CÁLIZ
VocTEO
 

Del latín calix, que indica un vaso  para beber, de cualquier forma y materia. Entre los objetos requeridos para la celebración de la misa están los vasos sagrados, dignos de particular respeto; entre ellos están especialmente el cáliz y la patena, en los que se ofrecen, consagran y consumen el pan y el vino, Los cuatro relatos de la última Cena mencionan expresamente el cáliz o copa (gr., potérion), del que beben todos los comensales según el ritual de la cena judía. Pero el cáliz tiene además un rico significado simbólico en la Biblia, Está el cáliz de la recompensa de Dios (Sal 16,5; 23,5), el de la ira de Dios (1s 51,17 = la copa de la cólera que se derramará sobre los perseguidores; 1s 51,22; Sal 1 1,6; 75,9), el cáliz de la pasión (Mt 20,22 y en otros muchos pasajes).

En 1 Cor 10,16, el cáliz de la bendición es símbolo de la unidad de la Iglesia, comunión con la sangre de Cristo.

En este texto se ve también el criterio  litúrgico del único cáliz sobre el altar.

Los primeros cálices eran de vidrio  pintado o dorado, pero desde el s. y se confeccionaron normalmente de metal precioso. Hoy está mandado que los cálices tengan la copa hecha de un material que no absorba los líquidos, mientras que la base puede hacerse con materias diversas, sólidas y decorosas. Si los vasos sagrados son de metal oxidable, tienen que estar habitualmente dorados por dentro, lo cual no es necesario si el metal es inoxidable y más noble que el oro. Según la tradición, el cáliz y la patena eran consagrados por el obispo con unción crismal. Hoy cualquier sacerdote puede bendecir el cáliz y la patena con una bendición particular, que normalmente se imparte durante la misa. De este modo se convierten en «vasos sagrados», en virtud de su finalidad exclusiva y permanente: la celebración de la misa.

 R. Gerardi

 

 Blbl.: A. G, Martimort (ed.), Los vasos sagrados, en La Iglesia en oración, Herder, Barcelona 1986, 235-236,