TIPOLOGÍA
VocTEO
 

La tipología representa una de las modalidades interpretativas fundamentales de la Biblia, que es posible observar en la misma sagrada Escritura y en la exégesis patrística sucesiva.

El término «tipo» se deriva del substantivo griego typos, que significa ante todo «sello», «forma» y por tanto, en sentido abstracto, «modelo», «imagen», «figura». El significado general de modelo se puede encontrar en el epistolario paulino, donde el mismo Pablo se presenta como ejemplo para su comunidad (Flp 3,17; 2 Tes 3,9; cf. también 1 Tes 1,7, en donde alaba a los tesalonicenses por la ejemplaridad de su fe). Sin embargo, el mismo Pablo parece atestiguar, en términos lingüísticos, la utilización de typos para designar la interpretación tipológica del Antiguo Testamento. Así, en 1 Cor 10,1-1 1 establece una relación entre los acontecimientos del Éxodo del. pueblo hebreo, que se narran en Ex-Nm, y el acontecimiento cristiano del bautismo.

Así pues, en esta interpretación del Antiguo Testamento Pablo parece establecer una relación tipológica entre dos acontecimientos centrales de la historia de la salvación. Al contrario, en Rom 5,14 se define a Adán como «ejemplo» o «figura» del que tenía que venir, Jesucristo. Esta vez Pablo establece no tanto una conexión histórica entre dos acontecimientos, sino entre dos personas, Adán y Cristo. La relación entre acontecimientos, temas y personas en la Escritura es más amplia de lo que se cree y no afecta únicamente a la comparación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, sino al mismo Antiguo Testamento. En efecto, ya los profetas habían interpretado en sentido tipológico los sucesos del Éxodo, para actualizar la relación primitiva entre Dios y su pueblo (cf. el nuevo éxodo en Os 2,17; Jer 16,14-15; 1s 40-55; la nueva alianza en jr 31,31-34). Además, aunque no aparece la terminología técnica de la tipología, la cristología misma del Nuevo Testamento procede a menudo de modo tipológico: los sinópticos no vacilan en establecer una relación tipológica entre Jonás y Jesús (cf. Mt 12,41), entre Salomón y Jesús (Mt 12,42). A su vez Juan referirá a Cristo de modo simbólico-tipológico el cordero pascual de Éx 12,46 y la serpiente de bronce de Nm 21,8 (cf. respectivamente jn 19,36v 3,14). A menudo, en estas perícopas puede reconocerse la relación tipológica mediante la sucesión de las partículas «lo mismo que..., así también» Un análisis global de este modelo interpretativo hace ver ante todo que en la tipología se relacionan dos acontecimientos o dos temas o dos personajes distanciados en el tiempo. Así pues, la tipología se tiene cuando se ponen en relación dos realidades que pertenecen a diversos contextos cronológicos. Desde este punto de vista, aunque el modelo se encuentra en el tipo (el pasado), el acento recae en el antitipo referido inmediatamente al presente. Así, en la relación tipológica entre Adán y Cristo, trazada por Pablo en Rom 5,12-21, el peso de la demostración no recae en Adán en cuanto tipo, sino en Cristo que representa su antitipo. Quizás este desplazamiento de acento se deba sobre todo al hecho de que la tipología se desarrolla principalmente en los contextos escatológicos del Antiguo Testamento, del Nuevo Testamento y de la literatura intertestamentaria, -sobre todo en Qumrán.

Además, este paralelo entre la promesa y el cumplimiento, entre la figura y la realidad, no es irrelevante para el mensaje teológico de cada perícopa. Por eso, quizás Rom 5,12-21 se haya utilizado a veces indebidamente para sostener una teología del "pecado original» (que ciertamente se encuentra allí), más bien que para destacar la importancia de la gracia dada en Jesucristo. Al contrario, en la tipología cristiana del Nuevo Testamento la centralidad del mensaje se encuentra en Cristo y en la Iglesia, como cumplimientos tipológicos del Antiguo Testamento. Naturalmente, esto no debe inducir a un simple análisis funcional del Antiguo Testamento respecto al Nuevo; esto confirma más bien que los dos testamentos sólo se comprenden cuando se ponen en relación. Un nuevo dato fundamental que se deduce de los elementos de la tipología bíblica se encuentra en su proceso hermenéutico, por el que resulta posible una relación. Según algunos, la tipología no se realiza cuando se escoge como «forma» o como «modelo» una perícopa, que en ese caso sería una alegoría, sino cuando un acontecimiento o un personaje del Antiguo Testamento se abren a una actualización significativa (cf. Goppelt). En realidad, esto representa un reduccionismo « a posteriori».

El mismo midrás de Gál 4,215,1 permite ver cómo no resulta tan clara la distinción común que se hace entre tipología y alegoría. Pablo formula el principio interpretativo del propio midrás en Gál 4,24: «Estas cosas se dijeron por alegoría». De hecho, él interpreta alegóricamente los sucesos de la vida de Abrahán y de su familia, sintetizados en Gál 4,22-23. La alegoría se encuentra en la progresiva significación de los acontecimientos originales. Finalmente, en la relectura teológica de Pablo se verifica un nuevo significado que no pretende demoler o deshistorizar el acontecimiento original, sino darle más bien un sentido nuevo. Por consiguiente, la alegoría se caracteriza como desarrollo vertical o ascensional de un suceso o de una categoría del Antiguo Testamento. Al contrario, en la tipología no se asiste a un desarrollo semiótico del mismo suceso, sino a una correspondencia histórica de éste con un suceso posterior.

Por tanto, mientras que en la alegoría el nivel interpretativo sigue siendo único, a pesar de crecer en múltiples sentidos, en la tipología se tienen dos niveles interpretativos, puestos en relación horizontal o paralela. No obstante, es necesario no extremar las distinciones; la escuela de Alejandría presidida por Clemente y Orígenes habría preferido la alegoría, mientras que la escuela de Antioquía, que se reconoce en Juan Crisóstomo y Teodoro de Mopsuestia, habría optado por la tipología. De hecho, a menudo los comentarios bíblicos de Juan Crisóstomo resultan más alegorizantes que los procedentes de los autores alejandrinos, En definitiva, la base de partida de la alegoría y de la tipología sigue siendo la misma: los sucesos de la historia de la salvación. Por esto, el vaciamiento de la historia o el alegorismo no representa solamente la decadencia de la alegoría y de la escuela alejandrina, sino también de la tipología y de la escuela antioquena. Una alegoresis negativa de la tipología puede encontrarse en la interpretación patrística de la cinta de color escarlata de Rajab, mencionada en Jos 2,18: habría sido la anticipación de la función redentora de la sangre de Cristo.

Finalmente, la tipología, lo mismo que la alegoría, no representa una interpretación estandarizada, sino dinámica, de la Escritura. Ya las homilías pascuales de Melitón de Sardes (siglo II d.C.) atestiguan una concepción dinámica de la tipología. Por tanto, la tipología, lo mismo que la alegoría, partiendo de la dimensión histórica, manifiesta la riqueza y la unidad teológica del «gran códice» bíblico (N. Frye), a pesar de la diversidad existente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

A. Pitta

Bibl.: M. Simonetti, Alegoría ( Tipología}, en DPAC, 1, 69-70; J Daniélou, Sacramentum futuri. Études sur les origines de la typologie, París 1950; p, Grelot. Sentido cristiano del Antiguo Testamento, DDB. Bilbao 1967' L, Alonso SchOkel, Hermenéutica de la palabra, 1, Cristiandad, Madrid 1986.