PRUDENCIA
VocTEO
 

La prudencia (en griego frónesis, de fronéo. "tengo juicio, pienso rectamente, aconsejo»; en latín prudentia, de providens) es, desde la antigüedad, una habilidad ligada a la praxis, la capacidad virtuosa de regular de manera conveniente y ordenada las acciones para llegar a un fin establecido. El esfuerzo especulativo de los filósofos antiguos llegó a distinguir la prudencia de la ciencia y de la política (Platón, Prot. 352c; Aristóteles, Eth. ad Nic. 6, 8). En el mundo latino se destaca sobre todo la racionalidad de la prudencia, su conexión con la sabiduría.

En el Antiguo Testamento aparecen términos equivalentes a la frónesis que indican la comprensión, la perspicacia, la inteligencia. En el Nuevo Testamento la prudencia se describe en términos de comportamiento adecuado a la razón, de observancia de la voluntad de Dios, de discernimiento (dokimazein) (Mt 7 24-27' , Lc 16,1-9. Rom 8,5; 1 1,25: 12,16. 1 Cor 1,17-21; 1'4,20; Flp 3,19), En la reflexión occidental posteriór la prudencia conserva su característica de virtud que dirige la acción de manera adecuada hacia un fin; por eso se trata de una virtud intelectual, va que perfecciona la razón, y moral, en cuanto que perfecciona a la razón práctica (Santo Tomás, S. Th. 11-11, q. 47, él, 4c va, 1 3).

Sucesivamente, la división de la filosofía en teórica y práctica se resolvió fundamentalmente en una infravaloración cada vez mayor de la prudencia considerada como un medio extrínseco para dar eficacia a la acción.

La tradición anglosajona (Hume) comprende la prudencia en relación con la observancia de las leves; se la aprecia además por su papel de reprimir las pasiones humanas, En los pensadores posteriores, la prudencia tiene' todavía un papel importante en la sistemática moral (Kant la relaciona con el imperativo hipotético), es decir mantiene una semántica de referencia moral.

La prudencia, en cuanto virtud que perfecciona a la razón práctica (de ahí la definición tradicional de la prudencia como recta ratio agibilium: recta razón de las cosas que hay que hacer"), no tiene un objeto propio, como las otras virtudes, pero está presente en todo acto virtuoso con sus circunstancias (juicio moral en particular). Por esta su fisonomía particular, la prudencia se coloca dentro del dinamismo de toda la génesis de la decisión moral, La estructura discursiva del conocimiento humano hace necesaria una virtud de discernimiento objetivo del bien moral, del bien verdadero del hombre; exige una disciplina virtuosa de la actividad de la razón práctica que valore las circunstancias de un acto moral y efectúe la jerarquización de los bienes. Por tanto, se la puede definir como "la connaturalización de la razón con las condiciones del bien humano» (D. Mongillo).

Hay varias virtudes secundarias que forman parte de la prudencia: la circunspección, la deliberación, la cautela, la sagacidad, la docilidad, etc.

En la discusión moral actual la prudencia aparece en términos de racionalidad que determina el comportamiento (ética normativa), pero -especialmente en el mundo anglosajón- se homologa también a una racionalidad instrumental de culto típicamente moderno, que atiende a los módulos de comportamiento del obrar humano consciente (intencional y no sólo finalizado) en cualquier ámbito (filosofía de la praxis y ética normativa).

T Rossi

Bibl.: Tomás de Aquino, Summa Theologiae, De Prudentia, 11-11, qq 47-56; D Mongillo, Prudencia, en NDTM 1551-1570; D Tettamanzi, Prudencia, en DTI, 111, 936-960: J Pieper Prudencia y templanza, Madrid 1969