TIEMPO / TEMPORALIDAD
VocTEO
 

San Agustín responde a la pregunta sobre el tiempo: "Si nadie me lo pregunta, lo sé. Pero si tengo que explicárselo a quien me lo pregunta, entonces no lo sé». La experiencia humana del tiempo, que oscila entre la seguridad del haber-sido de un suceso y la incertidumbre del futuro que se escapa del control humano... En los mitos, el dios Cronos mueve el tiempo en la rueda del destino. M. Eliade habla del "mito del eterno retorno", en el que el tiempo histórico repite el acto cosmogónico del in illo tempore anulando el tiempo transcurrido. El pensamiento griego plantea la pregunta "teórica» de qué papel tiene el tiempo en la construcción del mundo histórico. En Parménides el tiempo aparece en la oposición a la inmutabilidad y a la eternidad del ser; en Platón es "la imagen móvil de la eternidad», configurada en el momento del presente que aparece como la continuación infinita de instantes.

Para Aristóteles el tiempo es «la medida del movimiento según un antes y un después», cuyo cambio es percibido por la conciencia, memoria del movimiento. San Agustín capta el problema ontológico del tiempo en el ser del ahora, descubriendo la dimensión de la interioridad como conciencia del tiempo en la distensio animi de la memoria, de la atención y de la espera. En Kant el tiempo es condición trascendental del conocimiento sensible y fundamental para el mundo de la experiencia: es la expresión de la unidad de la conciencia en lo múltiple. En H. Bergson el tiempo es duración que se extiende en la conciencia, cuyos datos heterogéneos se compenetran en un futuro que se presenta como proyecto. E. Husserl señala en la temporalidad de los Erlebnisse lo que caracteriza a la conciencia del yo, distinta del tiempo objetivo mensurable. M. Heidegger ve en la naturaleza temporal la posibilidad para el hombre de cumplir su tarea ontológica en la recuperación de la autenticidad; la "estaticidad» del tiempo que se experimenta en el momento presente, en la repetición del pasado y en la anticipación de la muerte, es signo de la "finitud » como resistencia antidialéctica a la "totalidad». P. Ricoeur comprende el tiempo como relato: el sujeto que narra recoge el tiempo múltiple de su propia historia, reconstruyendo su sentido y su unidad. En E. Lévinas el tiempo recibe una fundamentación ética: el acontecimiento del instante ético rompe la temporalidad del yo que no experimenta el tiempo de modo fragmentario, sino que descubre un nuevo sentido temporal que nace del descubrimiento de la alteridad y se juega en la responsabilidad diacónica. En el terreno bíblico-teológico el tiempo se inscribe en el devenir de la historia salutis, que está particularmente abierta al futuro, en el que Dios es eterno por ser el Señor de todo el tiempo. La apocalíptica es tiempo de la ausencia de Dios salvador y tiempo del riesgo de la fe que conjuga la temporalidad y la escatología, porque da significado a la historia, cuyo sentido se mostrará en el futuro; mientras que el Nuevo Testamento ve en el acontecimiento cristológico la eliminación cualitativa del tiempo, cuya semántica se expresa en el "ya» y en el "todavía no", donde el futuro es futuro/pasado porque actúa retroactivamente sobre la realidad que puede " anticipar» su futuro.

C. Dotolo

Bibl.: H. Conrad-Martius, El tiempo, Rev. de Occidente. Madrid 1958: O. Cullmann, Cristo y el tiempo, Estela, Barcelona 1968: G. Lafónt, Dios, el tiempo y el ser , Sígueme, Salamanca 1991: B, Forten La teología como compañía, memoria y profecía, Sígueme, Salamanca 1990: M. García-Baro, La verdad- y el tiempo, Sígueme, Salamanca 1993.