TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
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Disciplina teológica que estudia el acontecimiento de la revelación y su credibilidad a fin de ofrecer al creyente las razones que motivan su opción de fe y presentar a quienes no comparten su misma profesión de fe las razones para poder creer. La historia de la teología fundamental puede considerarse como reciente o como antigua según el punto de partida que se adopte. Si se la considera en relación con la apología, hunde sus raíces en los mismos textos neotestamentarios (1 Pe 3,15) y en los diversos escritos de los Padres de la Iglesia de los primeros siglos; si se la ve en relación con la apologética, habrá que retrasar más bien su génesis hasta el siglo XVI, cuando surgen los primeros tratados que inauguran la nueva ciencia que tiende a defender la ortodoxia de la fe católica; finalmente, si se la valora en relación con su configuración actual, tiene su origen en la renovación teológica anterior al Vaticano II y encuentra su oficialización, incluso semántica, en el documento Sapientia christiana del 29 de abril de 1979.

No es posible hacer una división clara entre estos momentos ni se justifica su separación; la teología fundamental actual se ha ido desarrollando progresivamente, ha evolucionado su método y el contenido de su investigación, procurando ser fiel al papel específico que la hace existir: dar razón de la fe. Por tanto, es necesario que la teología fundamental actual sea considerada en una dinámica evolutiva que, a partir de 1 Pe 3,15, ha ido alcanzando a las diversas instancias culturales hasta nuestros días.

No es fácil determinar el origen del nombre «teología fundamental". según algunos, aparece por primera vez en 1859 en la obra de J N. Ehrlich; según otros, se remonta a unos decenios antes. Por lo que ha descubierto nuestra investigación, se puede relacionar con la obra de Y. Pichler, que en 1713 escribe una Controversia fundamentalis et generalis. Más allá de estas clasificaciones, la teología fundamental aparece cada vez más frecuentemente en los títulos de la primera mitad del siglo XIX, al lado del nombre de «apologética", hasta que llegó a suplantarlo definitivamente.

En su identidad de teología fundamental ha conocido a lo largo de los siglos algunas transformaciones que se pueden reducir a los «modelos" que clasificamos de este modo: apologético, dogmático, formal, político, semiológico. Esta clasificación puede ser sustituida por otras más extensas o más restringidas: esto depende, bien sea de la lectura que se haga sobre la identidad de la teología fundamental , o bien del carácter específico de sus contenidos; de todas formas, los «modelos", no constituyen otras tantas «teologías fundamentales ", sino más bien diferentes maneras de articular la misma disciplina.

Se percibe una ulterior distinción en la propuesta de K. Rahner, que distingue entre una Fundamentaltheologie (teología fundamental) y una Fundamentale Theologie (teología de los fundamentos). Rahner -que en el momento en que establecía esta distinción conocía la «teología fundamental» como la apologética de los manuales- piensa que, además de una teología fundamental que recupere los datos de la revelación, es necesaria una teología de los fundamentos, es decir, la elaboración de una serie de categorías cognoscitivas a priori capaces de permitir el conocimiento del misterio salvífico.

Lo que se considera necesario para la identificación de la teología fundamental es un doble componente que sea capaz de proponer de manera significativa las razones de la fe cristiana.

Pensamos, por consiguiente, que hay que distinguir dos funciones dentro de una única estructura: dogmática y apologética.

La dimensión dogmática es prioritaria, ya que a la luz de la fe se comprende el acontecimiento de la revelación como el acto mediante el cual Dios mismos elige, en su libertad, entrar en comunicación con la humanidad. Puesto que se defiende el carácter teológico de la disciplina, es evidente que este elemento es esencial para toda la reflexión del teólogo fundamental. En esta perspectiva, corresponde a la teología fundamental presentar el acontecimiento de la revelación, que desde su nacimiento se desarrolla dinámicamente hacia la persona de Jesús de Nazaret, «mediador y plenitud" (DV 2), el cual « cumple y completa la revelación" (DV 4), porque imprime en ella su mismo testimonio de Dios. Por tanto, el principio crístico sigue siendo el eje central de este momento; pero tiene que ser asumido en toda su globalidad, lo cual implica la tensión teocéntrica en la presentación de la revelación. En esta misma perspectiva, la teología fundamental aglutina las tesis necesarias para la comprensión de la Iglesia en cuanto mediación de la revelación y de su vínculo con el Jesús revelador; forman también parte de esta lectura los estudios sobre el desarrollo de la revelación en su tradición eclesial.

La dimensión apologética estudia la credibilidad presente en el acontecimiento de la revelación. La persona de Jesucristo, en cuanto Dios en medido de los hombres, lleva consigo los motivos de credibilidad; éstos, sin embargo, necesitan ser comprendidos por la reflexión especulativa, que busca la verdad para que la adhesión a la revelación pueda ser plenamente personal. Al insertarse en las adquisiciones que consigue el progreso del conocimiento humano y al valorar las provocaciones que afectan al sentido fundamental de la existencia, la teología fundamental en esta dimensión apologética intenta alcanzar las razones que pueden obrar sobre cada uno para descubrir la verdad de la revelación y el significado profundo que ésta reviste en la pregunta sobre el sentido. La perspectiva apologética está a su vez determinada por el carácter teológico de la investigación; no se sitúa fuera del horizonte de la fe que busca la inteligencia, sino que se caracteriza por señalar aquellas razones universales que permiten a la fe presentarse como un saber propio que, en virtud de su naturaleza, busca y tiende a la plenitud de sí mismo. En esta dimensión se estudia además todo lo que lleva consigo la respuesta de la persona a la revelación, de manera especial su acto de creer y cómo éste puede expresarse dentro del respeto debido al doble elemento: de la gracia y de la libertad personal.

Lo que se intenta defender es la unidad esencial que debe mantenerse dentro de la teología fundamental entre las dos dimensiones o funciones; no se trata de dos disciplinas, sino de dos modos diversos de articular la misma disciplina. Una reflexión dogmática privada de la dimensión apologética correría el riesgo de hablar tan sólo al creyente y sería incomunicable para el que no conoce la fe; del mismo modo, la dimensión apologética privada del elemento dogmático correría el riesgo de comunicar solamente las razones universales, sin poder alcanzar a la historicidad del acontecimiento.

La teología fundamental se cualifica además por el destinatario al que se dirige, que determina su naturaleza y su misma investigación científica. A diferencia de otras disciplinas teológicas, la teología fundamental nace en referencia a quien no comparte la misma profesión de fe, al «otro" en la fe. En virtud de ese destinatario, articula su investigación e imprime a sus argumentaciones un carácter específico de referencia histórica, cultural, religiosa y eclesial. En este sentido, es necesario añadir que la teología fundamental posee una metodología que la diferencia de otras disciplinas teológicas.

En cuanto disciplina que estudia el acontecimiento fundador de la revelación y su credibilidad y que se interroga sobre el porqué de la fe, la teología fundamental se convierte a pleno titulo en la disciplina de los «fundamentos'" de la fe y por tanto de la reflexión que se hace sobre la fe y a partir de ella: la teología. Corresponde, así pues a la teología fundamental la tarea de buscar una epistemología, para que sea capaz de presentar en el organigrama científico e interdisciplinar los principios de su saber y la comunicabilidad de sus datos.

R. Fisichella

Bibl.: F Ardusso, Teología fundamental, en DTl, 1, 187-210: AA. VV , Teología fundamental, en DTF, 1437-1471; R. Fisichella, La revelación: evento y credibilidad Sígueme, Salamanca 1989; Introducción a la teología fundamental, Verbo Divino, Estella 1993; H. Fries, Teología fundamental, Herder, Barcelona 1987; R. Sánchez Chamoso, Los fundamentos de nuestra fe, Sígueme, Salamanca 1981.