TRADUCIANISMO
VocTEO
 

En la Iglesia antigua el tema de la creación del alma, ligado como estaba a la reflexión soteriológica, tuvo varias respuestas. Si algunos pensadores, como Orígenes, influidos por el platonismo, sostenían la existencia del alma antes de su vinculación con el cuerpo, encarcelada en él debido a una culpa cometida anteriormente (doctrina de la doble creación), había quienes, como Hilario de Poitiers, Ambrosio, Jerónimo y Pelagio, se orientaban hacia la doctrina creacionista, según la cual Dios crea a cada una de las almas en el momento de su infusión en el cuerpo.

Una tercera teoría, llamada traducianismo, sostenida -aunque con diversos matices- por Tertuliano y Agustín, afirmaba que cada una de las almas individuales procede del alma de sus padres en el momento del acto generativo. Si en el caso de Tertuliano el traducianismo se debía a una concepción del alma entendida como una realidad "material", por lo que se refiere a Agustín el traducianismo tuvo un carácter espiritual y estaba de acuerdo con la doctrina del pecado original y de su carácter hereditario. Sin embargo, si nos atenemos a sus escritos, el doctor africano no rechazó tampoco el creacionismo, sino que osciló siempre entre las dos teorías (cf Retractationes, 1, 1,3).

En relación con las doctrinas expuestas, el Magisterio de la Iglesia tomaría posición en favor del creacionismo y, aunque reconoce que los Padres están en el origen de cada uno de los hombres, sostendría que el alma procede de una intervención creativa de Dios.

L. Padovese

Bibl.: Traducianismo, en ERC, VII, 299300; Y Grossi, Traducianismo, en DPAC, 11. 2151; J Feiner El origen del hombre, en MS, 11, 638-653; J L, Ruiz de la Peña, lmagen de Dios, Sal Terrae, Santander 1988, 249ss; M, Flick - Z, Alszeghy El hombre bajo el signo del pecado, Sígueme, Salamanca 1972, 1513.