GIRO ANTROPOLÓGICO
VocTEO


1. El giro antropológico en teología se puede definir como el interés de la teología por el hombre, a fin de trazar una enseñanza sobre el hombre en todas las afirmaciones que componen el mensaje cristiano y lograr que la visión sobre el hombre se convierta en un aspecto implícito en toda verdad de fe. La antropología pasa a ser uno de los horizontes comunes de la predicación cristiana.

2. La problemática teológica no gira en torno a unos hecho y verdades extrañas al hombre, como si se tratara de algo puesto delante de él, exterior al mismo. Las respuestas y los problemas del hombre son el lugar teológico de la teología. El hombre es el ser de la absoluta trascendencia hacia Dios, por eso, no hay oposición entre la teología, la cristología y la antropología. Concebir el antropocentrismo en oposición al cristocentrismo es establecer una oposición entre Dios y el hombre. El Magisterio mismo ha adoptado ya esta terminología. «Cuanto más se centra en el hombre la misión desarrollada por la Iglesia, cuanto más antropocéntrica es, por así decirlo, tanto más tiene que confirmarse y realizarse teocéntricamente, esto es, orientarse en Jesucristo hacia el Padre. Mientras que las diversas corrientes del pensamiento humano en el pasado y en el presente han sido y siguen siendo propensas a dividir y hasta a contraponer el teocentrismo al antropocentrismo, la Iglesia, por el contrario, siguiendo a Cristo, intenta conjugarlos en la historia del hombre de manera orgánica y profunda"' (Juan Pablo II, Dives in misericordia, 1).

3. El giro antropológico es distinto de la «antropología en teología», ya que interroga desde el aspecto antropológico todas las afirmaciones dogmáticas; y de la «teología antropologizada» por el hecho de que se niega a reducir exclusivamente a la teología a la objetivación de unos comportamientos subjetivos, postulados por un principio vital sobrenatural.

4. Las causas del giro antropológico son diversas. La primera es el retorno a las fuentes, por lo que la teología adopta la perspectiva propia de la revelación. La revelación cristiana tiene una orientación hacia la salvación humana, tan intrínseca que se puede afirmar que Dios no ha revelado ninguna verdad sobre sí mismo ni sobre el mundo que no tenga también una relación con la noción del hombre. «La Biblia es, ante todo, no ya la visión que el hombre tiene de Dios, sino la visión que Dios tiene del hombre. La Biblia no es la teología del hombre, sino la antropología de Dios que se ocupa del hombre y de lo que él pregunta, más que de la naturaleza de Dios, (A. J Heschel, L'uomo non e solo, Milán 1970, 135).

Una segunda causa es el condicionamiento humano del mensaje cristiano, vinculado al misterio de la encarnación. El conocimiento del horizonte humano es, por tanto, esencial para no confundir la palabra eterna de Dios con sus sucesivas encarnaciones históricas, y para expresar en nuestro horizonte el mensaje auténtico condicionado por el lenguaje humano. La predicación de la Iglesia y el estudio de la teología, en último análisis, no pueden menos de tener en cuenta el giro antropológico, para que "no se diga nunca inútil una religión que, como la católica, en su forma más consciente, más eficaz, como es la conciliar, se declara totalmente en favor y en servicio del hombre» (Pablo VI, Discurso de clausura del concilio, 7 de diciembre de 1965, n 8).

I Sanna

Bibl.: K. Rahner, Antropología teológica, en Escritos de teología, IV Madrid 1969, 167292; M, Flick - Y. Alszeghy, El hombre en la teología, Madrid 1971; Schillebeeckx, Dios y el hombre, Sígueme, Salamanca 1965; F,.Gaboñau, El giro antropológico de la teología de hoy, Herder Barcelona 1970