VOLUNTAD DE DIOS
VocTEO
 

Atributo en virtud del cual Dios se autodetermina y se ama a sí mismo y a todas sus criaturas libremente. La voluntad de Dios se identifica con su ser, dada la simplicidad divina.

En la Biblia, en el Antiguo Testamento, la voluntad de Dios se manifiesta desde el principio en la obra de la creación. Respecto al hombre, se revela como bendición, pero también como límite: «No comerás...» (Gn 2,17).

Después del pecado original se convierte en castigo y en anuncio de salvación (Gn 3,15-19). Toda la historia de Israel es teatro de la voluntad de Dios que quiere guiar a su pueblo a la santidad y a la felicidad (Dt 4,30-40). La voluntad de Dios es soberana (Job 23,13), omnipotente (Gn 17 1), sabia e inescrutable (Sab 9,13), benévola (Jr 9,23).

En el Nuevo Testamento el Hijo revela la voluntad de Dios. Él vino a hacer su voluntad (Heb 10,7); la voluntad del Padre es su alimento (Jn 4,34; 8,29). La voluntad de Dios es «que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» ( 1 Tim 2,4). El plan de salvación pasa a través de la cruz; por eso Jesús ruega: "No se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc J 22,42). La obediencia a la voluntad de Dios hace de Cristo la expresión perfecta del amor del Padre (1 Jn 4,9-10).

La voluntad de Dios es la ley del cristiano y el contenido de su oración (Mt 6,10), La reflexión teológica de los primeros siglos ahondó en el tema de la voluntad de Dios en el ámbito trinitario y cristológico.

En la Escolástica santo Tomás trata de la voluntad de Dios como atributo basado en el entendimiento divino y que actúa con libertad, orden y bondad.

Duns Escoto distingue entre la voluntad de Dios como potentia absoluta, según la cual puede realizar cualquier cosa, y la voluntad de Dios como potentia ordinata, que actúa según lo que ha establecido.

En el ámbito magisterial todos los símbolos profesan que Dios es omnipotente. Respecto a la Trinidad, el concilio Romano (382) definió que las tres personas tienen una misma y J única voluntad (DS 172). El Vaticano I afirmó que la voluntad de Dios es infinita (DS 3001), que Dios se ama a sí mismo y que creó todas las cosas librementr (DS 3025). El Vaticano II resaltó la importancia pastoral que tiene saber discernir "cuáles son los verdaderos signos del designio de Dios» (GS 11).

E. C Rava

Bibl.: G, Lafont, Dios, el tiempo y el ser, Sígueme, Salamanca 1991; L. Prestige, Dios en el pensamiento de los Padres, Secretariado Trinitario, Salamanca 1977; J R. García Murga, El Dios del amor y de la paz, Uni. Pont. Comillas, Madrid 1991.