CRISTIAN0S ANÓNIM0S
VocTEO
 

  Esta fórmula se debe al teólogo K. Rahner, que la empleó para describir la situación de aquellos que viven en  un estado de gracia y de justificación, pero que, al no haber llegado todavía a un contacto explícito con la predicación del Evangelio, no pueden llamarse «cristianos». Esta expresión es también el título de un libro de A. Roper, publicado en 1963.

K. Rahner parte de la constatación  de que, a pesar de todos sus esfuerzos misioneros, la Iglesia sigue siendo según una expresión evangélica- un «pequeño rebaño». Por otra parte, el cristiano está firmemente persuadido de que sólo de Cristo viene la salvación y de que, como indica una antigua fórmula, « fuera de la Iglesia no hay salvación ». Precisamente por esto cabe preguntar si habrá que pensar que hay  una multitud innumerable de hombres excluidos de la salvación eterna. Una primera respuesta, en línea de principio, se deriva de la misma revelación:

Dios quiere que todos los hombres se  salven (cf. 1 Tim 2,4). La mutua adecuación de estos principios, aparentemente contrapuestos, conduce a la afirmación de que todos los hombres bajo cierto aspecto tienen que poder pertenecer a la Iglesia y que esta facultad debe entenderse en sentido real e históricamente concreto. Considerando además las diversas formas posibles de pertenencia a la Iglesia (que no es  nunca una realidad meramente interior), Rahner llega a la conclusión de que debe poder existir no sólo un «teísta», sino también un «cristiano anónimo» .

«Independientemente de lo que afirma en su reflexión conceptual, teórico-religiosa, no es realmente creyente cuando no dice en su corazón (como dice el "necio" de los salmos): "Dios no existe", sino que atestigua de veras su presencia a través de la aceptación radical de su propia existencia. Pues bien, cuando él cree activamente y en toda su densidad en el sagrado misterio de Dios, no sofocando esta verdad, sino dándole un amplio aliento en su vida, la gracia de esta verdad que le guía sigue siendo la gracia del Padre en su Hijo. Y aquel que se dejó aferrar por esta gracia puede con todo derecho ser llamado por nosotros "cristiano anónimó" (K. Rahner). Obviamente, para K. Rahner se trata de una situación que tiende dinámicamente a la explicitación de su verdadero nombre.

Por otra parte, esta teoría no puede utilizarse para disminuir o volatilizar la importancia de la misión, de la evangelización y de la pertenencia explícita a la Iglesia.

La expresión «cristianismo anónimo» es sinónima de «cristianismo implícito», pero, a diferencia de ésta, subraya ei carácter implícito del cristianismo de un « individuo» frente a los «otros» que componen la sociedad.

M. Semeraro

 

Bibl.: K, Rahner Cristianismo y religiones no cristianas, en Escritos de Teología, Y Taurus, Madrid 1964, 135-156; Íd" Los cristianos anónimos, en íd" VI, Taurus, Madrid 1967, 535-544: K,-H, Weger, Karl Ranner, lntroducción al pensamiento teológico, Herder, Barcelona 1981,