JUAN
VocTEO
 

Del hebreo yohanan (Yahveh es -o ha dado- gracia) es el «evangelio espiritual" (Clemente de Alejandría), representado en las artes figurativas por el águila (cf. Ez 1,10. 10,14 y - Ap 4,6b7), para expresar su peculiar penetración teológica y mística del mensaje cristiano. El vocabulario es limitado, pero denso y eficaz. La lengua griega, correcta y de fácil lectura. El estilo, fluido y convincente, gracias entre otras cosas a sus numerosos diálogos. El texto del cuarto evangelio goza del testimonio manuscrito más antiguo que poseemos del Nuevo Testamento: el papiro Ryland (PS2 , conservado en la John Ryland's Library de Manchester descubierto en Egipto y publicado por C. H. Roberts en 193-5); contiene Jn 18,31-33.37-38 y se remonta a los años 120- 130 de nuestra era. Esto permite datar la redacción definitiva de nuestro texto no más tarde del último decenio del siglo 1.

Según recientes estudios históricocríticos, el libro se fue formando dentro de una «escuela joánea" (a la que pertenecen también 1 -3 Jn y Ap); en su origen estaría el apóstol Juan, uno de los dos hijos de Zebedeo y pescador del lago de Tiberíades, inspirador original y autorizado de la tradición joánea (más que su autor literario, como quiere la tesis tradicional que se remonta a Ireneo, en el siglo II). De esta escuela eran miembros tanto el evangelista como el redactor final (cc. 15-17 y 21; cf. 14,31c y 20,30-31), que trabajaron ordinariamente con un material propio.

Su ambiente cultural-teológico de origen parece estar ligado a una tradición cristiana más bien marginal (respecto a la petrina, 20,1-10), cerca de las corrientes gnóstico-bautistas del judaísmo palestino y samaritano del finales del siglo I. Escrito en Asia Menor (en Éfeso, según la tradición), nuestro evangelio parece estar destinado a unos judeocristianos en crisis de identidad en medio de aquel ambiente (20,30-31), perseguidos además por el judaísmo oficial (9,22; 16,2).

El cuarto evangelio se presenta inmediatamente como muy original respecto a los otros tres, los sinópticos: por su cronología (tres fiestas pascuales, en vez de una; la crucifixión-muerte de Jesús el 14 de Nisán, en vez de la última cena), por la geografía (predominio del ambiente judeojerosolimitano, en lugar del galileo), por las obras (pocos milagros-signos en vez de muchos milagros-prodigios) y por la predicación de Jesús (revelación de sí mismo como Hijo de Dios, más bien que anuncio del Reino de Dios; largos discursos construidos en torno a imágenes, en vez de discursos generalmente breves y de parábolas). Los puntos en común con los sinópticos o con cada uno de ellos (en particular con Lucas), tanto por los relatos como por los dichos o las imágenes, se explican por contactos a nivel de tradición oral, así como porque el cuarto evangelista consigue a menudo insertar detalles inéditos.

La composición del cuarto evangelio  ha sido elaborada de maneras distintas según los criterios que se han seguido : numéricos, simbólicos, temáticos, dramáticos, cronológicos, geográficos, estructuralistas... De todas formas parece imponerse una distribución global en dos partes, con un prólogo y un epílogo. El Prólogo (11,1-18), un contrapunto rítmico entre las figuras de Jesús y del Bautista en beneficio de Jesús-Hijo, que da su vida a los creyentes haciéndoles participar de su filiación divina (cf. los versículos centrales 12-13; este tema se repite en forma de inclusión en 20,30-31). El Libro de los signos (1,1912,50), en donde Jesús lleva a cabo el juicio entre los que creen en él como Cristo e Hijo del Padre y reciben el don de la vida nueva (1,19-6,71) y los que se niegan a creer y se ponen de parte de la muerte (cc. 7-12). La Hora de Jesús (cc. 13-20) presenta su muerte como obediencia al Padre, obra redentora y fuente de amor para la vida de los discípulos (cc. 13- 17; los «discursos de despedida») y narra la «muerte gloriosa» de Jesús, dador de su Espíritu vivificante (cc. 18-20). El Epílogo (c. 21) habla de la misión en acto de los discípulos que pueden obrar eficazmente sólo gracias a la presencia en medio de ellos del Crucificado-Resucitado, modelo de servicio hasta el don de sí. La reflexión teológica de conjunto gira de este modo en tomo a dos grandes temas: el misterio de la persona de Jesús y el misterio de su muerte gloriosa. En su articulación  Jesús es el verdadero Cristo/Mesías y el  Hijo unigénito del Padre, que da a quienes creen en él su misma vida filial, fundamento de toda vida entre hermanos.

La teología del cuarto evangelio se  centra en la figura de Jesucristo, Hijo del Padre. Dios es el origen y el fin del ser y del obrar de Jesús: el Padre lo envió al mundo y él vino a cumplir su voluntad hasta la muerte, para que el Padre fuera glorificado. Jesús es «una sola cosa con el Padre» (10,30); es "el Hijo» (14,13); en él es glorificado el Padre ( 13, 3 1 ; 14,13) y en él los discípulos encuentran al Padre (14,6). El Espíritu es la prolongación de la presencia salvífica de Cristo después de su muerte (14,16). Se trata esencialmente de una cristología filiológica, en función de la salvación universal (3,16). La única condición para acceder a esta salvación es la fe en Jesús-Hijo (3,18); para estimular esta opción Juan no tiene reparo alguno en usar un lenguaje dualista (3,19): un dualismo moral o decisional. La importancia de esta decisión siempre actual supone la necesidad de subrayar la dimensión crística de la escatología, privilegiando por tanto las expresiones en presente ""el que cree en el Hijo tiene la vida eterna»: 3,36: 5,24; 6,47. 11,26) más bien que las expresiones en futuro (5,28; 6,39. 12,48), También es cristocéntrica la dimensión eclesial de la vida cristiana: Jesús es el verdadero pastor del rebaño (c 10), la verdadera vid que alimenta a los sarmientos ( 15,1 -60; en los sacramentos (19,34; bautismo: 3,5. eucaristía: 6,51-58; perdón de los pecados: 20,2223); Jesús da el mandamiento nuevo del amor-entrega ( 13,34-35, 15,12-17),  reza por la unidad de sus discípulos (1721-23) y convierte a Pedro en el fundamento de su Iglesia (21,15-23).

 S. Migliasso

 

 Bibl.: O. Tuñí - X. Alegre, Escritos joánicos  y Cartas Católicas, Verbo Divino, Estella 1995: R. E, Brown, El evangelio según Juan, 2 vols.. Cristiandad, Madrid 1979: R Schnackenburg, El evangelio de Juan, 3 vols., Herder Barcelona 1980: J Mateos - J. Barreto, El evangelio de Juan, Análisis lingüístico y comentario exegético, Cristiandad, Madrid 1979: Ch. H. Dodd, Interpretación del cuarto evangelio, Cristiandad, Madrid 1978: Íd" Tradición histórica del cuarto evangelio, Cristiandad, Madrid 1978; A. Jaubert, El evangelio según san Juan, Verbo Divino, Estella II 1993: X, Léon-Dufour Lectura del evangelio de Juan, 3 vols., Sígueme, Salamanca 1988-1994 (el cuarto y - último en preparación).