modo donde quiera que Dios esté reinando mediante su gracia y amor, venciendo el pecado y ayudando a los hombres a crecer hacia la gran comunión que les ofrece en Cristo.
Por lo tanto, el Reino de Dios, sin ser una realidad desligable de la Iglesia, trasciende sus límites visibles.
La Iglesia o Reino de Cristo es germen del Reino de Dios y está a su servicio.
 

Esta relación y diferencia nos permite evitar todo triunfalismo de la Iglesia y ubicarnos como Iglesia al servicio del Reino de Dios, que de hecho puede estar realizándose más allá de las fronteras visibles de nuestra Iglesia.

La alternativa que ofrece Jesús, a la vista de todo lo dicho, se comprende que el proyecto del Reino no se puede implantar en toda la sociedad. Por una razón muy sencilla,el proyecto del Reino no se puede imponer por la fuerza, sino mediante la conversión de los corazones y de las conciencias.

El reinado de Cristo se hará realidad en la medida que haya hombres y mujeres que cambien radicalmente su propia mentalidad, su escala de valores, su apreciación práctica y concreta por el dinero, el poder y el prestigio.
 

La Iglesia MANIFESTADA por el Espíritu Santo
 

"Cuando el Hijo terminó la obra que el Padre le encargó realizar en la tierra, fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés para que santificara continuamente a la Iglesia" (Lumen Gentium, 4).

El Espíritu Santo obraba ya, sin duda en el mundo, antes de que Cristo fuera glorificado. Sin embargo el día de Pentecostés descendió sobre los discípulos para permanecer con ellos para siempre;

"la Iglesia se manifestó públicamente ante la multitud; comenzó la difusión del Evangelio por la predicación y fue, por fin prefigurada la unión de los pueblos en la catolicidad de la fe por medio de la Nueva Alianza". (Ad gentes, 4). 
 

El día de Pentecostés, nace la primera comunidad cristiana, madre de todas las demás comunidades cristianas. Pero también modelo de todas las que le seguirán.

Como ella es "convocatoria" de salvación para todos los hombres, la Iglesia es, por su misma naturaleza, misionera enviada por Cristo a todas las naciones para hacer de ellas discípulos suyos.

San Lucas explica que, cuarenta días después de la muerte de Jesús, se les apareció por última vez para hacerles comprender esto:

"Pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y seréis testigos míos en Jerusalén, Judea y Samaria y hasta el confín del mundo"

La presencia del Espíritu de Jesús en la comunidad fue la luz que les permitió entender el misterio de Jesús y el sentido de su misión. Gracias al impulso del Espíritu, la comunidad de discípulos, tomo una forma determinada y se descubrió a sí misma como comunidad de salvación.

El Espíritu Santo derramado sobre la comunidad de los discípulos el día de Pentecostés:

La expansión de la Iglesia

La expansión definitiva de la Iglesia por el Imperio Romano fue debida, en gran medida a la actividad misionera de Pablo de Tarso, llamado el apóstol de los paganos.
Pablo judío helenista de la ciudad de Tarso. Su nombre de nacimiento era Saulo, conservador de las tradiciones judías. Persiguió a los cristianos helenistas de Jerusalén.

Cuando se enteró que algunos cristianos helenistas que habían huido a Damasco estaban predicando en las sinagogas, pidió permiso al Sanedrín para ir a apresarlos.
Sin embargo, en el camino a Damasco tuvo una experiencia que le cambió la vida. Lucas la explica así:

"Iba de camino, ya cerca de Damasco, cuando de repente lo deslumbró una luz celeste. Cayó en tierra y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? -Contesto: ¿Quién eres Señor? Le dijo: -Yo soy Jesús, a quien tu persigues. Ahora levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que has de hacer" (Hch 9, 3-6).

Entonces fue acogido por los mismos que iba a perseguir y se hizo cristiana, dedicando el resto de su vida a la misión de predicar la Buena Noticia. El Nuevo Testamento recoge muchas cartas de Pablo, aunque algunas de las que se le atribuyen fueron escritas probablemente por discípulos suyos

 

La Iglesia CONSUMADA en la Gloria.
 

La Iglesia "solo llegará a su perfección en la gloria del Cielo", cuando Cristo vuelva glorioso. Hasta ese día, "La Iglesia avanza en su peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios".

Actividad:
Comparto: ¿Qué aprendí de nuevo sobre mi Iglesia?
¿Qué hace brotar en mí el conocer que somos convocados por las tres personas de la Santísima Trinidad?

¿Cómo lo puedo aplicar a mi vivencia en mi parroquia, comunidad o movimiento?