CONSTANZA
VocTEO
 

La ciudad de Constanza es célebre en la historia de la Iglesia por el concilio que se celebró allí (1414-1418), mientras se agitaban en la Iglesia profundos conflictos, especialmente en relación con la reforma que todos anhelaban, pero que nunca acababa de emprenderse con seriedad. En el trasfondo del cisma de Occidente habían ido madurando algunas discusiones de notable importancia eclesial y dogmática.

Las cuestiones de Wiclef y de Hus habían agitado fuertemente a Europa, especialmente a Bohemia, y su solución o compromiso alcanzó también en Constanza un eco tan profundo que el mismo concilio se convirtió en la piedra fundamental para la comprensión y determinación de la actitud de la Iglesia y de la actitud de los husitas.

Hoy se sigue discutiendo sobre el valor del concilio de Constanza y sobre su ecumenicidad. Se puede afirmar que en el concilio de Constanza triunfaron el parlamentarismo y el nacionalismo, que deben considerarse como unos momentos de grave disgregación y desarticulación en el ámbito de la Iglesia. En efecto, los decretos Sacrosancta y Frequens chocan con la verdad de la suprema autoridad del sumo pontífice, mientras que el sistema de votación por naciones lesionaba la naturaleza universal de la Iglesia.

Fueron notables los esfuerzos del concilio de Constanza y sus resultados, que, a pesar de algunas graves negligencias, aportaron grandes beneficios a la Iglesia universal. Se construyó una fuerte unidad eclesiológica en torno a la figura del papa, capaz de resistir a los intentos secesionistas de Basilea (1437-1449), que no pueden compararse ni mucho menos con el cisma de Occidente.

En este concilio hay que recordar la apelación a los Padres de la Iglesia para subrayar la concepción teológica, bastante difusa, del Cuerpo místico de Cristo; pero prevaleció la preocupación por la unidad de la Iglesia. De todas formas, en Constanza, en la cuestión de Wiclef y de Hus, así como en las mismas tensiones conciliaristas, se escondía todo el resquebrajamiento del mundo medieval. Con el concilio de Constanza, la misma vida de las órdenes mendicantes fue objeto de diversa valoración, y las Observancias empezaron a tener un papel predominante en una Iglesia que, a pesar de querer una reforma "in capite et in membris» no lograba despegar. El concilio de Constanza representó en aquel laborioso período un momento de compromiso entre la incapacidad de los que constituían el vértice de la Iglesia para la reforma de la misma y la reforma espontánea que se verificába en la base,

G. Bove

 

Bibl.: J Wohlmuth, Los concilios de Constanza y Basilea, en G, Alberigo (ed.), Historia de- los concilios ecuménicos. Sígueme, Salamanca 1993. 185-236; K. A. Fink. El concilio de Constanza, en HdI, 1V, 700-752