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La Iglesia ante la biotecnología

Ética y biotecnología: Una respuesta cristiana

Entrevista con mons. Sgreccia, vicepresidente de la Academia para la Vida

CIUDAD DEL VATICANO, 13 nov (ZENIT.org).- Las nuevas fronteras de la biogenética están planteando nuevas esperanzas y temores. Un debate que se hace concreto en la infinidad de discusiones que suscitan el maíz o los tomates transgénicos.

Para tratar de aclarar las implicaciones morales que suscitan las biotecnologías, Zenit ha entrevistado al obispo Elio Sgreccia, director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma, vicepresidente de la Pontificia Academia para la Vida y coautor del libro "Biotecnologías animales y vegetales, nuevas fronteras y nuevas responsabilidades" ("Biotecnologie animali e vegetali, nuove frontiere e nuove responsabilità"), Librería Editorial Vaticana.

--Zenit: Algunos hablan de las biotecnologías como el monstruo del milenio. ¿Cómo ve las biotecnologías la Pontificia Academia para la Vida?

--Monseñor Elio Sgreccia: Las biotecnologías hay que verlas en su capacidad de mejoramiento, de desarrollo y de complemento de la naturaleza. Por ejemplo, es posible hacer actuar agentes biológicos, construidos biotecnológicamente, para descontaminar el mar de las manchas de petróleo o para la transformación de biomasas y de basuras. Las biotecnologías hay que verlas también en su capacidad de mejorar los productos vegetales y acrecentar ciertos recursos animales para favorecer el progreso de los países en vías de desarrollo.

--Zenit: Algunos opinan que las multinacionales quieren utilizar los recursos biotecnológicos para mantener posiciones de poder sobre el mercado y garantizarse un mayor beneficio respecto a los países subdesarrollados.

--Monseñor Elio Sgreccia: Se trata de riesgos y peligros que forman parte de los egoísmos humanos que hay que dominar y derrotar ética y legalmente. Pero, es posible y sabio el tratar de mejorar un cultivo para que pueda hundir raíces incluso en terrenos difíciles, de mejorar las calidades de la producción de productos hortofrutícolas, de incrementar la producción de carne para dar de comer a poblaciones enteras, de eliminar agentes nocivos en los terrenos a través de las biotecnologías. Nuestro empeño deber ser el de limitar los riesgos y los daños y al mismo tiempo el aumentar las ventajas.

No somos ciertamente unos ilusos que aprueban ciegamente cualquier uso biotecnológico. Hay límites bien precisos que deben ser respetados. Es verdad que el hombre puede usar los animales y los vegetales para su alimento y para su custodia pero también es verdad que no puede hacer lo que quiera indiscriminadamente. Por este motivo se han fijado límites, por ejemplo, por lo que se refiere a la creación de nuevas especies.

--Zenit: Otro punto controvertido es el de la conservación de la biodiversidad. Se ha dicho que los productos genéticamente modificados eliminarán todas las variedades precedentes.

--Monseñor Elio Sgreccia: En realidad en el campo de la biodiversidad la biotecnología es de utilidad, porque podemos conservar semillas y gametos de los animales y a través de la reproducción artificial podemos intervenir también allí donde hay peligro de extinción. La tecnología que selecciona y refuerza una especie es capaz también de conservar y de proteger de la extinción especies que hay que proteger.

--Zenit: Para algunos todo descubrimiento tecnológico es contaminante por su propia naturaleza.

--Monseñor Elio Sgreccia: La tecnología es un medio y como tal hay que saberlo utilizar. La tecnología nace de la exploración del cuerpo humano y del universo. A través de los ordenadores y la electrónica, no hacemos otra cosa que potenciar nuestras neuronas. Si éste es el origen antropológico creativo de la tecnología, la ética que deriva de ella es la de hacer de modo que esté al servicio de la vida humana, de la integridad y de la salud del hombre, de la conservación equilibrada de las fuerzas y de las entidades del mundo; desde el aire al agua, desde los animales a los vegetales, corresponde a nosotros regular los grifos, tenemos los instrumentos para hacerlo, nos falta la responsabilidad, y quizá la armonía necesaria para hacerlo.

--Zenit: Los autores de la Carta de la Tierra (http://www.earthcharter.org) afirman que las religiones tradicionales, y sobre todo la cristiana, son demasiado antropocéntricas. Esta sería la causa de la falta de atención en la historia de la humanidad al mundo natural...

--Monseñor Elio Sgreccia: La religión cristiana ofrece fundamentos decisivos para el respeto del ambiente, no sólo por lo que se refiere a los animales y los vegetales sino también a la misma creación inanimada, en cuanto que todo esto es concebido como don de Dios, puesto en las manos del hombre con el mandato de custodiarlo y de gobernarlo. En este ámbito se cita a menudo a san Francisco, pero insisto en decir que haría falta prestar también más atención a la tradición benedictina, que ha custodiado nuestras regiones europeas del desastre ecológico enseñando y practicando una agricultura que todavía da sus frutos, gobernando los ríos, cuidando los bosques, afinando las técnicas agrícolas. La tradición benedictina del "ora et labora" en el que se mira al trabajo con postura orante, en el respeto del creador, es un ejemplo de cuidado del medio ambiente.

Otro punto fundamental del cristianismo es la encarnación de Jesús Hijo de Dios, que haciéndose hombre crea la fraternidad entre los hombres. Nosotros católicos nos esforzamos por crear lazos de fraternidad con los pueblos menos afortunados, con los pobres, con los débiles, con las víctimas del subdesarrollo. ¿Qué fundamento hay más fuerte para impedir la explotación del hombre contra el hombre y del hombre contra la creación?


 

La postura católica sobre los alimentos transgénicos

Entrevista con el catedrático Giuseppe Bertoni

CIUDAD DEL VATICANO, 13 nov (ZENIT.org).- La cuestión de los alimentos transgénicos y des sus repercusiones éticas se ha convertido en el centro de un estudio de la Academia Pontificia para la Vida, institución del Vaticano fundada por el mismo Juan Pablo II.

Los resultados de este estudio han sido publicados en un volumen que por el momento sólo ha salido en italiano y que apareció a finales de 1999. Su título es "Biotecnologías animales y vegetales, nuevas fronteras y nuevas responsabilidades" ("Biotecnologie animali e vegetali, nuove frontiere e nuove responsabilità")de varios autores, Librería Editorial Vaticana, 1999.

Entre los redactores del libros se encuentra el profesor Giuseppe Bertoni , profesor del Instituto de Zootecnia de la Facultad de Agricultura de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Piacenza, y coautor del citado libro. En declaraciones a Zenit, el catedrático ha criticado "el sensacionalismo catastrófico con el que la prensa afronta el tema de las biotecnologías".

En particular, el el profesor rechaza "la idea de ver el progreso científico como algo de lo que hay que tener miedo".

"Es verdad que hay que respetar límites éticos --explica el profesor Bertoni-- pero sobre todo es verdad que hay que dar a conocer la realidad de las biotecnologías. Por eso yo digo que "las biotecnologías, si las conoces, no las temes"".

Ante algunas objeciones puestas de manifiesto por algunos grupos ambientalistas, el profesor Bertoni ha explicado a Zenit que "la llamada venta de semillas que luego no se pueden reutilizar por ser estériles no es un problema, visto que en 50 años el actual tipo de semillas de maíz ya no podrá ser reutilizado porque no garantiza los beneficios de la primera generación. El maíz transgénico, que resiste a las plagas del piral, es en cambio un producto envidiable porque produce más y no necesita tratamientos químicos para defenderse de los parásitos"

El profesor Bertoni ha ilustrado cómo "las vacunas son un ejemplo de cómo la biotecnología aplicada a la medicina trae beneficios"

Por lo que se refiere a la clonación animal, que no acepta en ningún caso para el hombre, el profesor Bertoni ha afirmado que esta "podría resolver de manera definitiva el problema de las especies en vías de extinción. Se está probando en el oso panda y podría actuar también en otras especies".


 

Iglesia, alimentos transgénicos y "boom" demográfico

Interrogantes del Jubileo del mundo agrícola

CIUDAD DEL VATICANO, 13 nov (ZENIT.org).- El Jubileo del mundo agrícola, que concluyó ayer Juan Pablo II en el Vaticano, planteó interesantes interrogantes a la Iglesia católica: ¿está acabando el crecimiento demográfico con los recursos naturales? ¿Qué piensa la Iglesia de los alimentos transgénicos?

En el contexto de este Jubileo, autorizados exponentes de la Iglesia católica han ofrecido respuestas interesantes. Si bien se trata de temas científicos, sus orientaciones ofrecen pistas interesantes.

Ecología y demografía Precisamente, al intervenir en la rueda de prensa de presentación del Jubileo para el mundo agrícola, el 7 de noviembre pasado, el presidente del Comité encargado de su preparación, monseñor Fernando Charrier, obispo de Alessandria, explicó que "La tierra, si se explota adecuadamente, es capaz de dar de comer y albergar al menos a doce mil millones de personas, y esto está en línea con la concepción de la iglesia sobre el desarrollo demográfico".

Citando el documento que ha servido para preparar este Jubileo del mundo agrícola, el obispo afirmó que "contrariamente a lo que se oye a menudo decir, los estudios más atentos han demostrado que la expansión demográfica no es la única ni la causa principal de la degradación ambiental, del subdesarrollo o del hambre en el mundo".

"No se puede aceptar --indica además el documento-- que en nombre de la expansión demográfica, usada como "chivo expiatorio", no se afronten las causas socioeconómicas y políticas reales de tantos males".

El texto, por el contrario, considera como "dañino e injustificado, tanto a nivel nacional como internacional, el lanzamiento de "campañas sitemáticas" contra la natalidad, sin respeto por la realidad moral de la fecundidad o por la identidad cultural y religiosa de los pueblos" Estos programas, explica, son más graves aún pues subordinan "las ayudas y la asistencia económica a la aceptación de semejante control demográfico".

Alimentos transgénicos Respecto a los alimentos transgénicos, monseñor Fernando Charrier expresó cautela invitando, pues consideró que es una cuestión que tienen que responder, en primer lugar los científicos.

Tenemos que "esperar la respuesta de la ciencia" sobre su uso y sus eventuales riesgos, explicó.

Sobre este tema de las tecnologías aplicadas a la agricultura, ha intervenido también el obispo Diarmuid Martin, secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz. En una entrevista la agencia "Fides" declara que "el uso de la tecnología transgénica en agricultura, con el aumento cuantitativo y cualitativo de la producción, ha permitido precios accesibles de bienes de primera necesidad para muchísimas personas. Tanto es así que los términos del viejo debate sobre la relación entre crecimiento demográfico y recursos han cambiado radicalmente. Por tanto es necesaria una atenta valoración ética del problema"

"El Jubileo del mundo agrícola --ha declarado-- invita a reconsiderar la relación entre la humanidad y la creación. Es esencial un modelo de desarrollo fundado en la solidaridad. Si éste crea nuevas exclusiones --aclara--, si está fundado en la explotación económica, que usa los bienes de la tierra sólo para el beneficio, no está en línea con el diseño de Dios, que es modelo de armonía y unidad, que ha creado el universo para el bien de todos".