DOCETISMO

Es el error cristológico que atribuye a Cristo un cuerpo aparente (dokeo = parecer o aparecer) y niega por tanto diversos dogmas relativos a la encarnación. Más que una secta, es una consecuencia de las doctrinas de sectas gnósticas. Apoyado en antiguas enseñanzas del oriente medio, el dualismo espiritualista de la -> gnosis dominaba el mundo griego del oriente cuando apareció el cristianismo. Del choque entre ambos surgió una serie de herejías que pretendían explicar racionalmente el misterio de Cristo. Una tesis fundamental de la gnosis está en la afirmación de que la materia es radicalmente mala: Como consecuencia inmediata, es imposible que Dios, espíritu purísimo, se contamine realmente con ella. Aplicado esto a Cristo, se dan diversas variantes: desde las más extremas que no admiten en él ninguna realidad verdaderamente humana, pasando por los que aceptan la encarnación pero no los sufrimientos de la cruz, hasta los que atribuyen a jesús un cuerpo privilegiado, libre de toda miseria.

I. Historia y doctrinas

1. Época apostólica

Algunos relatos del Evangelio (Mc 6, 45ss; Mt 14, 22ss; Jn 20, 24ss) favorecieron las primeras interpretaciones docetas. Con la desaparición del Señor, y luego con la muerte de los últimos testigos, la tentación doceta se robusteció. Se ha querido ver alusiones antidocetas en la carta a los Colosenses y en las cartas pastorales. Esto es inexacto, pues allí se combate más bien a judaizantes. Parece más probable que Juan haga alusión a los Bocetas: 1 Jn 4, 2; 2 Jn 7. Hay que relacionar esto con 1 Jn lss, que insiste en la realidad corpórea del Señor. La exégesis actual llega a la conclusión de que Juan ataca a varios grupos heréticos. Todos ellos sostienen un error cristológico unido a errores morales, y sus representantes generalmente son paganos convertidos que luego se apartaron del cristianismo.

2. Ignacio de Antioquía combate claramente el d. Afirma con energía que Jesús  desciende de David y es hijo de María; que verdaderamente (15 veces) nació, comió y bebió; fue perseguido y crucificado, murió y luego resucitó. Nada de esto fue mera apariencia (Soxe`sv), como dicen los herejes. En ese Cristo, tan real como las cadenas que llevan a Ignacio al martirio, se funda nuestra salvación.

3. Ireneo se dirige contra varios herejes gnósticos y docetas. Entre ellos, Valentín y sus secuaces, para quienes Cristo pasó por María como el agua a través de un canal; en el bautismo se unió al Cristo pneumático, que en la pasión volvió a apartarse. Ptolemeo seguía con pocos cambios la misma doctrina. Esa distinción entre un jesús pasible y un Cristo impasible era propugnada entre otros por el judaizante Cerinto y los Ofitas, que en realidad no pertenecen estrictamente al d. Basílides se halla más cerca de este sistema al proponer un burdo engaño como explicación: el Cireneo sustituyó a Cristo en la cruz, mientras éste subió al cielo.

4. Tertuliano, en De carne Christi, defiende la realidad humana del Señor y refuta además a Valentín y a Marción. Este último, discípulo del gnóstico Cerdón, sostuvo que Cristo no nació de María sino que apareció ya adulto en Cafarnaúm.

5. Clemente de Alejandría menciona a unos encratitas y a su jefe, julio Casiano, adepto a un d. pleno. Clemente mismo tiene algunas expresiones de sabor doceta, e igualmente Orígenes.

6. Hipólito de Roma es uno de los que más nos hablan de la herejía doceta, que él presenta como una secta. En sus Philosophumena la describe y refuta.

7. Agustín, sobre todo en su Contra Faustum, ataca las doctrinas gnósticas y Bocetas que habían asumido los maniqueos.

8. Docetismo ulterior. Estos errores resurgen entre los --> Cátaros y albigenses y, más tarde, en el racionalismo de la ilustración, que con B. Bauer llega hasta negar toda historicidad a Cristo. Para él el cristianismo es producto del espíritu griego.

II. Importancia y proyecciones pastorales

Inicialmente el d. tuvo graves consecuencias morales (encratitas). Pero mayor es su importancia doctrinal, ya que desvirtúa dos

dogmas cristianos primordiales: la encarnación y la redención. También quedan afectadas la maternidad de María, la realidad de la Iglesia y el valor de los sacramentos. En la predicación cristiana está siempre presente el peligro de exagerar la trascendencia divina, hasta hacerla incompatible con la inmanencia implicada en la -> encarnación.

Las tendencias de la espiritualidad y la ascética cristianas históricamente se han bifurcado así: a) imitación de Cristo, b) divinización del cristiano. La primera pone su acento en el Cristo histórico. La segunda puede tener dos sentidos: divinización por Cristo y en él, o divinización simplemente. En este último caso es fácil desviarse hacia doctrinas docetas, por el de no centrarse tanto en el Dios encarnado, cuanto en la unión directa con Dios. Esta tentación es de las más peligrosas por disfrazarse con visos de piedad y misticismo. Toda negación o atenuación de la importancia salvífica de la humanidad de Cristo en principio tiene un matiz doceta.

Enrique Fabri