CAUSALIDAD
VocTEO
 

La causalidad indica « la relación entre un principio operante y el efecto operado por él". Según el - principio metafísico de causalidad, todo objeto tiene una causa (lo que influye eficazmente en el ser de otra cosa). Dios, el único ser que lleva en sí mismo su propia causa, es causa sui (causa de sí mismo), es el único ser necesario, mientras que todos los demás seres son contingentes. Dios es la causa primera de todo cuanto existe, pero ha creado los seres contingentes en relaciones recíprocas, de forma que ejercen una causalidad los unos respecto a los otros, Tomás de Aquino adoptó la doctrina aristotélica de las cuatro causas, hablando de la causa material, la causa formal, la causa eficiente y la causa final. Pero completó la concepción de la causalidad con la causa ejemplar (que recuerda la función de modelo de las ideas platónicas) y con la causa instrumental (que sirve para indicar la utilización instrumental de una causa por parte de otra causa superior).

El Magisterio de la Iglesia se ha servido de la doctrina de la causalidad sobrenatural, sobre todo en el concilio de Trento, para explicar las causas de la justificación: la causa final es la gloria de Dios y de Cristo, y la vida eterna; la causa eficiente es Dios misericordioso, que gratuitamente purifica y santifica; la causa meritoria es su amado Hijo Unigénito; la causa instrumental es el sacramento del bautismo, que es el sacramento de la fe; la causa formal es la justicia de Dios, con la que él nos hace justos (DS 1529).

La teología católica ha utilizado la noción de causalidad sobre todo para explicar la eficacia de los sacramentos.

Son tres las principales teorías elaboradas en este sentido: eficacia física, moral e intencional. Según los partidarios de la eficacia física (tomistas, Belarmino, Suárez), una causa actúa físicamente cuando produce su efecto inmediata y directamente en el sacramento. Dios pone una virtud tal que produce la gracia en el alma inmediatamente. Según los partidarios de la eficacia moral (escotistas, muchos jesuitas), una causa actúa moralmente cuando no produce el efecto inmediatamente, sino sólo de forma mediata, actuando sobre un ser racional y determinándolo para que produzcá un efecto: los sacramentos no comunican ellos mismos la gracia, sino que -por su dignidad y santidad- mueven moralmente a Dios para que comunique la gracia, cuando ellos se celebran. La eficacia intencional es sostenida sobre todo por el cardenal L. Billot, que enseña que el sacramento de suyo no produce en el alma más que la disposición a la gracia, puesta la cual, Dios comunica la gracia.

En la teología de hoy se advierte cierta dificultad para hablar de causalidad, debido entre otras cosas a los cambios realizados en el concepto mismo de causalidad (por ejemplo, la causalidad eficiente explicada de una forma determinista). La validez del principio metafísico de causalidad fue criticada, por ejemplo, por Hume y - por Kant, por razones estrictamente gnoseológicas, que los movieron a concebir el principio de forma subjetiva. Pero en una concepción realista del conocimiento parece imposible poner en duda el valor objetivo del principio de causalidad: el efecto depende necesariamente de la causa, y esto entra en el concepto mismo de causa y efecto.

R. Gerardi

 

Bibl.: B. von Brandestein - A. SchOpf, Causalidad, en CFF, 1. 247-269.