ÉFESO
VocTEO
 

La contraposición entre la orientación de la escuela teológica alejandrina, que acentuaba la unidad de Cristo, y la orientación divisionista de la escuela antioquena, más sensible a la humanidad de Cristo, tenía que llegar más pronto o más tarde a una confrontación directa y de grandes proporciones. Es lo que ocurrió en Éfeso, el año 431, con ocasión del concilio ecuménico que convocó allí el emperador Teodosio II. El motivo para ello lo ofreció el antioqueno Nestorio, patriarca de Constantinopla (428) que -en contra de lo que se había hecho hasta entonces- criticó el título de «madre de Dios» (theotokos).

Las reacciones, especialmente en el frente alejandrino, fueron inmediatas, Cirilo, patriarca de Alejandría, transmitió a Nestorio una carta del papa Celestino en la que le invitaba a desdecirse de sus errores. El obispo alejandrino añadió a esta carta 12 anatematismos, que presentaban la cristología alejandrina más radical y que ningún antioqueno habría podido firmar.

Para suavizar las tensiones que surgieron, el emperador, a petición de Nestorio, convocó un concilio en la ciudad de Éfeso, elegida por su posición geográfica accesible, por la facilidad de aprovisionamiento y quizás también, porque la iglesia catedral estaba dedicada a la Madre de Dios. En la apertura del concilio (21 de junio de 431) estaban presentes unos 150 obispos. Faltaba la delegación de Palestina-Siria, guiada por el patriarca Juan de Antioquía. Después de dos semanas de espera, Cirilo -en contra de algunas opiniones discordantes- dio comienzo a las sesiones conciliares, que culminaron en la condenación y deposición de Nestorio. Fueron unos 200 obispos los que firmaron la sentencia.

El vencedor de Éfeso fue sin duda Cirilo, pero fue también una victoria de la "Madre de Dios», dado que este título obtuvo finalmente un reconocimiento oficial e indiscutible. Dieciocho años más tarde tuvo lugar en Éfeso otro concilio (449), convocado para juzgar al monje Eutiques, promotor de la herejía monofisita.

Apoyado por el patriarca Dióscoro de Alejandría, presidente de la asamblea, Eutiques obtuvo la rehabilitación. Por el contrario, fueron depuestos y condenados como "nestorianos» todos sus acusadores. Se les impidió hablar a los delegados papales, y otros obispos se vieron obligados a firmar las decisiones tomadas. Dos años más tarde (451), en una tercera carta del papa León a la emperatriz Pulqueria, leemos que este concilio de Éfeso no fue un "iudicium», sino un "latrocinium ». precisamente por eso, esta asamblea no obtuvo el reconocimiento de concilio ecuménico.

L. Padovese

 

Bibl.: M. Simonetti, Éfeso, en DPAC, 1, 682695; P T Camelot, Éfeso y Calcedonia, ESET , Vitoria 1971 L, Perrone De Éfeso (341) A Calcedonia (451), en G, Alberigo (ed,) História de los concilios ecuménicos, Sígueme, Salamanca 1993, 67-103,