ÉXTASIS
VocTEO
 

 En la fenomenología de la vida espiritual el éxtasis es una experiencia común a diversas tipologías religiosas y visiones filosóficas. En el cristianismo primitivo el Espíritu Santo se manifestaba como fuerza extática, aunque no podemos determinar la naturaleza de la misma. Más tarde, Montano destacó el carácter pasivo/receptivo del hombre en este estado: los éxtasis de los primeros monjes van acompañados a menudo de visiones, pero no producen un estado más allá de la inteligencia o de la composición consciente. A continuación, la literatura cristiana intentó también una sistematización del tema. Nilo define la oración como "un rapto del espíritu y un éxtasis total fuera de lo sensible", hasta aquella pureza moral que, en definitiva, se materializa en una oración sin distracciones. El éxtasis, según Evagrio, exige una «ignorancia infinita" del ambiente, hasta la pureza absoluta del entendimiento, que se convierte en luz; aquí no se trata va de éxtasis, sino de catástasis, una especie de naturaleza dirigida únicamente a la visión y contemplación de Dios.

Más analíticamente, el éxtasis se suele situar en el contexto de la mística de las tinieblas, o como itinerario cognoscitivo hacia Dios; Gregorio de Nisa señala las etapas de la luz, de la niebla, de las tinieblas, donde el entendimiento se ve ante su incapacidad de contemplar a Dios con sus limitaciones, sin salir de sí mismo (ex-stare/ek stasis). Este éxtasis, de carácter intelectivo-unitivo, se des cribe en las experiencias históricas a través de la implicación del cuerpo o del sistema de la sensibilidad psicofisiológica: son conocidos los casos de san José de Copertino y de santa Verónica Giuliani. Esta implicación del cuerpo o éxtasis corporal y el fenómeno de la levitación no son fenómenos independientes, sino que están ligados a una experiencia interior como fenómenos bio-psicofísicos que acompañan, aunque no necesariamente, al hecho interno. Fundamentalmente cada uno de estos fenómenos son éxtasis: el primero, es decir, el éxtasis corporal, toma el nombre de «éxtasis inmóvil", ya que deja al cuerpo sin movimiento; el segundo, es decir, la levitación, se  llama también «éxtasis móvil". Éste se llama «ascensional" (y en lenguaje corriente «levitación") cuando se dirige hacia arriba; pero cuando alcanza alturas notables se llama más propiamente «vuelo extático"; pero si el movimiento es rectilíneo, a ras de tierra, se llama "carrera extática".

El éxtasis, como fenómeno místico,  supone una salida de los sentidos y se diferencia notablemente del trance de los médiums o de los chamanes, así como de cualquier estado de desfallecimiento patológico: en el éxtasis místico se verifica la suspensión de los sentidos externos, al menos parcialmente, pero no la pérdida de la conciencia, que por el contrario se encuentra en un estado de superconcentración gracias a la comunicación divina que se le concede al místico. En el trance del médium o del chamán, así como en el desfallecimiento patológico, con la pérdida de los sentidos va también unida la pérdida de la conciencia; por eso, el interesado, al salir del éxtasis, no recuerda nada de lo que sucedió, tanto en estado de hipnosis como de catalepsia.

En esta fenomenología de la vida espiritual no pueden excluirse levitaciones o éxtasis de otro origen, como el éxtasis diabólico en los obsesos o el de los médiums/chamanes; pero la diferencia con el fenómeno místico es substancial, a pesar de la concomitancia de análisis en las expresiones externas. A propósito de la causa divina del éxtasis, salvo algunos pocos autores que adscriben este fenómeno a una especial intervención divina, hay otros, comenzando por san Juan de la Cruz, que lo consideran como causado inmediatamente por la contemplación: se trata de un fenómeno que es siempre gratuito, con la característica fundamental de que nunca es voluntario, sino que se verifica imponiéndose.

 G. Bove

 

 Bibl.: T. Álvarez, Éxtasis, en DE, 11, 92-97.  B. Jiménez, Teología de la mistica, BAC, Madrid 1963; F. Ruiz Salvador Caminos del espíritu, Espiritualidad, Madrid 1978.