PANTEÍSMO
VocTEO
 

Se trata de la forma teísta (ver teísmo) del monismo. Dios coincide con el universo natural (panteísmo cósmico) y con el devenir histórico (panteísmo histórico): él es el gran todo (griego Pan) en el que vivimos, nos movemos y somos.

Señalemos a este propósito en primer lugar la pérdida (en el ámbito poscristiano) o la no aparición (en el ámbito precristiano) de la noción de persona referida tanto a Dios como a los seres creados. Esta ausencia compromete radicalmente tanto a la noción de creación como a la de revelación, que resultan precisamente olvidadas o eliminadas en las filosofías panteístas modernas y contemporáneas. Se trata de todas formas de una concepción de tipo pagano o neopagano, que en algunos casos se infiltró, conjugándose con el neoplatonismo, en el pensamiento cristiano, comprometiendo su fidelidad al Dios de la revelación bíblica.

Recordemos entre otros representantes de esta infiltración al Maestro Eckhart, a Escoto Eriúgena y a Giordano Bruno.

A través de la figura de Spinoza es como penetra el panteísmo en la modernidad filosófica y se difunde a los grandes sistemas idealistas del siglo XIX. Es famosa a este propósito la conocida disputa llamada Pantheismisstreit, que encendió los ánimos en los últimos decenios del siglo XVlll. Se trata de un fenómeno paradigmático, en el que Jacobi permanece casi aislado en la enérgica defensa de las posiciones personalistas, con fuertes toques de fideísmo, en contra de los mayores exponentes del final de la Ilustración (se trataba inmediatamente del spinozismo de Lessing) y del Prerromanticismo. No podemos a este propósito dejar de recordar el panteísmo naturalista de Goethe, tal como resulta por ejemplo en el himno a la Naturaleza madre, contenido en el famoso fragmento de Tierfurt. Aquí triunfa palpablemente el neopaganismo. En el plano más estrictamente filosófico Schelling se profesará panteísta, antes de asumir la perspectiva de la « filosofía positiva», y Hegel, a pesar de rechazar esta etiqueta, elaborará un sistema fundamentalmente panteísta, afirmando contextualmente que para ser filósofos hay que ser necesariamente spinozianos. Si por un lado la perspectiva hegeliana no puede reducirse ciertamente a un panteísmo vulgar e ingenuo, por otro lado sigue siendo verdad que esta forma de idealismo acaba afirmando que todas las cosas, si se consideran en su racionalidad (y por tanto no inmediatamente), son Dios.

Así, en el sistema hegeliano el panteísmo filosófico alcanza su cumplimiento y su expresión relevante. Hay quien sostiene que después de Hegel el panteísmo no ha conseguido de hecho ningún progreso sustancial. Un autor que debe mencionarse como eslabón entre el panteísmo Y el idealismo romántico es F Schleierrnacher, que por un lado afirma la existencia y la vida de toda realidad finita contingente en lo infinito o lo absoluto, y por otro, en los Discursos de religión (1799) interioriza esta concepción dirigiendo su atención, no a Dios, sino a lo divino en el hombre. Jacobi, sin embargo, acusaba al spinozismo no ya de panteísta, sino de ateo, dando un paso lógicamente muy sencillo y lineal: si todo es Dios, nada es Dios. Spinoza, al resolver a Dios en la realidad natural habría abolido su esencia específica de ser trascendente y personal. Aquí el panteísmo se casa con el más riguroso racionalismo y la modernidad hace ya vislumbrar sus consecuencias desde el momento de nacer.

Desde el punto de vista teórico, además de las formas ya anunciadas, Weissenborn ha distinguido las siguientes formas de panteísmo: mecanicista, ontológico, dinámico-psicológico, ético y lógico. Se trata más bien de diversos puntos de vista a través de los cuales aparece la misma perspectiva de identificación de lo absoluto con lo contingente. En el primer caso el universo, como máquina maravillosa y perfecta, es considerado como divino y absoluto: en el segundo, el ser absoluto se predica unívocamente de todos los seres: en el tercero, el hombre no tiene en sí solamente una huella de lo divino, sino que Dios mismo resulta inmanente a la conciencia: en el cuarto, el bien radical e incondicionado unifica a los seres identificándoles con el sumo Bien: finalmente, la idea del ser es Dios mismo.

Como hijo y resultado de la modernidad no sólo filosófica, el panteísmo racionalista parece radicalmente superado en el mundo posmoderno, del que sin embargo no parecen estar del todo ausentes ciertas formas religiosas de panteísmo, sobre todo de origen oriental y de tipo esotérico, que parecen fascinar particularmente al hombre contemporáneo, a quien le cuesta aceptar una concepción de la trascendencia como pura separación y distancia de Dios respecto al mundo y la historia.

N Ciola

Bibl.: 1. Quiles, Panteísmo, en SM, Y 159163; Sahagún Lucas, Panteísmo, en DTDC,' 1042-1047; AA. VV,. El ateísmo contemporáneo, 4 vols., Cristiandad, Madrid 1979; W Schultz. El Dios de la metafísica moderna, FCE. México 1961.