NEOPLATONISMO
VocTEO
 

Con el término general de neoplatonismo se define el conjunto de doctrinas y escuelas de inspiración platónica que se desarrollaron desde el siglo 111 al siglo Vl, más concretamente desde la fundación de la escuela alejandrina de Ammonio Sacca (232) hasta la clausura de la escuela de Atenas impuesta por el edicto de Justiniano del año 529, El neoplatonismo se nos presenta como la última gran expresión del pensamiento pagano antiguo, una amplia síntesis en la que convergen las aportaciones de las diversas corrientes de pensamiento que habían caracterizado a la primera fase de la filosofía helenista, desde la filosofía greco-judía, hasta el neopitagorismo y el medioplatonismo, que representa- la mediación más directa entre la doctrina platónica original y la reelaboración neoplatónica. Así pues, si por un lado el neoplatonismo entra en la tendencia general sincretista de la época, por otro intenta situarse -especialmente con Plotino- como un intento de salvaguardar la pureza de la tradición helénica de contaminaciones extrañas. Este último aspecto se comprende en relación con la profunda inquietud religiosa de la edad tardía antigua, que, además de determinar un campo complejo de interferencias entre las diversas escuelas, tendía a ofuscar la claridad lógica de la racionalidad griega con las inclinaciones místico-irracionalistas de Oriente.

El centro de este encuentro entre Oriente y Occidente fue Alejandría, donde floreció la filosofía greco-judía por obra, sobre todo, de Filón, dando vida a un intento de síntesis entre la cultura griega y la tradición judía, que actuó como eStímulo fecundo para el pensamiento posterior. El neoplatonismo recoge en parte la herencia de la filosofía greco-judía, su planteamiento decididamente teocéntrico y su fuerte tensión religiosa, poniéndose así en la línea de encuentro con Oriente, pero rechaza con decisión la contaminación del monoteísmo por las turbias mitologías gnósticas, la literatura zoroástrica y los oráculos caldeos. Rechazando además toda representación antropomórfica de Dios, el neoplatonismo se sitúa como última línea de resistencia de la religiosidad antigua frente al cristianismo naciente.

La sistematización más orgánica del neoplatonismo se debe a Plotino (205-270), en el que el intento de superar los puntos aporéticos del platonismo original da vida a una síntesis nueva y genial. Son dos las exigencias fundamentales que caracterizan al sistema plotiniano: en primer lugar, la tendencia a acentuar hasta el extremo la trascendencia del Uno, puesto más allá del ser, de la substancia y de la mente, dando vida de este modo a una forma de teología negativa que supera francamente los límites del intelectualismo griego.

En segundo lugar Plotino intenta salvaguardar la continuidad del universo, trazando un puente entre el Uno trascendente y la realidad sensible a través de una serie de hipóstasis. La doctrina de la emanación se convierte de este modo en el eje central de todo el sistema, y las relaciones entre el Uno, el Entendimiento y el Alma del mundo definen la estructura metafísica del cosmos.

Dentro de este marco metafísico con su estructura inmóvil y jerárquica se desarrolla el destino de las almas individuales, suspendidas entre el impulso hacia el Uno y la opacidad de la materia, límite extremo, negativo, de las emanaciones. El regreso al Uno a partir de la condición caída va ligado a la libertad del individuo, que se levanta con un impulso místico contra la ley de la necesidad que rige el proceso de emanación: la ascesis progresiva hacia el Uno se desarrolla por etapas sucesivas a través de la liberación de las dependencias exteriores, sensibles, de la purificación mediante las virtudes, del ejercicio de la música, del amor y de la filosofía.

Porfirio (233-305) continuó la escuela romana de Plotino: además de sistematizar los escritos del maestro en la estructura clásica de las ennéadas, hizo una aportación personal al desarrollo del neoplatonismo, centrando su reflexión en la problemática moral de la salvación del alma.

Con los pensadores sucesivos, especialmente con Jámblico (245-325), el neoplatonismo dio un giro decisivo asumiendo caracteres más palpablemente religiosos e iniciáticos. Se había perdido ya el programa original de restauración de la tradición helénica, vía filosofía se combina ahora con la teurgia, actividad metarracional en la que es la potencia divina lo que invade al hombre que busca la unión con Dios a través de prácticas y de símbolos mágicos.

El último capítulo del neoplatonismo antiguo está dominado por la figura de Proclo (410-485), que intentó abarcar en una síntesis grandiosa las diversas formas filosóficas, religiosas y científicas de la espiritualidad griega.

Si la clausura de la escuela de Atenas marcó el fin oficial del neoplatonismo antiguo, éste siguió ejerciendo una profunda influencia en el pensamiento filosófico posterior, empezando por la filosofía de los Padres de la Iglesia, contribuyendo a la fusión del humanismo griego con el cristianismo. En la filosofía moderna, desde el Renacimiento hasta el idealismo alemán, el neoplatonismo fue recogido y desarrollado, por el contrario, especialmente en sus aspectos anticristianos, como alternativa a la metafísica creacionista.

A. Paris

Bibl.: S, Lilla, Neoplatonismo, en DPAC, 11, 1509- 1527; Íd., Platonisnzo y los Padres, en DPAC, 11. 1786-1810; E. des Places, P!atonismo cristiano, en DTF 1057-1059; F Copleston, Historia de la filosofía, 1, Ariel, Barcelona 1979 454-474; N, Abbagnano, Historia de la filosofía, Montaner i Simón, Barcelona 1973, 206-221