SANTA SEDE

 

BEATOS DE TRES CONTINENTES, UNIVERSALIDAD DE LA IGLESIA

El santoral se enriquece con miembros de América, Asia y Europa

CIUDAD DEL VATICANO, 9 abril (ZENIT.org).-.«En el contexto de las celebraciones del Año Santo --afirmó hoy el Papa durante la ceremonia de beatificación de cinco modelos de santidad reconocidos por la Iglesia - hoy tengo la alegría de elevar a la gloria de los altares a algunos nuevos beatos. Son cinco confesores de la fe que han anunciado a Cristo con la palabra y lo han testimoniado con el servicio incesante a los hermanos».

El Papa ha trazado brevemente el perfil de los nuevos beatos. Del sacerdote diocesano y párroco Mariano de Jesús Euse Hoyos (1845-1926), cuya fiesta será el 13 de julio, ha dicho: «Desde su íntima experiencia de encuentro con el Señor, el padre Marianito, como es conocido familiarmente en su patria, se comprometió incansablemente en la evangelización de niños y adultos, especialmente de los campesinos. No ahorró sacrificios ni penalidades, entregándose durante casi cincuenta años en una modesta parroquia de Angostura, en Antioquia, a la gloria de Dios y al bien de las almas que le fueron encomendadas. Que su luminoso testimonio de caridad, comprensión, servicio, solidaridad y perdón sean de ejemplo en Colombia y también una valiosa ayuda para seguir trabajando por la paz y la reconciliación total en ese amado País. Si el 9 de abril de hace cincuenta y dos años, marcó el inicio de violencias y conflictos que, por desgracia, duran aún, que este día del año del Gran Jubileo señale el comienzo de una etapa en la que todos los colombianos construyan juntos la nueva Colombia, fundamentada en la paz, la justicia social, el respeto de todos los derechos humanos y el amor fraterno entre los hijos de una misma patria».

Hablando de otro de los nuevos miembros del cuadro de honor de la Iglesia --el sacerdote alemán profeso de la Congregación del Santísimo Redentor, Francisco Javier Seelos (1819-1867), conmemorado el 5 de octubre-- dijo el Santo Padre: «En los diversos lugares donde fue a predicar la palabra de Jesús, llevó su entusiasmo, su espíritu de sacrificio y su celo apostólico, animando y aliviando a los abandonados con la esperanza de la eterna salvación. Hoy el beato invita a los miembros de la Iglesia a profundizar en su unión con Cristo por medio del sacramento de la penitencia y de la eucaristía y que su intercesión ayude a quienes trabajan en la viña del Señor, animándoles a intensificar cada vez más su esfuerzo».

Ana Rosa Gattorno (1831-1900), cuya fiesta es el 6 de mayo, primero casada y madre de familia, luego viuda, religiosa y fundadora del Instituto de las Hijas de Santa Ana, «transformó su vida --ha subrayado Juan Pablo II-en una continua inmolación por la conversión de los pecadores y la santificación de todos los hombres. Confiada totalmente a la providencia, y animada por un valiente impulso de caridad, tuvo un único fin, el de servir a Jesús en los miembros doloridos y en las heridas del prójimo, con sensibilidad y atención materna hacia cada miseria humana. El singular testimonio de caridad dejado por la nueva beata, constituye todavía hoy un estimulante impulso para quienes en la Iglesia trabajan por llevar, en modo más específico, el anuncio del amor de Dios que cura las heridas de cada corazón y ofrece a todos la plenitud de la vida inmortal».

El papa ha dibujado la figura de María Isabel Hesselblad (1870-1957), virgen, fundadora de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida, que será recordada el 4 de julio, como «gran apóstol del ecumenismo de nuestros tiempos de religión luterana. Desde su adolescencia, su anhelo fue la búsqueda de la unidad de la fe en Cristo. Vivió muchos años en los Estados Unidos como enfermera. Allí, guiada por un docto jesuita, estudió con pasión la doctrina católica y fue bautizada el 15 de agosto de 1902. Vino luego a Roma donde abrazó el estado religioso y fundó la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida. Su apostolado la impulsó a dar su vida a Dios por la unión de la Suecia luterana a Roma». Isabel Hesselblad estaba convencida de que, escuchando la voz de Jesús Crucificado, los cristianos se unirían bajo un único pastor y, como ha observado el Pontífice, desde el inicio, su fundación, caracterizada por una fuerte espiritualidad eucarística y mariana, se empeñó en la causa de la unidad de los cristianos, con la oración y el testimonio evangélico. El Pontífice ha augurado que, a través de la intercesión de la beata María Isabel Hesselblad, pionera del ecumenismo, pueda Dios bendecir y hacer fructificar los esfuerzos de la Iglesia en la construcción de una comunión cada vez más profunda y una efectiva cooperación entre todos los cristianos».

Gran apóstol de la caridad además de favorecida por el Señor con dones místicos, pero también con grandes sufrimientos, fue Maria Teresa Chiramel Mankidiyan (1876-1926), virgen, fundadora de la Congregación de la Sagrada Familia, cuya fiesta se celebrará el 6 de junio. «Desde niña --ha dicho el santo padre-- comprendió que el amor de Dios le pedía una profunda purificación personal. Empeñándose en una vida de oración y penitencia, abrazó la Cruz de Cristo, permaneciendo firme ante las frecuentes incomprensiones y las difíciles pruebas espirituales. La beata india no olvidó al prójimo más abandonado por el que se prodigó junto a las jóvenes que siguieron su ejemplo. Los más pobres, los enfermos incurables y todos los necesitados fueron objeto de sus cuidados».

El Papa ha acabado diciendo: «Demos gracia al Señor por el espléndido testimonio de estos nuevos beatos. Mirémoslos, especialmente en este tiempo cuaresmal, para lograr una motivación en la preparación de las próximas celebraciones pascuales».


 

ANGELUS: ESCUELA PARA TODOS LOS NIÑOS DEL MUNDO

El Papa se suma a la campaña de donaciones de sangre italiana

CIUDAD DEL VATICANO, 9 abril (ZENIT.org).- En la oración mariana del Angelus de hoy, Juan Pablo II ha dado gracias de nuevo a Dios por los cinco testigos de la fe de tres continentes, cuya ceremonia de beatificación ha presidido esta mañana en la Plaza de San Pedro, y ha querido añadir una palabra para apoyar dos iniciativas de solidaridad.

«Mientras damos gracias al Señor por estos valerosos testigos del Evangelio --ha dicho-- querría añadir una palabra a favor de dos iniciativas de solidaridad». «La primera --ha indicado el Papa--, es la Campaña Mundial por la Enseñanza Primaria, un bien del que, lamentablemente, se ven privados todavía millones de niños. Deseo que el empeño de la comunidad internacional pueda alcanzar pronto el objetivo de asegurar a todos los menores la instrucción básica».

«En segundo lugar --ha añadido el Santo Padre--, me asocio al llamamiento de las autoridades sanitarias italianas, en favor de la donación de sangre, y expreso mi deseo de que el empeño de la población en esta forma tan humana, y al mismo tiempo tan evangélica de ayuda al prójimo necesitado, sea cada vez más generoso».


 

JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD, PUNTO CENTRAL DEL JUBILEO 2000

Guzmán Carriquiry: «No queremos distraerles sino situarles ante la presencia de Cristo»

CIUDAD DEL VATICANO, 9 abril (ZENIT.org).- La Jornada Mundial de la Juventud se preanuncia como el punto central del Jubileo del 2000. Una ocasión y un evento excepcional, cargado de significados religiosos y espirituales. Para saber en qué momento se encuentran los preparativos y cómo se desarrollará el programa jubilar, Zenit ha entrevistado al profesor Guzmán Carriquiry, subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos, el dicasterio responsable del evento.

"Es muy importante subrayar --explica Carriquiry-- que esta jornada mundial de los jóvenes se desarrolla en Roma. En este sentido, se quiere poner en evidencia el testimonio de Pedro y Pablo, la tradición apostólica, el magisterio de la Iglesia y la presencia del vicario de Cristo. No es casualidad que uno de los gestos fundamentales de todos los jóvenes será la profesión de fe del Credo de los Apóstoles. Si en París el punto de referencia era el bautismo, aquí en Roma la respuesta de los jóvenes se concretará en la proclamación del Credo. En este sentido, retomaremos toda la tradición cristiana que se expresa de manera soberbia en el testimonio de los mártires romanos, de Pedro a Pablo, de San Esteban a San Lorenzo, de Santa Inés a Santa Cecilia, de San Sebastián a San Clemente, de San Calixto a los mártires más recientes de los diversos continentes. En este marco se sitúa el testimonio de los jóvenes que junto al Santo Padre proclamarán el Credo y renovarán el acto de fe».

Zenit.- ¿Cómo se prepara la jornada final?

G. Carriquiry.- Hay muchas novedades. La primera es la apertura de todas las diócesis de Italia a la acogida de los jóvenes. En realidad, ya la Jornada en París fue precedida de la peregrinación de los jóvenes a las diócesis de acogida. A partir de esta experiencia, todas las diócesis de Italia acogerán, entre el 12 y el 15 de agosto, a millares de jóvenes de otros países.

Recientemente, me he entrevistado con un responsable de la diócesis de Vasto que, en esos días, acogerá a dos mil jóvenes, franceses en su mayoría, pero también canadienses, libaneses y españoles. Serán hospedados por las familias de la diócesis. Lo mismo sucederá en cada diócesis italiana. Una iniciativa que implica no sólo a las estructuras eclesiásticas, en cuanto instituciones, sino a las familias y a las parroquias. Todos deben hacer algo para acoger a estos jóvenes y así se celebrará la universalidad de la fe en cada diócesis. Italia estará implicada de manera capilar en estos días previos, con la presencia de jóvenes provenientes de diversas partes del mundo.

En cuanto a la Jornada Mundial de los Jóvenes, empezará el 15 de agosto, por la tarde, con el rito de acogida del Santo Padre en la Plaza de San Pedro. Prevemos una afluencia de unas 250.000 personas. Estamos estudiando cómo resolver el problema si fueran más.

Tras la acogida, comenzarán los tres días de catequesis, todas las mañanas, en todas las iglesias de Roma y en las diócesis subvicarias, a cargo de unos 250 obispos. Cada mañana, un tercio de los jóvenes harán la peregrinación jubilar desde Castel Sant'Angelo, por la vía de la Conciliación, hasta la Basílica de San Pedro y regreso. Con oraciones, silencios, invocaciones y reflexiones, se iniciará a primeras horas de la mañana y acabará por la noche. Mientras tanto, los otros dos tercios de los jóvenes seguirán las catequesis en las iglesias.

El viernes 18 de agostó tendrá lugar un Via Crucis.

Por las tardes de los días 16, 17 y 18, se celebrarán lo que se ha llamado «Incontragiovani». Son mesas redondas, conciertos, testimonios, encuentros de oración, peregrinación de las sietes iglesias, representaciones teatrales, etc. Todas estas manifestaciones, de lo más diverso, son organizadas por las diócesis a cargo de movimientos y organizaciones.

El sábado, 19 de agosto, empezará la gran peregrinación. Los jóvenes se desplazarán a pie desde su alojamiento hasta Tor Vergata, donde se tendrá la preparación a la vigilia que junto al Santo Padre comenzará a las 20 horas.

Los jóvenes, tras la vigilia, se quedarán a dormir allí, preparándose para la misa final que se celebrará al día siguiente.

Z.- ¿Cuántas personas llegarán a Roma en esos días? Muchos medios de comunicación hablan de un megaencuentro...

G.C.- Será seguramente la manifestación más grande del Jubileo, la que supone un mayor empeño organizativo, pero para nosotros es también una gran pasión espiritual y misionera. No es nuestra intención subrayar la imagen de un espectáculo triunfal. Nuestro verdadero objetivo es el de realizar una grandísima manifestación de la Iglesia joven en movimiento, reunida en la sede del Papa para dar testimonio ante la tumba de los Apóstoles, y renovar la fe para ser misioneros del tercer milenio.

El nuestro no es sólo el trabajo de reunir masas de jóvenes, no queremos ni entretenerles, ni excitarles, ni distraerles. Pretendemos en cambio situar a cada joven ante la presencia de Cristo. Una presencia tan verdadera y llena de persuasión como la que se apareció a los apóstoles hace dos mil años. En la mirada del Papa, los jóvenes reencontrarán al primer testigo de Cristo».


 

MONSEÑOR MARTINO EN EL CONGRESO EUROPEO POR LA VIDA

«Tour de force» entre la Santa Sede y quienes defienden el aborto como derecho

CIUDAD DEL VATICANO, 9 abril (ZENIT.org).- Desde 1964, año en el que la Santa Sede formalizó su presencia en Naciones Unidas, uno de sus objetivos en las grandes citas internacionales ha sido la defensa del derecho a la vida. A partir de la Conferencia de El Cairo, en 1994, sin embargo, su empeño se ha transformado en desafío a una visión de signo opuesto, que estaba conquistando credibilidad en los estados y gobiernos. El arzobispo Renato Martino, observador permanente ante las Naciones Unidas, en su intervención en el Congreso Europeo de Movimientos por la Vida, ha realizado un resumen del estado de la cuestión.

Ha recordado la aportación de la Santa Sede a los grandes foros de la ONU entre 1970 y 1990. De Estocolmo a Vancouver; de Viena a Río, ha sido una presencia fecunda en temas como el medio ambiente, la mujer, los derechos fundamentales. Su papel se hizo más comprometido en 1994, en la Conferencia de El Cairo que, recordó monseñor Martino, puso «bajo asedio» los derechos humanos. «Fue entonces --dijo-- cuando tomaron forma conceptos como "salud reproductiva", "planificación familiar" y "derecho al aborto", hijos del pánico a la superpoblación y de los " frutos malsanos" de la revolución sexual.

Las posiciones se radicalizaron en la Conferencia de Pekín de 1995, debido a las presiones de lobbies extremistas. Se puso el énfasis en el pretendido "derecho" de los jóvenes y adolescentes a decidir sobre su vida sexual y reproductiva, en total autonomía de las "interferencias" de los padres. La Santa Sede y "algunas pocas naciones valientes" --dijo el ponente-lograron a duras penas evitar que los documentos finales incluyeran nada menos que el aborto en el elenco de los derechos humanos a tutelar».

La polémica prosiguió en 1999, en la sesión especial de seguimiento de la Asamblea General, a cinco años de El Cairo: la delegación vaticana trabajó para cancelar de los textos finales la referencia a "contracepción de emergencia" que avalaba la llamada "píldora del día siguiente" pero se abrieron otros frentes, a pesar de las reservas de la Santa Sede. Ahora toca el turno a la sesión de actualización de la Conferencia de Pekín. Las reuniones preparatorias, celebradas el mes pasado sin acuerdos relevantes, han sido ya escenario de nuevos ataques a la familia, presagio del trabajo nada fácil que espera a los representantes de la Santa Sede, dentro de menos de dos meses, cuando se abra el encuentro, en junio. Un "tour de force" al que a pesar de todo el arzobispo Martino mira con confianza cristiana: «El Evangelio de Jesucristo --concluyó, citando al Papa-- sigue siendo el fundamento más sólido de la esperanza en el futuro».


 

LA LIBERTAD RELIGIOSA, PIEDRA ANGULAR DE LAS DEMAS LIBERTADES

Intervención de la Santa Sede en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU

CIUDAD DEL VATICANO, 9 abril (ZENIT.org).- El observador permanente de la Santa Sede ante la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU, monseñor Giuseppe Bertello, intervino ayer a propósito del tema de la intolerancia religiosa, en la 56 sesión de la Comisión en Ginebra.

El arzobispo Bertello subrayó que Juan Pablo II se ha expresado repetidas veces afirmando que «la libertad religiosa es el corazón mismo de los derechos humanos, que hace posibles las otras libertades personales y colectivas». Es la condición indispensable para la edificación de una nación, así como para la colaboración y la amistad entre los pueblos.

Aunque aceptado en teoría este principio, lamentablemente no se respeta en la práctica. Y en este sentido monseñor Giuseppe Bertello ha recordado la reciente afirmación del Santo Padre en Jerusalén, durante el encuentro interreligioso del 23 de marzo: «La religión no es y no debe ser una excusa para la violencia, en especial cuando la identidad religiosa coincide con la identidad cultural y ética. Religión y paz van siempre juntas».


 

EL DIA EN QUE ROMA SERA LA CIUDAD MÁS JOVEN DEL MUNDO

Presentada en el Vaticano la XV Jornada Mundial de la Juventud 2000

CIUDAD DEL VATICANO, 10 abril (ZENIT).- Esta mañana se celebró, en la Sala de Prensa de la Santa Sede, la rueda de prensa de presentación de la XV Jornada Mundial de la Juventud 2000. El portavoz vaticano, Joaquín Navarro-Valls, recordó las palabras del Santo Padre: «No es el Papa el que ha ido a encontrarse con los jóvenes, sino que son los jóvenes los que han salido al encuentro del Papa en las diversas partes del mundo».

El cardenal James Francis Stafford, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, explicó que «las jornadas mundiales de la juventud son expresión del carisma especial de Juan Pablo II para comunicarse con los jóvenes, y se han revelado una de las "opciones proféticas" de su pontificado. Definidas por el Papa como "providenciales momentos de parada" en el camino de la fe de las jóvenes generaciones hacia el nuevo milenio cristiano, las Jornadas Mundiales han llegado a su décimoquinta edición. Como había prometido Juan Pablo II, han acompañado a los jóvenes hasta su cita con el bimilenario de la encarnación de Cristo, convirtiéndose en el corazón mismo del Gran Jubileo del Año 2000».

El presidente del Pontificio Consejo para los Laicos subrayó que «nunca como este año serán evidentes los significados tradicionales de la jornada mundial de la juventud: un momento fuerte de evangelización, tanto para los mismos jóvenes como para la Iglesia y para el mundo; una auténtica "epifanía" de la Iglesia joven. Un signo eficaz de comunión eclesial entre los jóvenes, entre estos y los obispos, entre los diversos grupos, movimientos y asociaciones; todos unidos en el mismo amor a la Iglesia y al mundo pero sobre todo a Jesucristo. Es un gran desafío de renovación para los jóvenes: ellos desean ser fuertes y auténticos, ser miembros activos de la Iglesia, construir una nueva sociedad; y Cristo los implica en un compromiso profundo que les hace misioneros del mundo contemporáneo».

El cardenal Camillo Ruini, vicario general de Su Santidad para la diócesis de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal italiana, precisó que a mediados de agosto «Roma será la ciudad más joven del mundo», y añadió que «las características de la Iglesia de Roma, abierta a la mundialidad y partícipe de la solicitud universal del Papa, su obispo, dan un significado especial a la acogida de los jóvenes peregrinos: cada uno de ellos deberá sentirse en Roma como en casa , huéspedes de una ciudad que es "patria común", donde no será difícil descubrir los lazos con la propia tierra de procedencia, encontrar personas que han salido de las mismas tierras y ahora residen en Roma, memorias vivas de santos y mártires que tanto tienen en común con la historia y la vida de las Iglesias de las que provienen los mismos jóvenes».

El cardenal Ruini indicó que «la Jornada representa para nosotros también una forma de realización del proyecto cultural de la Iglesia italiana. Acoger a los jóvenes en Roma y en Italia quiene decir encontrarse con todo lo que la fe cristiana ha sabido inspirar y realizar a través de los siglos: catedrales, obras de arte, testimonios de la fe que cada joven podrá admirar. Muy importante será para ellos también el encuentro con la cultura de nuestras familias, que es todavía mayoritariamente cristiana, a pesar de tantos desafios de la secularización. A su vez, los jóvenes romanos e italianos, las familias anfitrionas y toda nuestra ciudad, podrán recibir un fuerte estímulo del encuentro con estos jóvenes, que vienen a Roma movidos por la fe, por un sentido de fraternidad universal y por la confianza de poder realizar juntos algo positivo en su propia vida personal y en la de los pueblos».

Concluyó la presentación monseñor Cesare Nosiglia, presidente de la Comisión Italiana para la XV Jornada Mundial de la Juventud 2000. Ha dicho que «el patrimonio de la fe cristiana que los jóvenes han recibido en sus Iglesias locales necesita ser actualizado aquí en Roma, en contacto con la memoria viva de los apóstoles, los mártires y los santos que han vivido y dado la vida por Cristo. Aquí, en esta ciudad santuario, los jóvenes pueden vivir una experiencia de fe volviendo a las raíces, a las fuentes primitivas del cristianismo. Aquí reciben del Papa, sucesor de Pedro, el primero que confesó la fe en Jesucristo, Hijo de Dios, el mandato concreto de profesar, anunciar y vivir la fe de la Iglesia en su propia existencia de jóvenes para cambiar no sólo la propia vida a la luz del Evangelio, sino para descubrir la historia con la fuerza del amor que surge de la Cruz de Cristo y hacer el mundo más libre, pacífico y solidario».


 

EL PAPA INVITA A LA FAMILIA FRANCISCANA A ACEPTAR SIN RESERVAS A JESUS

Mensaje con motivo del Jubileo de seis mil seguidores de Francisco de Asís

CIUDAD DEL VATICANO, 11 abril (ZENIT).- Un intenso clima espiritual ha marcado el Jubileo de la gran familia franciscana que concluyó el domingo pasado en la Basílica de San Juán de Letrán, con una concelebración, presidida por el cardenal Roger Etchegaray. Se inició el sábado por la mañana en Asís, con un sugestiva peregrinación a pie, desde Santa María de los Angeles a la Basílica en la está sepultado San Francisco.

Han participado más de seis miembros de la familia franciscana: capuchinos, conventuales y menores, religiosas de las diversas congregaciones franciscanas, laicos adultos y jóvenes de la Orden Tercera y de otras asociaciones inspiradas por el «pobrecillo» de Asís. La celebración del Jubileo culminó con el paso por la Puerta Santa en la Basílica Lateranense.

El Papa ha escrito un mensaje a la familia franciscana en el que ha recordado «la innumerable multitud que hasta hoy ha seguido las huellas de Cristo a imitación de Francisco y Clara de Asís». «Constituye --se lee en la carta-- el límpido testimonio de la fecundidad de su carisma. Han ofrecido al mundo la propuesta sugestiva de su original experiencia evangélica».

El Papa ha invitado a todos los hijos de San Francisco hoy a acoger sin reservas a Jesús como ha hecho Francisco. En la sociedad actual, en la que se hace fuerte la invitación a lo efímero, «es más que nunca necesario --añade el mensaje papal-- recordar y testimoniar de modo creíble que sólo Dios es la verdadera riqueza que llena de sentido nuestra existencia. En Él está la esperanza, la alegría profunda que las atracciones y las promesas del mundo no pueden dar».

Para tener una idea de lo que ha significado el Jubileo de la familia franciscana para la Orden y para la Iglesia, Carla Cotignoli, de Radio Vaticana, ha entrevistado al padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, quien ha explicado que «ayer hubo una atmósfera muy hermosa, de fuerte intensidad espiritual, entreverada también por la participación de la gente. No eran aplausos normales, de platea. Era una participación, un decir sí al mensaje que se nos proponía».

«Lo que determina la fuerza y la aportación que la orden franciscana puede dar a la Iglesia y al mundo --añade el padre Cantalamessa-- es la savia espiritual que circula dentro; savia espiritual significa por tanto Cristo en el centro, oración, valores sobrenaturales y espirituales. Creo que en conjunto este Jubileo nos ha ayudado a situar de nuevo esta exigencia en el centro de la atención».

A su vez, el cardenal Etchegaray, durante la homilía, ha definido el franciscanismo con: «la palabra fraternidad» que, ha añadido, «es verdaderamente en este momento el corazón de todo nuestro esfuerzo; también la pobreza de Francisco se inscribía en este espíritu de fraternidad. Francisco no quería tener nada propio, porque sabía que la propiedad divide, pone a los unos contra los otros, crea conflicto. Tenemos anécdotas sugerentes a este respecto. Efectivamente, este hombre ha encarnado el espíritu de la Biblia, del Evangelio en un modo que sólo el Espíritu Santo podía inspirar y sabemos bien cómo todo el mundo anhela hoy esta fraternidad».


 

EL CARDENAL SODANO ASISTIRA A LA CELEBRACION DEL V CENTENARIO DE BRASIL

En Porto Seguro, el legado pontificio será homenajeado con danzas y rituales indígenas

RIO DE JANEIRO, 11 abril (ZENIT).- El secretario de Estado vaticano, cardenal Angelo Sodano, participará en las conmemoraciones de los 500 años del Descubrimiento de Brasil. La Conferencia Episcopal brasileña (CNBB) ha hecho saber que el número dos de la jerarquía eclesial asistirá en Porto Seguro a una singular ceremonia, según informa la agencia «O Globo».

El 26 de abril, a las 18 horas, será rodeado por bailarines de danzas folclóricas e intérpretes de rituales indígenas, ante los obispos brasileños y de otros países, en la conmemoración llamada «Brasil 2000-500 Años de Fe». Representantes de las diversas etnias que conviven en Brasil homenajearán al legado pontificio, según informó el presidente de los obispos brasileños monseñor Jayme Chemello, quien confirmó que la Iglesia brasileña ha invitado al Papa Juan Pablo II a visitar Brasil en el año 2001.

De esta manera, el Pontífice podría asistir a la clausura del año jubilar brasileño y a los festejos de los 500 años, pero hasta ahora el Vaticano no ha confirmado la visita. El Papa ha estado ya en Brasil tres veces, en los años 80, 91 y 97. El cardenal Sodano desembarcará en Río de Janeiro el 24 de abril y continuará su viaje a Brasilia, donde se quedará hasta las primeras horas de la tarde del día siguiente. En la capital federal de Brasil, informó monseñor Chemello, está previsto que se entreviste con el presidente Fernando Henrique Cardoso.

Llegará a Porto Seguro por la tarde del 25 de abril. A la mañana del día siguiente, el legado pontificio presidirá una solemne celebración en Coroa Vermelha, Santa Cruz de Cabrália, localidad donde tuvo lugar la primera misa en la tierra descubierta. El día 27 de abril, el cardenal Sodano visitará la sede de la CNBB en Porto Seguro, por la tarde viajará a São Paulo y ya de noche regresará a Roma.

Entre los días 28 de abril y 3 de mayo, la CNBB ha convocado en Porto Seguro una serie de conferencias para debatir la formación étnica del país y sus modelos de integración, con la participación de diversos académicos. El evento de los 500 años será clausurado en la mañana del día 3 de mayo con una celebración eucarística.


 

SOLO LA TRINIDAD NOS SALVA

Palabras del Papa en la audiencia a 30 mil peregrinos

CIUDAD DEL VATICANO, 12 abr (ZENIT.org).- Quien quiera comprender la importancia que tuvo para Juan Pablo II su peregrinación a Tierra Santa, a finales de marzo pasado, tiene que escuchar las intervenciones que está pronunciando en estos días. Hoy, por ejemplo, penetró en el misterio más importante y difícil de comprender del cristianismo, la Trinidad, remontándose a las orillas del Jordán, el río que él mismo visitó y en el que Cristo fue bautizado, en un momento único en el que se hicieron perceptibles el Padre y el Espíritu Santo.

De este modo, el Papa continuó con la serie de intervenciones de este Jubileo que ha dedicado a la Trinidad. En esta audiencia, había 30 mil personas procedentes de 20 países. Los grupos más numerosos eran de jóvenes estudiantes.

Juan Pablo II evocó aquella escena en la que resonó la voz del Padre que proclama «Hijo mío predilecto, en el que me complazco». Sus palabras más originales tuvieron lugar, sin duda, cuando recordó la irrupción del Espíritu de Dios al que describió con ternura materna. Para ello citó unas palabras de la literatura judía, el Talmud, para expresar aquella imagen del aleteo del Espíritu «sobre la superficie de las aguas como una paloma que vuela en torno a sus pequeños sin tocarles».

La historia de la salvación, dijo el obispo de Roma, «involucra al tiempo y al espacio, a las vicisitudes humanas y al orden cósmico, pero en primer lugar, a las tres divinas Personas. El Padre confía al Hijo la misión de llevar a cumplimiento, en el Espíritu, la "justicia", es decir, la salvación divina».

Por tanto, la Trinidad no es algo lejano, o impersonal. Para demostrar los contrario, el Papa explicó que esta presencia de las tres divinas personas tiene lugar en cada momento de nuestra vida. Para ello citó a un gran intelectual cristiano, Cromacio, obispo de Aquileia, quien en el siglo IV, afirmaba: «El Padre no hace nada sin el hijo y sin el Espíritu Santo, porque la obra del Padre es también del Hijo y la obra del Hijo es también del Espíritu Santo. Sólo hay una gracia de la Trinidad. Por tanto, somos salvados por la Trinidad, porque en el origen fuimos creados tan sólo por la Trinidad».


 

EL PAPA SALUDA A UN GRUPO DE ANTIGUOS NIÑOS DE LA CALLE DE BRASIL

Algunos de ellos tienen trágicas historias de abusos y homicidios

CIUDAD DEL VATICANO, 12 abr (ZENIT.org).- Juan Pablo II recibió esta mañana, durante la audiencia general, a treinta antiguos niños de la calle, que viven en las afueras de Río de Janeiro. Los ojos profundos de estos jóvenes, dijo el Santo Padre, con su visita a Roma, «quieren testimoniar la esperanza cristiana por una vida mejor, más digna, más justa».

Estos muchachos de la Casa del Menor de San Miguel Arcángel de la ciudad carioca, fundado por un sacerdote, han venido a Italia para ver al Papa y para ofrecer un espectáculo sobre la trata de esclavos. Entre ellos se encontraba Diego, de 14 años, quien explica: «Hemos venido para decir a los muchachos que busquen a Dios, para mejorar el mundo, para pedir a las familias que cambien. Además --añade--, hemos venido a decir que las riquezas del mundo están mal distribuidas, en especial en Brasil, que además está lleno de narcotráfico».

Cuando se le pregunta cómo ha descubierto estas verdades, responde: «Cuando aprendí a leer en la Casa del Menor. Antes era pobre y no sabía por qué».

Uno de los más grandes del grupo es Paolo, de 18 años, quien creció en un orfanato que le abandonó literalmente junto a otros compañeros en la Casa del Menor. Les dejaron para que hicieran una excursión de un día y no volvieron nunca más a recogerles. Paolo considera que esta fue su gran suerte. En ese instituto sufría abusos sexuales que le han dejado para siempre una huella. «Ahora estoy superando mis traumas», explica, «pues en la Casa he comprendido que tengo un valor. Me esfuerzo por mostrar que soy yo, que soy único». Paolo ya es grande y vive solo con un trabajo de carpintero que aprendió en la Casa del Menor.

Dos historias que reflejan bien la vida de estos antiguos «meninos de rua», muchos de ellos salpicados por un pasado ligado al narcotráfico. Hay un pequeño huésped en la Casa que ha asesinado en el pasado a seis niños de su edad.

El sábado 16 de abril comenzarán su gira por Italia, en Roma, con «El grito de la esperanza», un espectáculo de danza, canto y música. Bailan la «capoeira», una danza-lucha nacida del movimiento de los esclavos que, todavía hoy, quiere comunicar un mensaje de liberación, liberación de las propias esclavitudes. Su música retoma los temas compuestos durante 350 años de esclavitud en Brasil.


 

EL VATICANO PIDE REACCIONAR CONTRA EL «SUCIO COMERCIO» DE MUJERES Y NIÑOS

El representante del Papa interviene en la Conferencia sobre la criminalidad

CIUDAD DEL VATICANO, 12 abr (ZENIT.org).- La Santa Sede ha pedido la intervención de la comunidad internacional contra el «sucio comercio» de mujeres (en particular prostitutas), niños y emigrantes ilegales. La petición fue presentada por monseñor Dominique Rézeau, observador permanente del Vaticano ante la sede de las Naciones Unidas en Viena, al intervenir en el décimo Congreso de la ONU sobre la prevención del crimen y el trato de transgresores que se celebra en la capital austríaca del 10 al 17 de abril.

El arzobispo Rézeau reconoció que para afrontar el desafío de la criminalidad organizada transnacional es necesario que los Estados y la comunidad internacional adopten medidas eficaces a nivel técnico y jurídico, establezcan estrategias de prevención y apliquen rigurosamente la ley.

Ahora bien, el «embajador» del Papa ante la cumbre de la ONU sobre la criminalidad explicó que es decisivo ir a la raíz del fenómeno y comprometerse al mismo tiempo a «poner en práctica políticas de desarrollo que tengan una incidencia positiva en la prevención del crimen y en la lucha contra la criminalidad organizada».

El representante de la Santa Sede pidió la atención de los presentes para analizar «algunos aspectos sociales, morales y humanos de la lucha contra el crimen organizado a escala mundial» y recordó que según los estudios, en 1998, unas cuatro millones de mujeres eran «víctimas de una manera y otra del tráfico internacional de seres humanos». En este sentido, monseñor Rézeau afirmó que las mujeres, los niños, los emigrantes ilegales son cada vez más «objeto de un sucio comercio que recuerda los oscuros tiempos de la esclavitud». Por ello, consideró que es necesario «luchar con firmeza y aplicar todo el rigor de la ley sobre las organizaciones criminales y los individuos que controlan este tráfico humano, sin olvidar las deplorables complicidades de las que con demasiada frecuencia gozan frente a los representantes de la autoridad».

Pero si se quiere desarraigar este fenómeno, el representante de la Santa Sede reconoció que es inevitable ir más allá, pues «la naturaleza criminal del fenómeno no consiste sólo en el desprecio y en la violación de los principios de orden político y jurídico, sino también en la violación de los valores morales fundamentales, como son la dignidad y los derechos inalienables de la persona humana». Por este motivo, la prevención del crimen requiere «programas educativos orientados a desarrollar una cultura de la moralidad y de la legalidad».

Esto implica un mayor compromiso a favor de la «educación moral y cívica, en especial de los jóvenes», desafío decisivo para las naciones o los sectores de la sociedad «en los que la pobreza y el desempleo crean un terreno propicio para la penetración de las organizaciones criminales, que a través del comercio sexual, el tráfico de droga, armas, etc. ofrecen fáciles y sustanciales ganancias».

Según la Santa Sede, si no se refuerzan los «valores de la moralidad y de la legalidad», también en la opinión pública, en los medios de comunicación y en las instituciones sociales, «los acuerdos, las declaraciones y los instrumentos jurídicos más sofisticados no servirán para nada». Sin una conciencia clara de lo que es bueno y de lo que es malo, «nuestras sociedades serán incapaces de inmunizarse contra la plaga del crimen organizado».

Por último, el representante de la Santa Sede lanzó un sentido llamamiento para que, además de castigar a los responsables y ejecutores de la criminalidad transnacional, los Estados sientan «el deber de predisponer y aplicar a nivel nacional e internacional programas orientados a la protección y a la rehabilitación de las víctimas, en particular, de los menores y de las mujeres provenientes de los países más pobres».


 

JUBILEO DEL MUNDO FINANCIERO

Una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos éticos de las finanzas

CIUDAD DEL VATICANO, 12 abr (ZENIT.org).- También el financiero celebrará su Jubileo y lo hará, como ya lo han hecho los artesanos o los artistas, cruzando la Puerta Santa del Vaticano en grupo, en testimonio público de conversión. Está siendo organizado por la Fundación Centesimus Annus - Pro Pontefice y reunirá en Roma a presidentes de bancos de todo el mundo, dirigentes de la nueva y de la antigua economía, así como a economistas propuestos por las nunciaturas apostólicas de 36 países.

El programa de las celebraciones comenzará el 30 de abril con un congreso sobre el tema «Etica y finanzas», en el aula del Sínodo en el Vaticano. Acogerán a los 250 participantes el arzobispo Agostino Cacciavillan, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, y el conde Lorenzo Rossi di Montelera, presidente de la Fundación Centesimus Annus.

La conferencia magistral será pronunciada por Michel Camdessus, hasta hace poco presidente del Fondo Monetario Internacional. A continuación tendrá lugar una mesa redonda presidida por el economista Edmond Malinvaud, presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales.

El Congreso servirá para redactar un documento sobre la aplicación de la doctrina social de la Iglesia en el campo financiero que podría ayudar a Juan Pablo II en la redacción de un mensaje especial dirigido al mundo financiero internacional.

La reflexión de los participantes en esta cumbre jubilar del mundo financiero no sólo afrontará el problema de la deuda de los países pobres, sino que además se planteará el objetivo de definir los comportamientos éticos de los hombres que desarrollan su actividad profesional en este sector para evitar, por ejemplo, movimientos de capital que pueden alterar radicalmente en un solo día la situación financiera de países enteros, con dramáticas consecuencias sociales.

Junto a otras categorías de trabajadores --personas comprometidas en el mundo de la cooperación, empresarios, comerciantes--, en la noche del 30 de abril, los participantes en el Jubileo del mundo financiero se volverán a encontrar en la basílica de San Juan de Letrán ante la tumba del Papa León XIII, uno de los pontífices que más ha desarrollado la doctrina social cristiana, para vivir unos momentos de oración.

Por último, los financieros peregrinos irán el 1 de mayo a Tor Vergata, localidad situada en las afueras de Roma, para participar en la celebración eucarística presidida por Juan Pablo II con motivo del Jubileo del mundo del trabajo.