MONARQUIANISMO
VocTEO
 

Herejía trinitaria, bastante difundida en los siglos II y III, caracterizada por la negación a las tres Personas divinas de una existencia propia y distinta, en favor de un monoteísmo radical.

El monarquianismo hunde sus raíces en aquel judeocristianismo escandalizado por el anuncio de la divinidad de Cristo. Desde este punto de vista se le puede considerar, por consiguiente, como la herejía típica del alma judía del cristianismo.

Tuvo una doble conformación: monarquianismo adopcionista (o adopcionismo), para el que Cristo -según diversas orientaciones- sería un ángel (Engelchristologie) o un simple hombre (Jesús), adoptado por Dios mediante la bajada de Cristo sobre él en el momento del bautismo.

El defensor de esta doctrina fue Teodoto de Bizancio, que actuó en Roma a finales del siglo II. La proclamación de Cristo como simple hombre parece que le sirvió para atenuar la gravedad de la apostasía en que había incurrido durante una persecución, negando que Cristo era Dios.

Teodoto encontró seguidores en Teodoto el Banquero, Asclepiodoto y Artemas. Se encontrarán huellas de este adopcionismo en el siglo III-IV, en el pensamiento de Pablo de Samosata, Fotino de Sirmio y Marcelo de Ancira.

Muy distinto es el monarquianismo patripasiano o modalista (ver modalismo), para el que el único Dios se manifiesta de tres modos distintos: como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo. En ese caso, puesto que la encarnación y la pasión fue producida por el Padre (Padre = Dios), se entiende fácilmente que esta corriente pudiera llamarse también patripasianismo (el Padre-Dios que padece).

El modalismo fue difundido por Noeto de Esmirna (finales del siglo II), condenado por los presbíteros de la ciudad. Como observa Hipólito, para Noeto «Cristo es el mismo Padre; el Padre es el que se encarnó, sufrió y murió» (Contra Noetum, 1).

A partir del siglo III, el monarquianismo modalista tomó también el nombre de sabelianismo, del hereje Sabelio, que, directamente o a través de sus discípulos, lo difundió en Libia y en Egipto. Condenado en Roma por el 220, Sabelio se presentó como rígido defensor de la «monarquía divina". Tenazmente ligado al monoteísmo, presentaba a la divinidad como una mónada que se dilataba en tres operaciones distintas: Padre en el Antiguo Testamento, Hijo en la encarnación, Espíritu Santo en Pentecostés. Se trataba, de todas formas, de un solo prosopon y de una sola hipóstasis.

El Sabelianismo -precisamente por su difusión en Libia y en Egipto- se afirmó en oposición a la teología del Logos sostenida por Orígenes y por la escuela de Alejandría, donde iba articulándose cada vez más el discurso sobre el Dios cristiano.

L. Padovese

Bibl.: M. Simonetti, Monarquianos, en DPAC, 11, 1467-1468: S, del Cura Elena, Modalismo - Subordinacionismo en DCDT 916-922 y 131 1-1317. A, Orbe, introducción, a la teología de los sigios II y III Sigueme, Salamanca 1988: W Kasper El Dios de Jesucristo, Sigueme, Salamanca '1990, 331-340,