PROFESIÓN DE FE
VocTEO
 

Fórmula que adopta una comunidad religiosa para que sea normativa de los contenidos de lo que cree. Se dan diferentes terminologías para expresar la misma realidad: en Oriente se utilizaron primero las palabras símbolo y homologia; en Occidente se habló de credo, símbolo y profesión.

Una larga historia acompaña a la profesión de fe cristiana; hunde sus raíces en el Nuevo Testamento, en el que se reconocen tres diversas estructuras de profesión de fe que se clasifican como: simples, estereotipadas y complejas. "Tú eres el Cristo" (MC 8,29), "Jesús es el Señor» (1 Cor 12,3) son las fórmulas primitivas simples, que se van ampliando sucesivamente y se hacen cada vez más complejas: "Confesarás con tu boca que Jesús es el Señor y creerás con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos » (Rom 10,9). Lo que es importante advertir para las profesiones de fe es que ponen siempre en el centro el acontecimiento de la muerte y resurrección del Señor (cf. Hch 2,23-~4); a partir de aquí, se elaboraron las fórmulas trinitarias, como demuestra la conclusión del evangelio de Mateo: " bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19).

A partir del siglo II, hasta llegar a las profesiones de fe de los concilios de Nicea y Constantinopla, se advierte un desarrollo progresivo de las profesiones neotestamentarias que se expresan tanto en las fórmulas bautismales como en la elaboración de las fórmulas complejas. Hay algunos textos importantes en los que podemos valorar la praxis de la Iglesia primitiva: Hch 8,37 es una glosa posterior en la profesión de fe del eunuco antes de recibir el bautismo, donde el texto revela una praxis ya existente; en la Apologia de Justino se encuentra una formulación digna de atención por su estructura ternaria: "Dios, Padre de todas las cosas; Cristo, salvador y crucificado bajo Poncio Pilato; el Espíritu Santo que por boca de los profetas anunció de antemano lo que se refiere a Jesús (Ap. 1, 61); Tertuliano es el primero que nos da a conocer la existencia de una responsio que el catecúmeno tiene que dar antes de recibir el bautismo, donde por primera vez se encuentra la mención de la Iglesia.

El primer texto "completo» y más antiguo de profesión de fe es el que se encuentra en la Traditio apostolica, escrita por Hipólito en tomo al año 215, donde se describe la praxis bautismal de la Iglesia de Roma. La estructura es interrogativa y el catecúmeno tenía que confesar por tres veces que conocía y aceptaba la fe, afirmando: "yo creo". La praxis de la Iglesia de los primeros siglos suponía para los catecúmenos un doble momento de la profesión de fe: la traditio y la redditio symboli. Con la traditio se les entrega el texto del credo, como signo de su ya próxima recepción del bautismo, para que lo aprendiesen de memoria; con la redditio lo profesaban en público ante la comunidad reunida para celebrar su bautismo. Agustín, en el libro VIII de las Confesiones, nos ofrece una sugestiva descripción de este momento.

Todas estas profesiones tenían su contexto significativo en la liturgia bautismal; sin embargo, las fórmulas del símbolo no se limitaban a esto, sino que se extendían también al testimonio de los contenidos de la fe, sobre todo cuanto acechaba algún error. En este horizonte es donde hay que reconocer los símbolos de fe mas evolucionados, que muestran ya una verdadera elaboración dogmática.

El primer texto que hay que mencionar es el Símbolo romano o Símbolo apostólico, ya que una tradición legendaria hacía remontar su composición a los Doce antes de que se dispersaran para ir a evangelizar el mundo. Lo encontramos en el texto de Rufino, Expositio in symbolum apostolicum, y se subdivide en 12 artículos.

Entre los símbolos más importantes está el de Nicea (325), construido sobre el texto que había propuesto el obispo de Cesarea contra los errores de Arrio, afirmando que en aquella profesión de fe lo habían instituido como catecúmeno y que seguía estando obligado a mantenerla como presbítero y obispo. A partir de la profesión de fe de Nicea, el símbolo adquiere un valor declarativo; la Iglesia empieza a considerarlo como signo expresivo de la fe de toda la Iglesia y como forma de la comunión intereclesial, convirtiéndose así en la regula fidei de la comunidad cristiana.

En el siglo IV, la Iglesia conoce al menos dos símbolos oficiales: el romano y el niceno-constantinopolitano; mientras que el primero sigue estando anclado en la liturgia bautismal, el segundo va ocupando progresivamente un puesto en la eucaristía: en el siglo y lo encontramos presente en los textos litúrgicos de Antioquía, en el siglo VI en todo el rito bizantino, en el VIII en Francia y en la Iglesia de Milán; en 1014, finalmente, se le pide también a la Iglesia de Roma que se acomode a la praxis de toda la Iglesia, A lo largo de los siglos se multiplicaron las profesiones de fe; se encargaron de escribirlas las Iglesias particulares, algunos sínodos (Orange y Toledo), el concilio IV de Letrán y varios papas, a medida que lo exigían las circunstancias: Pío IV al concluir el concilio de Trento, Pío X contra el modernismo, Pablo VI al concluir el Año de la fe.

En la actualidad, la profesión de fe se utiliza para expresar diversas funciones de la vida eclesial: la liturgia, la ortodoxia y la fidelidad de algunas personas llamadas a desempeñar un ministerio particular en la comunidad; sin embargo, no hemos de olvidar que manifiesta sobre todo la fe personal y eclesial en el Señor muerto y resucitado, centro de la fe y sentido de la existencia.

R. Fisichella

Bibl.: J. Wicks, Símbolo de la fe, en DTF, 1380-1384; J, N, D. Kelly Primitivos credos cristianos Secretariado Trinitario, Salamanca 1980; H. de Lubac, La fe cristiana. Secretariado Trinitario, Salamanca 1980; S. Sabugal, Credo, La fe de la iglesia, Zamora 1986; O. Cullmann, La fe y el culto en la iglesia primitiva, Studium, Madrid 1971, 63-122.